La palabra hebrea teshuvah comunica la idea judía de una experiencia de nuevo nacimiento. Teshuvah significa “retorno” o “retornando”: retomo al camino correcto, y finalmente retorno a Dios. Cierta traducción vierte teshuvah como “el amo del retomo”.

 Cuando venimos a Cristo retomamos a Dios. Judío o gentil, no importa: todos se han separado de Dios, y todos tienen que retomar a él. El nuevo nacimiento, como experiencia, comienza cuando nos volvemos a Jesús y lo aceptamos como nuestro Salvador; pero dicha experiencia, sigue creciendo. Como el bebé recién nacido, cuando nacemos de nuevo, nuestros ojos apenas comienzan a abrirse. Vemos que algo drástico nos ha ocurrido. Comenzamos a respirar el aire fresco de una nueva vida. Sentimos nuestra creciente necesidad de algo mejor. “Por la transgresión, los hijos de los hombres son hechos súbditos de Satanás. Por la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo, los hijos de Adán pueden llegar a ser hijos de Dios. Al revestirse de la naturaleza humana, Cristo eleva a la humanidad. Al vincularse con Cristo, los hombres caídos son colocados donde pueden llegar a ser en verdad dignos del título de ‘hijos e hijas de Dios’” (El camino a Cristo, pág. 15).

 Para la mente inconversa, esta idea no tiene sentido. Aunque el concepto está presente en el servicio del santuario hebreo, se ha perdido bastante en el judaísmo contemporáneo. La mayoría de los cristianos incluyendo a los adventistas, suponen que los judíos son expertos en el asunto del santuario. Pero no es necesariamente así. De hecho, excepto por los judíos mesiánicos, la justificación por la fe no forma parte del pensamiento judío. Su pregunta sería: “Justificado, ¿por qué razón?” Los judíos, como todos los demás, especialmente aquellos que viven en nuestra sociedad moderna secularizada, tienen dificultades para comprender sus relaciones con Dios, cuando no están cubiertos por la justicia del Mesías.

 Al crecer como judío, escuché mucho acerca de la idea de que Jesús era el Mesías judío. Pero sólo cuando me hice adventista del séptimo día, comprendí por qué era necesario un Mesías. El mensaje adventista del séptimo día llegará, con el tiempo, a dar con una persona judía, porque el adventismo completa lo que le faltaba al judaísmo bíblico.

Puntos en común

 Los judíos y los adventistas tienen mucho en común. Un judío cree en un solo Dios; los adventistas también. La diferencia está en que nosotros creemos que el Único Dios se expresa en tres Personas distintas. Nosotros creemos en el séptimo día sábado, lo mismo que los judíos. Como judío, siempre se me enseñó a creer que cuando uno muere, permanece en la tumba esperando la resurrección. Muchos judíos de la actualidad, sin embargo, ya no creen en la resurrección. Un judío religioso cree en la profecía bíblica, como la mayoría de los adventistas, con algunas variantes (las mayores, por supuesto, son Jesús y los escritos del Nuevo Testamento). Los adventistas están más cerca de los judíos, en materia de creencias, que cualquier otra iglesia cristiana.

 Si los adventistas tienen tanto en común con los judíos, ¿por qué las otras denominaciones evangélicas tienen más éxito en ganarlos para Cristo? Si bien la respuesta es complicada, una cosa es clara: otros son más organizados, más concentrados en sus esfuerzos. ¿Se preocupan ellos más que nosotros? No lo creo. En la Iglesia Adventista del Séptimo Día cada programa reclama nuestra atención, y tendemos a no concentrarnos lo suficiente en la evangelización judía.

 Sin embargo, creo que es tiempo de hacer de la evangelización judía una prioridad. No todos los judíos escucharán, pero muchos lo harán. Cuando un judío vea la belleza del Mesías tal como está representado en el contexto de la verdad presente, se sentirá atraído por él.

 No hay ninguna razón por la cual no podamos, como adventistas, conducir a los judíos a los pies de nuestro Mesías. No sólo tenemos el ejemplo de la iglesia cristiana primitiva, sino también el consejo de Pablo en Romanos 10 y 11, así como las palabras adicionales de aliento de parte de Elena de White, con respecto a la obra entre los judíos.[1]

 Cuando Jesús dijo a Nicodemo que debía nacer de nuevo, este fiel hijo de Abrahán aceptó, finalmente, lo que Cristo le presentaba. Y lo mismo ocurre hoy. Puede ser que tome algún tiempo, y sea necesario algún método especial para alcanzar a los amigos judíos; pero cuando nos acercamos a ellos con el debido espíritu de Jesús, muchos experimentarán el verdadero teshuvah. Es tiempo de que nos involucremos intencionalmente en nuestra misión en favor del pueblo judío.[2]

Sobre el autor: es escritor y vive en Apopka, Florida.


Referencias

[1] Primeros escritos, pág. 231.

[2] Para una comprensión más completa del consejo de Elena G. de White sobre la obra en favor del pueblo judío, lea Ellen White Speaks Out Regarding the Work for the Jewish People. Este tratado está disponible en el archivo del Patrimonio White de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904