No hace mucho, la iglesia era el centro del pequeño pueblo y de la vida rural. Era, por cierto, el centro de la vida espiritual, a menudo el centro social y más de una vez el centro político. Los tiempos cambian. La gente se traslada. Surgen nuevas costumbres. ¿Qué ocurre, entonces, con una iglesia a la que asisten ocho o diez personas el domingo de mañana?
La mayoría de tales iglesias desaparece. La Iglesia Metodista Unida de Haveysburg se hallaba ante esta posibilidad. Sin embargo, ahora es el escenario de un experimento que, si tiene éxito, podría traer nueva esperanza para otros cientos de iglesias rurales y de pueblos pequeños.
Dicho experimento consiste en el reavivamiento de una vieja categoría de liderazgo metodista: los predicadores laicos. Guillermo Haines, un comerciante de Wilmington, Ohio, es el predicador laico recientemente designado en Harveysburg. Está en condiciones de dedicar más tiempo a las responsabilidades pastorales que un pastor que debe repartirse en todo un distrito de iglesias.
El Sr. Haines vendió recientemente un comercio de cámaras fotográficas que tenía desde hacía dieciocho años. Se empleó en la Clinton County Engineer’s Office a fin de poder dedicarse mejor al servicio de la iglesia. En su primer domingo en Harveysburg, el Sr. Haines tuvo treinta personas en su congregación, y cincuenta personas asistieron a la fiesta de bienvenida del predicador laico y su esposa.
“Todo el mundo está alborozado”, dijo la Sra. Lucy McCarren tesorera de la iglesia. “Hallamos que podemos realizar reuniones todos los domingos, y visitación. Así es como cada uno ha sido revivido”. Los miembros de iglesia, especialmente los más ancianos, echaban de menos la visitación pastoral, que no podía ofrecerles un pastor a cargo de tres iglesias y ocupado en la enseñanza.
El Sr. Haines siente que ha sido guiado por Dios a Harveysburg. Si bien el predicador laico ha asistido a los cultos toda su vida, dice: “Hallé al Señor hace sólo seis años”. El ex poseedor de un comercio de artículos fotográficos está ahora siguiendo un curso por correspondencia a fin de recibir su licencia formal de predicador laico.
El Dr. Howard Spitnale, superintendente del distrito de Wilmington de la Asociación Occidental de’ Ohio de dicha denominación, cree que hay muchos laicos y ministros jubilados que podrían ejercer con éxito el ministerio en las zonas rurales y los pequeños pueblos. Tratamos de ser creativos con las pequeñas iglesias”, explica. “Estamos buscando maneras de lograr el éxito en las iglesias pequeñas. Nos vemos impedidos por los números, pero, de todas maneras, hay un gran entusiasmo en Harveysburg”.
Sobre el autor: Corresponsal del Religious News Service.