Hemos pasado la mitad de los Mil Días de Cosecha. Agradecemos a Dios porque estamos alcanzando los blancos. ¡Pero ha llegado la hora de apresurar el paso y asegurar la victoria!
Sugerimos los siguientes pasos apresurados e indispensables que conviene implementar, a la brevedad posible, para asegurar la victoria:
- Tomar la firme determinación de que nuestro campo local alcanzará y sobrepasará su blanco de los Mil Días de Cosecha. ¡Nadie debe conformarse con menos que la victoria!
- Planear una gigantesca ofensiva evangelizadora de enero a mayo de 1985.
- Establecer claramente que la prioridad de los departamentos, de los pastores y de los obreros en general, es la tarea evangelizadora y la ganancia de las almas.
- Organizar una gigantesca movilización laica para que cada uno gane un alma para Cristo en lo que resta de los Mil Días.
- Hacer una evaluación realista y honesta de los resultados obtenidos hasta ahora, y reaccionar ante los resultados de la evaluación, con decisión y energía, desafiando a los obreros y laicos a levantarse, luchar y obtener la victoria.
- Invertir lo más que se pueda. Se necesitarán materiales para los obreros y los laicos. Esta inversión tendrá frutos ahora y también en la eternidad.
- Lanzar una ofensiva de oración en todo su campo, pidiendo fervorosamente a Dios que conceda la victoria.
Los Mil Días han sido una experiencia extraordinaria. Coronemos esta gigantesca y gloriosa campaña con una victoria memorable. Pero… no nos confiemos… ni atrasemos. ¡Con paso seguro y rápido… marchemos triunfantes… hasta la victoria!
¡Por su Espíritu!