“En el libro de Apocalipsis, Dios establece con mucha claridad los asuntos que definen el rumbo de la predicación adventista, la que siempre es relevante”.

Nacido en una familia pastoral, el pastor Marcos Faiock Bomfim fue pastor de iglesias en la región metropolitana de San Pablo durante nueve años; trabajó en las asociaciones Catarinense y Sur Ríograndense, como director de Mayordomía Cristiana, Comunicación, Salud y Familia. Al momento de ser nombrado a fines del año pasado como secretario ministerial asociado de la División Sudamericana, el pastor Bomfim coordinaba los ministerios de Mayordomía, Familia y Salud en la Unión Sur Brasilera, en donde trabajó durante los últimos 16 años. Tiene una maestría en Teología y, al igual que su esposa, es especialista en Terapia Familiar. El matrimonio Bomfim fue bendecido por el Cielo con dos hijas: Luana y Alana, quienes estudian Enfermería en la UnASP.

En esta entrevista, el pastor nos habla sobre la vida pastoral y la predicación.

Ministerio: ¿Cómo recibió el llamado para ser secretario ministerial asociado de la División?

Pr. Bomfim: Todos mis llamados y traslados siempre se presentaron en forma sorpresiva. Esta vez no fue diferente. ¿Cómo podría Dios ofrecerme otra responsabilidad, cuando no me hallaba a la altura de la tarea anterior? Lo que me ha animado es saber que el Señor necesita más de mi disponibilidad que de mi capacidad. Aquel que utilizó el asna de Balaam como su instrumento también es poderoso para hacer uso de otra de sus criaturas, para su causa.

Ministerio: ¿Hubo algún hecho en su vida que pudo interpretar como fundamental para definir su vocación pastoral?

Pr. Bomfim: Cuando era bebé, estuve a punto de morir. Mi padre me dedicó a Dios, pidiendo que, si aquel niñito iba a entregar la fila de los impíos, entonces que descansase. Al ser sanado, crecí escuchando, de parte de mis padres: “Acuérdate de que fuiste dedicado a Dios, y de que tienes la vida prestada”. De esa manera, coloqué en mi corazón el deseo de servir en la causa de Dios. El problema era que siempre me gustaron las ciencias biológicas; no me imaginaba como pastor. Pero, después de un periodo de debilidad espiritual, decidí estudiar Teología, aunque fuera como una manera de fortalecer mi relación con Dios, para luego proseguir con mi área de interés. Pero, Dios tenía otros planes y, durante los dos últimos años de Teología, percibí que no podría hacer otra cosa sino ser pastor.

El hecho de haber nacido en una familia pastoral también ayudó. Pero, mi desafío a ser diferente no estaba impulsado por el hecho de ser hijo de pastor, sino por el hecho de ser cristiano. Mis padres siempre fueron sinceros, decididos a obedecer a Dios y a andar en sus caminos. Jamás los oímos criticar a los dirigentes, los colegas o los miembros de la iglesia. Hubo pastores que me marcaron, al igual que algunos profesores.

Ministerio: Relátenos, por favor, su experiencia pastoral.

Pr. Bomfim: Al inicio de mi ministerio, la frustración en cuanto a mi desempeño y las dificultades en las relaciones eran grandes. En tres ocasiones pensé en devolver la credencial. Entonces, Dios me mostró que él es quien debía estar al mando de mi vida y que, por eso, yo no tenía el derecho de tomar decisiones que a él le correspondía tomar.

Fue así que me permitió conocer al hermano Antonio Fragoso, un hombre apegado a la Biblia, misionero y muy dispuesto al servicio. El estilo de vida de ese hermano y los consejos que recibí de él me llevaron a renunciar a la idea de ser un “pastor de éxito”. Empecé a buscar las cosas de lo Alto y un nuevo corazón. “Puede ser que no sea un pastor de éxito”, me decía, “pero, como cualquier persona, puedo ser un cristiano de éxito. Si logro llegar al cielo, los fracasos de la tierra habrán pasado, y habré ganado todo lo que alguien quisiera ganar”. En ese momento, comencé a buscar a Dios de forma diferente, y a pedirle un corazón nuevo. Entonces, las cosas comenzaron a cambiar. Hoy, pienso que es mucho más simple ser un cristiano que ser un pastor. Si yo soy un cristiano íntegro, Dios controlará mi ministerio.

Ministerio: Como secretario ministerial, ¿de qué manera describiría a un buen pastor?

Pr. Bomfim: Pienso que, a los ojos de Dios, un gran pastor nunca se considera como tal, sino que se ve como un hombre común, con defectos, pero que desea acercarse al Señor. En vez de desear actuar como pastor, actúa como un “hombre de Dios”, llamado en su nombre. Busca la santidad de carácter, y lleva a otros pecadores más cerca de Dios. Un gran pastor será reconocido como hombre de Dios, primeramente, por la esposa y por los hijos; después por la iglesia y, finalmente, por la comunidad. Su influenciaos casi irresistible. Debe existir equilibrio entre la búsqueda de la santidad personal, en la familia, por un lado, y el crecimiento teológico e intelectual, la visión misionera, hábitos y rutina de trabajo, un estilo de vida temperante; a su vez armonizado con un buen nivel de inteligencia emocional, que es el lubricante de las relaciones. Solo una persona llena del Espíritu Santo puede equilibrar satisfactoriamente esas variables.

Ministerio: La comunicación virtual es una tentación que distancia al pastor de su rebaño. ¿Cómo se puede equilibrar el uso de las tecnologías con el contacto personal?

Pr. Bomfim: El desequilibrio en el uso de las herramientas virtuales es un poderoso elemento alienante, que no solo puede redundar en un distanciamiento del pastor de su rebaño sino además, de la propia familia Ya lo dijo Salomón “En el rostro del entendido aparece la sabiduría; mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra” (Prov. 17:24). Evidentemente, no podemos ignorar las nuevas tecnologías de la comunicación, pero quien utiliza mucho tiempo en estos ambientes tendrá falta de tiempo para el contacto personal y con la gente en general, además de otras cosas importantes. Dios no envió a su Hijo de forma virtual, sino encarnado. Por otro lado, especialmente en los grandes centros urbanos, la dificultad del pastor para hallar a las familias en casa en muy real. Pero, como ministros de Dios en favor de los seres humanos, no podemos acomodarnos a las circunstancias. Necesitamos desarrollar rutinas de trabajo muy estrictas; procurar alternativas para sortear ese problema.

Ministerio: En su opinión, ¿qué aspecto debe ser mejorado en los pulpitos adventistas?

Pr. Bomfim: Es justo que se espere que la predicación en nuestras iglesias enfrente el reto de ser atrayente, relevante y “adventista” al mismo tiempo. En ocasiones, pareciera que el deseo de ser identificados como evangélicos y el miedo de ser considerados como secta afectan nuestra predicación.

Felizmente, en Apocalipsis 10 al 14 Dios estableció con mucha claridad los temas que componen la “Verdad presente”, qué es relevante, y el rumbo de la predicación adventista Es sorprendente la reacción de las personas cuando oyen sobre el mensaje del Apocalipsis y de las doctrinas distintivas del adventismo. Desean que se les recuerde que Cristo volverá, que es necesario prepararse; pero que, además, él recibe, justifica y santifica a los pecadores La predicación relevante es aquella que está contextualizada en la “Verdad presente’, es decir, con los temas relacionados con el plan de salvación, aplicados a la época en que las personas están viviendo. Para Noé, la verdad presente era la necesidad de entrar en el arca; para Juan el Bautista, era preparar el camino al Mesías. De la misma manera, debemos preparar el camino para el regreso de Jesús. Sin embargo, no es solo el tema el que hace que el mensaje sea eficaz; el mensajero también es una variable importante en el proceso. Además de tener una vida íntegra, el predicador debe estar lleno del Espíritu Santo. Queriendo destacar la importancia de la oración para la predicación, alguien aconsejó: “Si usted tuviera dos tiempos, use uno preparando el sermón, y otro orando para ser usado por el Espíritu Santo. Si tuviera solo un tiempo, úselo orando”.

Ministerio: ¿Cómo se pueden equilibrar las diversas técnicas de la comunicación, que hacen más ameno el sermón, con una sólida nutrición espiritual desde el púlpito?

Pr. Bomfim: Alguien expresó que cuando el pastor ocupa el púlpito está en un lugar que no le pertenece. En realidad, solo está representando a Alguien; por lo tanto, no tiene el derecho de decir lo que quiera ni cómo quiera: su deber es aplicar todo su esfuerzo en exaltar el mensaje y a su Autor, a punto tal que el mensajero pase desapercibido. Pero, cuando no existe un mensaje sólido, no queda más opción, al predicador, que divertir a la congregación hasta que el reloj acaba con el sufrimiento de la gente.

Ministerio: ¿Qué se puede hacer para que los departamentos puedan divulgar sus planes y que lo grey reciba alimento espiritual nutritivo?

Pr. Bomfim: Tanto la sustitución de la predicación de la Palabra por la promoción, como el hecho de no promocionar, por considerarlo desvinculado con el quehacer espiritual, perjudican a la iglesia. Al promover un proyecto de trabajo como, por ejemplo, “Amigos de Esperanza”, el predicador debe orar a fin de que el Señor lo ayude a presentar el tema dentro del contexto del Gran Conflicto y del triple mensaje angélico. Así, el programa será promocionado y también la iglesia será alimentada espiritualmente, y los pecadores serán convertidos.

Ministerio: ¿Qué sugerencia podría compartir para la elaboración de un calendario de predicación?

Pr. Bomfim: Todo nutricionista sabe que una dieta variada favorece una mejor nutrición. Ese es el mayor beneficio de un calendario de predicación, el que continúa siendo la mejor forma de alimentar apropiadamente a la congregación. Pero, como existen pastores con diferentes disposiciones, no todos logran ajustarse a ese esquema. Algunos prefieren presentar lo que los ha impresionado en sus momentos de comunión, por lo que hacen un calendario a corto plazo. En todo caso, el predicador debe estar consciente de que toda la Palabra de Dios necesita ser presentada a la congregación.

Ministerio: Con tantas tareas por realizar, el pastor tiende a dejar poco tiempo para estudiar y preparar sermones, así como para atender a su familia. ¿Qué sugerencia podría compartir para utilizar mejor el tiempo?

Pr. Bomfim: El que permite que las circunstancias controlen su agenda termina estresado; pierde el control de su vida, que queda desestructurada. Mientras más compromisos amenacen con desplazar lo esencial, tanto más importante será crear hábitos. Estos deben establecerse sobre la base de la oración y de la Revelación, no de la voluntad humana. Pienso que necesitamos ser radicales en cuanto a buscar al Señor en la primera hora de cada día, en forma particular y como familia. La Biblia y los escritos del Espíritu de Profecía desarrollarán los valores necesarios para fijar las prioridades correctas. Una persona tal sabrá que existen cosas que no son consideradas como trabajo, pero que no pueden descuidarse sin sufrir pérdidas significativas: la hora de despertar, la comunión personal, el culto familiar, tiempo con la familia, ejercicio físico diario, sueño suficiente, la alimentación apropiada en el tiempo adecuado, etc. Todo esto forma parte de la base del apoyo al trabajo; que también necesita ser sistematizado por medio de rutinas con horarios establecidos a fin de planificar el estudio, las visitas, la preparación de sermones y otras actividades. Existen ventajas cuando se organiza la rutina y, con la ayuda del Espíritu Santo, de forja el dominio propio para seguirla

Ministerio: Si pudiera hablara los pastores de Sudamérica solo una vez, ¿qué les diría?

Pr. Bomfim: Presentaría el sermón que he procurado presentarme a mí mismo cada día, sobre la necesidad de recibir el derramamiento del Espíritu Santo diariamente. Para esto, sé que necesito fortalecer más el hábito de buscar al Señor en la primera hora del día, pasando tiempo en oración y en el estudio de su Palabra. Pero, como la consagración sin un compromiso con la misión es ilusoria, he rogado a Dios que cree en mí algo que no me es natural: amor que me impulse a trabajar por otras personas. Creo que llegó el tiempo en que debemos rogar a fin de que el reavivamiento y la reforma no sean solo un “nuevo” programa de la iglesia, sino una realidad en nuestra vida.

Sobre el autor: Marcos F. Bomfim: Secretario ministerial asociado de la División Sudamericana.

Zinaldo A. Santos: Director de la revista Ministerio, edición de la CPB.