Hace poco, a mi regreso de un congreso celebrado en Arizona, algunos amigos y yo nos encontramos con una barricada que obstruía el camino, a pocos kilómetros de Blyte, California. El policía nos preguntó adonde nos dirigíamos, y yo le contesté: “A Riverside, California”. “No podrán seguir viaje, señora” —me dijo.
Supimos que se había producido una repentina inundación que había arrasado dos puentes. Se esperaba que se hicieran las reparaciones al día siguiente. Pensábamos llegar a casa esa noche, y en cambio tuvimos que alojarnos en un hotel.
Este incidente me hizo pensar en las obstrucciones mentales y la manera como afectan nuestro progreso en el campo de la alimentación. Uno de mis pasatiempos favoritos es hablar con la gente acerca de sus hábitos de alimentación, de sus preferencias y aversiones, y de sus ideas sobre los alimentos. En esas conversaciones he descubierto la existencia de obstrucciones mentales que impiden el progreso en la reforma de los hábitos de alimentación. A menudo esas obstrucciones han sido colocadas en la infancia mediante reflejos condicionados que determinan una reacción a ciertos alimentos a través de toda la vida adulta.
En la revista United States News del 14 de febrero de 1958, se cita esta declaración de un cirujano del ejército de los EE. UU.: “Cuanto menor es la evidencia tanto más rígido es el prejuicio”. Esto es particularmente cierto en el campo de la alimentación.
Vamos a considerar unas pocas de esas rígidas obstrucciones mentales que se alzan en el camino del progreso en todo programa en pro de una mejor alimentación. Esto a menudo impide que la gente goce del alimento como una aventura, y también da pie para que algunos se excusen por su falta de autocontrol y de sus malos hábitos alimenticios.
1. Se necesitan tres comidas diarias para obtener una buena alimentación. Esta es una obstrucción mental que hay que remover. Si investigarais descubriríais que un gran porcentaje de la gente come dos veces al día: almuerzan y cenan, pero se privan del desayuno.
En una conferencia sobre el tema de la salud, el orador anunció que había descubierto un secreto de la salud que les valdría un millón de dólares a sus alumnos si estaban dispuestos a practicarlo. Le hizo tanta propaganda a su secreto que todos estábamos en suspenso, temerosos de no captarlo. Luego dijo que consistía en tomar un buen desayuno y un almuerzo de buena calidad, y no comer en la noche, o por lo menos comer en menor cantidad: una sopa, té de hierbas o fruta fresca.
Por favor no vayan a pensar que estoy abogando porque todos omitan la comida de la noche. Lo que me propongo es desbaratar esa obstrucción mental que dice que omitir es cosa de fanáticos.
2. Algunas personas comen cualquier cosa preparada con azúcar sin refinar, o ingieren exceso de esa clase de azúcar, pensando que les hace bien. Pero la realidad es que cualquier dulce concentrado, incluso la miel y las melazas, debiera usarse en cantidades mínimas.
3. Otra obstrucción mental que impide que muchos alcancen madurez en materia de alimentación, es la idea de que las proteínas vegetales son de calidad inferior a las proteínas animales. Esto no es correcto, pero no lo discutiremos aquí porque es un tema muy amplio. Será objeto de un estudio ulterior.
Algunas personas son alérgicas a la leche y los huevos, y cuando se incluyen estos alimentos en sus comidas se enferman. Es cosa comprobada que cuando existe alergia hacia tales alimentos, es posible, mediante un plan cuidadoso, obtener una debida alimentación de una variedad de otros alimentos.
4. Si una persona ha averiguado la procedencia de la leche y los huevos de su localidad, y no está satisfecha con ella, y desea reemplazarlos por alimentos que no sean riesgos para la salud, ¿debiera ser considerada como fanática, o se trata de otra obstrucción mental?
Consideremos la siguiente declaración del Dr. R. R. Harris, profesor de dietética del Instituto Tecnológico de Massachusetts:
“El hombre puede formar su régimen con una gran variedad de alimentos. La buena nutrición no se mide necesariamente comiendo cantidades prescriptas de arroz, trigo, leche, huevos, carne, maíz y productos similares. La buena nutrición resulta cuando una persona obtiene cantidades adecuadas de varios aminoácidos, vitaminas, minerales y calorías requeridos para satisfacer sus necesidades originadas por el crecimiento y la conservación. No interesa que el calcio proceda de la leche o de tortillas, que el hierro venga de la carne o de las verduras, que la niacina proceda del hígado o de los maníes, que el triptófano venga de los huevos o de los porotos soya, o que las calorías procedan del trigo o del arroz, mientras esos alimentos puedan conseguirse”.
5. Otro concepto falso que la gente tiene sobre la alimentación es que si un alimento es bueno para uno no debe tener buen sabor. Una niñita resumió esto diciendo: “Cuanto más sano sea para Ud., tanto peor será su sabor”. Lo que muchos no comprenden es que nueve veces de cada diez, la primera vez que se come un nuevo alimento, éste desagradará. Sin embargo, al comerlo varias veces se aprenderá a gustar de él. Pensad cuántas veces necesitasteis comer las aceitunas, las paltas o el yogurt antes de aficionaros a ellos.
Muchas personas piensan que el mejor alimento para ellas es el que más les gusta cuandoquiera que lo apetezcan y en la cantidad que quieran. El apetito desenfrenado es un mal guía.
El temor de ser considerados fanáticos impide que muchos se preocupen de su organismo, especialmente en lo que atañe a la alimentación. ¿Habéis oído llamar fanático al propietario de un Cadillac cuando le prodiga el mejor cuidado posible? Es extraño que muchos cuiden más sus automóviles u otras cosas que su propia salud, la más preciada de todas las posesiones.
Ya que hemos mencionado el término “fanático” vamos a definirlo: “El que es intemperantemente celoso, o excesivamente extravagante respecto de una idea”. En relación con el alimento, un “fanático” sería uno que es intemperantemente celoso acerca de un alimento en particular o de un programa de alimentación. La intemperancia no tiene lugar en un buen programa de salud.
Dios ha establecido leyes que gobiernan el organismo humano, y ha dado instrucciones específicas para la vida saludable. Es un programa bien equilibrado. Lo que comemos o cómo o cuándo comemos no debiera recibir más importancia que otros hábitos como el descanso, el ejercicio y otras fases de la salud. Realmente no tiene mayor importancia lo que otros o yo pensamos acerca de qué o cómo deberíamos comer; pero sí importa mucho lo que Dios dice respecto de esto. Ha dado en la Biblia los grandes principios de conducta que gobiernan el cuidado del cuerpo. La Hna. White los amplía notablemente en sus escritos.
Hay tanta ignorancia, propaganda y prejuicio eñ torno a la alimentación que resulta difícil distinguir la verdad.
Algunas personas muy cuidadosas en lo que comen parecen tener una salud tan mala que a menudo otros se forman la idea de que quienquiera que se atenga a un programa adecuado de alimentación no tendrá aspecto de poseer muy buena salud. Esto no es cierto. La adopción de tal programa hará que una persona se sienta mucho mejor, y que lo parezca, como los jóvenes hebreos lo demostraron delante de Nabucodonosor después de diez días de alimentación sana.
Es cierto que muchas personas cuidadosas en cuestiones de alimentación no parecen gozar de buena salud. Pero la investigación mostrará que en muchos de esos casos se trata de personas que estaban enfermas al comenzar con su nuevo régimen, y que debido a su programa pro salud han vivido muchos años más de lo que sus médicos esperaban.
Algunos creen que al mejorar su programa de alimentación no podrán disfrutar del placer de saborear alimentos agradables como lo hacían antes. Esto también es una obstrucción mental que debiera quitarse. Veamos lo que dice la Hna. White:
“Dios ha provisto al hombre con abundantes productos para la satisfacción del apetito natural. Ha puesto delante de él, en los productos de la tierra, una abundante variedad de alimentos agradables al gusto y nutritivos para el organismo. Nuestro buen Padre celestial dice que de ellos podemos comer libremente. Podemos gozar de la fruta, las verduras y los granos, sin violentar las leyes de nuestro ser. Estos productos, preparados de la manera más sencilla y natural, alimentarán el cuerpo y preservarán su vigor natural” (Testimonies, tomo 3, pág. 50).
Hemos considerado apenas unas pocas obstrucciones mentales referentes a los alimentos y la nutrición. Debiéramos estudiar con una mente receptiva todo nuestro programa pro salud. Ya es hora de que abandonemos los preconceptos, de que quitemos las obstrucciones, y que estudiemos la información provista por los hechos que nos ayudará a lograr madurez en materia de alimentación.