Cuando doy seminarios de liderazgo, les pido a los participantes que nombren a tres individuos (bíblicos o no, vivos o fallecidos) que ellos consideran como líderes, y por qué. Las respuestas generalmente giran en torno a cualidades que se manifiestan en acciones: por ejemplo, Moisés sabía delegar; Nehemías era un visionario; y Martin Luther King Jr. era un motivador.

            A menudo, cuando ocurren debates sobre liderazgo, colocamos el foco en cosas externas. Sin embargo, por muy necesarios que sean estos atributos, hay otras cualidades que conllevan un tono más espiritual. De hecho, la espiritualidad debe estar en el fundamento de la delegación, la visión y la motivación. Pero es posible delegar, ser visionario y motivar sin ser espiritual.

            Entonces, ¿qué dice la Biblia acerca del liderazgo espiritual? ¿Cómo es un 1íder espiritual?

ABNEGACIÓN

            El pueblo de Israel, bajo la dirección de Aarón, estaba adorando un becerro de oro. En ese momento, poco les importaba cuánto había hecho por ellos Moisés o el Líder máximo, Dios mismo. Insistían en seguir su propia agenda.

            Dios habló a Moisés, diciendo: “Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande” (Éxo. 32:10). Moisés suplicó a Dios que no aniquilara a sus escogidos: “Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo” (vers. 12). A1 día siguiente, Moisés rogó nuevamente a Dios: “Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (vers. 31,32).

            Dios busca líderes espirituales que colocan los intereses de su rebaño por encima de los propios, pues Cristo dejó este ejemplo.

SERVICIO

            La madre de Santiago y Juan solicitó que Jesús colocara a sus dos hijos a su diestra y a su siniestra, haciéndolos grandes en el reino que todos esperaban que é1 estableciera.

            Jesús deshizo sus ilusiones de grandeza con una declaración radical: “El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:26-28).

            ¿Un siervo? ¿Un servidor? No se podía caer más bajo que eso en la sociedad judía. Pero Jesús ejemplificó su sistema de creencias cuando, tal como se registra en Juan 13, echó agua en un lebrillo y lavó los pies de sus orgullosos discípulos. “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. […] EI siervo no es mayor que su señor” (Juan 13:15, 16).

            Dios busca líderes espirituales que consideren a los demás antes que a sí mismos; no viviendo para sí, sino, más bien, viviendo con el fin de ser de bendición para otros.

HUMILDAD

            Al reflexionar en la vida de Cristo, Pablo escribió a la iglesia de Filipo: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo […]. Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:5-8)

            La humildad está entre las cualidades más difíciles de encontrar en los líderes terrenales. La soberbia, la arrogancia, el engreimiento y el narcisismo parecen estar a la orden del día. Pero el líder espiritual no piensa en sí mismo con vanagloria (ver Fil. 2:3); más bien, está dispuesto a esfumarse en un segundo plano, a menudo elevando a otros al pedestal que algunos consideran que pertenece al 1íder.

            EI líder no mantiene la humildad por ganancia o gloria personales. Más bien la humildad fue lo que llevó a Jesús a morir en la cruz. Pero Dios mismo nota la humildad del líder y lo recompensa en su debido tiempo (ver Fil. 2:9). Puede ser que la humanidad nunca aplauda al líder humilde; pero a ese líder no le importa, porque no se trata del líder terrenal; se trata del Líder celestial y aquellos por quienes él murió.

            Dios busca líderes espirituales que se vacían y permiten que el Espíritu Santo los llene con su presencia y poder, para que puedan elevar a otros.

            Cuando los líderes a quienes Dios llama permiten que él tenga el control total de su vida, el espíritu de abnegación, servicio y humildad ejercerá un poder para bien sobre aquellos en quienes ejercen influencia. EI ejemplo de su vida muestra la teoría y los enfoques del liderazgo, ya sea saber delegar, consultar, fomentar la participación, etc.; ¡y la iglesia y la sociedad serán movilizados por Dios.

Sobre el autor: editor asociado de Ministry