La aparición del primer número de esta publicación de 32 páginas en 1928 fue, lugar a dudas, una idea fácilmente aceptada. Una hábil “manipulación” y planeación de varios años había precedido el establecimiento de Ministry.
El proceso comenzó en 1922 cuando Arthur G. Daniells, entonces presidente de la Asociación General (1901-1922), no fue elegido para la presidencia. Herido por su derrota, Daniells experimentó un despertar espiritual y cuando se le pidió dirigir la recién establecida Comisión Ministerial (más tarde llamada Asociación), trabajó para instilar dentro del ministerio lo que creía haber descuidado como administrador.
En 1926. ya se habían unido a Daniells, Meade MacGuire, la señora J.W. Mace, y LeRoy E. Froom. Este último, con su experiencia previa como editor de la revista Watchman, fue el primer motor en la lucha por establecer una revista exclusivamente para los ministros: esfuerzo que tuvo como resultado la aparición del primer número en 1928. Hasta entonces, la Review and Herald había sido el principal medio de comunicación entre la Asociación y los ministros.
No mucho después del Congreso de la Asociación General de 1926, Froom comenzó a delinear activamente los planes para la revista ministerial. Daniells parecía no creer que los administradores de la Asociación General permitirían un proyecto tal. “Yo aprecio todo lo que usted dice acerca de la necesidad de un pequeño periódico; pero LeRoy, yo nunca he reunido suficiente valor para creer siquiera a medias que los administradores de la Asociación General considerarían con beneplácito tal propuesta”.[1]
No fue sino hasta su retiro como editor en 1950 que Froom reveló a una audiencia general la forma en que Ministry vino a la existencia. La cuestión económica pareció al principio un formidable argumento. Después de todo, ¿necesitaba una iglesia con sólo 5,000 ministros una revista exclusiva para ellos? ¿Por qué no continuar comunicándose a través de la Review and Herald? Y ¿por qué arriesgar la disminución de la circulación de la venerable revista de la iglesia? Froom escribió:
“Claramente se veía que el momento no era propicio para una revista semejante. Nosotros no dijimos nada más, pero comenzamos a publicar un abarcante grupo de ejemplares mimeografiados para evangelistas, pastores, y uno más para maestros de Biblia, músicos evangélicos y capellanes de hospitales. Estos modestos ejemplares fueron bien recibidos. Pero cuando los miembros de los diferentes grupos escucharon comentarios sobre los ejemplares que recibían los otros, pidieron que se les incluyese en la lista también. Entregar todos los ejemplares a cada uno de estos grupos se convirtió muy pronto en una enorme tarea -exactamente como lo habíamos esperado-, que los hermanos permitieron a impresión de un pequeño ejemplar que estuviera disponible para todos los grupos”.[2]
En mayo y junio de 1927 llegó una solicitud de las divisiones del Lejano Oriente y Sudamérica, pidiendo todos los ejemplares disponibles de las revistas mimeografiadas e impresas por la Asociación. Fue así como los administradores de la Asociación General vieron con claridad que publicar un periódico mensual ahorraría dinero. La cuestión de una nueva revista, quizá con el nombre de Ministry, halló su lugar en la agenda para el Concilio Otoñal de 1927.[3]
La nueva revista
Los delegados al Concilio Otoñal autorizaron a la Asociación Ministerial “publicar una revista mensual” que sería conocida como Ministry. Debería tratar “los problemas y necesidades de los obreros bíblicos, así como de los ministros en sus diversas áreas como evangelistas, pastores, misioneros, ejecutivos, maestros de Biblia, capellanes, etc.” Los delegados se aseguraron de que la publicación “reemplazaría a los panfletos especiales y los documentos mimeografiados” publicados por la Asociación hasta entonces. Habría de ser “la revista especializada de los obreros evangélicos”.[4]
Además de una columna que enfocaba los asuntos relacionados con las esposas de los ministros, Ministry publicaba una sección para mujeres que eran obreras bíblicas de tiempo completo. Sólo en Norteamérica había más de 300 de tales obreras pagadas por las asociaciones. Después de graduarse de los colegios, las mujeres recibían un entrenamiento adicional para calificar para ese tipo de ministerio. Desde 1941 hasta su retiro en 1958, la señora Louise Kleuser (la única mujer que fue secretaria asociada de la Asociación Ministerial) dirigió a las instructoras bíblicas desde la revista Ministry. Ella elaboró claramente el significado del rol de las mujeres dentro del concepto de ministerio de la Iglesia Adventista del Séptimo Día: “La credencial de Instructora Bíblica certifica el más alto reconocimiento dado a una instructora bíblica. Tiene un rango más alto que la licencia ministerial… Si bien no estamos ordenando por el momento a nuestras hermanas al ministerio, su servicio por Cristo puede muy bien ser reconocido consagrándolas públicamente, a esta sagrada vocación”.[5]
Controversia y desacuerdo
Los primeros números de Ministry abordaron posiciones teológicas tradicionales pero cuestionables. El número de agosto de 1928 desafió la versión que hace la KJV de Apocalipsis 22:14: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida” (tal como lo rinde la versión Reina-Valera antigua). El director prefería la Revised Versión oye decía: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida” (tal como lo rinde la Reina-Valera revisada 1960). Aunque Froom sabía que despertaría controversia (esta lucha particularmente duró más de una década), escribió en el editorial: “Si algún argumento usado es débil, entonces es tiempo de descartarlo, porque la verdad no tiene nada que temer y nunca podrá ser derribada”.[6]
En octubre de 1928, Froom se preparaba para un dilema muy real que afrontaban los ministros. Los pastores eran supervisados por los administradores y los departamentales de las asociaciones que estaban extremadamente orientados hacia los blancos. Durante este período se acostumbraba que una gran parte de la Escuela Sabática y el culto divino se utilizaran para promover diversas actividades. Si bien la asociación “había sido advertida en forma muy definida” acerca de la discusión de asuntos administrativos y de reglamentos”, él esperaba que una reforma sería el resultado que permitiría a los ministros “evangélicos” “ponerse al frente en su debido lugar”.
En mayo de 1931 la Asociación Ministerial se alineó más estrechamente con los administradores de la Asociación General cuando, con motivo del retiro de A. G. Daniells, C. H. Watson, presidente de la Asociación General, llegó a ser presidente de la junta de la Asociación Ministerial. El vicepresidente, I. H. Evans, llegó a ser secretario de la Asociación Ministerial y coeditor de Ministry con Froom. La obra de la Asociación, incluyendo la publicación de Ministry, habría de desarrollarse dentro de la más estrecha conjunción con el presidente de la Asociación General y su personal ejecutivo”. Todos los administradores de la Asociación General fueron nombrados como contribuyentes especiales de Ministry.[7]
Watson informó a los administradores de la Asociación General el 30 de septiembre de 1931, que había amonestado a Froom “por causa de ciertos artículos que habían aparecido recientemente en Ministry, que parecían tratar sobre el liderazgo”.[8] No hay duda de que uno de ellos fue el de Froom, titulado: “To Creedalize or Not to Creedalize” (“Establecer o no un credo”), en el número de octubre que acababa de salir de la imprenta. Froom censuraba el intento de la administración de formular “una declaración de creencias, una confesión de fe, o credo, como se le llame, aunque en última instancia estas expresiones son una y la misma cosa”. El volvía la vista a los días de los pioneros cuando “no había ninguna vacilación para examinar imparcialmente la posición presentada por un hermano creyente”. Las primeras revistas publicaban puntos de vista divergentes, y “parecía no existir el temor perturbador, en aquellos días, de desintegración a través de la franca y honesta discusión de las diferencias”. ¿Por qué habría de existir una fuerte presión para la formulación de un “credo” hoy?, se preguntaba Froom. Porque hemos abandonado la investigación ferviente y los hábitos de estudio de los pioneros. ¿Qué es lo que ha causado esto? “En el desarrollo y expansión de nuestra obra se ha impuesto sobre los hombres una carga financiera y la presión de los blancos o cuotas, con un cúmulo de detalles, y se ha hipotecado el tiempo de tal manera que ha alterado en forma inevitable los hábitos de estudio del ministerio”.
“Cuidado con la adopción de un credo”, advertía Froom. “Cristalizar y codificar la verdad recibida, es apresurarse a ponerla en peligro. Se vuelve estática, rígida, ortodoxa, y mira con sospecha y desconfianza, si no con hostilidad, cualquier avance de estudio hecho por hombres tan leales y genuinos como los ultraconservadores que toman el control finalmente en una condición de ese tipo. Esto conduce a la represión y a un cierto tipo de encono, si no a la persecución misma, de aquellos en cuyo ser arde el espíritu que animaba a los pioneros en su búsqueda de una luz y una verdad cada vez mayores”.[9] Surgió gran consternación por causa de tales advertencias en el tiempo cuando el Manual de la Iglesia y la declaración de las 22 creencias fundamentales estaban en proyecto.
Sobreviviendo a la depresión económica
Los problemas para la revista Ministry apenas comenzaban. A partir del año 1932 la gran depresión económica mundial originó severos recortes de presupuesto en toda la denominación, y una comisión de análisis recomendó recortes también en las oficinas de la Asociación General. La comisión recomendó que Ministry se publicara trimestral y no mensualmente, y que su contenido enfocara más directamente la “vida espiritual del obrero”, “promoviera el evangelismo activo y alentara a todos nuestros obreros a predicar fervientemente las antiguas doctrinas fundamentales”. Además, debería involucrarse más activamente en el apoyo de los programas financieros de la iglesia como los diezmos, las ofrendas, la temperancia cristiana, la obra misionera de los laicos, como la Semana Mayor, y un ministerio de la literatura más general. Ministry debería “evitar totalmente la discusión o debate de cuestiones doctrinales o teológicas”.[10]
Las discusiones del informe de la comisión en la reunión de primavera propiciaron una posición incluso más restrictiva: la descontinuación de Ministry. Una línea sugestiva aparece en las minutas de mayo de 1932 de los oficiales de la Asociación General. “Acordado: que C. H. Watson e I. H. Evans hablen con L. E. Froom con respecto a su obra futura”. Al parecer, después de esta reunión, los administradores acordaron continuar con Ministry “al menos hasta que los representantes del mundo en el (cercano) Concilio Otoñal puedan finalmente determinar su futuro”.
Charles Watson informó a los lectores, en el número de diciembre de 1932, del abismo que la publicación había afrontado. Con gozo continuó diciendo en su artículo: “Ministry continúa como una revista mensual”. Analizó los recortes económicos y la pasada reunión de primavera: “Al principio se pensó que esta publicación no debía continuar. Las noticias llegaron a algunos de nuestros ministros, muchos de los cuales protestaron contra la supresión de ella”.
A medida que la reacción del campo se incrementaba, la propuesta de eliminar la revista Ministry ni siquiera se presentó al Concilio Otoñal. “Más bien”, dijo Watson, “la idea de una publicación trimestral se llevó adelante”. Y luego sigue diciendo “en una reunión de representantes más amplia de la comisión, se tomó finalmente el voto de continuar la publicación mensual de esta valiosa revista”. Muchos de nuestros líderes expresaron su aprecio por el servicio que esta revista había prestado al ministerio de nuestra iglesia, e hicieron una fuerte apelación para que continuara su publicación mensual.[11]
Continuidad de la herencia
Los editores continuarían siendo llamados ante las juntas por la publicación de expresiones, por ejemplo, de que la situación política alemana en 1935 era un “manicomio alemán”. En 1938 el editor se quejó: “Se nos presiona periódicamente a abrir este único medio de acceso directo a todos los obreros para la propaganda. Podríamos con mucha facilidad, y fatalidad, llenar sus páginas de planes e instancias para esta u otra campaña, varías empresas y programas dignos”.[12]
En 1942, Ministry criticó la preparación musical ofrecida a los estudiantes ministeriales como inadecuada para los programas evangelísticos, y recibió una reprimenda de los administradores de la Asociación General. En 1944 los administradores de la Asociación General ordenaron al editor que no publicara más artículos sobre cronología bíblica hasta que “la comisión de investigaciones investigara el tema”.[13]
En 1948, el grupo de oficiales, debido a una protesta de parte del tesorero de la Asociación General, envió a algunos oficiales a reprender al director por un artículo que calculaba el tiempo que se estaba invirtiendo durante la Escuela Sabática y el Culto Divino (incluyendo el sermón) de una iglesia en particular para asuntos promocionales, en vez de dedicarlos a la adoración.[14]
A mediados de la década de 1970, la inauguración del proyecto PREACH suscitó otra serie de asuntos: cómo apelar a los ministros de otras denominaciones y todavía mantener la confianza de los lectores más conservadores de Ministry. Para este período, Ministry era más ampliamente leído por los laicos. La introducción de la sección Cartas al Director significaba que Ministry asumía la responsabilidad de responder tanto a sus lectores como a la administración.
Los lectores reaccionaban fuertemente cuando Ministry publicaba algo sobre temas como revelación/inspiración, “sanidad homosexual”, ordenación de las mujeres, aborto, normas de la iglesia, y el santuario. Los directores se preguntaban: “¿Necesita la iglesia una oposición leal?” y “¿Cuán imparcial debería ser la revista Ministry?”.[15]
Los problemas que afrontó el primer director de Ministry resurgirían de vez en cuando durante sus 70 años de historia, y sin duda volverán a surgir. Y sin embargo, nadie puede cuestionar el hecho de que la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y quizá otras iglesias, han sido grandemente beneficiadas con la publicación de Ministry.
Sobre el autor: es director asociado de la Oficina de Archivo y Estadística de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.
Referencias
[1] Froom a Daniells, 7 de enero de 1927, y Daniells a Froom, sin fecha.
[2] “Farewel From Your Long-Time Editor”, Ministry, septiembre de 1950 (la cursiva es nuestra).
[3] Froom a Daniells, 31 de mayo y 9 de junio de 1927.
[4] Acuerdos del Concilio Otoñal de 28 septiembre al 4 de octubre de 1927.
[5] Louise Kleuser, “Dignifying the Bible Work”, Ministry, julio de 1946 Extra.
[6] Froom, “Our Obligation to Truth and Accuracy”, Ministry, agosto de 1928.
[7] Froom al vicepresidente para Norteamérica, J. L. McElhany, 29 de octubre de 1928.
[8] Reunión del Concilio Consultivo de la Asociación Ministerial, 19 de mayo de 1931.
[9] Froom. “To Creedalize or Not to Creedalize”, Ministry, octubre de 1931.
[10] Informe de la Comisión para analizar el personal de la Asociación General en el Concilio de Primavera, 27 de abril de 1932.
[11] Ministry, diciembre de 1932.
[12] Froom, “ The Ministrys Editorial Policy”, diciembre de 1938.
[13] Minutas de los Administradores de la Asociación General, 26 de abril de 1942, y 3 de mayo de 1944.
[14] Minutas de los Administradores de la Asociación General, 6 de mayo de 1948.
[15] J. David Newman, Ministry, mayo de 1986, y diciembre de 1991.