Con profunda satisfacción saludamos a los obreros del movimiento adventista de todo el mundo, a través de la revista Ministry. Ha sido costumbre periodística desde hace mucho tiempo presentar a sus lectores, en su primer número, una “apología” por su aparición. Esta se considera apropiada a causa de la intrusión de la recién llegada a la voluminosa lista de revistas que ya están en circulación. Hay revistas seculares de todo tipo y periódicos religiosos que pueden calificarse desde buenos, hasta malos e indiferentes. Aparte de este variado conjunto, tenemos nuestras excelentes revistas denominacionales, ya establecidas, diseñadas para dar información e instrucción general al total de nuestro cuerpo de creyentes.
Pero nunca hasta hoy, en los 83 años de este movimiento, habíamos tenido un medio de comunicación designado sólo para nuestro grupo mundial de obreros en la predicación del evangelio, vehículo a través del cual podrían nuestros dirigentes fuertes y experimentados, damos su consejo y orientación; donde podrían discutirse con franqueza y provecho nuestros problemas especiales, sin que llegue a ser del dominio del público, y donde podrían discutirse métodos de trabajo aparte de la observación de todos los miembros de la iglesia. La necesidad era patente. Era evidente que había sonado la hora de dar este paso hacia adelante, puesto que cada año que pasa añade mayor complejidad a nuestra ya compleja tarea mundial.
Sobre las filas del ministerio descansa la principal responsabilidad de la evangelización mundial, del liderazgo de la iglesia en la vida espiritual y el servicio del evangelio, de ganar y retener a nuestra juventud, de apoyar a cada ramo de esfuerzo especial y departamental y de llevar la parte más pesada del apoyo financiero de nuestro gigantesco programa. Los planes iniciados por nuestros dirigentes generales pasan a través de las divisiones, uniones y organizaciones locales, y vienen a descansar sobre los leales hombros de los evangelistas y pastores y sus asociados, comprendidos en la feligresía de la Asociación ministerial. Nosotros, por lo tanto, concluimos que, si una apología es apropiada, sería más bien por haber tardado en el lanzamiento de Ministry. Podría añadirse correctamente que este medio de intercomunicación entre los miembros de la Asociación no interferirá en modo alguno en el campo de ninguna revista existente de la denominación.
Si bien los boletines mimeografiados que se han usado hasta hoy han ejercido una profunda influencia y han probado ser una bendición de Dios para nuestros obreros, como centenares de agradecidas cartas lo testifican; nunca han sido plenamente satisfactorios, ni para el campo, ni para los oficiales de la Asociación que los han preparado. Más bien eran un paso necesario para llegar a esta provisión ideal que está a la altura de las necesidades. Además, los documentos mimeografiados de las oficinas centrales se han dirigido prácticamente a los obreros de Norteamérica. Por supuesto, se han enviado copias a cada secretario ministerial de las divisiones; algunas de ellas se han modificado para hacerle frente a las necesidades, se han duplicado y distribuido en ciertas divisiones, notablemente en la División Africana, la Interamericana y la del Lejano Oriente. Recientes intentos de este mismo tipo se han hecho en Europa y Sudamérica, mientras Australia ha impreso durante un tiempo algo para los ministros de esa división. De ahora en adelante, los lazos de una revista que abarca al mundo debieran unimos en una comunión espiritual más profunda, llevándonos firmemente a una creciente efectividad en nuestra común tarea.
Las ventajas de una revista para nuestros obreros evangélicos de habla inglesa son obvias. La revista Ministry será compacta, permanente, y cumplirá nuestros propósitos y suplirá nuestras necesidades. Cada grupo especial de obreros evangélicos será capacitado para interactuar con otros grupos y mantenerse informados acerca de sus discusiones; y, lo mejor de todo, está diseñada para alcanzar a los obreros de habla inglesa de nuestra hermandad de las ocho divisiones. Si bien hay 1,500 miembros de la Asociación que leen inglés en Norteamérica, un número semejante reside fuera de este continente. Las Islas Británicas, Australia, Nueva Zelanda, Las Filipinas, y muchas otras secciones, son casi totalmente de habla inglesa. Y si bien hay 75 idiomas en Europa, por ejemplo, el número de aquellos que leen inglés allí es relativamente grande: 83% en la Unión Centroeuropea, 44 en la Unión Escandinava, y así sucesivamente. El inglés es, sin lugar a dudas, una lengua hecha para la comunicación internacional, hasta donde esto es posible en este mundo manchado por el pecado. Dios apresure el día cuando todos hablaremos un solo lenguaje: ¡El lenguaje del cielo!
La primavera pasada la propuesta de un medio impreso se presentó ante los administradores de la Asociación General, quienes sugirieron que sería bueno presentarla ante los delegados del Concilio Otoñal en Chattanooga, para la decisión final, siendo que estarían presentes los delegados de casi todas las divisiones y especialmente de toda Norteamérica. Y este fue el procedimiento que se siguió. Las respuestas preliminares de cartas enviadas a las divisiones de campos extranjeros están reunidas bajo el título “Círculo alrededor del mundo”. Por unanimidad, la Comisión de Finanzas recomendó la autorización y pasó formalmente al Concilio. Es así como la revista Ministry llegó a la existencia. El voto aparece bajo la sección: “Para su conocimiento”:
Estamos convencidos de que la revista Ministry fue establecida en la providencia de Dios en un tiempo cuando es urgente ayudar al ministerio mundial de este movimiento en estas horas del crepúsculo de la tierra que avanzan rápidamente.
Obreros de Cristo y su último mensaje para los hombres, renovemos en forma unida nuestros votos de lealtad a él, redoblando nuestros esfuerzos para alcanzar una mayor eficiencia en su servicio, buscando a nuestro Dios y el poder de su Espíritu. Marchemos hacia adelante en una sólida falange para la terminación de la obra que Dios nos ha dado.