Conclusión. En el número anterior, este autor presentó la necesidad y la naturaleza del reavivamiento, y su necesidad en la iglesia. Esto hace surgir las preguntas: ¿Se repetirá en la iglesia un gran reavivamiento? ¿Cuánto tiempo durará? El autor contesta estas preguntas en este articulo y analiza los mortíferos peligros y los posefectos que acompañan a todo gran reavivamiento espiritual.
V. La historia se repetirá
Se nos ha dicho que la historia se repetirá. “Se me advirtió que un fanatismo similar al que enfrentamos después de 1844 surgiría otra vez entre nosotros en los días finales del mensaje” (Selected Messages, tomo 1, pág. 221).
El fundamento del fanatismo. Este consejo debe servir de advertencia para que nos alejemos de toda manifestación de excitación y sensacionalismo. La mente popular que ha estado viviendo de la superficialidad del mundo moderno, de la prensa, la radio y la televisión, de los escenarios y las pantallas de los cines, está preparada para la histeria en masa, que puede desencadenarse y alcanzar cualquier extremo en un momento de emergencia. Este mismo espíritu se ha estado infiltrando en la iglesia. Muchos que conocen este mensaje solamente por lo que han oído decir desde el púlpito y en algunas conversaciones, pero que no están arraigados en una experiencia personal con Dios y el estudio de su Palabra, son candidatos a diversos grados de fanatismo.
Estos “probadores de sermones” van a la iglesia para ser entretenidos, y quedan chasqueados cuando no oyen algo novedoso. Los que buscan lo nuevo, lo sensacional, y no se satisfacen con el estudio de la Palabra de Dios, son víctimas potenciales de las excitaciones emocionales, y en tiempo de emergencia pueden ser barridos por Satanás y arrastrados hacia una ola de fanatismo que podría conmover los fundamentos de la iglesia. El Señor amonesta a los que tienen tendencia hacia lo sensacional que no introduzcan ese elemento en la iglesia: “Sed cuidadosos y no procuréis crear excitación en los demás, ni os excitéis vosotros mismos” (Id., tomo 2. pág. 57).
“Muchos abrigan el inmenso deseo de asombrar al mundo con algo original, que ponga al pueblo en un estado de éxtasis espiritual, y cambie la experiencia actual” (Id., tomo 2, pág. 23). Pablo aconseja: “A éstos evita”. También escribió: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Tim. 4:3, 4).
Cuidado con el frío formalismo. Como ocurrió con los primeros reformadores, no sólo tendremos que resistir los ardientes fuegos del fanatismo a la derecha, sino también las heladas aguas del frío formalismo a la izquierda. Cuando Satanás vea que “el Señor bendice a su pueblo, y lo prepara para discernir sus engaños, él trabajará con su poder magistral para introducir el fanatismo por una parte y el frío formalismo por la otra, a fin de que pueda recoger una cosecha de almas” (Servicio Cristiano, pág. 51).
Sin embargo, aunque no seamos presa de la excitación ni excitemos a otros, debemos cuidar de no “estar entre los que sus citan interrogantes y abrigan dudas con respecto a la obra del Espíritu de Dios; porque habrá los que pondrán en duda y criticarán cuando el Espíritu de Dios se posesione de los hombres y las mujeres, porque sus propios corazones no han sido conmovidos, sino que están fríos y no son impresionables” (Selected Messages, tomo 2, pág. 57).
A través de un concepto falso de la obra del Espíritu Santo, a través del conservadurismo y de la falta de comprensión y aprecio de la necesidad de un reavivamiento, a través de una falsa comprensión del fanatismo, muchos irán al otro extremo y opondrán resistencia a la obra genuina del Espíritu Santo. Muchos serán engañados en este extremo creyendo que su conservadorismo es la verdadera experiencia. “El formalismo, la sabiduría mundana, la precaución mundana, los procederes mundanos parecerán ser para muchos el poder mismo de Dios; pero cuando se los acepta se convierten en obstáculos que impiden que la luz de Dios brille en amonestaciones, reproches y consejos contra las prácticas del mundo” (Id., tomo 2, pág.19).
Pablo advirtió contra este peligro: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres” (Col. 2:8). “De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” (vers. 6).
El Señor nos dice también que los miembros de la iglesia que se conforman con una teoría de la verdad pero que carecen de la acción diaria del Espíritu de Dios sobre el corazón, exclamarán: “¡Cuidado con el fanatismo!”, en tanto que el Espíritu Santo realmente está actuando entre el pueblo de Dios haciendo que experimenten un verdadero reavivamiento. Notemos estas palabras inspiradas: “Cuando las almas anhelan a Cristo y procuran la unidad con él, entonces los que se conforman con la mera forma de piedad exclaman: ‘Tened cuidado, y no vayáis a los extremos’ ” (Id., tomo 2, pág.57).
Salvaguardia contra los extremismos. Los peligros nos rodean por todos lados, pero no necesitamos desesperar o confundirnos si nos aferramos con la mano de la fe a nuestro poderoso Libertador y obedecemos sus indicaciones dadas en su Palabra. Se nos ha dado esta seguridad:
“Que nadie tema incurrir en extremismos mientras sea asiduo estudiante de la Palabra y humille el alma a cada paso. Cristo debe morar en él por la fe. Él, su Ejemplo… anduvo con humildad. Tuvo verdadera dignidad. Tuvo paciencia. Si nosotros poseemos individualmente estos rasgos de carácter, y aceptamos la justificación por la fe, no incurriremos en extremismos” (Id., tomo 2, pág. 22).
VI. Posefectos del reavivamiento
La incomprensión de los resultados de algunos reavivamientos ha hecho que ciertas personas sean indebidamente precavidas con respecto a los reavivamientos espirituales. Muchos han adoptado la posición errónea de que la poca permanencia de los efectos de un reavivamiento es una señal de que se trataba de una mera excitación, y que por lo tanto era falso. Hace un tiempo se informó acerca de un reavivamiento ocurrido en una de nuestras iglesias grandes. El informante dijo: “Me dijeron que fue un reavivamiento falso. Hubo un verdadero revuelo en la iglesia; las familias se unieron, se zanjaron antiguas disputas, se realizaron confesiones, la gente corrigió sus errores y abandonó sus malos hábitos. Pero fue sólo temporal”.
Cómo se pierde la bendición. El que no duren los resultados de un reavivamiento, ¿prueba que ha sido falso? De ningún modo. Notemos esta declaración:
“Me han escrito acerca de los movimientos del Espíritu de Dios… en el colegio, lo cual indica claramente que debido a que no se vivió de acuerdo con estas bendiciones, las mentes se han confundido, y lo que era luz del cielo ha sido llamada excitación… Debemos ser muy cuidadosos de no contristar al Espíritu Santo de Dios al llamar una especie de fanatismo a la acción del Espíritu Santo…
“No dudo que Dios bendijo abundantemente a los alumnos en la escuela y la iglesia; pero un período de gran luz y derramamiento del Espíritu generalmente es seguido por un tiempo de gran oscuridad. ¿Por qué? Porque el enemigo trabaja con todas sus energías engañadoras para neutralizar el efecto de la profunda acción del Espíritu de Dios sobre el ser humano.
“Cuando los estudiantes volvieron a sus competencias y juegos de fútbol, cuando quedaron absorbidos por las diversiones, Satanás vio que era un buen momento para introducirse y desvirtuar la acción del Espíritu Santo que procuraba moldear y utilizar a los instrumentos humanos…
“Es muy fácil destruir la influencia del Espíritu Santo hablando, jugando y estando ociosos.” (Id., tomo 1, págs. 130, 131).
Cómo retener la bendición. Dios no se propone que la experiencia del reavivamiento sea pasajera. Desea que un reavivamiento conduzca hacia una reforma verdadera, a una reorganización de la mente, el hogar, la iglesia, la institución, mediante cambios en las ideas y teorías, en los hábitos y prácticas. Su plan es que nos empeñemos en conocer al Señor.
No basta ser conmovidos por el Espíritu de Dios. Debemos arrepentimos de nuestros pecados y reformar nuestras prácticas. La lucha por dominar el yo, por la pureza de corazón y la santidad del alma, es una lucha que dura toda la vida. La negación de sí mismo debe experimentarse a cada paso que se da hacia el cielo. Para seguir a Dios debemos negar las tendencias naturales. Pablo dijo: “Cada día muero”, y también nosotros si queremos hacer la voluntad de Dios.
Debe haber un crecimiento firme y consistente si queremos estar listos para recibir los toques finales de la santificación que nos fortalecerán para el tiempo de angustia. A menos que progresemos diariamente en la ejemplificación de la gracia cristiana, desecharemos nuestra experiencia anterior e identificaremos la obra genuina del Espíritu Santo con una especie de fanatismo. Si no conocemos a Dios mediante un reavivamiento, mediante la obediencia y el servicio, no re- conoceremos el poder de Dios cuando obre entre nosotros, y le opondremos resistencia.
VII. ¡Se produce un reavivamiento!
Independientemente de nuestros puntos de vista, está por producirse un reavivamiento.
“En visiones de la noche se me mostró un gran movimiento de reforma entre el pueblo de Dios… Cientos y miles visitaban los hogares y abrían la Palabra de Dios ante la gente. El poder del Espíritu convencía los corazones, y se manifestaba un espíritu de genuina conversión” (Testimonies, tomo 9, pág. 126).
En ese gran reavivamiento, “los hombres serán movidos por el Espíritu a dejar sus ocupaciones comunes para entrar con el mensaje de advertencia en campos donde nunca se había proclamado. Muchos recibirán poder de lo alto” (Elena G. de White, en Review and Herald, 13-10-1960).
Pero no toda la iglesia experimentará el reavivamiento. “¿Esperamos ver que toda la iglesia experimente un reavivamiento? Nunca llegará ese tiempo” (Selected Message; tomo 1, pág. 122). Durante el reavivamiento los inestables irán a la derecha y los formalistas a la izquierda. Los que hayan procurado seriamente conocer al Señor, saldrán triunfantes del tiempo de angustia y entrarán en el reino.
VIII. La necesidad de un continuo reavivamiento
Cada servicio de la iglesia debería tener el espíritu de reavivamiento. Hay ocasiones especiales para el reavivamiento, como la Semana de Oración, las reuniones de reavivamiento, y las series de conferencias. Estos esfuerzos lograrán que muchos que estaban perdidos en el pecado, indiferentes a la invitación de Cristo y las promesas de Dios, se vuelvan hacia su Salvador en busca de nueva vida. Estas reuniones especiales, como también otros servicios de la iglesia, ayudarán a los cristianos de menos experiencia a recibir un nuevo desafío espiritual y a percibir nuevas posibilidades en el servicio cristiano. Estas ocasiones de énfasis espiritual especial tienen su lugar, pero nunca podrán ser un sustituto del trabajo adicional que cada uno debe realizar en su corazón mediante una experiencia devocional diaria con Dios.
Nuestra devoción personal íntima debería constituir una experiencia diaria de reavivamiento. Debemos tomar tiempo para estar a solas con Dios. Cada día debemos escuchar su voz que nos señala los territorios que aún no hemos conquistado en nuestro corazón. Cada día, al abrir la Palabra de Dios debemos orar con fervor: “Señor, muéstrame a mí mismo y muéstrame a mi Salvador y haz que el Libro viva para mí”. Solamente cuando nos percatemos de nuestra gran necesidad clamaremos por el poder divino. Cristo puede ayudar únicamente al que reconoce su necesidad.
IX. El reavivamiento de la iglesia se realizará mediante el esfuerzo individual
El Señor ha dicho: “Debemos emprender la obra individualmente. Debemos orar más y hablar menos” (Ibid.). “El cambio que necesitamos es un cambio de corazón, y puede realizarse únicamente buscando individualmente a Dios y sus bendiciones, pidiéndole con fervor su poder, orando fervientemente para que su gracia se derrame sobre nosotros y se transformen nuestros caracteres. Este es el cambio que necesitamos ahora, y para lograr esta experiencia deberíamos ejercitarnos con energía perseverante y manifestar el sincero anhelo de lograrlo” (Id., tomo 2, pág. 23)
X. Es tiempo de buscar al Señor
En este tiempo de paz para la iglesia nos preparamos para definir nuestro destino en el momento de crisis. Ahora es el tiempo cuando debemos buscar al Señor con todas las energías que Dios nos ha dado, para mantenernos alejados de todo extremo. Ha llegado el tiempo cuando pequeños grupos deben reunirse espontáneamente para orar pidiendo las bendiciones de Dios sobre ellos y sobre la iglesia. Ha llegado el momento de emplear más tiempo en la investigación de las Escrituras, en hablar del amor incomparable de Jesús, para que nuestros pensamientos se eleven por encima de las cosas triviales.
La mente ocupa el nivel de las cosas en las que se espacia. Nuestros pensamientos se detienen demasiado en las cosas terrenales y muy poco en las celestiales. Pablo ruega: “Buscad las cosas de arriba, donde está Cristo… Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:1, 2). Debemos alejarnos de mil cosas que estimulan nuestra atención, para dar el primer lugar a las cosas más importantes. “Es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia” (Ose. 10:12).
Sobre el autor: Pastor de la Iglesia de Hartford. Connecticut.