Desde el comienzo del Movimiento Adventista, se ha puesto énfasis en el estudio cuidadoso de la Biblia como un agente poderosísimo para unificar los corazones de los hijos de Dios y prepararlos para el pronto regreso del Salvador.
La escuela sabática fue instituida a fin de que en el estudio bíblico se dé esa orientación y para que su bendita influencia pudiera guiar continuamente a los creyentes. Con el transcurso del tiempo, la escuela sabática se transformó en la agencia ganadora de almas más poderosa que tenemos a nuestra disposición porque llega a personas de todas las edades, las prepara para el bautismo y las ayuda a crecer “en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” Es sumamente importante que todo obrero evangélico comprenda las enormes posibilidades que encierra este departamento para la ganancia de almas y las utilice al máximo en sus esfuerzos evangélicos.
Claramente se puede notar que a lo largo de los años, los obreros de más éxito y los que han alcanzado los mayores resultados para Dios son aquellos que incluyen a la escuela sabática entre los instrumentos poderosos que la iglesia ha establecido para redimir a los perdidos. Esos obreros no sólo bautizan mayor cantidad de personas, sino que también presentan a la iglesia candidatos mejor preparados y frecuentemente más estables.
Hemos observado a otros obreros, y me alegro que constituyan la minoría, que parecen meramente tolerar a la escuela sabática, revelando por sus acciones y a veces hasta por sus palabras, conclusiones erróneas en el sentido de que la escuela sabática es solamente un método para entretener a los niños y sacar dinero a los adultos, y por lo tanto él como pastor debe desvincularse de ella para atender su noble vocación evangélica.
Entre los obreros adventistas se considera ya como una práctica establecida que cuando un evangelista va a un lugar nuevo para iniciar el trabajo, organice en primer término una escuela sabática. Si ha sostenido una serie de reuniones organizará una clase bíblica. Al cabo de unas pocas semanas ésta irá tomando la fisonomía de una escuela sabática y a partir de entonces instruirá y guiará a sus miembros hacia una conversión más cabal. Tal vez el obrero no realice un esfuerzo público, pero irá suscitando el interés mediante visitas personales, la venta de El Atalaya o la distribución de folletos. Sea cual fuere el método previo, juntará finalmente a esos interesados en una escuela sabática donde puedan disfrutar de las bendiciones y la inspiración que se obtienen de un estudio bíblico en conjunto. A través de años hemos formado nuestros predicadores voluntarios y solidificado el avance de nuestro movimiento en torno a la escuela sabática. Abrigamos la certeza de que este método está en armonía con el plan de Dios. No podemos imaginar ningún otro, excepto que este departamento continúe con su divina función hasta que Jesús vuelva.
Como obreros evangélicos debemos velar porque la escuela sabática alcance los ideales propuestos por Dios y cooperar con esa maravillosa organización tal como corresponde a un fiel mayordomo en la viña del Señor.
El obrero evangélico que está encargado de una o más iglesias o grupos debería considerar con cada comisión directiva de escuela sabática los objetivos de ésta. Debería exponerles a nuestros hermanos el plan de Dios para la escuela sabática de modo que ejerza una influencia redentora en el hogar, la iglesia y el vecindario. En la mayoría de los casos los directores de escuelas sabáticas de las distintas iglesias y grupos están ansiosos de recibir dirección de parte del pastor del distrito y se sorprenderán gratamente al notar que él otorga tal importancia y mérito al departamento de la iglesia para el cual ellos han sido designados.
Creo que un pastor siempre debería ser maestro de una clase de escuela sabática, porque ello representa una espléndida oportunidad para ponerse en contacto con los miembros y conocer sus necesidades. Le da a la feligresía la impresión de que el pastor pertenece a la escuela sabática y le ofrece a él un recurso para observar cómo se desenvuelven los planes generales de dicho departamento. Naturalmente debería tener un buen maestro suplente ya que lo necesitará a menudo cuando va a visitar otras iglesias, pero el hecho de tener su propia clase lo ligará a la escuela sabática. Y aun cuando se encuentre de visita en otras iglesias debe aprovechar toda oportunidad que se le presente para enseñar en una clase.
A partir de su organización, la escuela sabática ha ido incorporando a su programa una serie de proyectos encomiables. Entre ellos está la ayuda financiera para sostener a las misiones mundiales. Por muchos años casi el 50% del programa misionero ha sido sostenido por las ofrendas de la escuela sabática; es ésta una excelente contribución, pero por sobre todo una consecuencia más que natural del estudio de la Biblia. Estudiamos lecciones referentes al Don del Cielo para un mundo perdido, al gran celo apostólico en la tarea de diseminar el Evangelio en el primer siglo de nuestra era, al supremo cometido que nos impulsa a ir a todo el mundo y predicar el mensaje redentor, y entonces respondemos con ofrendas voluntarias motivadas por el amor.
En esta época cuando los hombres piensan mayormente en sí mismos, es sumamente conveniente que acostumbremos a nuestros creyentes a la liberalidad sistemática y abnegada que tiende a apartar los pensamientos del yo y enfocarlos en los demás. Si en estos días de materialismo podemos ayudar a combatir el egoísmo estimulando un espíritu de generosidad y desprendimiento, habremos rendido a nuestros hermanos un servicio inapreciable que contribuirá grandemente para que lleguen a la Canaán celestial.
Si hay miembros de la escuela sabática que deben destacarse por su generosidad son el obrero y su familia. Así como es un ejemplo en la oración y la predicación, debe serlo en la dadivosidad. La verdadera religión se basa en la abnegación y el sacrificio.
La divina instrucción que nos llega por medio de su sierva nos dice que “la escuela sabática debería ser uno de los mayores instrumentos para traer almas a Cristo y el más eficaz.”
Con esta clara valoración celestial en cuanto a las posibilidades de la escuela sabática, trabajemos en favor de este departamento y permitamos que colabore con nosotros en nuestros esfuerzos por ganar almas para Dios.
Sobre el autor: Presidente de la Unión Incaica.