En una iglesia interdenominacional a la que asisten los estudiantes de la Universidad de Harvard, se lee antes del culto, pero como parte del mismo, un resumen de las noticias más importantes de la semana y el editorial de la revista Time. Esta lectura, hecha públicamente y en voz alta, desde el púlpito, es seguida por la invocación, o el himno procesional, y el resto del culto.

“El reverendo Dennis Ede es un progresista irrefrenable. Ahora ha dispuesto que en el templo de San Felipe y San Jaime, que se halla en construcción en la ciudad de Birmingham, se instale una mesa de ping pong ante el altar mayor, para que, cuando no haya servicio, los fieles puedan pasar el rato y hacer deporte, que es muy sano. Y anunció que los asistentes estarán autorizados para fumar y para tomar café o té, a su gusto, que les será servido por el sacristán a bajo precio”.

 En el mes de noviembre de 1967, en un simposio realizado por pastores de la Iglesia Episcopal en Nueva York, llegaron a la conclusión de que las relaciones homosexuales entre adultos conscientes deben considerarse como “moralmente neutras” y no ser condenadas.

En la primera Jornada Mundial de la Paz que se celebró en los países que manifestaron su adhesión a la fecha —el 1 de enero—, el papa Paulo VI rezó desde el balcón central de la basílica vaticana la siguiente oración, especialmente compuesta para la ocasión: “Señor, Dios de paz, a ti que has creado los hombres, objeto de benevolencia, para hacernos partícipes de tu gloria, te bendecimos y te damos gracias: porque nos ha enviado a Jesús, tu Hijo tan amado y has hecho de él, en el misterio de su Pascua, el artífice de toda salvación, el manantial de toda paz, el lazo de toda fraternidad. Te damos gracias por los deseos, los esfuerzos y las realizaciones que tu espíritu de paz ha suscitado en nuestro tiempo, para sustituir el odio por el amor, la desconfianza por la comprensión, la indiferencia por la solidaridad. Abre todavía más nuestros espíritus y nuestros corazones a las exigencias concretas del amor de todos nuestros hermanos para que seamos cada vez más artífices de la paz. Acuérdate, Padre de misericordia, de cuantos penan, sufren y mueren en el alumbramiento de un mundo más fraternal. Que a los hombres de todas las razas y de todas las lenguas llegue tu reino de justicia, de paz y de amor. Y que la tierra se llene de tu gloria. Amén”.

El alma de un marino que creía en las brujerías fue consignada al diablo en un fantástico funeral llevado a cabo en la “primera iglesia satánica” de San Francisco, EE.UU. Antón Szando la Vey, que afirma ser brujo, presidió el servicio fúnebre de Edward D. Olsen, de 26 años, que se incorporó a la iglesia satánica pocos meses antes. El extinto estaba destacado en la Isla del Tesoro y murió allí en un accidente automovilístico. Al iniciar el servicio el brujo cantó: “Satán, Satán, hermano Satán, llena esta alma de fuego eterno. Llévalo hacia la noche por el agua candente del río Ebón”. La Vey era asistido por su esposa, que es suma sacerdotisa del culto, por una sacerdotisa simple y por ocho acólitos del sexo masculino. La ceremonia duró sólo ocho minutos. Se leyeron en forma antifonal pasajes del libro prohibido de la magia negra, cargados de blasfemias, y el servicio terminó con una marcha fúnebre tocada por la banda de la marina y una descarga del pelotón de fusileros en honor del extinto.

“El ecumenismo ya es un hecho, y su práctica una realidad”. El obispo C. Kilmer Myers, de California, perteneciente a la Iglesia Episcopal, declaró que “el ecumenismo ya es un hecho y su práctica una realidad. Ningún papa ha recibido a tantos representantes de todos los credos como el papa Paulo VI. El Concilio Vaticano II ha reconocido los derechos de todas las gentes a rendir culto a Dios de acuerdo con su conciencia y también la validez del bautismo cristiano. Cada vez celebramos más cultos en común, intercambiamos profesores de seminarios y el paso siguiente podría ser algún tipo de reconocimiento de la ordenación ministerial efectuada por los protestantes”. También dijo que “una gran iglesia” no sólo es un asunto de principio sino de utilidad —“una asociación común de cristianos que se concederán un reconocimiento mutuo y posiblemente reconocerán al papa como un portavoz principal”. (Religious News Service, 5-7-1967.)