Es necesario dejar que el Señor de los días gobierne todos los aspectos de la vida

    En 1905, Albert Einstein revolucionó los conceptos de la física al publicar la Teoría de la Relatividad. En sus estudios, demostró que el elemento que se juzgaba igual para todos, el tiempo, era relativo. Es decir, dependiendo del punto de vista o, en el caso, del punto de referencia, el tiempo podría tener percepciones diferentes.

    Sin ser literal sino relativo, Egipto parece comprobar esa teoría. Aquí, el tiempo parece no tener el mismo sentido percibido por la mitad occidental del planeta; tal vez, por las propias peculiaridades geográficas existentes en el país. Egipto está situado en dos continentes: parte en África y parte en Asia. Sin embargo, desde que los árabes ocuparon la región en el año 639 d.C., se transformó en una nación árabe en territorio africano. De esa manera, Egipto posee actualmente una mezcla de culturas, que se hace evidente en hábitos y costumbres practicadas por todos.

    Uno de los aspectos afectados por esa “ensalada cultural” fue el tiempo. Hay un dicho africano que reza: “Ustedes tienen las horas, nosotros tenemos el tiempo”. Es, justamente, esa manera única de percibir el tiempo lo que muchas veces choca a aquellos que llegan aquí para establecerse. Además de esto, ¡tal percepción puede provocar hasta conflictos!

    En mi primera reunión con el entonces presidente del Campo, me dijo: “Para vivir bien en Egipto, necesita saber usar muy bien una sigla: IBM”. Antes de que pudiera preguntarle de qué manera la famosa marca de computadoras estaba relacionada con la realidad egipcia, trató de explicarme:

    La sigla, en realidad, está conformada por tres palabras árabes:

    Ishalá: En una traducción literal, significa: “Si Dios quiere”. Para ellos, ishalá demuestra el hecho de que todo está bajo el control de Dios; que nada ocurrirá sin que él lo desee o lo permita. Nosotros también tenemos esa expresión en nuestra cultura; sin embargo, su significado, en la práctica, no es el mismo. Desde nuestro punto de vista, incluso sabiendo que todo pertenece a Dios o es permitido por él, no dejamos de hacer nuestra parte. Por ejemplo, si un estudiante va a rendir la prueba de ingreso en la universidad, sabe que su parte es estudiar y prepararse. Aquí, en la mayoría de los casos, las personas simplemente no hacen la parte que les corresponde, y dejan todo en manos de Dios. Si algo sucede, será voluntad de él; si no ocurre, también será su voluntad. Es decir, el tiempo pertenece a Dios.

    Bokram: significa “Mañana”. Difícilmente la promesa será cumplida en el tiempo estipulado. Si depende de los organismos gubernamentales, entonces siempre habrá un mañana para cumplir con lo combinado. Muchas veces, tareas simples son literalmente dejadas para después. No hay prisa ni urgencia para que eso cambie. En otras palabras, no apresure el tiempo, pues en el momento correcto las cosas ocurrirán.

    Malesh: En una traducción adaptada, sería lo mismo que decir “No te preocupes”.

    Aunque muchos digan que el sentido de esa palabra es el mismo que “Perdóneme”, la aplicación clásica de la expresión no siempre significa que la persona esté reconociendo su culpa. Malesh es usada en diferentes situaciones, desde un toque en el auto de otra persona hasta para faltas cometidas en el trabajo. Su implicación práctica es “El tiempo se encarga de solucionar, no se estrese”.

    Una vez comprendida esta sigla, IBM, la vida en Egipto puede ser facilitada; en caso contrario, el choque cultural será muy doloroso. Especialmente para quien sale de países como los nuestros en América del Sur, acostumbrado a una intensa rutina de trabajo, “pisar el freno” no es fácil y, muchas veces, puede ser frustrante. Es necesario entender que, en otra cultura, las percepciones son diferentes. No basta saber que los métodos y las prácticas necesitan adecuarse a la realidad, sino además es necesario comprender que cada persona tiene su tiempo, y este es relativo.

    En el Salmo 90:12, Moisés oró a Dios: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. ¿Cómo debemos “contar nuestros días”? ¿Cómo entender que Dios es el Señor del tiempo, sin querer imponerle nuestra agenda? Solamente siendo sabios, y dejando que él gobierne nuestra vida en todos los aspectos. Y en eso no hay relatividad.

Sobre el autor: Misionero en Egipto.