En 1926, el pastor José Cándido Bessa hijo dice que quedó huérfano cuatro veces: primero cuando su padre murió asesinado por los indios en Río Negro. Después murieron su padrastro, su madre y su madre adoptiva. “Felizmente me adoptó el buen Dios; llegó a ser mi Padre. Después de esa adopción —dice él— tuve a alguien a quien llamar Padre”.

En 1945 oyó la predicación del evangelio por medio del pastor Gustavo Storch, a quien describe como un “valiente y aguerrido evangelista” Aceptó a Cristo y fue bautizado al año siguiente. Se casó en 1947 con la hermana Naír, “un señor regalo de Dios”, como dice él, de cuya unión nacieron dos hijos, cinco nietos (uno ya fallecido) y tres bisnietos.

El pastor Bessa estudió contabilidad, dos años de Teología en el antiguo Instituto Teológico Adventista de Petrópolis, Río de Janeiro, además de asistir a cursos de verano dados por profesores de la Universidad Andrews. Trabajó en el Norte, el Nordeste y el Sudeste del Brasil como pastor y director de distrito, administrador y director de departamentos, y llegó a desempeñarse, durante catorce años, como secretario asociado de la Asociación Ministerial de la División Sudamericana. Ahí lo alcanzó la jubilación, en abril de 1991, después de 41 años de servicio a la causa de Dios. Consciente de haber sido bendecido con el don de la evangelización, el pastor Bessa es uno de los más apreciados predicadores adventistas del Brasil. Desde su residencia de Valparaíso, Goyás, nos concedió la entrevista que sigue:

Ministerio: ¿Cómo se siente como obrero jubilado?

Pastor Bessa: Un pastor de distrito, como lo fui durante diez años, tiene un ámbito bien definido de actividades. Algunos se pasan la vida entera en una Asociación o una Misión, lo que les permite tener un grupo pequeño de amistades. En mi caso, el Brasil entero fue mi parroquia, durante los últimos catorce años de trabajo como secretario asociado de la Asociación Ministerial de la División Sudamericana. La jubilación fue un proceso natural Fueron 41 años de actividades bien aprovechados y bien recompensados. El Señor nos proporcionó una casa, entradas que cubren las necesidades, hijos casados, nietos, bisnietos y amigos en todo el Brasil. Esos factores han contribuido, y mucho, para una transición feliz. La gran Naír continúa más que nunca a mi lado. Sigo siendo feliz.

Ministerio: Algunos obreros jubilados suelen decir que se sienten olvidados. ¿Ocurre eso con usted?

Pastor Bessa: No nos sentimos olvidados. Mi señora y yo supimos asumir la nueva realidad. Cuando nos despedimos de la División eramos tres los que nos jubilábamos, los pastores Nelcy Viegas, Floriano Xavier y yo. Le dije al grupo reunido en la capilla: “No nos dejen solos” Creo que nos están recordando, y espero que también se acuerden de los otros. Y tampoco nos quedamos inactivos. Después de abril de 1991 dedicamos cinco años a la realización de semanas de reavivamiento en todo el Brasil. Estamos agradecidos por lo que el Señor llevó a cabo por medio de dos humildes instrumentos suyos: el matrimonio Bessa.

Ministerio: ¿Aceptó usted todos los llamados que le llegaron? ¿Le parece que un pastor debe aceptar todos los llamados?

Pastor Bessa: Dos veces pedí que se reconsideraran los llamados que me hicieron, porque hada poco que estaba cumpliendo una determinada función. Me entendieron. Posteriormente, después de transcurrido un tiempo razonable, nos llegaron los dos llamados, y entonces los aceptamos. Destaco el hecho de que estos llamados eran de los que se clasifican como promocionales, primero en una Asociación y después en una Unión, y de esta para la División. En esos dos casos la función era la misma: la Asociación Ministerial.

Ministerio: ¿Que actividades le dieron una mayor sensación de realización personal?

Pastor Bessa: Creo que Dios me dio el don de la evangelización. Como evangelista me he sentido realizado. Siempre con la ayuda de equipos eficientes era posible sacar a centenares de personas de sus hogares y mantenerlas durante treinta, cuarenta y sesenta noches seguidas en un auditorio. Oír a esa gente mientras cantaba y leía la Biblia al unísono, ser testigos del proceso de la conversión, llevarlos al bautismo y, años después, encontrar a muchos de ellos firmes en la fe es una experiencia incomparable.

Ministerio: ¿Qué haría hoy de manera diferente, si tuviera la oportunidad de comenzar de nuevo?

Pastor Bessa: En Belén de Pará, en el primer bautismo de una campaña de evangelización, tuvimos setenta personas. En el segundo se me informó que había otras setenta. Me pareció que no debía haber tantos candidatos; solicité a los obreros que examinaran bien la situación de cada una de esas personas, a la luz de las doctrinas de la iglesia tal como las habíamos presentado en la campaña. Después de eso se bautizaron cuarenta personas, y los obreros dijeron: “Usted tenía razón” Hoy dedicaría más tiempo para conocer a la gente y considerar los frutos de la conversión.

Ministerio: ¿Cómo compara usted el ministerio adventista de su tiempo con el actual?

Pastor Bessa: Actualmente tenemos un ministerio mejor preparado académicamente: cada año un grupo de ellos completa su licenciatura, y ya tenemos también el doctorado aquí en el Brasil. Antes, el pastor que dirigía un distrito tenía un territorio muy grande, con muy pocos miembros. La situación se ha invertido. El territorio del pastor es más chico y la cantidad de miembros es mayor. Fui pastor de todo el Estado de Piauí, con trescientos miembros; Marañón, con quinientos; y Ceará, con trescientos. Hoy el ministerio se puede ejercer con más eficacia gracias a las facilidades que hay para la locomoción, las comunicaciones y otras cosas. Además, la iglesia desarrolla una excelente obra social con sus obreros, especialmente con los jubilados. Felicitaciones a los que atienden estos aspectos de la obra.

Ministerio: ¿Cómo se compararían, si es posible hacerlo, los peligros y los desafíos enfrentados por el pastor y su familia hoy, en relación con el pasado?

Pastor Bessa: Hoy tenemos los mismos desafíos y peligros del pasado, acrecentados, puesto que son frutos de la época en que vivimos. Siempre existe la necesidad de que el hogar sea cada vez más un reducto en el que el pastor y su familia sean un solo cuerpo, con el debido aprecio y respeto por las diferentes etapas de crecimiento y desarrollo de cada cual. Una familia pastoral desarticulada es un constante testimonio negativo para la iglesia. Debe haber tiempo para el diálogo y la interrelación de los miembros de la familia, para tratar los temas desafiantes y modernos que tienden a enfrentar a los hijos y, sobre todo, debe haber mucha oración y dependencia de Dios como recursos que ayudan a superar las agresiones del enemigo.

Ministerio: Algunos pastores se quejan de exceso de trabajo. En su opinión, ¿hay demasiado trabajo o lo que falta es una mejor planificación?

Pastor Bessa: Ningún pastor jamás tendrá exceso de trabajo si sigue las instrucciones del Maestro. Los desafíos, deberes y responsabilidades que se depositan sobre el pastor no son para que él los encare solo, sino para implicar a toda la iglesia en su cumplimiento. Jesús entrenó a sus discípulos durante tres años. Pablo los entrenaba pidiéndoles que lo acompañaran, y lo hizo con Bernabé, Silas y Timoteo; después los enviaba a pastorear las iglesias. La misión no puede vivir sólo de grandes acontecimientos. Necesita un acontecimiento diario, como era el caso de la iglesia primitiva. Esos primeros cristianos predicaban todos los días, todos los días vivían en comunión, todos los días bautizaban conversos. Formar discípulos y proporcionarles material para la evangelización son actividades fundamentales para el crecimiento espiritual, para la conservación en la fe y para evitar las apostasías. “Toda iglesia debe ser un centro de adiestramiento”, dice Elena de White.

Ministerio: ¿Cómo aconsejaría usted a un pastor para que planificara su tiempo y su trabajo?

Pastor Bessa: Debe disponer inteligentemente de prioridades definidas. Debe celebrar encuentros periódicos con los dirigentes de las iglesias del distrito, para compartir sus desafíos, llevar a cabo evaluaciones trimestrales, para orientarlos, para sugerirles ciertas medidas, para corregir desviaciones. Debe tratar de que la mayor parte de los miembros participe en el trabajo. Cada pastor tiene una legión de soldados que se debe capacitar y entrenar para actuar. Antes de eso el pastor debe disponer de un tiempo definido para su vida devocional y para la atención de su familia, sin olvidarse del ministerio de la visitación, de los estudios bíblicos y de ayudar a solucionar problemas. Le hace mucho bien a la iglesia oír que su pastor está estudiando la Biblia con una cantidad de familias, y que está visitando a otras durante la semana. El buen pastor va al frente del rebaño.

Ministerio: ¿Cómo evalúa usted la calidad del púlpito en la actualidad?

Pastor Bessa: Existe gran variedad de predicadores actualmente. Está el predicador que a la vez es profesor, está el otro que además es pastor, está el evangelista y está el que cuenta hechos e historias que obtiene de Internet. La iglesia necesita saber que su pastor no sufre ni de tendinitis ni de “cliquitis” (los que hacen “clic” con el mouse de la computadora). La iglesia se da cuenta cuando el pastor clama por inspiración e iluminación para conseguir siempre cosas viejas con ropa nueva y actual. No lo hará leyendo extensos textos seculares sino con mensajes llenos de declaraciones y conceptos bíblicos. Sólo así el púlpito será bíblico. La iglesia se da cuenta cuando la predicación es de segunda mano. Los pensamientos son lindos, pero están desprovistos del Espíritu. El pastor no produjo nada; no oró por el mensaje. Este no es de él. Se puede trabajar con ideas de segunda mano, siempre que se las vista con ropaje propio. Por lo demás, para que el mensaje tenga a Cristo por centro es necesario que él viva en el predicador. Pablo dijo: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”. Por eso él predicaba acerca de “Cristo, y Cristo crucificado”.

Ministerio: ¿A qué aspectos del mensaje, según usted, le debería dar más énfasis nuestra predicación?

Pastor Bessa: Nuestro púlpito debe presentar el fuerte y poderoso contenido de los tres mensajes angélicos del Apocalipsis. Ahí tenemos la salvación por medio del evangelio eterno; la invitación a temer, honrar, glorificar y adorar al Dios creador. También está la advertencia de que el juicio ya comenzó. Nuestro mensaje contiene las más fuertes exhortaciones que jamás se oyeron. En cada gran momento de la historia Dios ha tenido predicadores especiales con mensajes especiales. Los mensajes de Dios en el período comprendido por las siete iglesias condenen consejos, reprensiones, llamados y recompensas para los victoriosos. Los predicadores de los grandes momentos de la historia no huyeron, ni disminuyeron ni aumentaron el contenido de lo que recibieron. El mensaje que se nos encomendó está destinado a producir santos. Cuando lo predicamos podemos decir. Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús. El capítulo 34 de Ezequiel es de capital importancia para todo pastor cuando pensamos en la fidelidad con que debemos desempeñar nuestra tarea de atalayas de Dios.

Ministerio: En una época en que la informática acerca a la gente, ¿le parece que las visitas pastorales todavía son necesarias?

Pastor Bessa: Cuando Dios quiso salvar al mundo, no lo hizo a través de los medios de comunicación: el telégrafo, el teléfono inalámbrico o el celular, ni recurrió a una circular o a un fax, sedex, ni siquiera a Internet. No puso una página web para que la visitaran los necesitados o los curiosos. Cuando la primera pareja pecó y se escondió el Señor vino personalmente a conversar con ellos. Cuando Dios quiso salvar al mundo, hizo la primera visita pastoral. “Adán, ¿dónde estás tú?” “¿Quién te mostró que estás desnudo?” “¿Por qué hiciste eso?” Hizo una visita sin apuro. Se refirió a las consecuencias del pecado y enseguida expuso el maravilloso plan de salvación; mató corderos, proveyó túnicas para cubrir la desnudez de la pareja pecadora; eliminó la vergüenza y el oprobio. Fue una visita pastoral sin merienda y sin asuntos triviales. Cuando Dios quiso salvar al mundo no se encerró en una oficina con muebles tapizados. Vino. Nos visitó. El hogar siempre fue parte importante de su ministerio. La electrónica impersonal puede ayudar, pero no sustituye la presencia personal. Una iglesia perdona al pastor si no es un predicador que arrastra multitudes, pero no le perdona si no ejerce el ministerio de la visitación. En lo más recóndito del hogar, al oír y al aconsejar, se logran las más grandes victorias para Cristo. Hay ovejas enredadas, presas en las cadenas del pecado. Un clic con el mouse no las libera. Debemos seguir el ejemplo del Maestro y hacer de las visitas pastorales un poderoso instrumento con miras al reavivamiento.

Ministerio: Sobre la base de su experiencia, ¿cómo define usted la evangelización?

Pastor Bessa: La evangelización comprende los diferentes métodos y maneras de predicar el evangelio. Y la palabra evangelio comprende el contenido de lo que se debe predicar: las buenas nuevas de la salvación. Toda la misión de la iglesia, y sus recursos humanos y económicos, se deben dedicar a la tarea de predicar el evangelio. Dios puso a disposición de la iglesia dones espirituales, entre lo que está el de evangelista. El evangelista no recibió ese don para dar vueltas alrededor de las iglesias. Según la Biblia, debe ser un fundador de iglesias en las ciudades, las aldeas y los barrios donde el mensaje todavía no llegó (Mar. 1:37, 38; Rom. 15:20, 21). Este don implica penetración en nuevos lugares. Es evidente que la iglesia dispone hoy de un gran potencial humano que posibilita la realización de campañas para cosechar a las personas preparadas por los miembros de la iglesia, lo que ciertamente es un hecho importante. Pero disponemos de un “manual de evangelización”, la Biblia, que no es fruto de la mente humana. Si hubiera dudas en cuanto a atender a una zona en detrimento de otra, consultaremos este manual. Lo que fue un buen consejo para Timoteo también lo es hoy para nosotros: “Haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Tim. 4:5).

Ministerio: Para usted, ¿en qué consiste el éxito pastoral?

Pastor Bessa: Al hablar en una reunión de pastores de la Asociación de Nueva York, donde trabaja mi yerno [el pastor Irajá Costa e Silva], uno de los vicepresidentes de la Universidad de Loma Linda dijo que según un estudio llevado a cabo entre pastores de los Estados Unidos, el 46% piensa dejar el pastorado y el 74% quiere cambiar de distrito. Tal vez esa insatisfacción sea el fruto de su concepto de lo que es el éxito pastoral. Humildemente, siempre me consideré un pastor de éxito. En primer lugar porque creo que Dios me llamó. En segundo, porque probé los tres aspectos de la felicidad pastoral: predicar, visitar y dar estudios bíblicos. En un mundo de tanta competencia, los parámetros de la evaluación son los números que revela la producción. No creo que en la iglesia esa deba ser la condición del éxito. En una campaña de evangelización que dirigí en Juazeiro do Norte, Ceará, bauticé CERO. Pero eso no impidió que después sirviera en la División Sudamericana. hoy en esa localidad hay seis iglesias y de ellas salieron varios pastores. La influencia que se dejó, el ejemplo que se dio, la bondad, la cortesía, la transparencia, la humildad para pedir perdón y la disposición a perdonar son los valores más grandes, entre muchos otros, que identifican a un pastor de éxito.

Ministerio: La condición del mundo actual les exige mucho a los pastores. ¿Está usted de acuerdo con esto?

Pastor Bessa: Los pastores de hoy no deben tener menos cualidades, y estas no deben ser diferentes tampoco, de las que tuvieron los pastores de hace seis mil años. De uno de ellos se dijo que andaba con Dios; a otro se lo identificó como amigo de Dios; hubo un príncipe de Dios; otro, muy amado; otro hombre de acuerdo con el Dios. Cuatro de ellos resultaron ser más sabios que los sabios de la ca en que vivían. Hoy el pastor puede aparecer en un traje de tela sintética, pero debe poder decir interiormente: “Cristo vive en mí”. Puede cambiar de automóvil cada año, pero la gente debe decir: “Este que pasa por ahí es un santo hombre de Dios” Puede ser doctor en Teología, pero se debe reconocer que es alguien que está con Jesús. Como pastores, debemos decir con Pablo: “Tenemos la mente [la actitud] de Cristo”. Cuanto más predomine la iniquidad más debemos reflejar en sentimientos, pensamientos, palabras, gestos y acciones el santo carácter de Cristo Jesús.

Ministerio: ¿Qué invitación especial le gustaría extender a los pastores y a la iglesia?

Pastor Bessa: Si consiguiéramos, como pastores, inspirar a nuestras iglesias para que inviertan tiempo en beber del manantial, en alimentarse del tesoro contenido en nuestras publicaciones, que abarcan todos los aspectos de la vida, dispondríamos de una feligresía segura, protegida, ferviente, en paz y preparada para toda buena obra. Seríamos un barco que navega tranquilo sobre las amenazadoras ondas del mal. Pastor: dedíquese a leer; alimente a su grey, y ella seguirá su ejemplo. Visite, pastor, y el rebaño lo imitará. Ame a la gente, pastor, y usted no sólo será amado; sino que los hermanos se amarán los unos a los otros, y a los pecadores también. Es posible que el enemigo no haya agotado todavía su capacidad de clonar nuevas y pervertidas prácticas pecaminosas. Necesitamos destapar los oídos para escuchar la suave voz del supremo Pastor, que pide entrar en nuestro corazón. Es necesario aclarar la vista con el colirio celestial. Necesitamos revestimos de la ropa confeccionada en los telares del cielo y poseer la fe más preciosa que el oro. Después del fatídico 11 de septiembre, la frase que más se oye en los Estados Unidos es: “Este mundo ya no es el mismo” Y, en efecto, no lo es. ¿Estamos nosotros, pastores e iglesias, comprendiendo la rapidez de los acontecimientos proféticos? Nos toca dar con la trompeta el certero sonido de la advertencia. Nos queda muy poco tiempo.

Sobre el autor: Zinaldo A. Santos es editor asociado de la Revista Adventista, edición brasileña, director de Ministerio, edición brasileña. José Cándido Bessa es pastor jubilado, ex secretario asociado de la Asociación Ministerial de la DSA.