Nunca cumplen dos personas la misma tarea de idéntica manera. Varían los métodos, así como la opinión y la personalidad. No sería prudente que tratáramos de cumplir nuestro deber poniendo en práctica métodos totalmente ajenos, pero vale la pena estudiarlos. Generalmente se asigna la dirección de las semanas de oración que se celebran en nuestros colegios a los directores de jóvenes, o bien a evangelistas, pastores o administradores de probada capacidad. Son hombres de múltiples talentos, todos los cuales aprovecha Dios. Cada uno de nosotros puede, sin embargo, beneficiarse con el estudio de los métodos de los demás.
Quienes hemos tenido el gran privilegio de trabajar con los jóvenes consideramos que los alumnos de nuestros colegios son inteligentes y dóciles. Siempre procuré hablarles como si fuesen mayores. Les agrada que se les den razones firmes e incontrovertibles en apoyo de su fe. Si se los guía con sencillez y claridad, no hay profundidad espiritual a la cual no estén dispuestos a descender.
Me gusta tener definido mi programa de temas, los himnos que se adaptarán a las disertaciones, las lecturas de las Sagradas Escrituras, etc., unas semanas antes de llegar al colegio. Y con este propósito envío por anticipado mi bosquejo al director, dejando espacio para la música especial, las oraciones de apertura y clausura y demás detalles. El director de la comisión respectiva nombrada por el colegio, juntamente con ella, llenará los espacios en blanco con los nombres de las personas que cumplirán las distintas partes.
Siempre indico que me agrada que los jóvenes desempeñen una parte importante en los servicios. Esto contribuye a interesarlos en el programa diario. También conviene constituir una comisión de jóvenes que se encargue de la música para las reuniones, y otra para la formación de los grupos de oración. He comprobado con placer la eficiencia de esas comisiones estudiantiles para dirigir y organizar.
Envíese una copia de los planes para la semana al periódico escolar. Los directores agradecen el aviso anticipado de las reuniones porque así pueden presentarlas en titulares atrayentes. Es tan importante hacer propaganda para la Semana de Oración como para un esfuerzo evangélico de proporciones.
También pueden sugerirse un tema, un propósito y un himno distintivo para el colegio. He utilizado como tema: “Las cosas que son firmes” (Heb. 12:27); como lema: “Mi Vida por Cristo”—puede pintárselo y colocarlo en el frente de la capilla; —y como cántico distintivo la primera estrofa, aprendida de memoria, del himno que dice: “No yo, sino él.”
Por lo general el viernes de noche, antes del primer culto, se invita al pastor encargado de la Semana de Oración a reunirse con el personal docente de la institución para orar y deliberar. En esa ocasión acostumbro expresar mi deseo de cooperar con los profesores en sus planes para el éxito de la semana. Les pido que presenten sugestiones, pues deseo conocer sus problemas y con todo tacto y bajo la dirección del Espíritu Santo prestar la ayuda práctica posible.
El buzón de preguntas
En ocasiones uso el buzón de preguntas para que los alumnos interroguen a su gusto. No hay dificultad en lograr preguntas, pero a veces hago una lista de los problemas más importantes que afligen a los jóvenes que me consultan e intercalo en el buzón muchos temas de valor que pueden contestarse al momento y benefician a todo el cuerpo estudiantil. Me he pasado noches enteras contestando esas preguntas; pero en años recientes he intercalado con buen éxito unas cuantas preguntas de esa clase en el programa preliminar, mientras se cantan los himnos.
El colegio debe disponer de una sala para consultas. Conviene fijar las horas de que dispone el predicador encargado de la Semana de Oración para dichas consultas, por ejemplo: desde el momento de cerrar la capilla hasta el mediodía; de 13.30 a 17.30, por la tarde, y desde la terminación del culto nocturno hasta ————. Ello deja un rato libre por la mañana, antes de la sesión matutina, para el estudio del sermón, y el resto del día queda para los alumnos. Programa bien completo, por cierto; pero a partir del lunes se necesitará de todo ese tiempo para complacer las consultas de los estudiantes. Esta obra personal es de la mayor importancia.
A los estudiantes les agrada cantar; pues déseles ese gusto. ¡Dichoso el pastor que dispone de un buen director de canto que trabaje en armonía con él! El departamento de música del Colegio siempre coopera en esto sentido. Elíjanse himnos y fórmense coros adaptados a la juventud. Los muy conocidos debieran cantarse de memoria. Hay himnos hermosos, melodiosos e inspirados que encierran buenos mensajes espirituales. Deben ser escogidos con todo cuidado, y debe evitarse la música discutible y vulgar.
Se podrá empezar entonando himnos, como en las reuniones evangélicas, para finalizar con el himno especial de la semana, con el cual se comenzará a la vez el culto propiamente tal. A continuación se procederá a la oración, los anuncios, la música especial, y por último a presentar el mensaje oral. De esta manera se evita el tipo de culto que empieza por “el himno de apertura.” Esto al parecer es menos formal, pero en su digna sencillez conduce el espíritu y el mensaje, desde el himno hasta la palabra hablada. El programa difiere de los comunes y permite que las reuniones de la Semana de Oración se diferencien un poco de los cultos corrientes.
Algunos predicadores utilizan otra forma de servicio igualmente sencilla: todos los que han de ocupar la plataforma entran al entonarse el himno característico de la semana, después de lo cual se lee un pasaje corto de las Escrituras, se ora y se hacen los anuncios. Luego se desarrolla el programa musical, con números vocales e instrumentales alternados con himnos, y finalmente se pronuncia el mensaje.
Para el éxito espiritual de la semana es indispensable que se constituyan pequeños grupos de oración. Los alumnos y miembros del personal docente que dirijan esos grupos se reunirán diariamente; podrán hacerlo en el cuarto de hora que precede a la iniciación de las clases por la mañana, o luego de terminada la reunión de la noche. En esas reuniones de los directores de grupo se sugerirán uno o dos pensamientos estimulantes, se presentarán preguntas que se responderán y problemas que tratarán de solucionarse, y se considerarán las necesidades especiales de las personas por quienes se ha de orar en particular. Más de un joven director ha salido de una reunión tal para estimular a algún miembro de grupo remiso a participar en la oración y la victoria cristiana.
Temas para las disertaciones
Hay muchos temas generales sobre los cuales basar una serie de disertaciones; por ejemplo: “Los Diez Mandamientos,” “Algunos caracteres bíblicos,” “El camino a Cristo,” “El éxito en la vida,” “Confiemos en nuestras creencias,” etc. Tomaré como ejemplo un programa que usé varias veces:
Tema central: “Las Cosas que Son Firmes.” Mi propósito era presentar el plan de salvación y nuestras creencias de manera práctica a fin de llegar mejor a las mentes juveniles. Me proponía abarcar en una semana la totalidad de nuestro mensaje y nuestras normas.
Viernes de noche: Esta primera noche es de importancia vital. El mensaje ha de dar a conocer el lema y el propósito del resto de la semana. Por lo general destino este primer servicio a inspirar un gran esfuerzo en el sentido de compartir la fe, de trabajar en favor de los amigos. Entre otros temas desarrollo uno al que he denominado “Cuatro para uno” y se basa en la historia de los hombres que cooperaron estrechamente unidos para llevar un hombre a Cristo. (Luc. 5:16-20.) Explico que muchos llegan al Salvador por el método sencillo, tranquilo y sin alardes usado por el apóstol Andrés en ocasión de invitar a su hermano. A esta altura refiero lo que hicieron los jóvenes de otros colegios para ayudar a sus compañeros de pieza o de estudios a hacer buenas decisiones. Pero agrego que quizá con algunos amigos se necesiten métodos fuera de lo común: la reunión de unos cuantos—cuatro quizá—para orar y trabajar en firme en el propósito de conducirlos a Cristo. Y doy ejemplos confirmatorios. He comprobado repetidas veces que esta estrategia espiritual rinde frutos antes de finalizar la semana.
Otro tema de apertura que utilizo se basa en nuestros antepasados espirituales. Procuro explicar lo que significa ser adoptado en la familia de Dios y tener a Cristo como hermano mayor. Uso ilustraciones bíblicas de hombres y mujeres que anduvieron con Dios, de misioneros que se sacrificaron por el Evangelio. y de los primeros obreros de nuestro movimiento. Puede presentarse este tema con un realismo que induzca a desear ser miembro de tan noble familia.
Sábado de mañana: El sermón del sábado de mañana versó sobre “El maravilloso mundo del mañana” e hizo resaltar el valor de una vida cristiana aquí y la felicidad de que disfrutaremos para siempre en el mundo eterno de Dios. Las decisiones son los ejes alrededor de los cuales se mueve nuestro destino. Aunque Dios gobierna la nave, nosotros tiramos de las cuerdas de la decisión. Ester decidió su destino en tres palabras: “Entraré al rey.” Daniel selló su futuro al decir que no se contaminaría. Los tres hebreos usaron sólo cuatro palabras para decidir su destino: “Tu dios no adoraremos.” La pregunta de Pablo —también de cuatro palabras—“Señor, ¿qué quieres que haga?” lo puso en manos de Dios para una vida de servicio. Referí luego brevemente cómo honró Dios maravillosamente esas decisiones para el futuro terrenal y eterno, esforzándome por describir la vida en el mundo del mañana y compartiendo con el auditorio mis razones por desear estar allí.
El sábado de mañana me gusta informar a la congregación acerca de los temas nocturnos que trataré en el resto de la semana. Esto me permite invitar a los jóvenes que no pertenecen a la familia escolar y a los vecinos a que asistan a los servicios. Algunos predicadores no lo hacen, prefiriendo que concurran sólo jóvenes a los cultos nocturnos y matutinos. Pero he visto que la amistad y el apoyo del vecindario contribuyen al éxito espiritual de la campaña, y el personal docente parece apreciarlo porque le permite trabar buenas relaciones con sus vecinos.
Domingo de mañana: En esta ocasión presenté la proximidad de la venida de Jesús. La certeza de nuestra esperanza jamás ha sido más luminosa que hoy. No hay duda de que el Maestro no puede tardar. Al cabo de los años he comprobado que ningún otro tema contribuye como éste a hacer reflexionar a los alumnos sobre sus relaciones para con Dios.
Lunes de mañana y de noche: Destiné ambas disertaciones a la conversión, revelando la mejor manera de conocer a Jesús y de hallar felicidad en una vida cristiana de éxito.
Martes de mañana: En este servicio procuré destacar las características de un hombre a quien Dios dirige y le infunde poder. Tomé como ejemplo la vida de Moisés, paso por paso, sacando lecciones prácticas de sus dificultades, contratiempos, fracasos y éxitos, tanto en el sentido personal como nacional. ¡Qué hermosos rasgos de carácter perfeccionó Dios en este hombre! Y lo que hizo por él puede hacerlo por nosotros si se lo permitimos. Podemos llegar a vivir una vida como la de Moisés y a conocer “el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras.”
Martes de noche: Esta vez fui un poco más lejos en el significado de la verdadera conversión. Hablé de la vida de Zaqueo, el hombre que venció inconvenientes de trabajo, debilidad congénita y circunstancias adversas en su afán por ver al Maestro. No permitió que el ridículo o los obstáculos frustrasen su decisión. Como resultado de su actitud se transformó su vida, no deseando ya ocultar sus pecados sino proceder rectamente en todas las cosas, tanto con Dios como con sus semejantes. La restitución es una palabra muy significativa para los adolescentes; y es una piedra de tropiezo acerca de la cual la juventud necesita amplia instrucción.
Miércoles de mañana: En esta ocasión mi tema fue la certidumbre de nuestro mensaje. Procuré incluir las principales doctrinas que sostenemos. Ha de presentarse este tema revestido de interés—con una envoltura distinta de la que ofrecían los anteriores—a fin de atraer la atención de las mentes adolescentes; he descubierto, sin embargo, que las inconmovibles verdades que sostenemos absorben por completo el interés de nuestra juventud. Se muestra ansiosa por examinar los cimientos y la construcción de su mansión de la fe.
Miércoles de noche: En esta oportunidad tuvimos la ocasión de estudiar los Diez Mandamientos. Colocamos una lupa sobre la ley para descubrir la belleza y quizá las lecciones olvidadas que podemos extraer de este trasunto perfecto del carácter de Dios.
Jueves de mañana: En este servicio nos ocupamos de las normas de la vida cristiana. Se contestaron preguntas sobre el teatro, el cine, el baile, el juego de naipes y otras clases de juegos, las joyas, la pintura, etc. A veces presento el relato de la entrada triunfal de Cristo en el templo de Jerusalén como base para tratar de estas cosas discutibles. Al penetrar en el templo el Maestro limpió la casa de todo lo malo que halló en ella. Hasta las tórtolas —al parecer tan inofensivas—estaban fuera de lugar. Nuestros cuerpos son templos, y cuando Jesús penetra en nosotros por el Espíritu Santo hace en ellos una limpieza, lo mismo que en nuestras vidas. Es bueno que nuestro mensaje no se componga sólo de negaciones, sino que sea positivo demostrando lo que valen los placeres dignos y la felicidad de vivir cristianamente.
Después de esta predicación matutina del jueves se dedica el tiempo a un programa de los denominados “Comparte tu Fe.” Se trata, por supuesto, de un culto de testimonios, pero procuro reemplazar esta última palabra por la idea de compartir la experiencia con otros, a fin de fortalecernos y bendecirnos mutuamente siendo testigos de las buenas cosas de Dios. Me agrada disponer de un micrófono en la plataforma: desciendo de ésta e invito a los alumnos a formar fila a ambos costados de la capilla, e ir haciendo declaraciones muy breves, para que todos tengan entonces la oportunidad de compartir su fe.
Jueves de noche: El tema que suelo presentar es “El tiempo de prueba que no tardará en llegar.” Los jóvenes que tenemos frente a nosotros serán sin duda probados como nadie. Es bueno que conozcan las promesas de Dios y se preparen para cualquier circunstancia o prueba que deban afrontar en lo futuro. A veces título esta disertación “Plagas y promesas.” Debe dedicarse más tiempo a las promesas que a la descripción de las plagas.
Viernes de mañana: Este sermón constituye un llamado a la decisión. Al finalizar mi mensaje bajo de la tribuna y me pongo al frente del cuerpo estudiantil, pidiendo una clara respuesta al llamado de Dios. Ante todo invito a quienes nunca fueron cristianos a adelantarse y dar testimonio delante de Dios, de los ángeles y de sus amigos de que aceptan a Cristo como Salvador, y a entrar en la clase preparatoria del bautismo para unirse con la iglesia. Cuando se han adelantado les doy la mano y los invito a sentarse en la primera fila. Luego llamo a quienes se apartaron de lo que sabían que era la verdad. En esta mañana no se hace un llamado general sino una invitación especial para el bautismo, el re bautismo o la reconversión y la consagración. Durante la semana se han hecho varios llamados generales. Al finalizar este culto matutino se pide a los que pasaron adelante que queden en la sala una vez que hayan salido los alumnos, para que indiquen sus nombres y deseos en una hoja de papel. Se les dice entonces cuándo se reunirá la clase bautismal. Y previo consejo y oración, se los despide. Formulo esta clase de llamado el viernes por la mañana, cuando los alumnos están solos, más bien que a la noche cuando concurren visitas. Los estudiantes se sienten más libres para responder cuando están reunidos en un grupo en que no hay otras personas. El viernes por la noche hago un llamado para que otras personas, que no estuvieron en la mañana, se unan a los que ya tomaron su decisión.
Viernes de noche: En esta ocasión dirijo la atención de los jóvenes al privilegio de servir al Maestro y al gozo que ello reporta.
Sábado de mañana: Esta reunión es una oportunidad para insistir en la importancia de mantener la comunión con Dios y ser perseverantes en el estudio de la Biblia y en un servicio de voto en favor de su causa. Hemos hallado la manera de caminar más cerca del Señor; compartamos ahora nuestro amor y nuestro conocimiento con otros.
Ha pasado la semana. El predicar dos veces por día, hablar en las clases y dar consejos el tiempo restante lo deja a uno exhausto; pero al ver el bien que se ha hecho, las bendiciones que se han recibido y la cantidad de jóvenes que volvieron sus rostros hacia el reino de Dios, consideramos más que recompensados todo el esfuerzo y las oraciones de la semana. ¡Qué sagrado privilegio y placer proporciona la dirección de una Semana de Oración en uno de nuestros colegios!
Sobre el autor: Presidente de la asociación de Nevada, Utah, EE. UU.