Dios tiene una sola iglesia verdadera (Efe. 4:4-6).

Está fundada sobre Cristo, los profetas y los apóstoles (Efe. 2:20-22).

Salió para vencer con la pureza de su doctrina (Apoc. 6:2).

El Evangelio fué predicado por la Iglesia

Cristiana primitiva en todo el mundo mediterráneo del siglo I (Col. 1:23).

La doctrina de la iglesia apostólica que predicaba el Evangelio en toda su pureza

Sus miembros creían:

1. En Dios el Padre.

2. En Dios el Hijo —Jesucristo, el único Salvador.

3. En el Espíritu Santo, y lo recibieron.

4. En el perdón de los pecados.

5. En la inspiración de las Sagradas Escrituras.

6. En la conversión o nuevo nacimiento.

7. Que Cristo mora por la fe en el corazón del creyente.

8. En la obra sacerdotal de Cristo en el santuario celestial

9. Que el hombre tiene una naturaleza mortal.

10. En el sueño de la muerte.

11. En la resurrección de los muertos, tanto justos como impíos.

12. En la destrucción eterna de Satanás y sus seguidores (los impíos).

13. En el bautismo por inmersión.

14. En el rito de la Santa Cena.

15. En el rito de humildad previo a la Cena.

16. En el diezmo y las ofrendas voluntarias.

17. En la justificación por la fe.

18. En la santificación por el Espíritu Santo.

19. En la sencillez en el vestir.

20. En la abstención de las prácticas mundanas (diversiones, juegos, bailes, etc.).

21. En la curación divina.

22. En el ministerio de los santos ángeles.

23. En el privilegio y poder de la oración.

24. En la libertad de conciencia —separación de la iglesia y el estado.

25. En la divina ley moral de los Diez Mandamientos.

26. En el séptimo día como sábado (día de descanso) del Señor nuestro Dios.

27. En la institución del matrimonio.

28. En las profecías bíblicas.

29. En la temperancia en el comer y beber.

30. En los dones espirituales, incluso el espíritu de profecía.

31. En el estudio de la Palabra de Dios.

32. En una organización definida de la iglesia.

33. En el trabajo personal de los miembros de la iglesia.

34. En la segunda venida de Cristo en forma personal y visible.

35. En un milenio por venir.

36. En una tierra nueva, hogar de los redimidos.

Caballo bermejo (Apoc. 6:4). Años 100-322 DC.

El misterio de iniquidad en operación (2 Tes.2:7).

Caballo negro (Apoc. 6: 5, 6). Años 322-538 DC.

Desde la aparente conversión de Constantino y debido a sucesivos pasos de apostasía, entraron en la Iglesia Cristiana toda suerte de supersticiones, idolatrías y prácticas paganas, tales como: Año 370: culto de los santos, profesado por Basilio de Cesárea y Gregorio Nacianceno. Primeros indicios de la introducción del incensario, paramentos y altares en la iglesia, por la influencia de los paganos convertidos. Año 400: oración por los muertos y la señal de la cruz hecha en el aire.

Año 500: origen de la doctrina del purgatorio —Gregorio el Grande.

El tiempo que media entre la conversión de Constantino y el establecimiento de la iglesia de Roma se considera como de ciego fanatismo y superstición. En esta época fue impuesta por decreto también la observancia del “día del sol” (hoy domingo) en lugar del sábado (313 DC).

Caballo pálido (Apoc. 6:8). Años 538-1798 DC —Dominio papal.

Echó por tierra la verdad (Dan. 8: 12, úp).

El color pálido indica descomposición, muerte, decaimiento. Época de la Inquisición. A partir del concilio de Laodicea (mediados del siglo IV) y del de Calcedonia (451) prohibición rigurosa de la observancia del sábado.

Año 606: edicto del emperador bizantino Focas, por el que se daba primacía al obispo de Roma.

Año 609: culto de la Virgen, propiciado por el papa Bonifacio IV. Invocación de los ángeles, definitivamente establecida en la iglesia.

Año 670: celebración de la misa en latín (idioma que llegó a ser desconocido por el pueblo con el correr del tiempo), por el Papa Vitaliano.

Año 758: confesión auricular, introducida por religiosos del oriente.

Año 787: culto de las imágenes, ordenado por la iglesia en el Segundo Concilio de Nicea.

(Ver El Conflicto de los Siglos, págs. 56, 738, 739, ed. PP).

Año 787: culto de la cruz y de las reliquias, por el mismo concilio.

Año 870: canonización de los santos, por Adriano II.

Año 998: fiesta de los difuntos, establecida por Odilón, abate de Cluny. ,

Año 998: la Cuaresma.

Año 1000: canon de la misa.

Año 1074: celibato del clero, por Gregorio VIL

Año 1095: indulgencias plenarias, Urbano II. í l f

Año 1125: entre los canónigos de León aparecen las primeras ideas de la inmaculada concepción de María. San Bernardo las combate.

Año 1164: Pedro Lombardo enumera los-siete sacramentos. Cristo dejó solamente dos.

Año 1184: en la entrevista de Verona entre el papa Lucio III y Federico Barbarroja se decide establecer como pena por la obstinación en la herejía el exilio y la confiscación de bienes.

Año 1200: dispensas.

Año 1215: transubstanciación, por el Concilio de Letrán.

Año 1215: el mismo concilio establece la confesión auricular.

Año 1563: el Concilio de Trento define que la tradición vale tanto como la Palabra de Dios.

Año 1563: el mismo concilio acepta como canónicos los libros apócrifos.

Año 1854: el papa Pío IX define como dogma la inmaculada concepción de la Virgen María.

Año 1870: el Concilio del Vaticano declara como dogma la infalibilidad del papa.

“Roma locuta est, causa finita est” (Roma habló, está terminada la discusión).

“Mas en vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres” (Mat. 15: 9).

“Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, ‘el misterio de iniquidad’ hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y sustituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. … La obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad” (El Conflicto de los Siglos, págs. 53, 54, PP).

“Para mantener su poder sobre los hombres y establecer la autoridad del usurpador papal, Satanás necesita que ellos ignoren las Santas Escrituras” (Id., pág. 55).

“Cuando las Santas Escrituras se suprimen y el hombre llega a considerarse como ente supremo, ¿qué otra cosa puede esperarse sino fraude, engaño y degradante iniquidad? Al ensalzarse las leyes y las tradiciones humanas, se puso de manifiesto la corrupción que resulta siempre del menosprecio de la ley de Dios” (Id., pág. 59).

Surge la Reforma de Acuerdo con la Profecía. “Subid acá” (Apoc. 11:12). Reforma de Wiclef. Años 1324-1384. Iglesia Anglicana —Inglaterra.

“En el siglo XIV salió en Inglaterra ‘el lucero de la Reforma’, Juan Wiclef, que fue el heraldo de la Reforma no sólo para Inglaterra sino para toda la cristiandad. La gran protesta que contra Roma le fue dado lanzar, no iba a ser nunca acallada, porque inició la lucha que iba a dar por resultado la emancipación de los individuos, las iglesias y las naciones” (Id., pág5. 85, 86).

“Pero la obra más grande de su vida había de ser la traducción de la Biblia en el idioma inglés” (Id., págs. 93, 94).

“Sus partidarios, conocidos por wiclefistas y lo lardos, no sólo recorrían Inglaterra sino que se esparcieron por otras partes, llevando a otros países el conocimiento del Evangelio” (Id., pág. 101)

Huss y su compañero Jerónimo. Años 1369-1415. Valeroso y sin miedo, enfrentó el poder de las tinieblas. Fué condenado a muerte.

“Habiendo sido pronunciada la sentencia, se dio principio a la ceremonia de la degradación. Las vestiduras le fueron quitadas una por una, pronunciando cada obispo una maldición cuando le tocaba tomar parte en la ceremonia. Por último ‘colocaron sobre su cabeza una gorra o mitra de papel en forma de pirámide, en la que estaban pintadas horribles figuras de demonios, y en cuyo frente se destacaba esta inscripción: “El archihereje”. “Con gozo —dijo Huss— llevaré por ti esta corona de oprobio, oh Jesús, que llevaste por mí una de espinas”

Cuando las llamas comenzaron a arder en torno suyo, principió a cantar: ‘Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí’, y continuó hasta que su voz enmudeció para siempre” (Id., págs. 116, 117).

Lutero. Años 1483-1546. Iglesia Luterana. “El más distinguido de todos los que fueron llamados a guiar a la iglesia de las tinieblas del papado a la luz de una fe más pura, fue Martín Lutero. Celoso, ardiente y abnegado, sin más temor que el temor de Dios y sin reconocer otro fundamento de la fe religiosa que el de las Santas Escrituras, fue Lutero el hombre de su época.

Por su medio realizó Dios una gran obra para reformar a la iglesia e iluminar al mundo” (Id., pág. 129).

“El justo vivirá por la fe”. Lutero fue uno de los hombres más valientes entre los reformadores. Guardado por la providencia de Dios, tradujo la Biblia a la lengua alemana.

Calvino. Años 1509-1564. Iglesia Calvinista. Durante 30 años trabajó en Ginebra, Suiza, haciendo una gran obra para Dios.

Wesley. Años 1703-1791. Padre de la iglesia metodista. En su trabajo muchas veces fue salvado milagrosamente por Dios. Trabajó junto con Whitefield. Defendió ardorosamente la ley de Dios, diciendo que seguía siendo válida.

(Véase El Conflicto de los Siglos, págs. 303, 304.)

Whitefield. Años 1714-1770. Trabajó con Wesley. Su tema fue la conversión. Miller. Años 1782-1849. Gran reformador norteamericano. Estudió con interés las cronologías de la Biblia. Estudió la profecía de los2.300 días de tarde y de mañana. Era bautista y en 1844 recibió licencia para predicar. (Véase El Conflicto de los Siglos, pág. 363.) fue un orador elocuente y muy estudioso. Predicó la venida de Cristo para 1844. fue el precursor de los tres últimos mensajes. La explicación del tiempo por él enseñado era correcta, mas no

lo era el acontecimiento por él anunciado. Muchos se chasquearon. Campbell. Fundador de la Iglesia de los Discípulos de Cristo. Procuró imprimir un claro “Así dice el Señor” a sus enseñanzas. Es una fusión de bautistas y presbiterianos.

Primer Mensaje Angélico (Apoc. 14:6, 7). Consistió en el mensaje del inminente regreso de Jesús en 1844. Este mensaje fue predicado por muchas iglesias y también por personajes como Wolff, quien lo difundió en Asia, África y América del Norte. Bengel lo predicó en Alemania; Lacunza, en América del Sur; unos 700 ministros de la Iglesia Anglicana lo anunciaron en Inglaterra; y Guillermo Miller y los adventistas del primer día, en América del Norte. Hubo un reavivamiento mundial, despertado por el mensaje del regreso de Jesús.

“Se hacían sentidas confesiones y los miembros de la familia trabajaban por la salvación de los más cercanos y queridos. A menudo se oían voces de ardiente intercesión. Por todas partes había almas que con angustia luchaban con Dios. Muchos pasaban toda la noche en oración para tener la seguridad de que sus propios pecados eran perdonados, o para obtener la conversión de sus parientes o vecinos” (Id., pág. 419).

Cristo no vino en 1844. Hubo un chasco general. Muchos dejaron la fe, mientras que otros continuaron examinando las profecías y encontraron la gran verdad según la cual Cristo pasó en esa ocasión del lugar santo del santuario celestial al santísimo, para efectuar el juicio.

Segundo Mensaje Angélico (Apoc. 14:8). Hubo una apostasía general entre las iglesias protestantes nominales. Tuvieron una hermosa oportunidad para plegarse a la verdad y profundizar el estudio de la Palabra de Dios a fin de hallar en ella nuevas verdades y preparar un pueblo para la venida de Jesús. “Ha caído Babilonia”. “Salid de ella, pueblo mío”.

“Quien deliberadamente mutila su conciencia del deber porque ella está en pugna con sus inclinaciones, acabará por perder la facultad de distinguir entre la verdad y el error” (Id., pág. 428).

“Al rechazar la amonestación del primer ángel, rechazaron los medios que Dios había provisto para su redención. Tal era la causa del terrible estado de mundanalidad, apostasía y muerte espiritual que imperaba en las iglesias en 1844”. (Id., pág. 431).

Los fieles que quedaron, escudriñaron las Escrituras y fueron encontrando nueva luz y nuevas verdades. El sábado ocupó su debido lugar como día de descanso, surgiendo así los adventistas del séptimo día. En el momento en que la ley de Dios fue de nuevo respetada, surgió el espíritu de profecía para ayudar a organizar el mayor movimiento mundial, con un mensaje para todo el mundo.

Tercer Mensaje Angélico (Apoc. 18:4).

“La tierra fue alumbrada de su gloria” (Apoc. 18:1).

“Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos”. “A la ley y al testimonio” (Isa. 8: 16, 20).

“La ley de Dios es la regla infalible para cual debe probarse toda opinión, doctrina y teoría” (Id., pág. 505).

Debía surgir un pueblo que fuese el precursor de la segunda venida de Cristo para preparar un pueblo que anduviese en la verdad. “Aquí están…” (Apoc. 14:12).

“Guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12: 17).

“El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apoc. 19:10).

Ningún don debe faltar, y el espíritu de profecía es uno de los más preciosos. ¿Dónde está este pueblo? En el libro Testimonios Selectos, pág. 56, leemos lo siguiente: “Miré hacia la tierra, por si veía al pueblo adventista, pero no lo hallé en parte alguna, y entonces una voz me dijo: ‘Vuelve a mirar un poco más arriba’. Alcé los ojos y vi un recto y angosto sendero trazado muy por encima del mundo. El pueblo adventista iba por ese sendero, en dirección a la ciudad que estaba al fin del camino. Detrás de él, al comienzo del sendero, había en alto una brillante luz, que según me dijo un ángel era ‘el clamor de medianoche’. Esta luz brillaba a lo largo de todo el sendero, y alumbraba los pies de los caminantes para que no tropezaran”. “‘Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús’ (Apoc. 14:12). Este es un mensaje distinto y separador, un mensaje que se dará en forma certera. Deberá apartar a la gente de las cisternas resquebrajadas que no contienen agua y llevarla a la inagotable Fuente del agua de la vida” (Joyas de los Testimonios, tomo 3. pág. 151).

“Dios está conduciendo a un pueblo para que se coloque en perfecta unidad sobre la plataforma de la verdad eterna de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. El ha de disciplinar y adaptar a su pueblo. No estarán en discordia, creyendo unos una cosa y otros teniendo puntos de vista enteramente opuestos, moviéndose cada uno independientemente del cuerpo. Por medio de la diversidad de dones y autoridades que colocó en la iglesia, todos llegarán a la unidad de la fe” (Testimonies, tomo 3, pág. 446). La iglesia de Dios en la tierra tiene que concordar con todas las doctrinas de la iglesia fundada por Cristo. (Conviene recapitular a esta altura, los datos mencionados al principio de este estudio.)

“En un sentido especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dos proyecta sobre ellos una luz maravillosa.

Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella.

“Las verdades que debemos proclamar al mundo son las más solemnes que jamás hayan sido confiadas a seres mortales. Nuestra tarea consiste en proclamarlas. El mundo debe ser amonestado, y el pueblo de Dios tiene que ser fiel a su cometido” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 288).

“Nuestra única seguridad es permanecer con el pueblo peculiar de Dios. No debemos ceder ni una pulgada a las costumbres y modas de este siglo degenerado; sino quedar en independencia moral, sin contemporizar con sus prácticas corruptas e idólatras” (Testimonies, tomo 5, pág. 78).

El Llamado De La Hora undécima

Se aproxima la hora crítica del mundo. El estado en que el mismo se encuentra, herido, convulsionado y enfermo, constituye un llamado a sus habitantes para que sean piadosos y busquen a Dios de todo corazón. Dios mismo nos invita a levantarnos y proclamar a todo el mundo al Salvador crucificado, resucitado y próximo a volver. En este movimiento de reforma final, todas las verdades perdidas o pervertidas deben ser restauradas. Errores y engaños deben ser desarraigados, y el grandioso Evangelio antiguo, en toda su plenitud y sencillez, debe ser proclamado en el espíritu y la virtud de Elias.

No seamos desobedientes a la visión celestial. Estudiemos las Sagradas Escrituras para comprender el mensaje divino.

Sobre el autor: Pastor de la Iglesia de Uruguayana