Entre los católicos y los protestantes es común la creencia de que Cristo, mientras yacía en el sepulcro, estuvo predicándoles a los espíritus encarcelados. Y en apoyo de esta teoría citan 1 Pedro 3:18-20.

¿Estaba Cristo en el limbo predicando a las almas de los que murieron a través de los siglos, mientras su cuerpo yacía en la tumba? Si es así, ¿cuál era su mensaje? ¿Qué consuelo podía brindar a las almas de los muertos?

1 Ped. 3:18-20. Aparece en estos versículos la palabra “espíritus.” ¿Qué clase de espíritus eran: vivos o muertos?

Los espíritus

Heb. 12:22, 23. La Palabra de Dios sólo aplica el término “espíritus” a los vivos. En estos versículos el apóstol Pablo brinda una bienvenida real a los miembros nuevos en la congregación de la iglesia formada por hijos e hijas de Dios, nacidos de nuevo: “los espíritus de los justos hechos perfectos.” El apóstol se refiere a personas vivas.

Núm. 27:15, 16. “Espíritus de toda carne.” Moisés rogaba por un varón de entre los vivos que ocupase su lugar. Al hablar de los “espíritus de toda carne” el versículo no alude a los muertos sino a seres humanos vivos.

¿A qué cárcel se hace referencia en 1 Ped. 3:18-20?

Sal. 142:7. El salmista estaba bien vivo cuando pedía a Dios que sacara su alma de la cárcel. ¿A qué clase de cárcel se refiere?

Prov. 5:22. Es una cárcel del pecado donde está cautiva el alma. El Señor interviene milagrosamente para librarla.

Profecías que anunciaron la visita de Cristo a los espíritus encarcelados

Isa. 42:6, 7. Cuando Cristo viniera a la tierra sacaría “de la cárcel a los presos.” Toda alma que no está en paz con Dios se halla en la cárcel, esclava de Satanás y el pecado.

Isa. 61:1-3. Esta profecía referente a Cristo y su obra fue escrita 700 años antes de que se cumpliera la misión del Señor en la tierra. El habría de libertar a los cautivos del pecado.

Luc. 4:16-21. Al comienzo de su ministerio público el Cristo vivo predicó ese sábado en su ciudad natal a un auditorio vivo. El Espíritu Santo lo ungió para que les predicase el Evangelio de la liberación a las almas enfermas de pecado que se hallaban presentes en la sinagoga.

Es cierto que Cristo predicó a “espíritus encarcelados;” pero se trataba de seres vivos y no de personas que hubieran dejado de existir. Además, no podía predicar mientras su cuerpo yacía en la tumba, porque la Palabra de Dios declara que “los muertos nada saben” (Ecl. 9:5, 6.)

No se enseña la verdad a los muertos

Isa. 38:18, 19. La persona muerta no alaba a Dios ni espera la verdad.

Ecl. 9:10. La ciencia y la sabiduría terminan con la muerte.

Sal. 146:3, 4. La persona muerta es incapaz de comprender, porque sus pensamientos han “perecido.” Su mente está inactiva, muerta.

Examinemos de nuevo los versículos en cuestión

1 Ped. 3:18. Este versículo revela la obra del Espíritu Santo al resucitar a Cristo de entre los muertos; coincide con Romanos 8:11, donde se dice claramente que el Espíritu Santo levantó de los muertos al Señor.

1 Ped. 3:19. “En el cual;” vale decir el Espíritu Santo. El mismo Espíritu que resucitó a Cristo fue el agente que durante los siglos convenció a los corazones humanos.

1 Ped. 3:20. Noé fue instrumento del Espíritu Santo al predicar a las almas de los antediluvianos ligadas por las ataduras del pecado. Sólo ocho de ellas se dejaron librar de la cárcel en la cual las tenían encerradas sus pecados.

Gén. 6:3. El Señor declaró que el Espíritu Santo no contendería con el hombre indefinidamente. Después que el mundo rechazó durante 120 años a este Ser celestial, cesó su período de prueba. Quedó sellado el destino de la raza humana. Sólo Noé y su familia aceptaron el mensaje y se salvaron. La doctrina de que Cristo, mientras dormía el sueño de la muerte, predicó a estos antediluvianos que estaban en un supuesto limbo, contradice la Palabra de Dios. Esas personas ya habían alcanzado la muerte eterna.

Después de haber escuchado a Noé durante 120 años, rechazando los ofrecimientos de la misericordia divina, ¿qué mensaje de esperanza podía ofrecerles Cristo? ¿Les hablaría del cielo y las glorias de esa tierra mejor, una tierra a la cual jamás podrían llegar? Ninguna persona que conozca la Palabra de Dios podrá creer jamás en tal doctrina.

Resumamos las conclusiones a que hemos llegado en base a estos versículos:

1. “Espíritus:” se refieren a seres vivos y no a personas muertas que no estarían en condiciones de comprender ningún mensaje.

2. “Encarcelados:” una persona atada a sus malos hábitos está en la cárcel del pecado.

3. Mientras estaba en la tierra Cristo predicó a las almas “encarceladas” de la sinagoga de Nazaret. Su mensaje las libraría del pecado. Tanto Cristo como sus oyentes estaban vivos.

4. Al leer atentamente 1 Pedro 3:18 hallamos que el Espíritu Santo, que resucitó a Cristo de entre los muertos, fue el agente divino encargado de advertir a los contemporáneos de Noé de que sobrevendría un diluvio y debían por tanto prepararse para entrar en el arca. Como ellos rechazaron el mensaje, sólo se salvaron Noé y los miembros de su familia.

No hay en estos versículos la menor insinuación de que Cristo predicase mientras estaba en la tumba. Es una doctrina falsa que no tiene confirmación en las Escrituras.

Sobre el autor: Instructora bíblica de la Asoc. De Columbia, EE.UU.