¿Alguna vez se ha preguntado por qué tantas familias compuestas por personas capaces e inteligentes, con un sentido de responsabilidad bien desarrollado, se tambalean sin embargo al borde del desastre financiero?
Casi todas las familias que usted conoce tienen problemas con sus finanzas. Esto acarrea preocupaciones y disputas que, según los expertos, son a menudo la causa principal de los divorcios entre esposos y de las dificultades entre padres e hijos.
¿Es la suya una de esas familias aturdidas que no gozan lo “bueno de la vida” a pesar de tener ingresos adecuados? ¿Le interesa saber cómo puede salir de sus deudas? ¿Lo afligen sus problemas de dinero? También me afligían a mí, pero descubrí las tres causas principales de la mayoría de los problemas financieros familiares. Si logra comprenderlos y corregirlos, sus problemas financieros serán cosa del pasado.
Problema 1: Falta de presupuesto
Los consejeros de finanzas del hogar dicen que la mayoría de los problemas financieros familiares se deben al mal manejo de los ingresos, más bien que a ingresos reducidos.
Provisto de esta información, llevé a cabo una encuesta acerca de los presupuestos personales. Quedé sorprendido de los resultados. Esperaba encontrar a muchas personas que no hacen presupuestos de sus ingresos, pero sin excepción, todos los interrogados me dijeron que lo hacían. Sin embargo, muy pronto me di cuenta -mediante preguntas específicas- que el hombre y la mujer promedio no saben qué es verdaderamente un presupuesto.
Como ilustración citaré el caso de una señora que, después de haber elogiado ampliamente el valor de su presupuesto personal, me dijo cómo lo hacía: “Lo tengo en mi cabeza. Probablemente sería mejor si lo planeara o lo escribiera”.
Lo único que hace la mayoría de las personas es celebrar un partido mensual de lucha con las cuentas, y creen que esto es presupuestar. Puede ser que les cueste bastante tiempo y esfuerzo, pero de ningún modo significa esto que se rigen por un presupuesto. El presupuesto es un proceso bien documentado que elimina la pesadilla mensual de tratar de calcular dónde conseguir suficiente dinero para pagar las cuentas. Pocos saben cómo obtener buenos resultados de un presupuesto.
Un antiguo principio
Lo cierto es que, por encima de cualquier otro libro, la Biblia indica la verdadera técnica de hacer un presupuesto. Sabía que muchos hombres famosos buscaban ayuda práctica en sus páginas, pero no había comprendido cuán claro era el concepto que tenían los antiguos hebreos del manejo de sus ingresos.
De acuerdo con las leyes establecidas por los israelitas, la gente era inducida a apartar un porcentaje fijo de sus entradas regulares para uso* personal en ocasión de las fiestas religiosas anuales.
Este método de establecer un porcentaje fijo para obligaciones futuras no es el que usa la mayoría de las personas. En vez de eso, la técnica aparentemente más usada es pagar todas las cuentas que se reciban después de cobrar el último sueldo, con cualquier dinero disponible. Pero esto no significa presupuestar, en cambio, el método del porcentaje fijo sí entra de lleno en esa clasificación.
Problema 2: Abuso del crédito
Antes de la segunda guerra mundial, el sistema de crédito usado por la familia promedio era muy limitado y apenas tenía aceptación. El hipotecar la casa para obtener un préstamo era señal de señas dificultades financieras, parecidas a la posibilidad de tener que refugiarse en un asilo.
A veces se podía comprar un automóvil a plazos y se conseguían préstamos reducidos en los bancos. Pero el volumen de operaciones crediticias era muy pequeño. El mundo de las compras a plazos no había surgido todavía.
Desde entonces, la expansión del sistema de crédito ha sido fenomenal, no sólo en los Estados Unidos, sino en el mundo entero. Hoy por hoy, el fantástico mundo de la “compra al instante” es uno de los rasgos más característicos de nuestra sociedad.
Pero, ¿qué en cuanto al uso del crédito? ¿Se precipita usted en las compras a plazos como la mayoría de sus vecinos? ¿Es esto un error? Quizá su gran problema sea la falta de conocimiento sobre las compras a plazos.
El sistema de crédito, ¿bueno o malo?
Sería un disparate decir que el sistema de crédito es de por sí un error. El uso del crédito apropiado ha facilitado en forma significativa la afluencia de bienes y servicios, especialmente en el mundo de los negocios. Mucho se podría decir en el aspecto personal de los beneficios potenciales para el consumidor. Las tarjetas de crédito, por ejemplo, eliminan los peligros de llevar encima dinero en efectivo. Los préstamos a largo plazo y bajos intereses hacen posible la adquisición de bienes costosos como casas y automóviles, que de otra manera no estarían al alcance de muchas personas.
Con todo, muchas familias jóvenes son víctimas de las múltiples trampas del sistema de crédito. Charles Neal, director del Financial Counseling for the American Institute of Family Relations, (Consejo Financiero para el Instituto Americano de Relaciones Familiares), señala que “la causa de casi todos los casos de bancarrota personal ha sido el abuso de los créditos, en otras palabras, la impaciencia por obtener las ‘comodidades de la vida’ “.
Las compras a plazos, y particularmente el uso de las tarjetas de crédito, crean una ilusión de prosperidad. Lo reducido de los pagos, lo que demoran los cobros en llegar a fin de mes y la falta
de dinero en efectivo en el momento de hacer la compra, hacen que las comodidades de la vida estén de repente a nuestra disposición. Como dijo un joven empleado de una compañía de servicio, “a veces cuando uno empieza a ahorrar y tiene que esperar demasiado, puede que pierda el interés en adquirir las comodidades que quería”. Esta clase de razonamiento es el que todavía provoca que millones de familias gasten el sueldo antes de recibirlo.
El sistema de crédito puede ocupar su puesto en el seno de cualquier familia si ésta sabe cómo usarlo convenientemente.
Una guía para usar el crédito
Todos los que administran dinero deben saber en primer lugar, que hay dos clases de gastos. Rex Wilder, en McMillan Guide to Family Finances (Guía para las finanzas familiares de McMillan) lo identifica como lo que se necesita y lo que se desea. Define lo necesario como “algo que se desea con urgencia y que a menudo constituye una necesidad biológica” (como la casa y la comida). Lo que se desea lo describe como “el surgimiento de un deseo de tener algo que no se basa en ninguna necesidad imprescindible de la vida”. Usado con cautela, el crédito se puede aplicar a lo necesario, pero casi nunca debiera usarse para lo superfluo.
La mayoría de las familias que tienen problemas financieros abusan demasiado del crédito para adquirir cosas que desean y que no necesitan en realidad. Hasta que logren tener ahorros, debieran adoptar el sistema de comprar lo superfluo sólo a base de efectivo.
Problema 3: Falta de ahorro
Las estadísticas en cuanto a las entradas familiares demuestran que el sistema de ahorro ha ido incrementándose durante la última o las últimas dos décadas. También es un hecho estadístico interesante que las familias que ahorran no son las que experimentan dificultades financieras.
Casi todas las personas con las que me encuentro y que tienen problemas monetarios reaccionan ante la idea del ahorro de la siguiente manera: “¡Ni siquiera podemos permitirnos ese lujo!”. ¡Pero pueden permitirse el lujo de no practicarlo! Mientras más bajas son las entradas, más esencial es practicar el ahorro.
Ya hemos visto que para adquirir cosas superfluas es mejor el ahorro que el crédito. Pero no es la clase de ahorro al cual me refiero. Lo que más necesita la gente es lo que yo llamo “operación ahorro”, particularmente aquellos que viven con un presupuesto estrecho. La “operación ahorro” no es para planes futuros de vacaciones, adquisiciones de enseres domésticos o jubilación, sino para proporcionar los fondos necesarios para afrontar gastos imprevistos.
No importa cuán cuidadosamente planee usted los gastos futuros al hacer el presupuesto, siempre llegarán oportunidades únicas o momentos de dificultad en ios que necesitará dinero extra. Mientras’ más pobre sea la familia, más imperativa será la necesidad de la “operación ahorro”.
A medida que aumenten los ingresos, se podrá reducir la proporción anual de éstos que se ahorra, pero la familia de ingresos medianos debe separar un porcentaje anual para este propósito. Si las compañías que cuentan con millones de dólares de capital ven la necesidad de hacer ahorros con este fin, ¿cuánto más debiera ver esta necesidad la familia de ingresos reducidos?
De momento, puede ser que usted piense que este aspecto es, a la larga, menos importante que hacer un presupuesto y usar adecuadamente el crédito. Pero es tan importante como todo eso. Decídase a probarlo. Mantenga ese dinero y no lo toque a menos que sea para una genuina emergencia. Usted se sorprenderá al ver cuánto le rendirá su dinero.
La regla más importante
Hay también otro principio que gobierna el éxito o el fracaso de los asuntos financieros y que es más importante que los tres que acabo de mencionar. Este principio surge de una de las fuentes menos reconocidas como autoridad financiera la Biblia. Muchos hombres de negocio han acudido regularmente a sus páginas para obtener dirección para sus problemas diarios. Como ellos, yo tengo un profundo y permanente respeto por los muchos consejos prácticos y las advertencias de la Biblia, especialmente en los asuntos de dinero.
Por ejemplo, note el principio bíblico del ahorro: “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento” (Prov. 6: 6-8).
En las palabras de Jesucristo encontramos un concepto más profundo y consistente. “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hech. 20: 35).
Reconozco que no es fácil decidir dedicar una parte de lo que se tiene para ayudar a los necesitados cuando lo que se tiene es poco. ¿Ha considerado incluir alguna vez en su presupuesto familiar este rubro, teniendo en cuenta, naturalmente, sus recursos financieros limitados?
Una vez que la persona puede admitir que por lo regular no necesita todo lo que gana, y una vez que empieza a usar algunos de sus recursos para ayudar a otros, descubrirá que ha empezado a perder muchas de sus actitudes egoístas. Este principio de preocuparse por los demás ejerce una influencia más estabilizadora sobre la persona que los tres puntos mencionados en este artículo. El libro de Proverbios expresa el principio de este modo: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado” (cap. 11: 24, 25). Miles de personas han experimentado un amplio cambio en sus vidas practicando el principio bíblico de la generosidad.
En resumen, estas son las tres claves del éxito para experimentar la estabilidad financiera:
- Hacer un presupuesto anual que permita que gastemos cada sueldo casi idénticamente.
- Evitar el uso del crédito, a menos que sea para algo imprescindible. Ahorrar para adquirir las cosas superfluas.
- Practicar la “operación ahorro” para las emergencias.
Y lo más importante de todo, examinar su propia actitud. ¿Es usted egoísta o generoso? ¿Se preocupa por las necesidades de los otros, o sólo por las suyas? ¡He aquí la base principal de la felicidad financiera!
Sobre el autor: R. R. Drachenberg es tesorero de la División Interamericana.