La melodía de la alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en contacto con la tierra, se oye música y alabanza, “acciones de gracias y voz de melodía”.
Por encima de la tierra recién creada, hermosa e inmaculada, bajo la sonrisa de Dios, “a una cantaron las estrellas de la mañana, y gritaron de alegría todos los hijos de Dios”. Así los corazones humanos, que están a tono con el cielo, han respondido a la bondad de Dios con notas de alabanza. Muchos de los sucesos de la historia humana han estado ligados al canto…
La música es un don precioso
La historia de los cantos de la Biblia está llena de sugestiones en cuanto a los usos y beneficios de la música y el canto. A menudo se pervierte la música haciéndola servir a malos propósitos, y de ese modo llega a ser uno de los agentes más seductores de la tentación. Pero, debidamente empleada, es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos a temas más nobles, a inspirar y elevar el alma.
Así como los israelitas cuando andaban por el desierto alegraron su camino con la música y el canto sagrado, Dios invita a sus hijos a alegrar su vida de peregrinaje. Pocos medios hay más eficaces para grabar sus palabras en la memoria, que el de repetirlas en el canto. Y un canto tal tiene poder maravilloso. Tiene poder para subyugar naturalezas rudas e incultas; para avivar el pensamiento y despertar simpatía; para promover la armonía de acción y desvanecer la melancolía y los presentimientos que destruyen el valor y debilitan el esfuerzo.
Es uno de los medios más eficaces para grabar en el corazón la verdad espiritual. Cuán a menudo recuerda la memoria al alma apremiada y pronta a desesperar, alguna palabra de Dios, tema olvidado de algún canto de la infancia, y las tentaciones pierden su poder, la vida adquiere nuevo significado y nuevo propósito, y se imparte valor y alegría a otras almas.
Nunca se debiera perder de vista el valor del canto como medio educativo. Cántense en el hogar cantos dulces y puros, y habrá menos palabras de censura y más de alegría, esperanza y gozo. Cántense en la escuela, y los alumnos serán atraídos más a Dios, a sus maestros, y los unos a los otros.
Como parte del servicio religioso, el canto es tanto un acto de culto como la oración. En realidad, más de un canto es una oración. Si se enseña al niño a comprender esto pensará más en el significado de las palabras que canta, y será más sensible a su poder.
Al conducirnos nuestro Redentor al umbral de lo infinito, inundado con la gloria de Dios, podremos comprender los temas de alabanza y acción de gracias del coro celestial que rodea al trono, y al despertarse el eco del canto de los ángeles en nuestros hogares terrenales, los corazones serán acercados más a los cantores celestiales. La comunión con el cielo empieza en la tierra. Aquí aprendemos la clave de su alabanza.
Usos de la música
Se empleaba la música con un propósito santo, para elevar los pensamientos hacia aquello que es puro, noble y enaltecedor, y para despertar en el alma la devoción y la gratitud hacia Dios. ¡Cuánto contraste hay entre la antigua costumbre y los usos que con frecuencia se le da hoy a la música! ¡Cuántos son los que emplean este don especial para ensalzarse a sí mismos, en lugar de usarlo para glorificar a Dios! El amor a la música conduce a los incautos a participar con los amantes de lo mundano en las reuniones de placer donde Dios prohibió a sus hijos que fueran. Así lo que es una grande bendición cuando se lo usa correctamente se convierte en uno de los medios más certeramente empleados por Satanás para desviar la mente del deber y de la contemplación de las cosas eternas.
La música forma parte del culto tributado a Dios en los atrios celestiales, y en nuestros cantos de alabanza debiéramos procurar aproximarnos tanto como sea posible a la armonía de los coros celestiales. La educación apropiada de la voz es un rasgo importante en la preparación general, y no debe descuidarse.
Un talento de influencia
Hay quienes tienen el talento especial del canto, y a veces el canto individual o en coro suele ser el medio de dar un mensaje especial. Pero rara vez debe recurrirse al canto de unos pocos. La habilidad del canto es un talento de influencia que Dios desea que sea cultivado por todos y usado para gloria de su nombre.
A tono con los músicos celestiales
Cuando los seres humanos cantan con el espíritu y el entendimiento, los músicos celestiales recogen el acorde y se unen en el canto de acción de gracias. Aquel que nos ha otorgado todos los dones que nos habilitan para ser obreros juntamente con Dios espera que sus siervos cultiven sus voces para que puedan hablar y cantar en forma que todos entiendan. No se necesita cantar fuerte, sino con entonación clara, pronunciación correcta y dicción distinta. Dediquen todos tiempo al cultivo de la voz para que la alabanza a Dios pueda ser cantada en tonos suaves, claros, y no con un tono chillón o rudo que ofenda el oído. La habilidad para cantar es don de Dios; usadla para su gloria.
En las reuniones que se realicen, escójase cierto número de personas para que participe en el servicio de canto. Y sea acompañado el canto con instrumentos musicales hábilmente tocados. No nos hemos de oponer al uso de la música instrumental en nuestra obra. Esta parte del culto debe ser cuidadosamente dirigida, pues es la alabanza a Dios por medio del canto.
No siempre ha de ser practicado el canto por unos pocos. Con la frecuencia posible, debe cantar toda la congregación.
Dios es glorificado por los cantos
Dios es glorificado por los cantos de alabanza de un corazón puro, lleno de amor y devoción por él.
Un uso indebido de la música
Los ángeles andan alrededor de aquella morada. En ella se celebra una reunión de jóvenes; se oye el sonido de la música instrumental y vocal. Hay cristianos allí reunidos, pero ¿qué es lo que se oye? Es un canto, una frívola cantinela, propia de un salón de baile. He aquí, los ángeles puros retraen su luz, y la oscuridad envuelve a los que están en la casa. Los ángeles se apartan de la escena. Sus rostros están tristes. He aquí que lloran. Vi repetirse eso varias veces en las filas de los observadores del sábado… La música ha ocupado las horas que debían ser dedicadas a la oración. La música es el ídolo adorado por muchos cristianos profesos observadores del sábado. Satanás no hace objeción a la música si puede hacer de ella el medio para tener acceso a la mente de los jóvenes. Cualquier cosa que aparte la mente de Dios y ocupe el tiempo que debiera ser dedicado a su servicio, convendrá a su propósito. Para su trabajo utiliza los medios que ejerzan la más fuerte influencia para mantener al mayor número en una infatuación agradable, mientras son paralizados por su poder. La música es una bendición si se aprovecha bien, pero con frecuencia resulta uno de los más atrayentes instrumentos de Satanás para hacer caer a las almas. Cuando se abusa de ella, conduce a los que no son consagrados, al orgullo, a la vanidad y a la frivolidad. Cuando se permite que ocupe el lugar de la devoción y la oración, es una maldición terrible. Los jóvenes se reúnen para cantar, y, aunque son cristianos profesos, deshonran con frecuencia a Dios y su fe con su conversación frívola y la música que eligen. La música sagrada no es de su gusto. Mi atención fue dirigida a las sencillas enseñanzas de la Palabra de Dios que había sido pasada por alto. En el juicio, todas estas palabras inspiradas condenarán a todos los que no les prestaron atención.
La música es un poder para el bien
Se puede hacer de la música un gran poder para el bien; no obstante, no aprovechamos en todo lo posible esa parte del culto. Generalmente se canta por impulso o para hacer frente a casos especiales, y en otras ocasiones se deja a los cantores que se equivoquen, y la música pierde su debido efecto sobre la mente de los presentes. La música debería tener belleza, sentimiento y poder. Elévense las voces en cantos de alabanza y devoción. Llamad en vuestra ayuda, si es posible, a la música instrumental, y ascienda a Dios como ofrenda aceptable la gloriosa armonía.