Compartir la fe a través de las relaciones siempre fue y todavía lo es, la manera más eficaz de predicar el evangelio.
Toda generación de creyentes necesita rever su nivel de compromiso en cuanto a testificar y compartir la fe entre la comunidad, manteniendo así un vínculo continuo con la gran comisión que Jesús nos confió. Fue con ese objetivo que, en 2004, el equipo del Instituto de Ministerio Cristiano de la Universidad Andrews realizó una investigación entre los adventistas, en un determinado sábado, en Norteamérica. La investigación intentaba responder tres preguntas: 1) ¿En qué actividades misioneras participan generalmente los miembros y cuántas personas fueron atraídas a la iglesia como resultado de eso? 2) ¿Cómo es la vida devocional de los miembros? 3) ¿Cuál fue el medio por el que llegaron a ser miembros de iglesia?
Fueron analizadas 1.689 respuestas. Si bien cada región del mundo tiene sus peculiaridades, si comprendemos los principios implícitos en los descubrimientos y atendemos sus implicancias, podremos encontrar instrumentos para mejorar nuestra iglesia y evangelizar más eficazmente.
Perfil de los entrevistados
Primero, consideremos el perfil de las personas entrevistadas. Entre ellas, el 57% eran mujeres; el resto, hombres. Había un 60% de hermanos con más de 20 años en la iglesia. Otro 15% estaba en la iglesia por un período variable entre 11 y 20 años, y el 4% tenía menos de un año en el adventismo. Además, el 61% nació en un hogar adventista. Todo esto parece indicar el poder de las relaciones y que muchos de los nuevos miembros no tienen antecedentes adventistas.
Los datos también indican una iglesia envejecida. Más del 60% tiene más de 45 años, con un 22% que tiene 65 o más años. Solo cerca del 9% está debajo de los 25 años. Eso muestra que la iglesia necesita ser más intencional en alcanzar y conservar a los jóvenes.
Testimonio
¿De qué actividad misionera participan normalmente los miembros? La investigación arrojó once actividades, conforme a la siguiente tabla:
La mitad de los entrevistados no respondió nada acerca de la cantidad media de horas invertidas mensualmente en las actividades. Aproximadamente el 30% dijo haber dedicado entre 1 y 5 horas; el 11% invirtió entre 6 y 10 horas, y cerca del 6% empleó más de 20 horas.
También se les preguntó en cuántas conversiones ejercieron una influencia total o parcial, en los últimos 3 años. Cerca de 2/3 indicó que no influyó en nadie. El 15% recuerda a 1 persona, y otro 15% mencionó entre 2 y 5. Solo del 4 al 5% pudo identificar más de 5 personas convertidas por su trabajo en ese período.
Prácticas devocionales
El segundo grupo de preguntas trató de la vida devocional de los miembros. Se les preguntó acerca de la frecuencia con que participaban de las actividades devocionales particulares. El resultado fue el siguiente:
Es importante recordar que otros investigadores han demostrado que el culto familiar es un componente indispensable para la vida cristiana sólida y factor clave para mantener a los jóvenes en la iglesia.[1]
Cómo se convierten
Finalmente, en el tercer bloque de preguntas, se intentó probar cuál fue el principal factor en la elección que esos miembros hicieron de convertirse en miembros de la iglesia. La investigación midió la fuerza relativa de cada uno entre 9 posibles factores.
Se les solicitó a los entrevistados que especificaran los “demás” medios de conversión. Si bien no todos respondieron, los comentarios más frecuentes señalaban la educación cristiana y los docentes. La tercera tabla muestra que los factores clave para llevar a las personas a unirse a la iglesia están relacionados con el establecimiento de relaciones positivas y la amistad. Esta conclusión es semejante a la de una investigación coordinada por Win Arn[2] y, más recientemente, otra realizada por Thom S. Rainer.[3]
Am descubrió que las relaciones son el modo más eficaz de alcanzar a las personas y llevarlas al Señor. Habló mucho acerca de oikos (“relacionamiento”). A esto, me gustaría llamar “evangelización relacional”.
Evangelización relacional en la Biblia
Oikos (compartir la fe a través de relaciones) fue, y es todavía, la manera más eficaz de diseminar el evangelio. El The New International Dictionary ofthe New Testament Theology [4] [Nuevo diccionario internacional de teología del Nuevo Testamento] dedica aproximadamente diez páginas a esa palabra, a la evangelización relacional. En el idioma griego, oikos significa lugar de habitación, estructura de una familia o una comunidad, y esa palabra está fuertemente relacionada con la historia de la salvación. El Señor nos creó para vivir en comunidad, porque necesitamos unos de otros. Desea que, al compartir su fe y su amor, esa comunidad marque la diferencia en el mundo.
Las relaciones no solo se convierten en algo importante en la conducción de personas a Cristo, sino también en el acto de conservarlas unidas a él y a la iglesia. Todos necesitamos un grupo de apoyo que nos anime, ore en nuestro favor, nos considere, y promueva un ambiente de crecimiento, salud espiritual y vitalidad.
De acuerdo con los estudios realizados por Arn, a menos que el nuevo creyente desarrolle entre 7 y 11 vínculos amistosos en los primeros 6 meses de su conversión, la posibilidad de dejar la iglesia es muy grande. Entre los que desarrollan un mínimo de 7 amistades y se sienten a gusto en el ambiente de la iglesia, la posibilidad de permanecer es muy alta.[5] Cuantos más amigos tiene el nuevo creyente, mayor es la probabilidad de que sea conservado en la iglesia. Es a través de esas relaciones que nos aproximamos al Señor, y permanecemos en él también a través de las relaciones. Somos discipulados, animados y nutridos a través de las relaciones.
Ventajas comprobadas
Podemos citar algunos factores importantes que explican por qué la evangelización relacional es el método más eficaz de compartir el evangelio.[6]
* Provee una cadena natural que permite compartir las buenas nuevas del amor redentor de Dios. De manera natural, las personas cercanas comparten mutuamente entre sí la fe que poseen. Los amigos y los familiares siempre están juntos, toman juntos sus alimentos, se alegran con esa proximidad y les gusta conversar. Andrés llevó a su hermano, Pedro, a Cristo. Tenemos el privilegio de conducir a Cristo a nuestros respectivos hermanos y hermanas, padres y madres, hijos e hijas, amigos y vecinos.
* Trata con personas receptivas. Frecuentemente, escucho hablar de que somos más eficaces en el trato con extraños que con nuestros familiares, pero eso no es necesariamente verdadero. La Biblia registra muchos ejemplos en los que alguien condujo a familiares o amigos a Jesucristo. Andrés llevó a Pedro, Felipe presentó a Natanael a Cristo. El carcelero de Filipos condujo a toda su familia a Jesús. Cuando las personas que nos rodean observan algún cambio positivo en nuestro comportamiento, son atraídas al Dios al que adoramos.
* Permite compartir sin prisa y de manera natural el amor de Dios. En la evangelización de amistad, nadie es presionado a llevar al interesado al bautismo en un corto período. Con el pasar del tiempo, y con mucha naturalidad, el proceso de aceptación y conversión se desarrolla en un contexto de amor y aceptación.
* Provee apoyo natural cuando el nuevo converso va a Cristo. La única razón más significativa por la que las personas dejan la iglesia es el hecho de que, muchas veces, no encuentran un grupo de apoyo que ore en su favor y las anime constantemente. Pero, cuando el nuevo creyente es llevado al Señor por un amigo confiable, ya tiene en ese amigo su pastor.
* Resulta en que el nuevo converso asimila eficazmente la iglesia. La evangelización de amistad sirve como medio de absorción de las personas en la vida de la iglesia. Todos los es- penalistas en crecimiento de iglesia concuerdan en que la asimilación es una de las cosas más difíciles de alcanzar. Necesitas un grupo acogedor de personas y un grupo interesado en los conversos. En el caso de la experiencia del Oikos la evangelización relacional-, las cosas ya existen naturalmente.
* Tiende a ganar familias enteras.
* Provee un constante crecimiento de las fuentes de nuevos contactos.
Finalmente, la evangelización relacional es como una reacción en cadena, en la que la influencia y la efectividad no tienen límites.[7]
¿Qué haremos?
Ante tan gigantescas evidencias de la importancia de la evangelización relacional o de amistad, ¿qué debemos hacer? A continuación, doy algunas sugerencias:
* Reconozca que este modelo de evangelización es el más poderoso método de testimonio. Además de eso, el hogar todavía sirve como catalizador para hacer real el evangelio entre las personas. Es en la vida real del hogar que aprendemos a aplicar los principios del evangelio. Cuando es sana e intencional, la relación también nos ayuda a ver, de manera más concreta, cómo vivir la vida cristiana eficazmente y con alegría. Cuando las personas con las que nos asociamos perciben que somos personas mejores por causa de Jesús, que somos mejores padres, madres, esposos o hijos, serán más probablemente atraídas al cristianismo que si compartiéramos con ellas doctrinas o teología.
* Eduque, entrene, equipe y motive a los miembros, a fin de que compartan su fe con los demás. La iglesia debe ser un centro de entrenamiento y motivación. Debe ser removido todo obstáculo, para que las personas puedan compartir lo más fácilmente posible, y de manera activa y efectiva, su fe.
No es raro dar la impresión de que testificar significa solo buscar a extraños, yendo de puerta en puerta, e intentar convertirlos. Pero, debemos entrenar e inspirar a nuestros liderados para que compartan la fe en cualquier contexto del que formen parte; ya sea su hogar, en el trabajo o en el vecindario.
No es redundante repetir que la forma más eficaz de evangelización es la que ocurre naturalmente, que tiene lugar en el contexto de las relaciones. Cuando sucede eso, el nuevo creyente tiene la ventaja adicional de tener su propio “pastor” para que atienda sus necesidades.
* Inspire y anime el crecimiento personal de cada miembro. Cuanto más apasionados por Dios sean los creyentes, más apasionados estarán por la tarea de testificar a otros acerca de Dios. Nuestras iglesias deberían ser santuarios, siempre animando y desafiando a las personas a crecer en su caminar con Dios. No podemos dar por sentado que las personas crecerán espiritualmente de alguna manera fortuita, y no podemos depender solo del sermón del sábado para llevar educación, motivación y entrenamiento que proporcionen tal crecimiento. Necesitamos lanzarnos a la búsqueda de nuevas maneras de entrenamiento y crecimiento espiritual, y de equipar a los creyentes con los instrumentos más eficaces para el ejercicio de esa misión.
* Cambie el paradigma existente en relación con la evangelización como evento. Encárela como proceso. Cuando les hablo a las personas acerca del crecimiento espiritual y la evangelización, acostumbro a preguntar: “¿Quién es el evangelista más eficaz del mundo?” Y la respuesta más predominante siempre trae el nombre de un famoso evangelista. Con todo, perciba cómo concibe la gran comisión de Mateo 28:18 al 20 la evangelización: no como una tarea de pocos, sino como un estilo de vida de todos.
Pida que una persona defina al evangelismo, y haga la siguiente pregunta: “¿Cuándo tu iglesia evangelizó?” La respuesta es inevitable: “Tuvimos reuniones de evangelización el año pasado, o tres o diez años atrás”. Esa respuesta ve la evangeliza- don como un evento, no como un estilo de vida que sucede en todo tiempo, en cualquier lugar, por todo el mundo, bajo cualquier circunstancia.
* Adopte múltiples caminos y atajos para testificar de Cristo y ayudar a las personas a reunirse en la iglesia. Si bien existen investigaciones que muestran que la manera más eficaz de evangelización es a través de las relaciones, necesitamos múltiples formas de llevar a las personas a Cristo. Nuestra investigación mostró muchos programas con altos niveles de eficacia: evangelización (36%), literatura (49%), cursos bíblicos por correspondencia (19%) e Internet (7%).
La multiplicidad de medios sirve, por lo menos, a tres propósitos: crear una avenida para que el creyente pueda compartir naturalmente su fe; alcanzar múltiples grupos de personas, en lugares en que determinado método no es el ideal para alcanzar a todos; y encontrar nuevos y receptivos interesados que estén fuera de nuestro círculo de relaciones.
La evangelización pública y la personal deben complementarse mutuamente. Bajo el paraguas de la evangelización pública, definitivamente existe necesidad de realizar evangelización personal. Igualmente, importante es realizar evangelización pública bajo el paraguas de la evangelización personal.
Referencias
[1] George Bama, Transforming Children into Spiritual Champions (Ventura, CA: Regal, 2003), pp. 55-76.
[2] Win Am, The Master’s Plan for Making Disciples (Pasadena, CA: Church Growth, 1982), p. 43.
[3] Thom Rainer, Surprising Insights from the Unchurched (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2001), p. 73.
[4] Collin Brown, ed., The New International Dictionary of the New Testament Theology (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1984), p. 255.
[5] Win Am, pp. 45-53.
[6] Ibíd.
[7] Ibíd.
Sobre el autor: Profesor en el Seminario Teológico de la Universidad Andrews.