Existen algunos principios fundamentales que rigen la posición de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre la política. Uno de ellos es el principio de la separación entre la Iglesia y el Estado, lo que lleva a cada una de esas entidades a cumplir sus respectivas funciones sin interferir en las actividades de la otra. La iglesia cree que adoptar una postura que no involucre afiliación partidaria o cualquier tipo de compromiso con los partidos políticos es una de las maneras de mantener ese principio. Tal práctica debe ser la guía no solo de la organización adventista en todos sus niveles administrativos, sino también de las instituciones mantenidas por esta, sus pastores y sus servidores.

La iglesia encuentra, en las enseñanzas de Cristo y de los apóstoles, base segura para evitar cualquier militancia político- partidaria institucional. El cristianismo apostólico cumplió su misión evangélica bajo las estructuras opresoras del Imperio Romano sin volverse contra ellas. El propio Cristo afirmó que su Reino “no es de este mundo” y que, por consiguiente, sus “ministros” no empuñan banderas políticas (Juan 18:36). Cualquier posicionamiento o compromiso con etiquetas partidarias dificultaría la predicación del evangelio eterno a todos indistintamente.

Por otro lado, la Biblia no exime a la comunidad de creyentes de los deberes civiles, y eso es evidente en la orden de Jesús: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mar. 12:17). El Nuevo Testamento presenta varias orientaciones con respecto al deber cristiano de reconocer y respetar a los Gobiernos y a las autoridades (Rom. 13:1-7; Tito 3:1, 2; 1 Ped. 2:13-17). Solamente cuando los poderes temporales imponen la transgresión de las leyes divinas es cuando el cristiano debe asumir la postura de “obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5:29).

Por lo tanto, la Iglesia Adventista del Séptimo Día:

  • Reconoce las obligaciones del ejercicio de la ciudadanía, pero no posee ni mantiene a partidos políticos, no se afilia a ellos ni destina recursos denominacionales a actividades de esa naturaleza. Por adoptar una postura no partidista, ella respeta a las autoridades constituidas, pero no participa de ninguna actividad político-partidaria.
  • Entiende la importancia del proceso democrático, pero no permite que en sus templos, sedes administrativas e instituciones se realicen reuniones con finalidad electoral, ya sea para promoción de candidatos (miembros y no miembros de la iglesia) o de partidos políticos.
  • Respeta a las personas elegidas para los diferentes cargos públicos, pero no posee una banca parlamentaria, no invierte en la formación de líderes partidarios, ni trabaja para ese fin.
  • No aprueba que se realicen encuentros o reuniones convocados por pastores, otros obreros, jubilados con credencial especial y empleados de la organización, con propósitos político-partidarios, ya sea en ambientes públicos o privados.
  • Determinará, clara y expresamente, quién debe hablar en nombre de la iglesia para comunicarse con organismos de prensa y demás medios. Pastores y empleados, editores de las casas publicadoras, presentadores de la radio y la TV Nuevo Tiempo, periodistas, asesores de prensa y comunicadores no están autorizados a escribir, publicar o hablar en nombre de los Adventistas sobre temas políticos y deben tener constante cuidado para no dar declaraciones que demuestren preferencias por ideologías, candidatos o partidos.
  • Orienta a todos los que tienen un vínculo religioso/misionero o laboral con la organización adventista a que no posteen en los medios sociales ni que reenvíen mensajes con opiniones o manifestaciones sobre política partidaria ni opciones de candidatos a cargos electivos, especialmente en períodos de elecciones.
  • Recomienda que los miembros adventistas de las congregaciones locales sean muy prudentes al involucrarse en opiniones y discusiones en los medios sociales respecto de política, partidos y elecciones. Hay otros temas de relevancia espiritual y misionera que merecen más atención por parte de los que entienden que su papel es ser multiplicadores del evangelio.

Candidatos adventistas

Entre los derechos del cristiano adventista en el ejercicio de su ciudadanía está el de ocupar cargos públicos electivos o no. El Antiguo Testamento menciona ejemplos de personas que ejercieron funciones de gran proyección en los Gobiernos de su época. Por ejemplo, José fue el primer ministro de Egipto (Gén. 41:38-46), y al ser colocado por Dios sobre el trono de ese país se mantuvo “puro y sin mancha en la corte del rey” y fue “un representante de Cristo” para los egipcios (Patriarcas y profetas, p. 385). Daniel ejerció importantes cargos gubernamentales en Babilonia bajo el reinado de Nabucodonosor, Belsasar, Ciro y Darío, con lealtad incondicional a los principios divinos, y él y sus compañeros fueron embajadores del verdadero Dios en las cortes de esos reyes.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día respeta la decisión de sus miembros de ocupar cargos públicos, ya sea por proceso electoral como por nominación directa. Reconoce también que, como en los tiempos de José, Daniel y Ester, la sociedad puede ser beneficiada por el buen ejemplo de políticos religiosos que ejerzan su actividad dignamente, sin comprometer principios cristianos, al mismo tiempo que dan un buen testimonio de la fe y promueven los valores bíblicos.

Por lo tanto, la Iglesia Adventista del Séptimo Día:

  • Determina que los candidatos que son adventistas no usen el púlpito ni programas oficiales de la iglesia para pedir votos.
  • Solicita que los miembros que se candidateen para cargos públicos electivos dejen sus funciones en la iglesia local durante el período de campaña.
  • Determina que los pastores, otros obreros y empleados que decidan lanzar su candidatura deben desvincularse obligatoriamente del trabajo en la organización adventista.
  • Determina que pastores y otros obreros que decidan actuar en cualquier trabajo directa o indirectamente relacionado con la política partidaria, como en asesoría, propaganda, publicidad u otras actividades parecidas, deben desvincularse obligatoriamente del trabajo en la organización adventista.
  • Determina que a pastores jubilados con credencial especial que decidan lanzar su candidatura o actuar en cualquier trabajo directa o indirectamente relacionado con la política partidaria, como en asesoría, propaganda, publicidad u otras actividades parecidas, se les suspenda la credencial mientras estén involucrados en esta actividad.
  • Reconoce que, cuando los miembros adventistas se candidatean a un cargo electivo con mandato, serán candidatos exclusivamente del partido político al que se han afiliado y nunca candidatos de la Iglesia Adventista.
  • No autoriza que sus miembros, ya sean oficiales públicos, candidatos o aquellos que ya hayan sido electos, representen o hablen oficialmente en nombre de la Iglesia Adventista en el ejercicio de sus funciones.

Sin desmerecer las cuestiones políticas y su importancia, entendemos que es un deber de la iglesia darle el enfoque debido al objetivo de desarrollar prácticas que resulten en el fortalecimiento de la fe y promuevan la esperanza en el inminente regreso de Jesús. Reconocemos que la vocación de predicar el evangelio incluye ejecutar acciones de solidaridad que expresen el amor al prójimo y lleven alivio al sufrimiento humano. Por eso, todo esfuerzo y toda energía deben ser canalizados en el servicio desinteresado en favor de las personas, lo que revela un profundo interés en su salvación. Nuestra oración debe ser: “Ven, Señor Jesús” (Apoc. 22:20).

* Texto extraído del documento: “Los adventistas y la política”, preparado por el departamento de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista para Sudamérica.