Hemos estado dormidos, por así decirlo, con respecto a la obra que debe hacerse por medio de la circulación de publicaciones bien preparadas. Prediquemos ahora la palabra, mediante el uso inteligente de periódicos y libros, con energía resuelta, a fin de que el mundo entienda el mensaje que Cristo le dio a Juan en la isla de Patmos.
Que toda inteligencia humana que profesa el nombre de Cristo testifique: El fin de todas las cosas está cerca; preparaos para encontraros con Dios.
Material impreso para combatir las leyes dominicales. – Espero que la trompeta emitirá notas certeras en relación con este movimiento de las leyes dominicales. Pienso que sería mejor si se convirtiera en una especialidad en el tema de la perpetuidad de la ley de Dios en nuestras revistas…
La verdad debiera presentarse en artículos cortos, en forma clara y directa, haciendo énfasis especial en el día de reposo del Señor, y mostrando que los que dictan leyes para obligar a respetar el primer día de la semana son desleales al Señor del cielo, quien colocó su santidad sobre el séptimo día. ¿Estamos haciendo todo lo posible para exaltar la ley de Jehová?
Alimento espiritual y no noticias cotidianas. – El Señor no ha encargado a nadie para que eleve, alabe y exalte a hombres y mujeres, aunque su obra haya contribuido a llamar la atención de la gente a cosas de gran importancia y que conciernen a la salvación del alma; ¿debiéramos dedicar nuestro tiempo y espacio a glorificar a los que han estado trabajando para que surjan asuntos falsos? El Señor ha dado a cada persona su obra, y a quienes ha colocado en cargos de responsabilidad, ya sea escribiendo o hablando, les dice: “Vuestro trabajo es predicar la Palabra”.
La obra de presentar a la gente las cosas comunes que suceden a nuestro alrededor, las noticias del día, no es la obra de la verdad presente. Nuestra obra consiste en llenar cada página impresa con alimento espiritual. ¿Qué es la paja comparada con el trigo? Todas estas cosas comunes son muy insustanciales, y con frecuencia son alimento añejo para los que están hambrientos del maná celestial.
Evítese la exaltación de los seres humanos. – En una sesión nocturna hablaba seriamente a los que tienen responsabilidades como redactores y colaboradores de nuestros periódicos. El Señor me dio un mensaje para ellos…
Si los que están a cargo de nuestros periódicos sólo tienen juicio suficiente para llenar las publicaciones con escritos que exaltan a los seres humanos, entonces les recomiendo que busquen sabiduría de Dios. Su vista espiritual necesita ti ungimiento celestial… Al derramar un torrente de alabanzas sobre alguien a quien no conocéis, que no ha aceptado un “Así dice el Señor” en la obediencia a sus mandamientos, se colocan ellos mismos en una posición que en la crisis venidera, producirá un discernimiento defectuoso cuando vean las cosas buenas realizadas por los engañadores, que afirmarán ser Cristo y profetas enviados por Dios…
Los que usan su pluma y su voz para derramar alabanzas sobre seres humanos, necesitan tener un discernimiento más claro…
Este es un tiempo cuando cada frase escrita debiera tener un sentido definido y ser verdadera y sincera. No debiera escribirse ni una letra con el fin de ser popular o para vindicar lo que Dios condena.
A ningún mayordomo de Dios le incumbe exaltar a otro ser humano, vivo o muerto. Dios no nos ha encomendado presentar tal mensaje. Que todos los que se presentan en público por medio de sus escritos o mediante la palabra hablada, sean depurados de toda inclinación a loar a ningún ser humano, porque al hacerlo se encontrarán totalmente fuera de sus límites.
Peligro de cambiar los principios sagrados. – Hay personas que ocupan posiciones de responsabilidad que carecen de experiencia en la dirección de esta obra, por lo que debieran andar con humildad y cautela. En una visión nocturna estuve presente en varios concilios, y en ellos escuché palabras pronunciadas por hombres influyentes que afirmaban que si el periódico American Sentinel* [Centinela Norteamericano] eliminara las palabras “Adventista del séptimo día” de sus columnas y si no dijera nada del sábado, los grandes hombres del mundo lo patrocinarían; ganaría popularidad y realizaría una obra importante. Eso pareció satisfactorio. Estos hombres no alcanzaban a ver por qué no podíamos afiliamos con incrédulos y no profesantes para convertir al American Sentinel en un éxito resonante. Vi iluminárseles el rostro, y comenzaron a trabajar en la preparación de un plan para hacer que el Sentinel se convirtiera en una revista popular de gran éxito.
Este plan es el primer caso de una serie de medidas equivocadas. Los principios que se han defendido en el American Sentinel constituyen la esencia de la defensa del sábado; y cuando los hombres comienzan a hablar de cambiar estos principios, están haciendo una obra que no les corresponde. Lo mismo que Uza, están tratando de afirmar el arca que pertenece a Dios y está bajo su supervisión especial.
La preparación de artículos es un trabajo solemne*. – Quisiera exhortar a quienes son responsables de los artículos que se publicarán en las páginas de la Review and Herald. Los insto a que sean precavidos, a que sean personas cuyos ojos espirituales estén ungidos con el colirio santo, para que puedan discernir claramente lo que conviene para el progreso, y no el perjuicio, de la causa. Si no andan ni están en comunión con Dios, que dejen lugar a otros que caminarán decididamente y sin temor delante de Dios en la obra solemne de preparar materiales para su publicación, los cuales debieran ser como alimento en momento de necesidad para la familia de Dios.
Recuerden que los conceptos que aparecen en la Review deben llegar a la gente con fuerza, como si fueran proclamados desde los techos de las casas. El material presentado en los periódicos debe fortalecer las manos de los obreros, y enseñarles cómo deben pelear la buena batalla valerosamente…
Nuestros enemigos aprovecharán al máximo toda declaración hecha sin la precaución debida, y volverán esos conceptos contra aquellos que están haciendo todo lo posible para quitar los prejuicios que existen contra nosotros como pueblo.