Ocho manuscritos de Daniel han sido identificados entre los materiales descubiertos en tres de las once cuevas de Qumram.

Revista: Ministerio Adventista

Número: Marzo-abril 1992

Sección:

Título: Los rollos del Mar Muerto arrojan nueva luz sobre el libro de Daniel

Subtítulo: Ocho manuscritos de Daniel han sido identificados entre los materiales descubiertos en tres de las once cuevas de Qumram.

Autor: Gerhard F. Hasel

Hace poco se publicaron dos artículos de vital interés sobre los textos Hebreo y Arameo del libro de Daniel,[1] entresacados de los Rollos del Mar Muerto encontrados originalmente en 1952 en la cueva número 4 de Qumram. La publicación de “Los manuscritos de Daniel de Qumram”[2] por el profesor Eugene Ulrich, nos da una idea completa de estos importantes hallazgos y es una continuación de la primera publicada dos años antes sobre otras partes de dichos descubrimientos.[3]

Desde el descubrimiento hasta la publicación

Permítaseme primero describir brevemente la increíble demora producida en la publicación de muchos de los Rollos del Mar Muerto, descubiertos en los años 1947 y 1948. La revista Biblical Archaeology Review (BAR) se ha destacado por sus esfuerzos en publicar varios artículos en años recientes, especialmente en 1939 y 1990.[4] Hubo acusaciones de un escándalo en este sentido, ya que hay más o menos “400 textos sueltos que no se han publicado, ordenados en 1200 placas (fotográficas) diferentes”, alejados durante unos 40 años del escrutinio de los eruditos. Hershel Shanks, director de BAR, dice que “una suposición razonable es que 100 de éstos (textos no publicados) son textos bíblicos sobre 200 placas”.[5]

Los cargos relacionados con el hecho de que estos textos de los Rollos del Mar Muerto no se hayan publicado oportunamente fueron ventilados por la prensa pública en el verano de 1989. Por ejemplo, un editorial titulado “The Vanity of Scholars” (La vanidad de los eruditos) del New York Times del 9 de julio de 1989, se quejaba de que “los Rollos fueron descubiertos en 1947, pero muchos de ellos, que están en fragmentos, permanecen sin publicarse. Ya han transcurrido más de 40 años y todavía una camarilla de eruditos morosos sigue postergando la obra mientras el mundo espera y las preciosas piezas se deterioran en el polvo”.[6]

Afortunadamente, se han logrado avances alentadores desde el verano de 1991, y podemos confiar en que muy pronto se publicarán los restantes fragmentos y textos de los Rollos.

La importancia de los fragmentos de Daniel en los Rollos del Mar Muerto se anunció por primera vez en 1958 cuando el profesor Frank M. Cross, de la Universidad de Harvard, publicó The Ancient Library of Qumram, que es un estudio completo de dichos Rollos. En la segunda edición de su libro (1961), el profesor Cross al referirse a los fragmentos del Rollo de Daniel, declara: “Una copia de Daniel fue escrita en el estilo de fines del siglo segundo a.C.; en ciertos aspectos es más impresionante que los más antiguos manuscritos de Qumram”.[7]

Estas eran noticias extraordinarias desde un punto de vista erudito, puesto que el texto de Daniel ha sido considerado dudoso por muchos investigadores durante demasiado tiempo, en aspectos que discutiremos más adelante. Pero inmediatamente uno se pregunta: ¿qué porción del libro de Daniel se encuentra en este rollo, y cuáles secciones precisamente están preservadas, y cómo se comparan con el resto del texto hebreo del libro de Daniel?

En noviembre de 1989, más de 35 años después de su descubrimiento, y más de 25 años después de la notable declaración de Cross, este texto, al igual que otros procedentes de la cueva No. 4, sobre el libro de Daniel, se publicó finalmente. Sólo varios trozos de manuscrito de la cueva No. 4, que no contienen sino “cinco pequeños fragmentos, todos de la oración del capítulo 9, pero ninguno con más de una palabra completa”,[8] quedan por publicarse (i.e. los fragmentos del rollo designado 4QDan c).

Los fragmentos del rollo de Daniel de la cueva No. 4 le fueron asignados a Cross[9] para su publicación en 1951.[10] Él era uno de los miembros del grupo original de editores de los Rollos del Mar Muerto nombrado en 1953.[11] Pero hace algún tiempo Cross confió el material de Daniel de la cueva No. 4 a Eugene Ulrich, de la Universidad de Notre Dame,[12] que había sido su alumno. En 1987 Ulrich publicó los materiales de un rollo de la cueva No. 4, a saber, 4QDan a. Después de esto ha publicado el material de dos de los rollos más grandes, 4QDan b y 4QDan c. ¡Finalmente podemos verlos con nuestros propios ojos!

Contenido de los manuscritos de Daniel de los Rollos del Mar Muerto

Aunque estas estimulantes nuevas publicaciones ocuparán nuestra atención en este artículo, necesitamos mencionar los otros materiales de Qumram sobre Daniel previamente publicados.

En 1955 D. Barthelemy publicó dos fragmentos de los rollos:[13] 1QDan a y 1QDan b. Estos contienen partes de 22 versículos de Daniel 1-3, es decir, Daniel 1:10-17; 2:2-6 (lQDan a) y 3:22-30 (1QDan b).

Maurice Baillet publicó en 1962 un fragmento de papiro de la cueva No. 6 que contenía, probablemente, partes de Daniel 8:16, 17, 21, 22; y claramente 10:8-16; 11:33-36, 38.[14]

El rollo más extenso y mejor preservado del libro de Daniel de Qumram es uno proveniente de la cueva No. 4: 4QDan a, que contiene grandes porciones de Daniel. Están preservadas partes de Daniel 1:16-20; 2:9-11, 19-49; 3:1, 2; 4:29, 30; 5:5-7, 12-14,16-19; 7:5-7,25-28; 8:1-5; 10:16-20; 11:13-16. El Rollo 4QDan b contiene Daniel 5:10-12, 14-16, 19-22; 6:8-22, 27-29; 7:1-6, 11 (?), 26-28; 8:1-8, 13-16; y el 4QDan c comprende Daniel 10:5-9,11-16, 21; 11:1, 2, 13-17, 25-29.[15]

Esto significa que tenemos a nuestra disposición (en los Rollos del Mar Muerto) partes de todos los capítulos, excepto Daniel 9 y 12. Por supuesto, el manuscrito 4QDan c, que todavía no se ha publicado, debe de tener algunas pocas palabras de diferentes partes de Daniel 9.

También hay una superposición de varios pasajes en Daniel 1, 5, 7, 8, 10, y 11. En el 4QFIorilegio, que es una antología de materiales midrásicos de 2 Samuel y Salmos 1, 2, se hace una referencia a Daniel 12.[16]

Importancia de los rollos

Es un fenómeno altamente sorprendente que no menos de ocho manuscritos de Daniel hayan sido identificados entre los materiales descubiertos en tres de las once cuevas de Qumram. A fin de apreciar la importancia de este hecho, necesitamos compararlo con los manuscritos de otros libros bíblicos hallados en las mismas cuevas.

Hasta donde sé, la lista más reciente de materiales publicados de los Rollos del Mar Muerto data de 1977. La misma se refiere a trece fragmentos de rollos de los Salmos; nueve de Éxodo; ocho de Deuteronomio; cinco de Levítico; cuatro de Génesis e Isaías,[17] y no menos de ocho rollos de Daniel. Aunque todavía no tenemos información segura acerca del total de rollos de la Biblia que se han preservado en Qumram, es evidente, a juzgar por esta comparación, que el libro de Daniel fue uno de los favoritos entre los zelotes que habitaban Qumram.[18]

En este punto debemos aclarar algo. Según la opinión histórico-crítica corriente, el libro de Daniel tuvo su origen tal como lo conocemos en la crisis de Antíoco Epífanes, es decir, entre 168/167 y 165/164 a.C. Resulta difícil aceptar que una simple comunidad del desierto hubiera preservado un número tan significativo de manuscritos de Daniel si este libro se hubiera escrito en una fecha tan tardía. La existencia de una gran cantidad de manuscritos en esta comunidad puede explicarse mejor si se acepta un origen anterior de Daniel que el propuesto por la hipótesis macabea de los eruditos histórico-críticos, que establecen el origen del libro en el siglo segundo a.C.

Fecha de los Rollos del Mar Muerto sobre Daniel y su Importancia

La fecha de los rollos de Daniel publicados en 1955, fue dada por John C. Trevers como el período herodiano para el 1QDan a y el período herodiano tardío, para el 1QDan b.[19] En otras palabras, estos manuscritos bien podrían datar de alrededor del 60 a.C.[20] e incluso ser más antiguos.

Este dato es aún más significativo puesto que el texto masorético (TM) del cual se tradujo nuestra Biblia, procede de un manuscrito más grande que está fechado en 1008 d.C.[21] En otras palabras, por primera vez en la historia podemos comparar los textos arameo y hebreo del libro de Daniel con manuscritos del mismo libro que son mil años más antiguos. Una comparación entre los TM y los manuscritos más antiguos contenidos en 1QDan a, 1QDan b, y 6QDan, basada en un estudio cuidadoso de las variantes y relaciones con el TM, revela que “los fragmentos del libro de Daniel de las cuevas 1 y 6, muestran en su conjunto, que el texto masorético (TM) se ha conservado casi intacto y difícilmente se podría decir que ha cambiado. De modo que son testigos muy valiosos de la gran fidelidad con que se nos han transmitido los textos sagrados”.[22] Estos testigos textuales muestran que el TM fue preservado fielmente y confirman la confiabilidad de los textos arameo y hebreo de Daniel.

La fecha de los tres manuscritos de Daniel, publicados más recientemente, es también de gran importancia, además de los que se publicaron anteriormente. Algunos de los rollos de Daniel recientemente publicados son aún más antiguos que los publicados anteriormente. La fecha para el 4QDan a es aproximadamente 60 a.C.,[23] y la del 4QDan b aproximadamente 60 d.C.[24] El más antiguo manuscrito de Daniel, con mucho, es el 4QDan c, que Cross fechó en 1961 como de “la última parte del siglo II antes de Cristo”.[25] Los eruditos que apoyan la fecha de la crisis macabea para la redacción del libro de Daniel, o sea alrededor de la mitad del segundo siglo a.C., podrán decir que 4QDan c es “sólo medio siglo más tardío que la fecha de composición del libro de Daniel”.[26] Para los que apoyan esta fecha significa que la evidencia del manuscrito de Daniel está tan próxima a la redacción del original como el Papiro Rylands está del Evangelio de Juan. Cito: “Así que, el 4QDan c es comparable para la Biblia hebrea, a lo que el Manuscrito Rylands del Evangelio de Juan, es para el Nuevo Testamento”.[27] Lo anterior significa que el fragmento del Papiro Rylands del Evangelio de Juan, publicado en 1935, a saber, Rylands 457, que fue fechado en la primera parte del siglo segundo después de Cristo, refuta contundentemente las pretensiones de los eruditos que habían intentado fechar el Evangelio de Juan en la segunda parte del siglo segundo d.C. El Papiro Rylands data sólo de 25 a 50 años después que se escribió el Evangelio de Juan.

Para aquellos que apoyan la fecha histórico-crítica del libro de Daniel, se les han presentado nuevas cuestiones. Por ejemplo, puesto que existe un manuscrito de Daniel que supuestamente fue copiado sólo 50 años después haber sido escrito el original, ¿hay suficiente tiempo para el desarrollo que supuestamente se necesita, según la posición histórico-crítica, y la redacción-crítica para el crecimiento de un libro? Los que apoyan la hipótesis de la crisis macabea para fechar el libro de Daniel hallarán muy difícil la explicación de todo esto en sus reconstrucciones. Dicho de otro modo, ¿deja suficiente tiempo la fecha tan tardía de los fragmentos de la cueva No. 4 para los procesos editoriales, redaccionales, y otros, que ellos mismos proponen tan a menudo?[28] El veredicto parece ser negativo; una redacción anterior al segundo siglo del libro de Daniel es inevitable.

Los Rollos del Mar Muerto y el texto original Arameo/Hebraico de Daniel

Antes del descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto, muchos eruditos cuestionaban la fidelidad del texto hebreo y se tomaban grandes libertades para enmendarlo, y ajustarlo. Esta libertad ha sido significativamente reducida por los hallazgos de Qumram.

Con respecto a Daniel, muchos eruditos han considerado el texto Hebreo/Arameo como de una autoridad no mayor que la de antiguas versiones como la Septuaginta (la versión más antigua del Antiguo Testamento) y la versión atribuida a Teodoción. Entre las razones que se dan es que el tratamiento que la Septuaginta da a Daniel es menos literal, menos estrechamente relacionado con el TM, que el tratamiento que da a los otros libros del Antiguo Testamento. Este hecho ha llevado a algunos a asumir la posición de que el TM de Daniel es de, relativamente, poco valor.

Además, la versión de la Septuaginta del libro de Daniel, que existe sólo en dos manuscritos antiguos,[29] se dice que es perifrástica y expansionística, y que contiene considerablemente más material que el TM, además de las adiciones deuterocanónicas como la Historia de la Casta Susana, la Oración de Azarías y el Canto de los Tres Jóvenes.[30]

La traducción oficial griega de Daniel que se usaba en tiempos antiguos era la de Teodoción de Efeso (c. 180, d.C.). Su traducción, que tiene antecedentes,[31] tiene “la distinción de haber suplantado la versión corriente del libro de Daniel”.[32] Además, alrededor del año 400 d.C., Jerónimo se aventuró a expresar la opinión de que la Septuaginta “difiere ampliamente del original (hebreo), y por lo tanto se la rechaza con razón”.[33] Así que sólo tenemos dos antiguas versiones griegas de Daniel, y únicamente la de Teodoción tiene una afinidad estrecha con el TM.

Estas y otras consideraciones habían mellado la confianza de muchos eruditos modernos en el TM. El profesor Klaus Koch apoya la hipótesis de que no contamos con ningún texto original autorizado del libro de Daniel. El sugiere que, si bien tenemos un texto hebreo/arameo, y dos versiones griegas, ninguno de estos tres documentos es original, y que un texto original debe reconstruirse con las mejores herramientas de que se dispone.[34] En esencia, es la misma posición de L. Hartman y A. DiLella, quienes señalan que no “hay ni regla de acero ni de oro” en el proceso de reconstrucción de textos.[35] Estos y otros eruditos concluyen que el libro de Daniel, en su totalidad, fue escrito originalmente en lengua aramea, y que las partes hebreas del libro son traducciones del arameo al hebreo.[36] Sin embargo, otros eruditos se oponen a esta hipótesis.

A todas luces, el cuadro es bastante complejo. Los materiales de Daniel de Qumram, publicados recientemente, parecen arrojar una nueva luz muy importante sobre el asunto del texto original del libro. Decimos esto porque hay una gran armonía entre el TM y los hallazgos de la cueva No. 4 sobre el libro de Daniel. De modo que ya no parece justificarse la consideración del texto hebreo/arameo como indigno de confianza.

Debemos subrayar lo siguiente: 1. Cuando se trata de las variantes, los ocho Rollos del Mar Muerto sobre el manuscrito de Daniel, en su mayor parte, son muy similares unos con otros. 2. No hay abreviación significativa ni ampliación considerable en ninguno de los fragmentos de los manuscritos. “El texto de Daniel en estos (cueva No. 4) rollos de Daniel se conforma estrechamente con la tradición masorética posterior; se hallan, sin embargo, algunas raras variantes que concuerdan con el Griego Alejandrino (Septuaginta) en discrepancia con el TM y Teodoción”.[37] 3. Los fragmentos de estos manuscritos no contienen ninguna de las adiciones presentes en todos los manuscritos griegos, tales como la Oración de Azarías, el Cántico de los Tres Jóvenes, y la Historia de la Casta Susana. 4. El cambio de! hebreo al arameo se preserva en Daniel 2:4b en 4QDan a, como estaba previamente en 1QDan b. De modo que dos de estos manuscritos da evidencia del cambio. El cambio del arameo al hebreo en Daniel 8:1 está claramente manifestado tanto en 4QDan a como en 4QDan b, exactamente como el TM.[38]

Basados en la abrumadora concordancia sobre el libro de Daniel que revelan estos Manuscritos de Qumram entre sí, y con el TM, no obstante las pocas e insignificantes variantes que concuerdan con la Septuaginta, es evidente que el TM es el texto clave debidamente preservado para el libro de Daniel. Un enfoque ecléctico, usando el texto hebreo/arameo, el griego, y otras versiones, como si estuvieran todas en el mismo nivel, sin dar prioridad al texto Hebreo, ya no es posible como lo era antes. El texto Masorético hebreo/arameo del libro de Daniel tiene ahora un apoyo más fuerte que en ningún otro momento de la historia de la interpretación de este libro.

Los Rollos del Mar Muerto sobre Daniel y el libro canónico de Daniel

Cuando en el año 1955 el profesor D. Barthelemy publicó el primer manuscrito fragmentado de Daniel de la cueva de Qumram, esto es, el 1QDan a y el 1QDan b, aventuró la opinión de que “ciertas indicaciones permiten pensar que quizás Daniel todavía no había sido considerado en Qumram como un libro canónico”.[39] Esta idea se perpetuó durante muchos años después que fue expresada. Sin embargo, F. F. Bruce declaró en 1964 que el libro de Daniel “pudo muy bien haber tenido el estatus de libro canónico entre ellos (los miembros de la secta de Qumram)”.[40] John Goldingay, en su comentario sobre Daniel publicado en 1989, y escrito después de que la reciente publicación de los manuscritos de Qumram sobre Daniel los hicieron accesibles, declaró, “en realidad no hay base para sugerir que la forma de los manuscritos de Qumram sobre Daniel indican que el libro todavía no era considerado como canónico allí, aunque tampoco para afirmar que ya lo fuera”.[41]

Estas dudas e incertidumbres con respecto a la canonicidad del libro de Daniel entre la gente de Qumram han sido superadas para bien de todos. Ellos se habían basado mayormente “en las proporciones relativamente cuadradas de las columnas de 1 QDan a y porque el pap6QDan está escrito en papiro”.[42] Pero el profesor Ulrich declaró recientemente, “de los manuscritos de la cueva No. 4 tenemos ahora abrumadora evidencia de la indiscutible autoridad o ‘canonicidad’ de libros como Deuteronomio, Reyes, Isaías y Salmos… Sin embargo, uno usa, en relación a Qumram, la categoría de lo que más tarde se llamó ‘canónico’. El libro de Daniel estaba seguramente dentro de esa categoría”.[43]

Su canonicidad es apoyada también por el así llamado 4QFIorilegio, fragmento que usa la fórmula común para citar: “El cual es citado en el libro del profeta Daniel”.[44] La misma fórmula es usada comúnmente para citar de las Escrituras canónicas en Qumram. También es similar a Mateo 24:15, donde Jesús se refiere a “Daniel el profeta”.

En vista de que Daniel ya era canónico en Qumram alrededor del año 100 a.C., ¿cómo podría haberse consagrado su canonicidad tan rápidamente si hubiera sido escrito sólo medio siglo antes? Si bien no sabemos exactamente cuánto tiempo transcurre para que los libros lleguen a ser aceptados como canónicos, puede suponerse que en lo que respecta a Daniel se consideraba como parte de los libros canónicos, y tenía una existencia más extensa que sólo cinco décadas que sugiere la hipótesis de fecharlo en la época de la crisis macabea. Tanto la canonicidad como el hecho de que Daniel fuese considerado como un “profeta” hablan en favor de la antigüedad de su libro. Un lapso de sólo cinco décadas entre la producción de un libro bíblico y su forma final y su canonización, no parece razonable.

Es así como la aceptación de la canonicidad del libro de Daniel en Qumram sugiere un origen más temprano del libro que el siglo segundo a.C. En 1969, basado en la evidencia existente en ese entonces concerniente a los textos de Qumram de Daniel, Roland K. Harrison ya había concluido que la fecha del segundo siglo estaba “absolutamente descartada por la evidencia de Qumram; en parte, porque no hay ninguna indicación de que los sectarios hubieran compilado ninguno de los manuscritos bíblicos encontrados en el lugar , por otra parte, porque, si hubiera sido así, no habría habido suficiente tiempo para que la composición macabea circulara, fuera venerada y aceptada como Escritura canónica por una secta macabea”.[45]

Después de esto declaró que, tomando como referencia los manuscritos de Qumram, “ya no puede haber ninguna razón para considerar el libro de Daniel como un producto macabeo”.[46] Las publicaciones más recientes de los manuscritos de Daniel confirman esta conclusión.[47]

Sobre el autor: Gerhard F. Hasel, Ph.D., es profesor de Antiguo Testamento en el Seminario Teológico de la Universidad Andrews, Berrien Springs, Michigan.


Referencias

[1] 1. El libro de Daniel está escrito en dos lenguas. La lengua hebrea se usa en Daniel 1:1 a 2:4a, y 8:1 a 12:13, y la aramea, en Daniel 2:4b a 7:28.

[2] Eugene Ulrich, “Daniel Manuscripts From Qumram”, parte 2; ediciones preliminares de 4QDan b, y 4QDan c, Basor 274 (mayo [octubre] 1989): 3-26.

[3]  “Daniel Manuscripts From Qumram, part 1: Una edición preliminar de 4QDanb”, BASOR 268 (noviembre, 1987): 3-16.

[4] Hershel Shanks, “New Hope for the Unpublished Dead Sea Scrolls”, BAR 25, no. 6 (1989): 55, 56, 74, 75; “What Should Be Done About The Unpublished Dead Sea Scrolls” (Lo que debiera hacerse acerca de los Manuscritos del Mar Muerto que todavía no se han publicado), BAR 25, No. 5 (1989); 18-22; “The Dead Sea Scrolls Scandal” (El escándalo de los Rollos del Mar Muerto), BAR 25, No. 4 (1989); “At least Publish the Dead Sea Scrolls Timetable” (Por lo Menos den a Conocer el “Plan de publicación” de los Rollos del Mar Muerto), BAR 25, No. 3 (1989): 56-58; “Dead Sea Scrolls Variation On ‘Show and Tell’ lt‘s Called Tell, But Not Show’“ (Variación de los Rollos del Mar Muerto sobre “Mostrar y no Decir: se titula “Decir, pero no Mostrar”), BAR 16 (1190): 18-21.

[5] “What Should Be Done About The Unpublished Dead Sea Scrolls”, pág. 20.

[6] Citado de BAR 25, No. 5 (1989): 20.

[7] Frank M. Cross, The Ancient Library of Qumram, 2a. ed. (Garden City, N. Y.: Doubleday and Co., 1961), pág. 43.

[8] Ulrich, “Daniel Manuscripts From Qumram, part 2”, pág. 3.

[9] Frank Moore Cross, Jr., “Editing the Manuscript Fragments From Qumram- Cave 4 of Qumram (4Q)”, Bíblical Archaeologist 19 (1956): 36.

[10] P. Benoit, “Editing the Manuscript Fragments From Qumram”, Biblical Archaeologist 19 (1956): 76, Señala con precisión que los fragmentos de Daniel de la cueva No. 4 fueron dados al profesor Cross para su publicación futura. Las excavaciones científicos de la cueva No. 4 tuvieron lugar del 22 al 24 de septiembre de 1952.

[11] Shanks, “What Should Be Done About the Unpublished Dead Sea Scrolls”, pág. 18.

[12] “The Next Generation of Scroll Scholars”, BAR 25, No. 3 (1989): 57. Ulrich recibió todas las placas no publicadas de Patystick Skehan’s, después de que éste murió en 1980. Ulrich recibió también la mayoría de los manuscritos bíblicos de Frank Moore Cross, con el entendimiento de que él podía reasignarlos.

[13] D. Barthelemy y J. T. Milik, Qumram Cave 1. Discoveries in the Judaean Desert, I (Oxford. Clarendon, 1955), págs. 150-152. Las placas fotográficas fueron publicadas después por John T. Trever, en “Completion of the Publications oí Some Fragments From Qumram Cave 1”, Revue de Qumran, 5 (1964-1966): 523-524, pls. 5, 6.

[14] M. Baillet y J. T. Milik, ‘Les Petities Grotes’ des Qumram, 1, Texte, 2, Planches, Discoveríes in the Judaean Desert of Jordán (Oxford: Clarendon, 1962), Págs. 114, 115, pl. 23.

[15] Ulrich, “Daniel Manuscripts from Qumram: Part 1”, pág. 18.

[16] La reciente publicación más abarcante de este material se encuentra en George J. Brooke, Exegesis at Qumram 4QFIorilegio in Its Jewish Context. JSOT 29 (Sheffield: JSOT Press, 1985), págs. 84-128.

[17] Joseph A. Fitzmyer, The Dead Sea Scrolls. Major Publications and Tools for Study (Missoula, Mont.: Scholars Press, 1977), págs. 11-39.

[18] Esto se sostiene aún si Cross (The Ancient Library of Qumram, pág. 43) está en lo correcto cuando dice que en la cueva No. 4 hay 14 copias de manuscritos de Deuteronomio, 12 de Isaías, y 10 de los Salmos. Hay cuatro copias de Daniel.

[19] Trever. “Completion of the Publication of Some Fragments from Qumram Cave 1”, págs. 323-336.

[20] Louis F. Hartman y Alexander A. DiLella, The Book of Daniel, tomo 23, Anchor Bible (Garden City, N. Y.: Doubleday, 1978), pág. 72.

[21] E. Wurthwein, The Text of the Old Testament, 2nd ed. (Grand Rapids: Eerdmans, 1979), pág. 35.

[22] A Mertens, Das Buch Daniel im Lichte der Texte Vom Tolen Meer, Stuttgarter Biblische Monographien 12 (Wurzburg: Echter Verlag, 1971), pág. 31. The Seventh Day Adventist Bible Commentary (Washington, D. C.: Review and Herald Publishing Association, 1955), tomo 4, pág. 744, ha llegado a la misma conclusión sobre las mismas bases de estudio de 1QDan b: “La lista (de variantes) muestra que las diferencias (entre el TM y estos dos fragmentos de manuscritos) son tan insignificantes que no se notarían en la traducción. Esta es una prueba muy sólida de que el Texto Masorético de Daniel está ahora sustancialmente en la misma forma que tenía al menos en el tiempo de Cristo”.

[23] Ulrich, “Daniel Manuscripts From Qumram, Part 1”, pág. 17: “La fecha de 4QDan a es alrededor de un siglo… más tarde que la fecha de composición del libro”, en c. 168-165 B C.

[24] Ibid.

[25] Cross, The Ancient Library of Qumram, pág. 43.

[26] Ulrich, “Daniel Manuscripts From Qumram, Part 1”, pág. 17.

[27] Ibid.

[28] Un ejemplo reciente es el comentario de Klaus Koch, Daniel, BKATXXII/1 (Neukirchen-Vluyn: Neukirchner Verlag, 1986), págs. 20-24

[29] Nos referimos al Manuscrito Chisiano. Códice 88, de los siglos nueve al once, según lo imprimió H. B. Swete, The Old Testament in Greek According to the Septuagint. 4th ed. (Cambridge: Clarendon, 1912), tomo 4, págs. 498-593: y al fragmento de Colonia del Papiro 967de principios del siglo III, d. C., publicado por A. Geissen Der Septuaginta- Text Des Buches Daniel 5-12 Sowie Esther 1, 2, 15 (Bonn: R. Habelt, 1968); Winfried Hamm, Der Septuaginta- Text des Buches Daniel 1, 2 (Bonn: R. Habelt, 1969); Der Septuaginta-Text Des Buches Daniel 3-4 (Bonn: R. Habelt, 1977).

[30] Véase C. A. Moore, Daniel, Esther and Jeremy: The Additions, tomo 44, Anchor Bible (Garden City, N. Y.: Doubleday, 1977).

[31] A. Schmitt, Stamms sosqenannie “Theodotion”. Text bei Daniel Wirklick Von Theodotion? (Gottingen: Vandenhoeck and Ruprecht, 1966).

[32] Sidney Jellicoe, The septuagint and Modern Study (Oxford: Oxford University Press, 1968), pág. 84.

[33] Citado en Jellicoe

[34] Klaus Koch et al., Das Buch Daniel, Enrage der Erforschung 144 (Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1980), págs. 22-23; ídem Daniel págs. 16-21.

[35] Hartman y DiLella, pág. 75.

[36] Así como recientemente Hartman y DiLella, pág. 73; Koch, Daniel, págs. 16-18. Entre los eruditos más antiguos que adoptaron esta posición están H. Preiswerk, R. H. Charles, y H. L. Ginsberg, como los menciona Koch (Daniel, pág. 16).

[37] Cross, “Editing the Manuscript Fragments From Qumram”, pág. 86.

[38] De modo que Ulrich no es más claro, “Daniel Manuscripts From Qumram, Part 2”, págs. 3, 4.

[39] Barthelemy y Milik, pág. 250.

[40] F. F. Bruce, Second Thought on the Dead Sea Scrolls, 2nd ed. (Grand Rapids: Eerdmans, 1964), pág. 57.

[41] John E. Goldingay Daniel, tomo 30, “Word Bibl¡cal Commentary” Dallas: Word Books, 1989). pág. xxvii.

[42] Ulrich, “Daniel Manuscripts From Qumram, Part 1”, pág. 19.

[43] Ibid.

[44] Citado en Brooke, pág. 93.

[45] R. K. Harrison, Introduction to the Old Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1969), tomo 1, pág. 1127.

[46] “Daniel, Book of”, International Standard Bible Encyclopedia (Grand Rapids: Eerdmans, 1979, tomo 1, pág. 862.

[47] Para una información adicional detallada sobre los nuevos hallazgos do los manuscritos y Daniel 8:14 y otros importantes pasajes en el libro de Daniel, véase Gerhard Hasel, “The Book of Daniel Confirmed by the Dead Sea Scrolls”, Journal of The Adventist Theological Society 1, No. 2 (1990): 37-49.