Peligros y soluciones para el trabajo pastoral

En 1953, el renombrado autor de libros infantiles Roald Dahl escribió un cuento titulado The Great Automatic Grammatizator [El gran gramatizador automático]. Curiosamente, esta narración parece predecir el surgimiento de la Inteligencia Artificial (IA), que se convirtió en una de las tecnologías que tiene uno de los mayores crecimientos de consumo de la historia hasta la actualidad. El cuento de Dahl captura la ansiedad generada por la creciente prevalencia de la IA y por la disminución del valor del trabajo creativo humano.

En un intento de desmitificar dónde estamos y adónde vamos con la IA, te invito a conocer esta tecnología y las diferentes herramientas que ofrece a nuestra iglesia.

Definición

En resumen, la IA es un programa informático que intenta simular el pensamiento humano. Sin embargo, en vez de ejecutar una serie de instrucciones, ese programa trabaja con un propósito.

Para funcionar, necesita ingerir grandes cantidades de información rotulada para su entrenamiento y, luego, analizarla en busca de patrones que, a su vez, ayudan en predicciones o toma de decisiones.

Diferencias con los seres humanos

Aunque la IA puede parecer muy inteligente en ciertas áreas, jamás podrá sustituir la inteligencia humana creada por Dios. Esto se debe a que, francamente, aún no comprendemos totalmente la inteligencia humana; por lo tanto, ¿cómo podríamos replicarla?

Dios nos creó con una o dos inteligencias predominantes de los nueve tipos de inteligencia humana y tres estilos de aprendizaje que existen:[1] inteligencia visual-espacial, musical, kinestésica-corporal, lingüística, interpersonal, lógico-matemática, intrapersonal (aprendizaje individual), naturalista (uso de la naturaleza en las explicaciones), existencial; y aprendizajes visual, kinestésico o auditivo.

Las computadoras buscan simular algunos de los tipos de aprendizaje que Dios creó, así como emular habilidades cognitivas, como la razón, el aprendizaje y la autocorrección, con diferentes grados de éxito. Suele ser mejor en algunos estilos de aprendizaje (como el lógico-matemático), moderadamente bien en otros (como el visual-espacial) y muy mal en otros (como la intrapersonal y la interpersonal).

Aunque Dios ha colocado en la humanidad el deseo de crear e inventar, parece que hasta ahora replicar el proceso de pensamiento de un cerebro humano no es posible, lo que me deja aún más maravillado del poder, el conocimiento y la creatividad de Dios.

Categorías de la IA

Podemos clasificar la Inteligencia Artificial por funcionalidad, de acuerdo con lo sugerido por Arend Hintze:[2]

Máquinas reactivas. Este tipo se caracteriza por no tener memoria, pues se utiliza específicamente para un determinado tipo de tareas y no puede ser usada fácilmente en otras situaciones. Un ejemplo de eso sería una aplicación de juegos de ajedrez que no puede utilizar jugadas del pasado para informar partidas futuras, sino que analiza los movimientos posibles y elige los que son más estratégicos.

Memoria limitada. Estos sistemas de IA utilizan experiencias pasadas para moldear decisiones futuras. Un buen ejemplo de eso es un automóvil autónomo. “Las observaciones informan las acciones que ocurrirán en un futuro no tan distante, como un automóvil cambiando de carril”.[3] Sin embargo, esas observaciones no se almacenan permanentemente.

Teoría de la mente. “Cuando [la teoría de la mente] se aplica a la IA, significa que el sistema tendría la suficiente inteligencia social para entender las emociones. Este tipo de IA sería capaz de deducir las intenciones humanas y predecir sus comportamientos, una habilidad necesaria para que los sistemas de la IA se conviertan en miembros integrales del mundo humano”.[4] Por el momento, este tipo de IA no existe.

Autoconciencia. Esta funcionalidad es capaz de almacenar recuerdos del pasado y hacer predicciones, aprender y volverse más inteligente, basándose en sus propias experiencias. La IA de la ficción científica se encuadra en esta categoría, que tampoco existe actualmente.

Cuestiones éticas

Preconceptos, discriminación y uso indebido. Como son los seres humanos quienes entrenan los sistemas de IA con conjuntos de datos que ellos mismos crearon, lo que se produce en estos programas puede reflejar los preconceptos y los prejuicios de sus creadores.  Es importante analizar los resultados con cautela, y recordar que serán parecidos al conjunto de datos con el que fue entrenada la IA, sin hablar de otros factores, como el sesgo algorítmico, por ejemplo. Otra cuestión importante es que un criminal cibernético puede desarrollar un “virus” que distorsione los datos con los que se está entrenando un sistema de IA, utilizando información errada para obtener un resultado perjudicial.

Privacidad. Los sistemas de IA reúnen y procesan grandes cantidades de datos sobre nosotros. Dependiendo de las regulaciones de cada país, los datos pueden incluir información personal, como la ubicación, y el historial de navegación y de actividades en redes sociales. Por lo tanto, es imperativo que tales datos sean utilizados de manera responsable.

Control. Los sistemas de IA se están volviendo cada vez más autónomos, ya que toman decisiones sin supervisión humana. Esos sistemas necesitan ser monitoreados. Es importante garantizar que los sistemas de IA no representen una amenaza para nuestra seguridad o libertad (esto, por el bien de “muchos”).

Ventajas y desventajas

Veremos, en primer lugar, algunos beneficios de la IA:

• Si se programa adecuadamente, la IA puede eliminar errores humanos (de ortografía, por ejemplo), aprovechando su precisión programada y su capacidad para tomar decisiones basada en la información recolectada y en patrones integrales.

• Los robots con IA pueden sustituir a los seres humanos en escenarios peligrosos, como desarmar bombas o explorar el espacio y las profundidades del mar.

• Aunque las actitudes y las emociones subjetivas influyen sobre la toma de decisiones del ser humano, la IA se basa en información factual como fundamento para su proceso de toma de decisiones (en tanto se programe adecuadamente).

• Por otro lado, la IA también presenta algunas desventajas:

• El desarrollo de la IA exige hardwares y softwares sofisticados, además de una inversión significativa de tiempo. Los dispositivos de la IA demandan mantenimiento constante y actualizaciones regulares, lo que los convierten en emprendimientos costosos.

• La IA es excelente para la ejecución de tareas programadas, pero no tiene la capacidad de pensar de manera creativa o de desviarse de sus parámetros predeterminados.

• El desempleo es una gran preocupación en relación con la IA, pues los robots pueden sustituir a los seres humanos en varias funciones en las áreas de la industria y la investigación.

• Como la IA asume una parte sustancial de las responsabilidades del empleado, los trabajadores pueden volverse negligentes y acabar confiando demasiado en la IA para manejar detalles críticos de su función.

• El desarrollo moral, que está enraizado en los seres humanos desde la primera infancia, no existe en las máquinas (a menos que sean explícitamente programadas para eso). Solo poseen conocimiento, reconocimiento y habilidades de utilización basados en los parámetros programados.

Mitos

La inteligencia artificial retratada en la ficción es real. Algunas películas de ficción, como Matrix, Terminator y M3gan, generalmente exageran los tipos de IA autoconscientes. Estos tipos de IA no existen actualmente y no lo harán en el corto plazo. Si existieran, causarían una división social absoluta. Una computadora con inteligencia artificial general podría devorar todo el conocimiento del mundo (recolectado mediante Internet) para resolver algunos de los problemas globales, o incluso lidiar con ellos antes de que surjan.

Los sistemas de IA son injustos. Frecuentemente la IA se utiliza para tomar decisiones relacionadas con contrataciones laborales, préstamos bancarios y locación de crédito. Por lo tanto, puede parecer injusta con los grupos más vulnerables. Es necesario recordar que la IA se entrena para imitar el comportamiento de seres humanos en la toma de decisiones y, por consiguiente, reflejará sus sesgos.

La IA es tan buena como los datos con los que sea entrenada. Ningún conjunto de datos del mundo real es perfecto. Sin embargo, es posible resolver los problemas utilizando técnicas como la formulación cuidadosa del problema, un muestreo dirigido, el uso de datos sintéticos o el establecimiento de restricciones en los modelos.

La IA se va a quedar con nuestros trabajos. La mayoría de los cambios de paradigma en la tecnología enfrentó el miedo del desempleo en masa, desde el automóvil hasta la calculadora y la computadora personal. En el largo plazo, algunos empleos realmente desaparecerán, pero surgirán nuevos empleos y sectores, junto con estándares de vida más elevados. Creo que la IA será utilizada como una herramienta para aumentar los empleos existentes.

La IA se desarrolla por cuenta propia y se rebelará contra la humanidad. Aunque la IA esté superando a los seres humanos en tareas repetitivas y complejas, continúa estando limitada en su alcance y carece de creatividad. Como creacionista, creo que solamente Dios transmite la consciencia, y que simplemente no es posible que una IA desarrolle consciencia y sensibilidad por cuenta propia.

El uso de la IA en la iglesia

Les pregunté a los dos sistemas de IA más populares, Google Bard (basado en el Modelo de Lenguaje para Aplicaciones de Diálogo) y ChatGPT (basado en transformadores generativos preentrenados), cómo ven a la IA ayudando a las iglesias actualmente y en un futuro próximo. Aquí están algunas de las sugerencias generadas por ellos (mis comentarios están entre paréntesis):

Mejora de las operaciones: La IA puede utilizarse para automatizar tareas como agendar nombres, decoración e ingreso de datos. También liberará tiempo del equipo para concentrarse en tareas más importantes, como ministrar a la congregación.

Mejorar las estrategias evangelizadoras. La IA puede usarse para crear contenido personalizado para miembros de iglesia y miembros potenciales. Cuando las estrategias se adaptan a los intereses y las necesidades de cada persona, es más probable que sea aceptada y genere interacción.

Ofrecer atención. La IA puede utilizarse para ofrecer consejería (aunque se prefiera un ser humano real con empatía haciendo esta tarea), registrar pedidos de oración u otra información referida a los miembros de la iglesia.

Chatbots. Los programas de computadora pueden simular conversaciones con seres humanos. Los chatbots pueden ser usados para responder preguntas, interactuar con visitantes como si fuera un diácono virtual u ofrecer orientación y ayuda. (Aunque la novedad de ser abordado por un robot como visitante pueda ser divertida para algunos, los seres humanos buscan por naturaleza conexiones con otros seres humanos. Sugiero que los chatbots se limiten al apoyo online).

Evangelismo personalizado. Los diversos chatbots pueden llevar a cabo estudios bíblicos. (Personalmente, prefiero que un estudio bíblico lo realice un ser humano con capacidad de empatía. Tengo esa misma sensación cuando “converso” con el chatbot de mi banco).

Asistentes virtuales. Estos son como los chatbots, pero pueden hacer más. Son capaces de agendar compromisos, hacer reservas, y hasta ayudar en tareas como lavar ropa y hacer compras en el supermercado. (Supongo que un pastor experimentado puede aprovechar esta herramienta).

Herramienta para sermones. La IA puede auxiliar a pastores y otros líderes ofreciendo acceso a referencias bíblicas relevantes, al contexto histórico y otros recursos. (Por ejemplo, en ChatGPT, puedes preguntar: “¿Qué versículos bíblicos apoyan X idea?”).

Análisis de datos. La IA puede ser usada para analizar datos de cultos, páginas web y redes sociales de la iglesia. Estos datos te permitirán saber más sobre los miembros de la iglesia, los miembros potenciales y la comunidad en general.

Traducción de idiomas. La traducción realizada con la tecnología de la IA permite que las iglesias alcancen a hablantes de otros idiomas, superando así las barreras lingüísticas existentes.

Eventos virtuales. La IA puede crear eventos virtuales en los que las personas del mundo entero puedan participar. Eso ayuda a que las iglesias alcancen a un público más amplio y a conectarse con quienes tal vez no puedan participar personalmente,

Seguridad. Los sistemas de seguridad con la tecnología de la IA pueden ayudar a las iglesias a proteger sus propiedades y evitar crímenes, por medio de la detección y la respuesta ante posibles amenazas.

Un final diferente

Algunos filósofos de la tecnología creen que puede ocurrir una crisis si los objetivos de una IA no son los mismos que los de la humanidad, haciendo que la IA traspase las barreras humanas y “domine el mundo”. Sin embargo, una lectura escatológica de la Biblia sugiere un fin del mundo muy diferente, en el que Jesús vendrá “con las nubes; y todo ojo lo verá” (Apoc. 1:7). Estoy ansioso por este final glorioso y por este nuevo comienzo.

Sobre el autor: director del laboratorio de multimedios de la Adventist Review.


Referencias

[1] Ver la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner en su libro Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica (Buenos Aires: Paidós, 2003).

[2] K. Sarwar, “Types of Artificial Intelligence”, disponible em link.cpb.com.br/e09e57, consultado el 19 de mayo de 2023.

[3] Ibíd.

[4] “What Is Artificial Intelligence? How Does It Work?”, Zegashop, disponible en link.cpb.com.br/928483, consultado el 2 de marzo de 2022.