Hemos pasado la mitad de los Mil Días de Cosecha. Agradecemos a Dios porque estamos alcanzando los blancos. ¡Pero ha llegado la hora de apresurar el paso y asegurar la victoria!

Sugerimos los siguientes pasos apresurados e indispensables que conviene implementar, a la brevedad posible, para asegurar la victoria:

  1. Tomar la firme determinación de que nuestro campo local alcanzará y sobrepasará su blanco de los Mil Días de Cosecha. ¡Nadie debe conformarse con menos que la victoria!
  2. Planear una gigantesca ofensiva evangelizadora de enero a mayo de 1985.
  3. Establecer claramente que la prioridad de los departamentos, de los pastores y de los obreros en general, es la tarea evangelizadora y la ganancia de las almas.
  4. Organizar una gigantesca movilización laica para que cada uno gane un alma para Cristo en lo que resta de los Mil Días.
  5. Hacer una evaluación realista y honesta de los resultados obtenidos hasta ahora, y reaccionar ante los resultados de la evaluación, con decisión y energía, desafiando a los obreros y laicos a levantarse, luchar y obtener la victoria.
  6. Invertir lo más que se pueda. Se necesitarán materiales para los obreros y los laicos. Esta inversión tendrá frutos ahora y también en la eternidad.
  7. Lanzar una ofensiva de oración en todo su campo, pidiendo fervorosamente a Dios que conceda la victoria.

Los Mil Días han sido una experiencia extraordinaria. Coronemos esta gigantesca y gloriosa campaña con una victoria memorable. Pero… no nos confiemos… ni atrasemos. ¡Con paso seguro y rápido… marchemos triunfantes… hasta la victoria!

¡Por su Espíritu!