Vieron a dos ángeles. Veamos otros dos resultados indirectos del trabajo de esos dos colportores. En 1938 asistí a una reunión de espiritistas en el Uruguay, donde yo era director de colportaje. Era un grupo pequeño de interesados por otro colportor. En esa ocasión, mientras les predicaba, uno de ellos vio a dos ángeles, uno tenebroso y el otro un ángel de luz. Al final de una serie de estudios, diez de esos espiritistas fueron bautizados en la fe de Jesús, incluso el jefe del grupo y la médium. El hijo de este ex jefe espiritista estudió en nuestros colegios, y hoy ese hombre, José Perera Bía, es profesor en la Universidad Adventista del Plata; y sus dos hijas son también profesoras, una en España y otra en la Argentina.

Veinte mil almas

Mi buen sobrino, el pastor Enrique Chaij, inició en 1964, en Buenos Aires, un novedoso programa radial pagado, de cinco minutos cada día. Ahora, 262 estaciones en tres países, lo difunden gratis. En un reciente período de cinco años, se graduaron 23-300 alumnos de los cursos bíblicos que ofrece. Y estiman que en los 34 años transcurridos desde 1964, gracias a esos cursos bíblicos, “unas 20.000 almas han ingresado a la Iglesia”. ¿Quién puede prever el resultado del trabajo de los colportores y del Espíritu Santo?

Gana a tantos como la predicación

La inspiración declara que las publicaciones y los colportores traen a Cristo a tantas personas como la predicación. ¿Hay manera de verificar esta afirmación? En 1982, el director de investigaciones de la Universidad de Loma Linda, California, realizó una extensa encuesta en la División Interamericana, y el resultado fue revelador. Encontró que por medio del evangelismo se habían convertido 29-8% de los feligreses encuestados. Y por las publicaciones y los colportores se habían convertido 30.9%.

En 1947, cuando trabajé en Cuba, el presidente de la obra en el occidente de este país, dijo que “la mitad de los feligreses de Pinar del Río eran resultado del trabajo de los colportores”. Por este tiempo, 13 de las 32 iglesias adventistas que había entonces en Puerto Rico debían su existencia a los colportores.

De las Filipinas recibimos un testimonio similar. En algunos Campos 22% de los creyentes han sido ganados por los colportores y las publicaciones; y en otros Campos, la proporción llega al 60 y al 75%.

Aunque no hubiera ninguna estadística, la pluma de Elena White asegura: “Nuestras publicaciones están sembrando ahora la simiente evangélica, y son instrumento para traer a Cristo a tantas almas como la palabra predicada” (Review and Herald, junio de 1880).

Mayor resultado en el futuro

Pero el mayor resultado de las publicaciones adventistas se halla en el futuro. Se nos dice que en los últimos días, mediante esas publicaciones, hoy olvidadas en tantos hogares, muchos se alistarán para el regreso de Jesús. La Inspiración asevera: “Más de mil personas se convertirán pronto en un día, la mayoría de ellas atribuirán sus primeras convicciones a la lectura de nuestras publicaciones” (Review and Herald, 10 de nov., 1885).

Así, mientras ahora las publicaciones adventistas están ganando para Cristo a tantas personas como la predicación, en el cercano futuro la mayoría de los que se conviertan atribuirán sus primeras convicciones a las publicaciones de vida, que los colportores y los laicos están sembrando ahora.

Mayormente libros religiosos

Algunos han preferido colportar más con libros de salud o libros neutros, por pensar que son mas fáciles de vender que los libros religiosos. Pero yo encontré que los libros más fáciles de vender, no son los libros de salud o de relatos, sino aquellos libros por los cuales el colportor siente mayor entusiasmo, sean éstos de salud, de relatos o religiosos.

Una investigación que realicé hace algunos años, mostró que los libros religiosos habían rendido mayor venta por hora de trabajo que los libros de salud, porque éstos tocan el deseo escondido de toda persona, de estar bien con Dios. Hemos hallado que lo más efectivo es ofrecer juntos, en combinación, los libros de salud con los libros religiosos.

En todas mis vacaciones escolares colporté con libros religiosos. Lo mismo promoví en el Uruguay cuando me llamaron para dirigir el colportaje allí.

La Biblia con nuestros libros

Durante mucho tiempo había sentido un persistente deseo de incluir la Biblia en cada oferta de nuestros libros. Pensaba que de ese modo haríamos mayor obra misionera en favor de la gente; pensaba que la Biblia aumentaría las ventas, ayudaría a descubrir a los interesados en la religión, y daría mayor gozo y permanencia a los colportores en su sagrada obra.

Pero antes de pedir a los colportores que estaban a mi cargo, que incluyeran la Biblia en cada oferta, dediqué una semana entera a colportar con El Conflicto de los Siglos y la Biblia, para verificar si ese método daría resultado. Hice ese experimento en Montevideo, ciudad grande y de gente secular. Y el éxito fue tan bueno que salí a iniciar a cada colportor en este nuevo método.

Inmediatamente las ventas aumentaron, y siguieron aumentando, de tal modo que el pequeño Uruguay, que estaba en el último lugar en ventas en la División, al fin de los cinco años en que serví allí, ascendió al segundo lugar entre todos los campos de Sudamérica.

Más tarde, en los doce años en que fui director del Ministerio de Publicaciones en la División Sudamericana, fui explicando las ventajas de este método, y se extendió a toda la División. Lo mismo sucedió en Interamérica cuando estuve al frente del colportaje en esta División.

Tres revisiones de la Biblia

Las publicaciones primero iluminan y convierten. Después confirman y estimulan a los conversos. Además, otra obra me esperaba, relacionada con las publicaciones. Cuando empecé mi tiempo de jubilado, siguió inquietándome una idea que me perseguía desde mi temprana juventud. Pensaba, ¿por qué no se puede redactar la Biblia en forma más clara y más amena?

Un día, la editora Stampley quiso publicar una edición de la Biblia en letra grande, y me encargó la tarea de actualizar la anticuada ortografía y lenguaje caduco de la versión de Valera de 1909. Esa fue mi primera revisión, una revisión limitada.

La segunda revisión

Terminado ese trabajo quedé pensando, ¿por qué no intentar una revisión a fondo de la Biblia, para que quede más exacta, más clara y más atrayente? Un buen amigo me animó a probar. Y después de diez años de concentrada y feliz labor, apareció la “Nueva Reina-Valera 1990” (NRV), que distribuye la División Interamericana. Ya hay medio millón de ejemplares en circulación.

Esta revisión despertó mucho entusiasmo y algunas críticas. De diversas fuentes recibimos varias veintenas de elogios. Algunos admiraban el “acierto de sus correcciones” y otros “la gracia literaria” de la NRV. Recientemente, el presidente de un respetado “Comité Bíblico” sudamericano nos escribió contando algo muy interesante. Dijo que habían nombrado una comisión para comparar “minuciosamente” la NRV con otras versiones. Y hallaron que la NRV es “la más entendióle” de 121 versiones no parafrásticas actuales.

La tercera revisión

Aún así, la NRV no es una versión perfecta, sino en perfeccionamiento. Por eso, en los últimos años, realicé una tercera revisión y refinamiento del texto, que será la “Nueva ReinaValera 1999”, que dentro de pocos meses estará disponible.

La preferida

Y hemos pensado que ahora, hasta los reacios van a preferir la NRV 1999, por dos razones, por lo menos. Primero, para designar el augusto Nombre de Dios, hemos desistido de la expresión “el Eterno”, para seguir el estilo del Nuevo Testamento, que es más natural. Cuando el NT cita algún pasaje del AT que tiene el tetragrama hebreo YHWH, en vez de usar la equivocada transliteración “Jehová”, emplea el vocablo “Señor”. Y este estilo aparece ahora en la revisión 1999.

Segundo, para que el texto fuera más comprensible procuramos refinar la redacción. Ahora es más bonita y más entendible. Un obispo emérito metodista de la Argentina, autor de 30 libros religiosos y poéticos, encontró que el texto de la NRV es un lenguaje “rejuvenecido y más apacible”. Un estimado redactor de España admiró su “gran belleza literaria”, y agregó: “Es un deleite leer la Biblia en esta nueva versión”. Otros afirmaron que su estilo “conciso”, “elegante y ameno”, “nos acerca más a Dios”.

Conclusión

Entonces, si la NRV 1990 fue tan apreciada, confiamos que la actual revisión 1999, será de mayor bendición aún para sus lectores y sus predicadores.

Sobre el autor: Es obrero jubilado. Antes fue director de colportaje de la División Sudamericana y luego de la División Interamericana.