El significado de Gog y Magog en el contexto del Apocalipsis

Al principio de los tiempos, estalló una guerra épica en las vastas esferas del Cielo, donde los ángeles se enfrentaron. Este conflicto que sacudió los cimientos del Universo y sembró semillas de rebelión en el cosmos culminará en otra batalla monumental en la Tierra. Así, las fuerzas del bien y del mal se enfrentarán una vez más, al final del milenio, cuando el ciclo se cierre al son del triunfo divino y a la luz de la justicia eterna.[1]

En el Apocalipsis, el fin de Satanás se presenta en dos fases: su encarcelamiento en el abismo (Apoc. 20:1-3) y su destrucción en el lago de fuego después de ser liberado por un tiempo (Apoc. 20:3, 10). Su expulsión se describe mediante la voz pasiva del verbo “arrojar” (balō). Primero es arrojado del Cielo a la Tierra (Apoc. 12:9), luego es arrojado al abismo (Apoc. 20:3), y finalmente es arrojado al lago de fuego (vers. 10).[2]

El hecho de ser arrojado o expulsado significa que no tiene control sobre su destino. Hay un poder soberano que lo juzga. Sin embargo, después de los mil años, es liberado e intenta hacer la guerra contra Dios y su pueblo hasta el último momento, ya que el mal es resistente e insistente. Si la liberación de Satanás causa cierta perplejidad, su intento de invadir la “ciudad amada” (Apoc. 20:9) es aún más inquietante. El engañador “saldrá a engañar a las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra” (vers. 8), lo que indica la totalidad del globo. En este contexto, relacionado a la batalla cósmica final, encontramos una misteriosa referencia a “Gog y Magog” (Apoc. 20:8). ¿Pero de dónde viene este nombre y qué significa esta batalla?

Origen de los nombres

Los nombres Gog y Magog son una alusión al oráculo de Ezequiel 38-39. Juan incorpora varios temas de Ezequiel al Apocalipsis, incluida la batalla de Gog y Magog (Eze. 38:2; Apoc. 20:8). De las cerca de cien alusiones a versículos de Ezequiel en el Nuevo Testamento, 57 se encuentran en el último libro de la Biblia. En Apocalipsis no está claro si Gog y Magog se refieren a un rey, a un pueblo, a una coalición de pueblos o a un territorio. Pero en Ezequiel es evidente que Gog es el gobernante de la tierra de Magog (Eze. 38:2).

David Petersen, entre otros, sugiere que “el nombre ‘Gog’ puede derivar del gobernante lidio Giges” y, en los capítulos “trans-históricos” de Ezequiel 38-39, Gog simboliza “cualquier antagonista extranjero”.[3] Daniel Block está de acuerdo: “La explicación más probable para Gog es que proviene de Giges, el nombre del rey de Lidia, mencionado en seis inscripciones de Asurbanipal (668-631 a. C.)”.[4] Sin embargo, no existe una base sólida para esta identificación.

Flavio Josefo, en su descripción del origen de las naciones, también presentó su versión: “Magog dio origen a aquellos que pasaron a llamarse magogitas, pero que los griegos llaman escitas”.[5] G. H. Aalders propuso que el nombre Gog deriva de Magog, mencionado en la lista de naciones (Gén. 10:2), y “Gog, de la tierra de Magog”, es quizás “una figura representativa de todos los pueblos del norte”.[6] De hecho, la geografía de Gog está asociada al norte.

También existía la creencia de que Gog era el “equivalente de gug, el término sumerio para ‘oscuridad’ ”.[7] La comparación del ejército de Gog con “una nube que cubre la tierra” (Ezequiel 38:9, 16, PDT) evoca oscuridad y puede reforzar esta hipótesis. Asimismo, algunos intérpretes consideran que los nombres son mitológicos, en el sentido de describir entidades temibles que personifican el mal.

Con el tiempo surgieron muchas versiones sobre Gog y Magog. La popularidad del tema queda demostrada por varias tradiciones judías, cristianas e islámicas (Gog y Magog son conocidos como Yajuj y Majuj entre los árabes), sin mencionar otros grupos.[8]

Tomando una perspectiva escatológica, el Targum de Jonatán sobre Números 24:17 dice que el “rey poderoso” mesiánico de la casa de Jacob, “el cetro poderoso de Israel”, conquistará los “ejércitos de Gog”. El Targum del Pseudo-Jonatán en Éxodo 40:11 se refiere a un ataque de Gog contra Israel. Asimismo, el Targum de Pseudo-Jonatán en Números 11:26 afirma que Eldad y Medad profetizaron juntos, diciendo: “Al final, al final de los días, Gog, Magog y sus ejércitos irán contra Jerusalén, pero caer en manos del Rey Mesías”.

En la literatura judía antigua, “la era final incluirá un furioso ataque de fuerzas enemigas contra el pueblo de Dios, Jerusalén y quizás el Mesías”.[9] La batalla será un ataque global contra Dios y sus elegidos. Aunque hubo variaciones, este concepto estaba muy extendido.

En medio de una desconcertante cantidad de interpretaciones sobre Gog y Magog,[10] muchos eruditos intentan descubrir el código detrás de estos nombres. ¿Podría ser que la mayoría de los intérpretes habrían malinterpretado completamente esta profecía?

La última batalla

Para comprender mejor la referencia a Gog y Magog, debemos analizar Ezequiel 38-39, un oráculo profético muy particular que consta de dos secciones. El lenguaje de esta profecía es escatológico, apocalíptico y universal. Aunque la descripción es extremadamente simbólica, apunta a un evento literal. Diez características del texto muestran que el cumplimiento final de esta profecía tiene que ver con la aniquilación de Satanás y sus aliados. Esto sugiere que Gog simboliza una figura sobrenatural.

1. El uso de fórmulas temporales específicas indica una perspectiva escatológica. En este oráculo, Ezequiel utiliza “en ese día” (Eze. 38:10, 14, 18, 19; 39:11) y, en dos casos, “opta por una rara expresión llena de carga semántica”, a saber, “en los últimos días [be’aharit hayyamim]” (38:16), “y por una variante única de esta fórmula”, “en los años postreros [be’aharit hashanim]” (vers. 8).[11] La batalla tendrá lugar en un momento específico, en el fin del tiempo o día escatológico. Se profetizó que ocurriría en un futuro lejano y el texto tiene un contenido apocalíptico.

2. Dios mismo luchará y su presencia crea un escenario apocalíptico. El profeta profetiza lo siguiente: “Así dice Dios, el Señor: ‘Yo contra ti, Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal” (Eze. 38:3). Dios aparece como sujeto (“yo”) más de 40 veces en la narración. Además, el Señor pone “garfios” en la mandíbula de Gog (vers. 4, PDT). Esto revela la dimensión cósmica de la batalla. La Tierra será estremecida, todos los animales y personas temblarán ante la presencia de Dios (vers. 19, 20). Todo esto es resultado de una teofanía impresionante.

3. El arrogante príncipe Gog encabeza una confederación mundial. No es rey ni emperador de ninguna entidad política, pero aún así reúne un vasto ejército de guerreros de muchas naciones (Eze. 38:9). El texto enfatiza, en varias partes, el gran número de aliados de Gog (Eze. 38:4-9, 13, 15; 39:4). Las direcciones de estos enemigos (norte, sur, este) forman un merismo literario, es decir, una figura retórica reforzada por sus siete armas simbólicas (Eze. 39:9), los siete años que estas sirven como combustible al fuego (vers. 9) y los siete meses necesarios para enterrarlos (vers. 12).[12]

Sólo en el día escatológico después del milenio habrá esta confluencia de personas y naciones marchando “a lo largo y ancho de la tierra” (Apoc. 20:9, PDT). En Apocalipsis 20:8, el alcance de esta rebelión final se destaca tanto en términos geográficos (“las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra”) como numéricos (“como la arena del mar”). En la Biblia, la expresión “cuatro ángulos” simboliza la totalidad de la geografía, mientras que la “arena del mar” es una metáfora de una multitud incontable.[13] El lenguaje simbólico del texto profético no apunta a un enemigo cualquiera o un ataque aislado, sino al enemigo supremo y final, que realiza una ofensiva global.

En el Talmud, la batalla de Gog y Magog es “la guerra suprema, el clímax de las tribulaciones de la era mesiánica” y se refiere a una reunión de pueblos, una reunión incontable de enemigos, no solo a una nación en particular.[14] En ocasiones, Gog y Magog son descritos en la literatura judía como aquellos que reúnen a las naciones para la batalla.[15]

4. Este rival vendrá de una dirección asociada con Dios. “Vendrás de tu lugar, del norte”, describe la profecía (Eze. 38:15; cf. 38:6; 39:2). El “norte” es la dirección del trono o morada divina, que el lucero de la mañana (Satanás) intentó conquistar (Isa. 14:13), y se convirtió en símbolo del origen de los enemigos del pueblo de Dios. Su ambición se dirigía hacia el trono del Altísimo. Paul Fitzpatrick destaca que Gog, un “representante trans-histórico de los poderes cósmicos del caos restablecido”, está asociado con la parte más alejada del globo en relación al lugar donde vive el pueblo de Dios. “Gog viene de una región al final de la creación y su presencia significa la ruina de esa creación. Esta imagen presenta a Gog como la antítesis del poder creador, como el mayor símbolo de la anti-creación y de todo lo que se opone al Dios Soberano”.[16]

5. El enemigo tiene un carácter trascendente y será el blanco de la ira divina. Sobre él se profetiza: “Así dice Dios, el Señor: ‘Tú eres aquel de quien hablé antaño por mis siervos los profetas de Israel, que en ese tiempo profetizaron que yo te traería contra ellos’ ” (Eze. 38:17). Gog fue el destructor histórico de Israel. Ahora, al planear una gran invasión militar, el príncipe Gog ideará “planes perversos” (vers. 10) para conquistar la tierra y sus ciudades. “Cuando Gog ataca al pueblo de Yahweh e invade la tierra de Yahweh, está declarando la guerra a Yahweh”.[17] En otras palabras, el verdadero rival de Gog no es Israel, sino Dios. Sin embargo, el Señor dice: “Se encenderá mi ira” (vers. 18). Esto sugiere el juicio final.

6. La destrucción de Gog y sus aliados se describe en términos apocalípticos. Las imágenes son reveladoras: “Yo ejecutaré juicio sobre él con plaga y sangre. Haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, piedras de granizo, fuego y azufre”, declara el Señor Dios (Eze. 38:22). Este lenguaje de destrucción por el fuego, propio del juicio divino, sugiere también un escenario posmilenial. Ten en cuenta que el fuego consumirá no sólo a Gog, sino también a Magog y a “todas sus tropas” (Eze. 39:6). El “imperio” impío de Gog llegará a su fin.

7. El pueblo atacado vivirá en paz en un lugar especial. Habitan “en medio de la tierra” (Ezequiel 38:12, LBLA), una referencia al monte santo de Dios en Jerusalén o, más apropiadamente, a la Nueva Jerusalén. “El ‘medio’ enfatiza que no será una guerra más, de esas que llenan las páginas de la historia, sino un enfrentamiento que tendrá una relevancia decisiva en la historia mundial y, al tener lugar en el centro teológico del mundo, implicará tanto espacio como tiempo”.[18]

8. Habrá una purificación de la Tierra. Los cadáveres que queden sobre la faz de la Tierra serán sepultados y así el mundo será purificado (Eze. 39:14-16). Esto apunta a una purificación ceremonial de gran alcance. El lugar de entierro mencionado en Ezequiel 39:11 (el “valle de los Viajeros” [PDT], que se llamará “Hamón-Gog”) parece simbólico. El nombre “valle de Hamon-Gog” parece un juego de palabras con “valle de Hinom”, “donde solían quemarse cadáveres de animales y criminales”.[19] Es un “tributo” simbólico adecuado para el causante de la muerte.

9. La destrucción final de los enemigos es un banquete apocalíptico planeado por Dios. El profeta recibió instrucciones de hablar “a las aves y a toda bestia” a fin de reunirlos para un “un sacrificio grande sobre los montes de Israel” en el cual “comerán carne y beberán sangre”. En este siniestro banquete escatológico (zebab, sacrificio ceremonial), se servirá la “carne de fuertes” y la “sangre de príncipes”; los comensales se saciarán con “caballos y jinetes fuertes, todos hombres de guerra” (Eze. 39:17-20). Nótese la ironía: “En lugar de que los adoradores humanos sacrifiquen animales en presencia de Yahvé, es Yahvé quien sacrifica humanos para satisfacer a los animales”.[20] Este fenómeno simbólico en esta dimensión y con este carácter es único.

10. A través de este evento, la gloria y la grandeza de Dios serán reveladas, y su santidad y justicia serán vindicadas. “Será en los últimos días; te traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado en ti, Gog, ante sus ojos” (Eze. 38:16). “Mostraré mi grandeza y mi santidad, y me daré a conocer a muchas naciones. Y sabrán que yo soy el Señor” (vers. 23). Además, será “el día” en que el Señor Dios manifestará su gloria entre las naciones (Eze. 39:13, 21, 22). Dios mismo tiene el control del evento, que cumplirá un propósito cósmico superior de teodicea.

Todos los factores resaltados en Ezequiel 38 y 39, entre otros detalles inexplorados, tienen su paralelo en Apocalipsis 20:7 al 10, y describen una realidad posmilenial. Con tanta evidencia acumulada, es difícil evitar la conclusión de que Gog representa una descripción poética de Satanás en su último intento de invadir la ciudad santa (Nueva Jerusalén) después del milenio.

La erradicación del mal

Al analizar este tema, Jiří Moskala propuso múltiples cumplimientos: (1) un potencial cumplimiento parcial durante la guerra (tipo) macabea contra Antíoco Epífanes; (2) potenciales múltiples precumplimientos cristológico-eclesiológicos; y (3) el cumplimiento final escatológico/apocalíptico en dos etapas (antitipo), es decir, en la segunda venida y al final del milenio.[21] 21 Él afirma que, según Apocalipsis 20:8, “Gog y Magog son nombres simbólicos de las huestes de los malvados de todas las generaciones de la humanidad que se oponen a Dios y a su pueblo”.[22] Sin embargo, no hay evidencia histórica de estos múltiples cumplimientos. Además, Apocalipsis 20:8 hace referencia a Gog y Magog en el contexto del milenio y no los conecta con ningún otro período anterior.

Al tomar en cuenta el tono escatológico/apocalíptico de la profecía de Ezequiel, la ausencia de algún cumplimiento claro en la historia de Israel y el uso de esta profecía por Juan en Apocalipsis 20, parece exegéticamente más seguro optar por una interpretación relacionada con un evento posterior al milenio.

Es interesante notar que Juan usó una abreviatura de la expresión de Ezequiel en la Septuaginta: mientras que el oráculo original es contra “Gog de la tierra de Magog [Gōg kai tēn gēn tou Magōg]” (Eze. 38:2), Juan habla de “Gog y Magog [Gōg kai Magōg]” (Apoc 20:8). Además, en griego utilizó el artículo: ton Gōg kai Magōg. Dado que en el Apocalipsis el patrón general es nunca usar el artículo para nombres propios en general, sino más bien para entidades singulares (Cristo, Satanás, diablo, etc.) y entidades bien conocidas del Antiguo Testamento, es probable que Juan se estuviera refiriendo a la figura mencionada en Ezequiel.[23] Esta profecía probablemente ya tenía una interpretación apocalíptica definida en los círculos judeocristianos.

Independientemente de si el oráculo de Ezequiel es interpretado como una profecía con múltiples cumplimientos o una profecía apocalíptica cuyo enfoque original y simbólico es el fin de Satanás, la conclusión lógica es que cuando la Nueva Jerusalén venga del Cielo, estando ubicada en el sitio de la antigua Jerusalén, el archienemigo y sus aliados la atacarán. Sin embargo, fuego descenderá del cielo y consumirá a todos (Apoc. 20:7-9).

El mal, que en su origen se caracterizó por una batalla épica, finalmente será erradicado con otro enfrentamiento final. El planeta, ahora purificado, estará listo para comenzar un nuevo capítulo glorioso a lo largo de la eternidad. ¡El ocaso de la humanidad llegará a su fin y amanecerá un nuevo mañana!


Referencias

[1] Este artículo fue adaptado de una porción del libro Visoes do Futuro [Visiones del futuro], de mi autoría, que será publicado en breve por la Casa Publicadora Brasileira.

[2] Cf. Steven Thompson, “The End of Satan”, Andrews University Seminary Studies 37 (1999), p. 266.

[3] David L. Petersen, The Prophetic Literature: An Introduction (Westminster John Knox Press, 2002), p. 158.

[4] Daniel I. Block, Beyond the River Chebar: Studies in Kingship and Eschatology in the Book of Ezekiel (James Clarke, 2014), p. 107.

[5] Flavio Josefo, Antiguedades judias, 1.6.1.

[6] Jan G. Aalders, Gog en Magog in Ezechiel (Kok, 1951), p. 166.

[7] Emeri van Donzel y Andrea Schmidt, eds., Gog and Magog in Early Syriac and Islamic Sources (Brill, 2009), p. 3.

[8] Cf. A. A. Seyed-Gohrab, F. Doufikar-Aerts y S. McGlinn, eds., Embodiments of Evil: Gog and Magog (Leiden University Press, 2011); y Angelo Vivian, “Gog e Magog nella tradizione biblica, ebraica e cristiana”, Rivista Biblica 25 (1977), pp. 389-421.

[9] Pierre Prigent, Commentary on the Apocalypse of St. John (Mohr Siebeck, 2001), p. 575.

[10] Cf. Sverre Boe, Gog and Magog: Ezekiel 38–39 as Pre-text for Revelation 19,17-21 and 20,7-10 (Mohr Siebeck, 2001), pp. 5-20, 88-99.

[11] William A. Tooman, Gog of Magog: Reuse of Scripture and Compositional Technique in Ezekiel 38–39 (Mohr Siebeck, 2011), p. 89.

[12] Jacob Milgrom y Daniel I. Block, Ezekiel’s Hope: A Commentary on Ezekiel 38–48 (Cascade, 2012), pp. 10, 11.

[13] Dennis E. Johnson, Triumph of the Lamb (P&R Publishing, 2001), p. 295.

[14] Talmud Berajot 7b.11.

[15] G. K. Beale, The Book of Revelation (Eerdmans, 1999), p. 1025.

[16] Paul E. Fitzpatrick, The Disarmament of God (The Catholic Biblical Association of America, 2004), p. 87.

[17] Milgrom y Block, Ezekiel’s Hope, p. 16.

[18] Horace D. Hummel, Ezekiel 21–48 (Concordia, 2007), p. 1121.

[19] Block, Beyond the River Chebar, p. 118.

[20] Milgrom y Block, Ezekiel’s Hope, p. 28.

[21] Jiří Moskala, “Toward the Fulfillment of the Gog and Magog Prophecy of Ezekiel 38–39”, Journal of the Adventist Theological Society 18 (2007), pp. 243-273.

[22] Moskala, “Toward the Fulfillment of the Gog and Magog Prophecy of Ezekiel 38–39”, p. 268.

[23] Gary Manning, “Gog and Magog: A New Look at John’s Appropriation of Ezekiel”, conferencia presentada en el congreso de la Evangelical Theological Society, noviembre de 2014.