La perseverancia es una característica fundamental en el proceso del discipulado.

    Uno de los énfasis de la Biblia está puesto en la insistencia de Dios. Él es insistente para buscar, salvar y restaurar a aquellos a quienes ama, y también para involucrar, a aquellos que son suyos, en una tarea especial en favor de su obra. En la historia de los doce apóstoles, encontramos uno de los grandes ejemplos de esa insistencia. Ellos fueron escogidos por Cristo aun cuando no eran los más preparados. Sin embargo, día a día, el Maestro se dedicó a moldearlos para que cumplieran su misión. Pedro, el más preeminente del grupo, fue el más beneficiado. Era un hombre temperamental, impulsivo, hablador y desequilibrado. Aun así, Jesús vio en él lo que podría llegar a ser e insistió en su transformación.

    En este proceso, el Maestro usó tres situaciones especiales. En tres oportunidades, Jesús enseñó importantes lecciones a Pedro, siempre con una triple insistencia.

    Así, buscaba hacer de él un discípulo completo, con los mismos énfasis que utilizamos hoy en nuestra visión del discipulado: comunión, relaciones y misión.

    La primera vez ocurrió cuando Pedro negó tres veces a Jesús (Mat. 26:69-74). Él había sido alertado, pero aun así se escondió y maldijo. En eso, el gallo cantó, conforme le había dicho el Señor (Mat. 26:33-35). ¿Por qué no resistió la presión? ¿Por qué negó su compromiso con Cristo? Hay al menos dos razones para ello: él durmió mientras debía estar orando (Mat. 26:40-43) y siguió a Jesús de lejos (Mat. 26:58). Por fragilidad espiritual, falló en asumir su identidad. La caída tuvo relación directa con su vida de comunión.

    La segunda situación ocurrió después de la resurrección de Jesús, cuando el Señor le preguntó tres veces a Pedro: “¿Me amas?” (Juan 21:15-17). Cada pregunta ofreció una oportunidad para superar las tres negaciones. Esa insistencia demostró cuánto cree Cristo en los nuevos comienzos. Sin embargo, su pedido más importante vino después: “Apacienta mis corderos”. La visión de Pedro estaba centrada en sí mismo y Jesús quería cambiar el foco y colocarlo en las personas, que eran la razón de su ministerio. Esa segunda experiencia fue un llamado para que Pedro construyera relaciones fuertes.

    La tercera y última situación se dio cuando el apóstol tuvo la visión del lienzo, lleno de animales inmundos, que representaba la invitación a evangelizar a Cornelio y a los gentiles (Hech. 10:9-22). Pedro fue llamado tres veces para el cumplimiento de la misión. Él había oído el “id” presentado por Cristo a los discípulos (Mat. 28:18-20) pero, esta vez, recibió su “id” personal. El Señor trabajaba, al mismo tiempo, en el llamado a Pedro y en el corazón de Cornelio. Él siempre actúa en aquel que es enviado y en quien debe ser alcanzado. Dicho esto, el único punto negativo de la historia es que Dios precisó llamar a Pedro tres veces hasta que aceptó, mientras que Cornelio aceptó inmediatamente la obra de la salvación. Esto muestra que las limitaciones de nuestra misión normalmente no están en la dificultad de alcanzar a la comunidad, sino en el desafío de comprometer a los cristianos con la obra divina. No precisamos tener miedo de alcanzar a personas aparentemente improbables o imposibles, como Cornelio. Él era gentil, y no mantenía las tradiciones y la pureza de los judíos. Era un líder romano, pueblo que dominaba a los judíos. Era un centurión, jefe militar de los “enemigos”. Era de origen rico y noble, lo que lo volvía inaccesible. Aun así, hubo salvación en su casa. No importa el tamaño de las dificultades, Dios es quien hace el milagro de la transformación.

    El resultado de la visita de Pedro a Cornelio fue un segundo Pentecostés (Hech.10:44-48). Todo porque el apóstol aceptó el llamado y Dios actuó poderosamente. El Señor nunca deja sin resultados a aquellos que cumplen la misión. No necesitamos tener miedo ni adoptar estrategias complicadas para alcanzar a aquellos que parece imposible alcanzar. Tenemos que acercarnos a ellos, enseñarles la Palabra y no vacilar en invitarlos a entregar su vida a Jesús por medio del bautismo.

    Así como lo hizo con Pedro, Dios también insiste para que veamos el discipulado de un modo más completo. Él espera que los pastores, como sus representantes, seamos insistentes al presentar esta visión a la iglesia, y fortalecerla. Muchos viven corriendo detrás de las novedades, buscando nuevas tendencias y dependiendo de estímulos especiales para avanzar. Sin embargo, si queremos generar cambios profundos, necesitamos ser insistes en la misma visión del discipulado. La innovación es siempre bienvenida, pero debe estar orientada a fortalecer el mismo mensaje, porque el discipulado que desarrolla cristianos más profundos, fructíferos y felices lleva tiempo. Es necesario que seamos insistentes.

    Más allá de esto, tenemos que tener cuidado de no distraernos en nuestra insistencia. No podemos perdernos en medio de tantas novedades, eventos y materiales que no fortalecen la visión principal. Buscamos un proceso de discipulado que redunde en gente cuidando de gente, y que equilibre el cuidado de las personas y el crecimiento de la misión. Que tenga resultados claros y nos ayude a evaluar cuánto estamos avanzando en el proceso. Al final, sin la referencia de los indicadores mensurables, puede haber promoción, motivación, agitación y hasta ilusión, menos discipulado. Estos indicadores son simples, pero contienen la esencia de la vida cristiana.

    Comunión: más gente estudiando la Biblia y dedicando tiempo a la oración.

    Relación: más gente involucrada en Grupos pequeños y en las unidades de acción de la Escuela Sabática.

    Misión: más gente dando estudios bíblicos.

    Para apoyar este crecimiento y fortalecer nuestra unidad, participamos juntos de cuatro programas integrados, que potencian la visión y los resultados. En 2019, las fechas de estos programas serán:

10 días de oración y 10 horas de ayuno: del 14 al 23 de febrero

Semana Santa: del 13 al 20 de abril

Impacto Esperanza: el 25 de mayo

Semana de Esperanza (Evangelismo de cosecha): del 21 al 28 de septiembre.

    Para consolidar este movimiento, habrá dos materiales adicionales. La comunión será fortalecida por la serie “El Gran Conflicto”, de Elena de White, en lenguaje actualizado, por un precio especial y subvencionado. La misión recibirá el refuerzo de la nueva Biblia Misionera, con recursos que facilitarán el compromiso de los miembros: estudios bíblicos en cadena, explicación de textos difíciles, guías para reuniones de Grupos pequeños e interacción con imágenes en realidad aumentada, que darán más vida a los momentos de estudio de la Biblia.

    Tenemos una visión de discipulado clara, bíblica y profunda, con actividades y materiales de apoyo para fortalecer el foco. Es preciso que seamos insistentes, con creatividad, pasión y oración, para que ella se vuelva efectiva en la vida de la iglesia. Solo así tendremos una iglesia más fuerte en esta Tierra y mucha más gente preparada para el Reino de los cielos.

Sobre el autor: Presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día para América del Sur.