Nacido en un hogar cristiano luterano, el pastor Jorge Mario de Oliveira, catarinense de San Francisco del Sur, Rep. del Brasil, se bautizó en la iglesia adventista de esa localidad cuando tenía 12 años. Este cambio fue consecuencia de la influencia de la escuela adventista en la que estudiaba. Desde entonces, ha sido activo en la obra de la iglesia, y a los 20 años de edad sintió que Dios lo estaba llamando para ser pastor. Terminó su curso teológico en 1977, en el Instituto Adventista de Ensino (IAE), y sirvió como pastor de iglesias en Santa Catarina, Goiás, en el Distrito Federal, en Paraná y en São Paulo, en el Brasil.

Con una maestría en Teología Pastoral, también enseñó durante once años Teología Aplicada en el Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT), del Centro Educacional Adventista de São Paulo, UNASP.

De su unión matrimonial con la profesora Marcia Lima de Oliveira, graduada en Orientación Educacional, nacieron dos hijos: Jorge Marcio, casado y obrero en el sector de Comunicaciones de la UNASP, y Joni Roger, estudiante del tercer año de Teología. Por medio del correo electrónico, dialogó con Ministerio sobre su experiencia pastoral, especialmente al cumplirse casi un año de su asunción del cargo de pastor de una de las iglesias más importantes de la Asociación de São Paulo.

Ministerio: ¿Puede usted recordar el momento y las circunstancias en que sintió el llamado a la obra pastoral?

Pastor de Oliveira: Mi vocación pastoral se había manifestado ya en mi infancia, cuando le gente me llamaba “pastorcito” en la Iglesia Luterana Alemana de San Francisco del Sur, Santa Catarina, mi ciudad natal. Fui bautizado en la Iglesia Adventista a los 12 años, y dos años más tarde me nombraron director de Jóvenes de la iglesia. Eso acentuó en mí el deseo de ser pastor. Más tarde, a los 20 años, me fui de la Facultad de Matemáticas y del trabajo de cronometrista en la industria de refrigeración “Cónsul” de Joinville. En esa ocasión, había terminado de participar en un congreso de Jóvenes en Gramado, Río Grande del Sur, en diciembre de 1973, cuyo lema era “Cristo: ¡Cuenta conmigo ahora!” Poco más de un mes después, el 1° de febrero de 1974, llegué al IAE, en São Paulo, para comenzar a estudiar Teología. Fue una de las grandes decisiones de mi vida.

Ministerio: Hasta hace poco, usted estaba enseñando. Ahora, en la práctica, ¿no le parece que la teoría es algo diferente?

Pastor de Oliveira: Dios me dio el privilegio de enseñar durante once años en el Seminario Adventista Latinoamericano de Teología. Siempre traté de que la teoría fuera lo más “práctica” posible. Y me fue bien, porque mis materias eran Teología Aplicada y Teología Educacional; se prestaban para eso y me permitían hacerlo sin mucha dificultad. Por lo tanto, no tuve dificultades con la práctica de lo que enseñaba en la teoría. Me siento como “un pez en el agua” al dirigir una iglesia. Serví como profesor, y fue muy bueno; pero siempre tuve cuidado de no perder mi identidad pastoral. Acabo de confirmar que el mejor lugar para un pastor es estar cuidando de la iglesia.

Ministerio: ¿Cómo es la iglesia que usted dirige ahora?

Pastor de Oliveira: Me hice cargo del distrito pastoral de Riacho Grande (Batistini), en la Asociación de São Paulo, el 2 de agosto del año pasado. La iglesia sede se conoce como Riacho Grande, y este año celebra sus bodas de plata. Está fuera de la ciudad, en un lugar muy lindo, junto a la represa Billings, en el municipio de San Bernardo del Campo. En este momento tenemos algo más de trescientos miembros activos, que residen, dispersos, en la zona metropolitana de São Paulo. las bellezas naturales, combinadas con la arquitectura del templo, invitan a la adoración. Es un agradable desafío dirigir una iglesia como ésta.

Ministerio: ¿Qué nos puede decir acerca del crecimiento de esta iglesia y su participación en la obra misionera?

Pastor de Oliveira: La participación misionera equivale a la de cualquier congregación adventista de la actualidad. El grupo que está dispuesto a dar testimonio de su fe todavía no es muy numeroso, pero hay gente inflamada con el deseo de compartir las verdades de la Biblia, y lo ha hecho con éxito. El gran desafío de la iglesia de Riacho Grande consiste en alcanzar a gente de clase media alta; pero esa gente demora en tomar la decisión para el bautismo. Muchos vienen a la iglesia durante un buen tiempo, se consideran adventistas, pero les resulta difícil vivir las doctrinas del adventismo bíblico. En lo que se refiere al crecimiento, me faltan datos para realizar una evaluación exacta. En una observación superficial, me parece que su crecimiento es menor que el del promedio. La iglesia tiene algunos puntos fuertes, y en otros necesita mejorar. Pero los dirigentes están atentos y listos para actuar. Hay una conciencia misionera y el fuerte deseo de salvar a la gente para el Reino de los cielos. Estamos buscando métodos alternativos. Si Jesús se demorara en venir y esta comunidad no lograra ganar gente con recursos, tendría dificultad para autosostenerse dentro de algunos años.

Ministerio: ¿Por qué causa, por lo que usted alcanza a ver, la mayoría de los hermanos no toma parte en las actividades misioneras, y qué se podría hacer para revertir ese cuadro?

Pastor de Oliveira: Puede haber varias causas: debilidad espiritual, indiferencia, miedo, sensación de incapacidad y otras más. Tal vez, si evitáramos masificar el enfoque misionero, diversificando los métodos, de manera que cada cual pudiera dar testimonio de acuerdo con sus dones, la reacción podría ser mejor.

Ministerio: ¿Cuáles son los métodos más apropiados, según usted, para la realidad de su iglesia?

Pastor de Oliveira: Hay varias ideas, pero ya estamos poniendo en práctica un método. Descubrí que, para la realidad de esta iglesia, lo ideal es que los miembros participen en los Grupos pequeños. Estoy convencido de que ahora éste es el mejor camino, y concentraremos nuestros mejores esfuerzos en este programa. Las últimas conversiones fueron de personas alcanzadas por este método divino. Invitamos al Dr. Richard Norton, profesor de la Universidad Andrews, de los Estados Unidos, para que nos diera un curso acerca de la formación de Grupos pequeños. Por la gracia de Dios, la iglesia está motivada y ya tenemos algunos grupos en formación. Tengo la esperanza de que, mediante el poder del Espíritu Santo, la gente con la que trabajan nuestros hermanos acepte la verdad. Un hecho digno de tomar en cuenta es que la iglesia de Riacho Grande es la preferida para celebrar casamientos entre los adventistas de São Paulo. Estamos haciendo planes para alcanzar a los no adventistas que vienen a la iglesia en esas ocasiones. Generalmente, les encanta el lugar. La Escuela Sabática también ha sido un importante método de evangelización. Cada visita no adventista que viene a la iglesia el sábado recibe una Biblia de regalo y una inscripción a la clase bíblica. El departamento de Recepción de interesados se encarga de atender en forma personalizada a toda persona que viene por primera vez, y cada vez que regresa.

Ministerio: ¿Qué proyectos se destacarán en su iglesia durante el Año Mundial de Evangelización?

Pastor de Oliveira: Observé que la Iglesia de Riacho Grande siempre se preocupó por la evangelización. En los últimos años, por ejemplo, participó activamente en la construcción de dos iglesias: Jardim Ipé, hoy sede de un distrito, y la recientemente organizada iglesia del barrio Las Palmas. Tenemos un nuevo proyecto evangelizador que durará cuatro años. Primero, vamos a construir una nueva iglesia en el barrio Jardim Jerusalém, no muy lejos del lugar donde hay un grupo de hermanos que se reúne en un salón alquilado Ahí haremos obra evangélica por etapas, y una de ellas será una campaña de evangelización pública. Además, tenemos, como ya lo dijimos, los Grupos pequeños, la obra de la Clase Bíblica permanente y la atención especial a las visitas que asisten a los casamientos. Estamos orando por una estrategia de evangelización que nos permita alcanzar en forma eficiente a una clase social más alta.

Ministerio: ¿Es posible visitar pastoralmente en sus casas a los miembros diseminados por toda la Gran São Paulo, como usted dice, ocupados, además, todos ellos, en sus respectivas actividades profesionales?

Pastor de Oliveira: Al principio, me pareció que no sería posible, pero después me di cuenta de que me había equivocado, porque he hecho más visitas de las que me había imaginado. La visitación sigue siendo la obra pastoral por excelencia. Las grandes distancias son el desafío; sin embargo, la vida nocturna de São Paulo favorece las visitas pastorales. En este año 2004, estamos haciendo planes para llevar a cabo esa tarea con la participación de todos los ancianos. Nuestro blanco es que cada familia reciba una visita pastoral, por lo menos, una vez en el año.

Ministerio: ¿Cuál es la prioridad en sus actividades diarias?

Pastor de Oliveira: No hago nada que difiera de las actividades de un pastor normal. Estudio, leo, preparo sermones, cursos y seminarios, visito a los miembros de la iglesia y a los interesados en el mensaje, doy estudios bíblicos, participo en los Grupos pequeños, aconsejo, me dedico a la administración de la iglesia con los líderes, etc., etc. El orden en que se hacen las cosas depende del momento.

Ministerio: No es extraño oír observaciones acerca de lo difícil que es dirigir una iglesia hoy, especialmente si es grande. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Pastor de Oliveira: La sociedad es dinámica. Siempre lo fue y lo seguirá siendo. I>a historia revela que, en lo pasado, los cambios eran más lentos. Parece que los líderes de entonces tenían más tiempo para adaptarse a los cambios sin renunciar a los principios. Ahora, por una combinación de factores, aquéllos son muy rápidos. El pastor que no logra percibir esos cambios se puede ver sorprendido por conflictos innecesarios. El líder religioso de hoy debe ser un estudioso de la sociología. Si conoce los días malos, podrá enfrentar con la Palabra lo que, en efecto, es malo. Al mismo tiempo, sacará provecho de los cambios favorables al cumplimiento de la misión evangélica. Creo que muchas dificultades administrativas tienen que ver con estilos administrativos perimidos. En ningún momento el pastor debe abdicar de su función de guardián de la verdad, ni debe renunciar a levantar bien en alto la bandera del Príncipe Emanuel. Y, si está atento a los cambios, podrá hacerlo con el máximo de colaboración y el mínimo de oposición.

Ministerio: ¿Cuáles son las principales dificultades que usted consigue identificar en el liderazgo de su congregación?

Pastor de Oliveira: La situación es la misma de la del tiempo de los jueces, cuando, según el relato bíblico, cada uno hacía lo que le parecía mejor (Juec. 21:25). El pastor necesita, más por el ejemplo que por las palabras, ganar la confianza, la credibilidad y el respeto de su congregación. Sólo así las ovejas conocerán su voz y lo seguirán. Él al frente; las ovejas, siguiendo sus pasos.

Ministerio: Otra observación, común ahora entre los hermanos, se refiere a los sermones que carecen de sustancia bíblica y tienen mucho contenido promocional. ¿Qué les aconsejaría usted a esos predicadores?

Pastor de Oliveira: En primer lugar, es necesario recordar que la gran consecuencia de esa situación es la anemia espiritual. La Palabra de Dios alimenta el alma, fortalece la fe, da fuerzas al cansado, conforta a los afligidos y convierte a la gente. Lo que va más allá de esto es fuego extraño, paja seca, palabra de hombre, sin vida. Creo que los pastores adventistas deben dedicar más tiempo al estudio de la Biblia. Ésa ha sido mi lucha. Con facilidad, podemos padecer de “martitis” (la enfermedad de Marta), que nos lleva a correr de un lado a otro haciendo la obra del Señor, sin permanecer lo suficiente a los pies del Señor de la obra. Como la boca habla de lo que está lleno el corazón, el púlpito padece y la iglesia lo percibe. Cuando llegué a la iglesia de Riacho Grande, al culto de oración asistía un grupo muy pequeño de hermanos. Hice planes para estudiar los Salmos. En cada culto estudiábamos un salmo. Ahora, una vez cumplido este plan, el culto de oración no se realiza en la sala anexa sino en la nave principal, con una asistencia del 25% de los miembros. Para nosotros, ése es un índice considerable. ¿Qué hicimos en forma diferente? Nada, fuera del estudio exegético de los Salmos. La Palabra de Dios habla por sí misma. Creo que cada pastor debería planificar sus sermones. Debería elaborar un calendario de temas distribuidos a lo largo del año eclesiástico. De esa manera, equilibrará los temas y suplirá sistemáticamente las necesidades espirituales de las ovejas.

Ministerio: Algunos predicadores, en sus esfuerzos por ser comunicativos y modernos, recurren a una liturgia empobrecida y a música poco recomendable. ¿Corresponde sacrificar los principios y la liturgia en aras de la modernidad?

Pastor de Oliveira: No lo creo. Es un método humano. Por más que el pastor trate de ser “modernista”, adaptándose a formas poco recomendables para la iglesia, frente a lo que el mundo es capaz de producir con sus recursos y su tecnología, seguirá siendo pobre. Nuestra diferencia está en la Palabra de Dios. Su exposición sencilla, agradable, con la habilidad y la sabiduría que vienen de lo alto, es lo que marca la diferencia; lo demás es seguir la moda. Para ver un show, la gente tiene la televisión; no necesita salir de casa. Cuando van a la iglesia, desean y buscan otra cosa. Es necesario que la iglesia de Dios sea un fanal en medio de la oscuridad de una tormenta en alta mar. La liturgia, la música y las modalidades del culto provienen de una tradición milenaria y, no importa dónde estemos, ese patrón se debe mantener, independientemente de la cultura y de las tendencias de la época. ¿Por qué tendríamos que descender a niveles inferiores? ¿Para ganar adeptos? Me gusta lo que dice Elena de White al respecto: “Nunca rebajéis la verdad a fin de obtener conversos, sino procurad elevar a los pecadores y corrompidos hacia la norma superior de la ley de Dios” (El evangelismo, p. 105). Aunque no está hablando directamente de la liturgia aquí, el principio expuesto se aplica a ella. No estoy defendiendo el tradicionalismo enfermizo que hace las cosas “porque siempre se hicieron así”, sin saber el porqué; estoy hablando de un culto lleno de vida, basado en la Palabra, y acompañado de los himnos evangélicos y cristianos que, además, son espirituales. Mi convicción es que, al igual que en los días de Cristo, mientras más nos preocupemos por lo externo, más débiles y enfermos estaremos por dentro.

Ministerio: ¿Cómo podemos tener una liturgia atractiva para el hombre moderno, sin vulnerar los principios en que se basan la solemnidad y la reverencia?

Pastor de Oliveira: La iglesia se debe preocupar por tener una liturgia teocéntrica y no antropocéntrica, como es la tendencia de los cultos populares de la actualidad. Si así lo hace, sabrá cómo tener un servicio de adoración bello, atrayente y hasta contemporáneo, sin vulnerar los principios de la teología bíblica, según la entendemos los adventistas.

Ministerio: ¿Qué nos puede decir de los cultos de los domingos de noche, durante los cuales los templos están prácticamente vados? ¿Qué se podría hacer para revertir esta situación?

Pastor de Oliveira: La obra no es nuestra; es de Dios. Si los cultos de los domingos de noche fueran importantes, con sermones fundamentados en la Palabra de Dios, la gente asistiría. Para eso, el pastor debe planificar cultos atrayentes, objetivos en cuanto a su contenido y moderados en cuanto a su duración. Cuando la gente sabe que no perderá el tiempo en cosas superficiales y vacías, reacciona positivamente. Como ejemplo, baste mencionar la presentación de una serie de temas exegéticos acerca de Daniel y Apocalipsis para que la iglesia se llene. La buena música es indispensable en todo programa; pero, si todo se reduce a recitales y conciertos, será como fuego en la paja: la gente se aburre pronto, pero nunca se cansa de la Palabra de Dios, cuando se la presenta en forma atrayente. Creo que sé por qué sucede esto’: el Espíritu Santo lleva a cabo su obra de convencer a la gente de pecado, de justicia y de juicio sólo cuando se abre la Palabra y se la explica.

Ministerio: Defina, por favor, lo que es para usted un pastor de éxito.

Pastor de Oliveira: El pastor de éxito es un hombre de fe, celoso de buenas obras, un profundo conocedor de la Biblia y de los escritos de Elena de White; un hombre que mantiene una vibrante comunión diaria con Dios por medio del estudio de la Biblia y de la oración; un hombre en el que no hay engaño, confiable: alguien a quien la comunidad conoce como un hombre de Dios; un siervo del Señor guiado por el Espíritu Santo. Todo lo demás es consecuencia de esto.

Sobre el autor: Pastor de Iglesia en la Asociación de São Paulo, Rep. del Brasil.