La formación sistemática de dirigentes es un proceso continuo en la Iglesia Adventista. Nuestro complejo sistema orgánico exige el continuo adiestramiento de nuevos dirigentes. Está condenada a muerte cualquier organización que ignore o descuide la necesidad de preparar a los dirigentes de hoy y del futuro. Es cierto el dicho de que ningún dirigente ha completado su obra hasta que haya adiestrado a su sucesor.
El apóstol Pablo recalca enérgicamente la responsabilidad de los dirigentes de la iglesia de preparar y desarrollar a otros obreros para ocupar cargos directivos, con estas palabras apropiadas: “Lo que has aprendido de mí delante de muchos testigos, debes presentarlo a personas de confianza que sean competentes para enseñarlo también a otros” (2 Tim. 2:2, C. B. Williams). Quiero destacar la última parte de este interesante versículo: “Personas de confianza que sean competentes para enseñarlo también a otros”. La instrucción de dirigentes capaces, productivos y llenos del Espíritu se debe confiar a “personas de confianza y competentes”. Estos son dos requisitos esenciales para el verdadero dirigente cristiano. A fin de cumplir en todo sentido la responsabilidad que Dios le ha encomendado, el dirigente debe dedicar tiempo a la preparación de hombres y mujeres jóvenes que puedan convertirse a su vez en dirigentes capaces.
Adiestrar dirigentes, una tarea difícil y delicada
El adiestramiento de dirigentes en perspectiva para las distintas ramas de la organización de la iglesia es una tarea muy delicada que requiere visión, tacto, competencia y discernimiento santificado. Un enfoque equivocado de esta tarea puede ser sumamente perjudicial para la iglesia ya que significa el fracaso en el adiestramiento de los que tendrán en sus manos las riendas de la obra.
El obispo Stephen Neill señala correctamente que “si nos proponemos crear una clase de dirigentes, lo que probablemente sucederá es que produzcamos una clase de intelectuales inquietos, ambiciosos y descontentos. Decirle a un hombre que se lo llama para ser dirigente es el mejor método de asegurar su ruina espiritual, puesto que para el cristiano la ambición es más mortífera que ningún otro pecado, y si se la deja actuar, hará que el ministerio del ser humano sea improductivo (International Review of Missions, abril de 1950). Vemos, pues, que la formación de dirigentes requiere tacto cristiano y una gran sabiduría.
La iglesia procura formar dirigentes con ideales de servicio, que no ambicionen ni los puestos ni el poder. Debe excluirse todo concepto no cristiano de lo que constituye la responsabilidad del dirigente. La iglesia necesita dirigentes desprendidos y serviciales, no jefes dictatoriales o políticos. “Servicio, no fama” debe ser el lema del dirigente adventista. El adiestramiento para el servicio cristiano como dirigente debe diferenciarse de la búsqueda egocéntrica de prestigio, puestos y poder.
Ejemplos bíblicos de adiestramiento de dirigentes
El modelo para el adiestramiento de dirigentes cristianos fue establecido por Cristo Jesús, el Jefe más grande del mundo, y asegura la formación de dirigentes capaces que invertirán todo su talento ejecutivo en aras del servicio desinteresado. Poner en práctica el método de Cristo para adiestrar dirigentes requiere un estudio cuidadoso, un planeamiento de largo alcance, una paciencia infinita y un genuino amor cristiano. Sin estas cualidades, el adiestramiento de dirigentes se convierte en una tarea imposible.
A lo largo de sus tres años de ministerio, nuestro Señor fue conformando paciente y cuidadosamente a sus discípulos para que fueran dirigentes. Los doce fueron esmeradamente preparados para el servicio. ¡Qué estupendo período de adiestramiento práctico para esos aspirantes al ministerio! Cristo fue un instructor sabio y paciente para sus discípulos.
“A esos hombres Cristo se propuso prepararlos y educarlos como dirigentes de su iglesia. Ellos a su vez habían de educar a otros, y enviarlos con el mensaje evangélico” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 15. La cursiva es nuestra).
El apóstol Pablo constituye también un excelente ejemplo de formador de dirigentes. El valor educativo de su ministerio se refleja en la calidad de aprendices tales como Timoteo y Tito. El adiestramiento de dirigentes requiere paciencia e instrucción cuidadosa, además de oración, dirección personal e interés individual por muchos años. Alguien ha dicho con razón que “los sucesores no se producen al por mayor: se producen uno a uno, porque alguien se empeña en disciplinar, instruir e iluminar, nutrir y adiestrar a uno más joven”.
El espíritu de profecía abunda en consejos oportunos concernientes a la responsabilidad de los dirigentes en este sentido.
- Cada uno en su esfera. “Mediante la educación y la práctica debe capacitarse a las personas para que puedan hacer frente a toda emergencia que surja; hace falta una sabia planificación para colocar a cada uno en su propia esfera, a fin de que pueda adquirir la experiencia que lo haga apto para llevar responsabilidades” (Testimonies, tomo 5, pág. 724).
- Ayudar a los obreros a desarrollar su experiencia. “Ayudad a los inexpertos; no los desaniméis… No busquéis sus errores, sino estimulad sus talentos no desarrollados y adiestradlos para que hagan uso correcto de su capacidad. En lugar de mantenerlos ocupados en cosas de menor importancia, dadles la oportunidad de obtener una experiencia que les permita desarrollarse como obreros de confianza. Los que cumplan fielmente con su deber en este aspecto, con el tiempo tendrán a su lado un gran número de obreros inteligentes a los que han ayudado a adiestrar” (Review and Herald, 4 de diciembre de 1904).
- Los dirigentes no deben sentirse amenazados. ‘‘Si en nuestro ministerio aquellos a quienes enseñamos desarrollan una energía y una inteligencia superiores a las nuestras, debemos regocijarnos por el privilegio de haber tenido una parte en su preparación. Pero existe el peligro de que algunos que ocupan puestos de responsabilidad como maestros y dirigentes, actúen como si el talento y la habilidad les hubieran sido confiados únicamente a ellos, y crean que deben hacer ellos todo el trabajo a fin de estar seguros de que se lo hace correctamente” (Ibid.).
- Reconocer y utilizar los talentos. “Los que tienen puestos de responsabilidad deben comprender que es su deber reconocer los talentos. Deben aprender cómo utilizar a los hombres y cómo aconsejarlos… Hay que hacer todo esfuerzo por precepto y ejemplo para enseñar métodos correctos” (Manuscrito 55189, 3 de junio de 1878, Development of Workers).
Estas excelentes citas del espíritu de profecía mencionan por lo menos diez deberes de los dirigentes en cuanto a su responsabilidad de adiestrar obreros.
- Ayudar a los inexpertos.
- Reconocer los talentos latentes.
- Adiestrar a los obreros para que tomen decisiones correctas.
- Estimular e instruir con paciencia.
- Seleccionar y adiestrar a obreros que lleguen a ser superiores a nosotros.
- Aprender a utilizar y aconsejar a los demás.
- Enseñar los métodos correctos.
- Adiestrar por precepto y por ejemplo.
- Colocar a cada obrero en la esfera apropiada.
- Darles oportunidades para practicar y desarrollarse.
Cómo descubrir a dirigentes en perspectiva
Los administradores deben reconocer que forma parte de sus responsabilidades el deber de descubrir y adiestrar a los futuros dirigentes. Si se vigila de cerca a los individuos, se descubrirá a los que tienen aptitudes innatas, personalidad y cualidades para ocupar cargos directivos. Hay que tener en cuenta factores tales como inteligencia, educación, espíritu creador, pero sobre todo integridad y espiritualidad, y la filosofía adventista del servicio. He aquí algunas preguntas que pueden ayudarnos a seleccionar obreros para su adiestramiento como dirigentes:
- ¿Es capaz el obrero de aprender a cumplir tareas?
- ¿Está en armonía con las metas, los reglamentos y los objetivos de la Iglesia Adventista?
- ¿Tiene un trato agradable para con todos?
- ¿Es capaz de decir a otros lo que deben hacer y cómo deben hacerlo?
- ¿Es una persona organizada?
- ¿Tiene el sentido de la responsabilidad?
- ¿Está completamente de acuerdo con la filosofía adventista del servicio?
En su continua búsqueda de dirigentes cristianos en la organización adventista, los administradores deben mantener un contacto constante con las siguientes “minas de oro”:
- Las instituciones educativas adventistas.
Nuestros colegios existen para cumplir dos propósitos vitales:
a. Adiestrar obreros competentes para todas las ramas de la obra.
b. Servir como centros de evangelización.
El día cuando nuestras instituciones educativas pierdan este concepto, la Iglesia Adventista empezará una marcha lenta pero inexorable hacia la desintegración. Todos los cursos que se ofrecen en nuestras escuelas deben estar orientados hacia la formación de dirigentes.
- El Departamento de Jóvenes de la iglesia. Los dirigentes de nuestra obra deben explotar la vasta reserva constituida por los jóvenes de las iglesias. Ignorar este semillero de obreros en potencia sería fatal para la organización. Hay que poner una base amplia para el futuro desarrollo de la obra.
No es suficiente proporcionar becas de estudio jóvenes promisorios. Este esfuerzo económico debe ir acompañado de un programa continuo en los lugares de trabajo. Los administradores de mente abierta de las instituciones y organizaciones cultivarán el arte de animar a los obreros jóvenes, dándoles la oportunidad de convertirse en dirigentes idóneos y productivos. Esta búsqueda constante de dirigentes en potencia se realiza por medio de contactos y entrevistas personales. Hay que considerar mayormente actitudes, habilidades, personalidad, inteligencia, motivaciones, valores y criterios.
Finalmente, el hacer de un hombre o una mujer un dirigente cristiano consagrado es principalmente obra de Dios. Los dirigentes cristianos reproducen dirigentes cristianos en la medida como ellos mismos se conviertan en canales por medio de los cuales el Espíritu Santo puede obrar en forma eficaz. Es Dios el que señala a los individuos para que sean dirigentes. Los que sean seleccionados por el Señor llegarán a desempeñarse en cargos de gran responsabilidad, aunque sus superiores se opongan a su ascenso.
Como dirigentes cristianos estudiemos un nuevo aspecto del texto con el cual comenzamos este tema: “Lo que has aprendido de mí delante de muchos testigos, debes presentarlo a personas de confianza que sean competentes para enseñarlo también a otros”.
Sobre el autor: El pastor G W. Brown es secretario consejero de la División Interamericana