La ciudad de Barranquilla, llamada la Puerta de Oro de Colombia por su privilegiada situación geográfica, con una amplia ventana sobre el mar Caribe, es la capital del Departamento del Atlántico. Después de unos cuarenta años de presencia adventista en la ciudad, contábamos con seis iglesias, cuatro grupos y setecientos miembros.
El domingo 19 de febrero, después de celebrarse el plan de cinco días para dejar de fumar, en el cual más de dos mil personas dejaron el hábito, comenzaron las conferencias de la campaña evangelizadora que se convertiría en un extraordinario acontecimiento para la ciudad, al conmover a todos los estamentos y al añadir al pueblo de Dios a 415 almas.
Uno de los aspectos más notables de la campaña fue la cobertura periodística de las emisoras radiales y los tres diarios locales. El Heraldo, El Caribe y El Nacional. A la primera conferencia asistieron 1.300 personas en el primer turno de las seis y media de la tarde y 1.500 se hicieron presentes a las siete y media para el segundo turno. En las tres primeras semanas se obtuvieron 2.500 nombres de personas que fueron visitadas por el equipo evangelizador.
El pastor José Osorio Braña, evangelista de la Unión Colombo-Venezolana y director del ciclo de conferencias, llevó a cabo una escuela de evangelización a la cual asistieron los predicadores de la Misión Colombiana del Atlántico y los estudiantes del Instituto Colombo-Venezolano que terminan este año su licenciatura en teología.
La parte más importante de la campaña fue, sin duda, la obra maravillosa de los obreros y todo el equipo en los hogares, que dio como fruto la cifra mencionada de almas que se unieron a la iglesia del remanente en diversas ceremonias bautismales muy solemnes e inspiradoras. Entre los bautizados figuran personas de la alta sociedad y del mundo comercial y cultural: el presidente local de la Democracia Cristiana y varios universitarios. Merece destacarse el caso de una señorita que fortuitamente pasaba frente a la carpa auditorio, y atraída por los anuncios visuales, entró en el recinto, se inscribió en el curso bíblico y terminó aceptando el mensaje y sellando el pacto con Jesucristo mediante el bautismo.
Otro caso notable es el de una señora que entró en el auditorio con la intención de burlarse del orador, pero al oír la conferencia que hablaba del amor de nuestro Señor Jesucristo, el Espíritu Santo tocó su corazón y escuchó con suma atención. Esa misma noche solicitó que la visitaran en su hogar, recibió después los estudios, y también se unió a la iglesia.
Un señor a quien le encargamos la confección de carteles para anunciar las conferencias, asistió a las reuniones en compañía de su esposa, sus hijos, su suegra y otros familiares, que terminaron aceptando a Cristo como su Salvador personal: diez personas de ese grupo familiar bajaron a las aguas bautismales. Conmovió a los centenares de asistentes el espectáculo de ver y oír el testimonio de esa preciosa familia en ocasión de su bautismo.
Aunque la ciudad de Barranquilla, sofisticada y materialista, era considerada un terreno muy difícil en el campo de la Unión Colombo-Venezolana, los resultados demuestran el fruto de la fe y la bendición del Señor. Se organizó una nueva iglesia, la que funciona en el mismo edificio de la Iglesia Central, pero en turnos diferentes. Los nuevos hermanos tienen a su cargo todas las actividades. Es animador observar cómo atienden con entusiasmo las responsabilidades de la iglesia, desde el cargo de primer anciano hasta el puesto más humilde. En el programa trazado por el evangelista para la continuidad se le concede una importancia especial a la confirmación de la fe de los nuevos hermanos. Para alcanzar este objetivo se están poniendo en práctica diversos planes, que están dando un fruto positivo. Se esperaba que para fin de año el número de bautizados llegara a más de quinientos.
Sobre el autor: Director de Relaciones Públicas de la campaña.