La comunicación digital al servicio de la predicación

El micrófono fue inventado en 1877, por el alemán Emile Berliner. Tiempos después, la patente fue comprada por Alexander Graham Bell, quien lo perfeccionó y lo volvió un aparato funcional. Literalmente da “voz” a las personas. Esa y otras tecnologías más recientes siempre producirán incomodidad a muchas personas. Aun en el siglo XIX, los bancos ingleses rechazaron por más de 50 años el uso de biromes por causa de la tradición de utilizar pluma y tintero. Se creía que firmar el nombre en una chequera con un bolígrafo sería demasiado perturbador, al igual que “dar voz” a cualquier persona a través de un micrófono. Ciertamente, la modernidad provocó ciertos dilemas.

Los tiempos cambian y nos damos cuenta de que después del micrófono vinieron tecnologías más poderosas y sofisticadas. Nosotros, pastores y ancianos, estamos en medio de esas tecnologías de generaciones antiguas y nuevas. Tú ya conoces varias de estas novedades: internet, redes sociales, metaverso, inteligencia artificial, entre otras. Hoy, hay más de 5 mil millones de usuarios en internet: que navegan en promedio seis horas por día, visitan casi dos billones de páginas web y mueven 5 trillones de dólares en facturación por año.

Elena de White escribió: “Se diseñarán diversos medios con el fin de alcanzar los corazones. En esta obra se utilizarán algunos métodos diferentes de los que se han usado anteriormente, pero que nadie los estorbe criticándolos a causa de ello”.[1] ¿Qué quiere decir esto? Necesitamos lidiar con nuevos equipamientos, salir de la zona de comodidad y ampliar nuestra misión. Por eso, cuando oímos que “la mediocridad es esperar resultados diferentes, mientras hacemos las cosas como siempre las hemos hecho”, nos vemos obligados a adaptarnos a las nuevas oportunidades y herramientas con prudencia, equilibrio y osadía.

¿Qué es la misión hoy? Es presentar una verdad que no cambia, aunque cambiando el modo de presentación de la verdad. Vivimos nuevos tiempos e, inevitablemente, lidiamos con una palabra que se hizo común: influencers. La verdad es que todos influimos en alguien más. Brasil es el país con mayor número de influenciadores digitales. Allí hay más influenciadores con más de diez mil seguidores que el número de ingenieros, dentistas y arquitectos en el país. Y, como escuché cierto día en una conferencia, “la principal moneda del momento es la capacidad de comunicación”. Dicen por ahí que con cinco seguidores en las redes sociales, ¡ya somos influencers! Elena de White refuerza este hecho: “Cada persona ejerce una influencia en la sociedad”.[2] ¿Cómo podemos cumplir la misión en este contexto? Quiero destacar siete puntos importantes sobre la comunicación digital al servicio de la misión.

Posesión

El primer punto es que la red social deja de ser un ambiente para compartir y se vuelve un ambiente de posesión. Hoy no es solo un ambiente de divulgación o de amistad. Al final, hasta las redes sociales se monetizan generando activos. Y, cuando hay facturación, cada uno piensa en sí mismo. ¡Eso es un “ambiente monetizado”! Corremos el riesgo de convertirnos en meras marionetas en las manos de otros. Actualmente, en las redes sociales, manipulamos y somos manipulados. Y eso es un desafío. La conferencista Marta Gabriel afirma: “si usted no quiere ser substituido por un robot, entonces conviértase en un robot”. Desafortunadamente, el mundo se convirtió en una burbuja, ya que los algoritmos nos involucran con personas que se parecen a nosotros.

Yo tengo un ministerio digital y recientemente descubrí una cosa: cuando escribo un texto sencillo, consigo fácilmente nuevos seguidores. Pero cuando posteo un texto en el que hablo de principios, obediencia, fidelidad y honestidad, inevitablemente pierdo seguidores. Preocupado por esto, hablé con un profesional del área que me resumió lo que es una red social. Él me dijo: “Pastor, ellos no lo siguen a usted. Ellos se siguen a sí mismos a través de usted”. ¡Qué desafío es ser la luz del mundo en un lugar así!

Hiper

La segunda característica del mundo digital actual es que es hiper. Estamos viviendo en una generación de hipervisibilidad, sobreexposición e hipervigilancia. Eso cambia nuestra conducta en las redes sociales. Primero, en un mundo hiper enfrentamos escasez de calma, paz y pensamiento crítico. Por otro lado, en las redes sociales, existe una pérdida total de individualidad. ¿Quiénes somos en un mundo digital?

Hace poco encontré un artículo sobre la vida mental y emocional de los jóvenes y adolescentes. Después del coronavirus, los índices de depresión, suicidio y automutilación crecieron mucho en nuestros colegios, en las redes sociales y en la sociedad en general.[3] Vi otra noticia que revelaba el crecimiento del número de jóvenes que dicen no tener amigos.[4] Eso significa que hay una desesperación generalizada, tanto social como digital. Incluso, surge una expresión llamada FOMO, que viene de las palabras en inglés “fear of missing out”. En español esto significa: “miedo de perderse algo”, y se refiere a quedarse fuera de las novedades, de no acompañar las noticias. En una sociedad hiper, las redes sociales nos envuelven con otras palabras como ghosting, stalk, bullying, clickbait, entre otras. El escritor Stephen Covey ya decía: “La tecnología va a reinventar los negocios, pero la relación humana continuará siendo la clave del éxito”. Me gusta esta frase porque nada sustituye al ser humano, la visita presencial o el abrazo acogedor. Pero vivimos el difícil momento de la “dictadura de la virtud”, es decir, siempre tenemos que estar bien, sonriendo, delgados, felices, bien alimentados y viajando. En las redes sociales no hay derecho a mostrar la infelicidad.

Con la dictadura de la virtud, surgió también una insanidad contagiosa llamada fake news. Según un estudio del MIT, una noticia falsa es compartida un 70 % más. Mientras tanto, una verdad necesita de seis veces más tiempo para alcanzar a 1.500 personas.[5] Es decir que Mark Twain acertó al decir: “una mentira da la vuelta al mundo en lo mismo que la verdad tarda en calzarse los zapatos”. Quizás alguien diga que Mark Twain no fue el autor de esa frase. ¿Sería esa otra fake news? Necesitamos tener cuidado y “abrir los ojos”.

Pornografía

Este tercer punto también nos desafía en tiempos digitales. Durante la pandemia de Covid-19, la búsqueda de sitios pornográficos aumentó un 600 %.[6] En una investigación reciente de Quantas, se dice que el 69 % de los 22 millones de brasileños que acceden a pornografía, son casados.[7] Además, según el Instituto Barna, la pornografía alcanza al 57 % de los pastores, mientras que el promedio de la población general del mundo es de 47 %.[8]

Presta atención al siguiente texto: “Los pensamientos contaminados que se albergan llegan a ser un hábito, y el alma es manchada y herida. […] Las corrientes que fluyen de esta fuente contaminada corromperán a otros. Su influencia es una maldición”.[9] En otra impresionante cita, Elena de White nos recomienda: “Eviten leer y mirar cosas que sugerirán pensamientos impuros. Cultiven los poderes morales e intelectuales”.[10] Este es un asunto importante que debe ser analizado, vigilado y guiado. Hay submundos escondidos en el subterráneo de los navegadores virtuales, y ningún líder está exento de esas tentaciones.

Odio

El odio es la divisa de intercambio del momento. Si la comunicación es una moneda, el odio se convirtió en el cambio de divisa. La Biblia dice: “El hermano ofendido es más tenaz que una fortaleza, sus contiendas son como cerrojos de alcázar” (Prov. 18:19). Vivimos en tiempos de violencia. Mientras escribo este texto, miro la noticia de un noruego que prendió fuego un ejemplar del Corán en una plaza pública, lo que desencadenó en su persecución y el vuelco de su automóvil. Esa es la cultura de hoy. Elena de White escribió: “La voz y la lengua son dones de Dios, y si se las usa correctamente son un poder para Dios. Las palabras significan muchísimo, […] revelan los sentimientos del corazón. […] La lengua es un mundo de bendición o un mundo de iniquidad”.[11]

Desafortunadamente, hoy existe un secreto para viralizar algo en internet: se lo debe mezclar con indignación, insolencia, prejuicios, insultos, odio o miedo. El boxeador Mike Tyson resumió esto a su manera, al afirmar que “las redes sociales han hecho que las personas se acostumbren a agraviar a los demás sin terminar con un puñetazo en la cara”. Necesitamos tener cuidado con las posturas, posteos y polémicas. Sobre esto es relevante la ilustración de que los bomberos incluso discuten en el cuartel, pero nunca apagan el fuego con gasolina. Elena de White afirmó: “La mejor forma de tratar con el error es presentar la verdad, y permitir que las ideas descabelladas mueran por falta de atención”.[12] Y aclaró: “No se espacien en los puntos negativos de las cuestiones que surjan; antes bien, reúnan en vuestra mente verdades afirmativas y fíjenlas allí mediante mucho estudio y fervorosa oración y consagración del corazón”.[13]

Con todo esto, ¿no vamos a “llamar al pecado por su nombre”? Por supuesto que sí, pero sin utilizar la negatividad, la irritación, la intolerancia y la agresividad digital. Mostremos el lado positivo que tenemos y somos. La caravana sigue, la iglesia avanza. Por lo tanto, vivamos bajo la bandera de la paz y la misericordia.

Foco

El quinto punto es el foco. Lo que disfrutas en el metaverso, por ejemplo, es lo que te valida. Cuidado con la exposición digital, porque un “me gusta” revela lo que disfrutas y con lo que estás de acuerdo. Esta frase es fuerte, pero verdadera: “Todo fuego amigo favorece al enemigo”. Por eso, hay que preocuparse con la reputación institucional.

Recientemente, una mujer hizo un juicio contra una empresa para la cual trabajaba y ganó el procedimiento judicial luego del testimonio de dos testigos. Sin embargo, luego de salir del tribunal, ella hizo un baile en TikTok junto con las testigos, y el video se viralizó. La jueza descubrió que la mujer era amiga de las testigos y anuló sus testimonios, además de aplicar una multa por litigación de mala fe.

Hace un tiempo, la División Sudamericana emitió un documento sobre procedimientos en las redes sociales. No debemos hacer uso de comentarios ofensivos o de insultos de índole étnico, religioso o político/partidario. Tampoco producir difamaciones contra personas o instituciones. Debemos tener cuidado con asuntos polémicos, como política, fe y religión. La determinación es que se eviten discusiones en el ambiente virtual. Las peleas aumentan el tráfico, pero no producen beneficios a la imagen y a la reputación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Mi pedido a los líderes es que usen el sentido común al abordar temas sensibles. Estamos viviendo momentos extraordinarios de la iglesia. Por este motivo, Satanás quiere causar disensiones y problemas. Nuestro desafío es ser menos portabanderas y más portavoces. No necesitamos seguir hablando todo el tiempo. “El negligente y descuidado al pronunciar o escribir palabras que serán publicadas… y profiere expresiones que nunca podrán ser retiradas, se está descalificando para llevar la responsabilidad de la obra sagrada”.[14]

Misión

Charles Spurgeon alertó que “llegará el día en que, en vez de pastores alimentando ovejas, habrá payasos entreteniendo cabras”. ¡Una verdad fuerte y relevante! Esto nos lleva a concluir que un influenciador que no genera cambios para bien es apenas un entretenedor. Necesitamos conocer nuestro papel en la misión de Dios. La manera en que difundimos la verdad debe ser coherente y efectiva. Elena de White escribió: “Aunque nuestras palabras siempre deben ser amables y tiernas, nunca deberíamos decir nada que convenciera al malhechor de que Dios no pone objeciones a su camino”.[15] Aquí viene la palabra más importante de este texto: equilibrio. Equilibrio es ser la sal de la tierra y no la pimienta del Reino. Por otro lado, no ser “harina del mismo costal”, como dice mi madre. Eso es sabiduría que viene del Cielo.

Es bueno recordar dos ejemplos bíblicos. Uza quedó tan asustado cuando vio el arca cayendo que quiso ayudar a Dios. Desobedeció una orden divina y murió por eso. Elí, por otro lado, era tan impasible y apático con sus hijos, que también murieron. Es decir, de un lado había un celo desobediente, mientras que del otro un sacerdote que decía: “hagan lo que ustedes quieran, del modo que quieran, que estará bien”. Ambos estaban equivocados.

Sobre el sentido común, la claridad y la precaución, la Biblia dice: “¿De dónde vienen las guerras y contiendas entre ustedes? ¿No surgen de sus pasiones que combaten en sus miembros?” (Sant. 4:1). Existen guerras dentro de nosotros que son movidas por la prepotencia, el orgullo, la arrogancia y la soberbia. ¡Tengamos cuidado!, “las palabras son más que un indicio del carácter; tienen poder para afectar al carácter. Los hombres son influenciados por sus propias palabras. A menudo, bajo un impulso momentáneo, provocado por Satanás, expresan celos o malas sospechas”.[16]

Pesca

Voy a terminar con un séptimo concepto: las redes sociales son como redes de pesca. Es para pescar, no para enredarse. Si quieres desarrollar un ministerio digital maravilloso, haz una planificación, monitorea tus redes, controla tu tiempo sin exageraciones, sé auténtico, no imites a nadie (porque los demás ya existen), milita por la relevancia y sé constante. El sueño de Dios es que nos apoyemos y nos integremos, con menos discusiones y críticas. Recuerda que el silencio es oro también en los debates digitales.

Oremos mucho para que podamos integrarnos en lo real y en lo virtual, porque el evangelio está siendo predicado en el mundo real y en el virtual. Elena de White escribió: “Se cree que las invenciones de la mente humana surgen de la humanidad, pero Dios está detrás de todo. Fue él quien hizo que se inventaran los medios de transporte rápido, para el gran día de su preparación”.[17] Por lo tanto, no demonicemos el vehículo. Que vengan las nuevas tecnologías, las herramientas de inteligencia artificial. A fin de cuentas, todo líder también es un micrófono. ¿Un micrófono? Sí, exacto, para alcanzar a más personas. No hay problema en que un equipamiento nuevo sea usado para apresurar el regreso de Cristo.

Utilicemos todos los dispositivos posibles, todos los gadgets posibles, y todas las pantallas posibles para hablar de Jesús y de nuestra identidad profética. Que las nuevas generaciones miren a las demás generaciones anteriores y vean un ejemplo de tranquilidad, paz y amor, sin perder la firmeza y claridad de la verdad.

Sobre el autor: Líder de comunicación de la Iglesia Adventista para el estado de São Paulo.


Referencias

[1] Elena de White, Testimonios para la iglesia (Doral: APIA, 1998), t. 7, p. 27.

[2] Elena de White, Obreros evangélicos (Florida: ACES, 2015), p. 398.

[3] Alana Gandra, “Pandemia Afeta Saúde Mental de Crianças e Jovens, Dizem Psiquiatras”, Agência Brasil. Disponible en: <link.cpb.com.br/99afe9>, consultado el 4/7/2023.

[4] “Número de Adolescentes que Dizem não ter Amigos Cresce no DF, Aponta Pesquisa”. Disponible en: <link.cpb.com.br/341f61>, consultado el 4/7/2023.

[5] Peter Dizikes, “Study: On Twitter, False News Travels Faster Than True Stories”, MIT News. Disponible en: <news.mit.edu/2018/study-twitter-false-newstravels-faster-true-stories-0308>, consultado el 4/7/2023.

[6] “Pornografia na Pandemia”. Disponible en: <avalanchemissoes.org/pornografia-na-pandemia/>, consultado el 4/7/2023.

[7] “22 Milhões de Brasileiros Assumem Consumir Pornografia e 76% são Homens, diz Pesquisa”. Disponible en: <osul.com.br/22-milhoes-debrasileiros-assumem-consumir-pornografia-e-76-sao-homens-diz-pesquisa/>, consultado el 4/5/2023.

[8] Thiago Chagas, “Pornografia é Problema Presente Entre Pastores em Número Acima da Média, Revela Pesquisa”, Gospel+. Disponible em: <link.cpb.com.br/94d750>, consultado el 4/7/2023.

[9] Elena de White, Mente, carácter y personalidad (Florida: ACES, 2013), t. 1, pp. 225, 226.

[10] Elena de White, Consejos para la iglesia (Florida: ACES, 2013), p. 160.

[11] Elena de White, Mente, carácter y personalidad (Florida: ACES, 2013), t. 2, p. 575.

[12] Elena de White, Testimonios para los ministros (Florida: ACES, 2013), p. 179.

[13] Elena de White, El evangelismo (Florida: ACES, 2015), p. 204.

[14] Elena de White, Obreros evangélicos, pp. 337, 338.

[15] Elena de White, Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 582.

[16] Elena de White, El Deseado de todas las gentes (Florida: ACES, 2008), p. 290.

[17] Elena de White, Fundamentos de la educación cristiana (Florida: ACES, 2015), pp. 451, 452.