Es posible que la propuesta del autor pueda resultar sensiblemente conservadora; sin embargo, sintetiza de un modo excelente los mejores consejos que se puedan dar a quienes se van a casar.
El matrimonio dura toda la vida, para bien o para mal. No hay nada de temporario o casual en él. No existe nada parecido a un matrimonio de ensayo, o a un acuerdo para deshacer la vida de hogar si el esposo y la esposa se cansan el uno del otro. La elección del compañero para la vida constituye una decisión permanente, una elección que “afecta la vida ulterior en este mundo y en el venidero” (El ministerio de curación, pág. 277). A pesar de esto, hay una cantidad de personas que eligen a quien los acompañará toda la vida con menos cuidado del que ponen en la selección de una casa o un automóvil. Ignoran las características necesarias para tener una familia exitosa. Desconocen las cualidades perdurables que son tan esenciales para tener un hogar feliz.
Sería conveniente que cada pastor diera esta información tan necesaria antes de que se establezca el hogar, sí, y aun antes de que la pareja se comprometa, y no únicamente con un lenguaje simbólico y florido, sino en una forma práctica que permita a cada uno saber exactamente lo que anda buscando, y reconocerlo cuando lo encuentre. Hay que saber distinguir entre calificaciones deseables y calificaciones esenciales.
Antes de elegir al compañero para la vida, el joven y la señorita deberían formularse a sí mismos las diez preguntas fundamentales siguientes:
- ¿Tiene un buen carácter?
Un carácter débil nunca hará un compañero fuerte. Copiar en un examen, decir mentiras al parecer insignificantes, o dejar de devolver cosas prestadas parecería que son cuestiones que no tienen nada que ver con la formación de un hogar, pero un hombre o una mujer que sea descuidado en el cumplimiento de las promesas, o de dudoso comportamiento, es probable que no sea digno de confianza para su compañero o compañera. Nótese la contribución que la persona realiza a su propio hogar, donde vive actualmente. ¿Son angustias, dificultades y pesares? Si es así, es muy probable que haga idéntico aporte al hogar que forme. ¿Imparte alegría, gozo y felicidad a su alrededor? Es bien probable que contribuya de igual manera a su propio hogar. La clase de lealtad que una persona observe hacia su hogar indica la clase de persona que es. Los jóvenes-problema se convierten en adultos-problema. Por cierto
que la prueba suprema del carácter se revela en la relación personal con Dios y sus mandamientos. ¿Observa el sábado, asiste a la iglesia, participa activamente en la obra misionera, realiza sus ejercicios devocionales y anhela la venida de Jesús? Una persona de carácter firme no es un fanfarrón, ni un dictador, ni un esclavo. Es una persona de principios, que hará todo lo que pueda para lograr que su matrimonio sea exitoso, y su hogar un lugar donde resulte placentero vivir.
2. ¿Le concede el debido valor a la salud?
No basta saber que alguien posee buena salud en este momento; lo que importa es saber si aprecia debidamente la buena salud como para protegerla y conservarla. Quien alardee de acostarse tarde, de su capacidad para digerir clavos y de sus nervios de acero que pueden soportar la tensión de la irregularidad, anda buscando una enfermera y no una esposa. La mujer que sea tan delicada que no pueda hacer ejercicios, tan escrupulosa que no pueda comer alimentos comunes, tan preocupada por su salud que continuamente esté ingiriendo pildoras, necesita un hospital, y no un esposo. Evítense los extremos: los que continuamente hablan de sus dolores y achaques, y los que nunca toman en cuenta la salud. Quien sea temperante en su trabajo, estudio, recreación y comida, tome suficiente aire fresco y sol, y manifieste gozo y felicidad, tiene buenas probabilidades de disfrutar de buena salud durante un largo tiempo.
3. ¿Es inteligente?
Debiera casarse solamente la gente de inteligencia normal. Una persona cuyo cociente intelectual sea inferior a 70 (el promedio oscila entre 100 y 110), no estará en condiciones de desempeñar los deberes y las responsabilidades de un hogar. Igualmente es importante la clase de disciplina a que someta a la mente. “Una mente común, bien disciplinada, efectuará una obra mayor y más elevada que la mente mejor educada y los mayores talentos sin el dominio propio” (Lecciones Prácticas, pág. 306). ¿Con qué clase de “alimento” nutre su mente? “Más de un inválido para toda la vida, más de un demente, llegaron a ser lo que son a causa de la lectura de novelas” (El Ministerio de Curación, pág. 352). La lectura liviana y despreciable debilita la mente, mientras que la lectura sana fortalece las facultades mentales. La música que se escucha también tiene efecto sobre el pensamiento. Los libros, las revistas y los periódicos que se leen durante las horas de ocio, los cuadros que se ven, indican la clase de persona que se es. “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Prov. 23: 7).
4. ¿Tiene equilibrio emocional?
El matrimonio no cura los desórdenes mentales. Quien esté emocionalmente perturbado no está en condiciones de casarse. ¿Pero cómo será posible decir que alguien está desequilibrado emocionalmente? La respuesta es más sencilla de lo que muchos suponen a primera vista, porque no estamos procurando realizar un diagnóstico psiquiátrico, sino que tratamos de determinar si tal o cual persona resultará buena compañera desde el punto de vista de su salud emocional. Analicemos algunas características.
Características positivas: Es feliz. La persona alegre, contenta, que tiene una sonrisa y una palabra agradable para todos, es alguien que producirá placer tenerlo en el hogar. Una persona feliz raramente tiene desórdenes mentales.
Características sospechosas: Evítese a una persona que siempre está sombría, malhumorada, o se desanima fácilmente. Quien está descontento, se queja constantemente, crítica todo, ciertamente será un compañero bien desagradable.
Características positivas: Tiene vigor, decisión y perseverancia. Aunque surjan problemas, sigue en su empeño hasta terminar lo que ha emprendido. Se ha fijado un blanco valioso, y lo alcanza.
Características sospechosas: Se desanima fácilmente, o culpa a otros por sus errores. Cambia frecuentemente de ocupación, comienza un curso y otro y nunca termina nada.
Características positivas: Se lleva bien con otros. Es respetuoso y cortés con sus superiores, bondadoso y considerado con los más jóvenes, y congenia con sus iguales.
Características sospechosas: Es susceptible, suspicaz, celoso, envidioso. Piensa que sus vecinos lo persiguen, que el patrón no lo quiere, que sus compañeros de colegio lo odian, que todos están contra él. Hay que evitar a esta clase de personas.
Características positivas: Es capaz de tomar sus propias decisiones, de plantear cualquier situación, de resolver sus problemas, de controlar sus emociones.
Características sospechosas: Se preocupa excesivamente, está ansioso, tiene temores anormales, se altera fácilmente, se enoja por nimiedades, se deja guiar fácilmente, se va con las masas.
Características positivas: Le dedica más tiempo a las cosas más importantes, y menos tiempo a las cuestiones menores. Es concienzudo y sincero. Es una persona de principios.
Características sospechosas: Es extremista y fanático y muestra excesiva preocupación por los asuntos sin importancia.
5. ¿Puede asumir responsabilidades?
¿Qué hace ahora con su tiempo, su dinero y sus capacidades? Alguien que hace lo que debe en el momento preciso y en la forma debida, puede asumir responsabilidades. Puede planear su trabajo, y luego llevar a cabo su plan. Su programa diario revela equilibrio en el trabajo y el descanso, en el estudio y la recreación, y atención de las necesidades personales y de las obligaciones hacia los demás. Quien obre de esta manera producirá grandes satisfacciones y será un amigo. Por otra parte, quien llega tarde a la clase, al trabajo, a la iglesia y a sus citas, manifiesta por lo menos un síntoma de irresponsabilidad. Está emparentado con esa clase de gente perezosa e indolente que necesita de alguien que lo cuide. Si llega a hacer algo, alguien tiene que decirle lo que debe hacer, cuándo y cómo lo debe hacer. Quien posea estas características llegará a ser un pobre edificador del hogar.
Nadie que viva con deudas es apto para el matrimonio. Antes de asumir las obligaciones financieras del hogar se debe estar en condiciones de vivir ciñéndose a un presupuesto. El extravagante, el manirroto y el desperdiciador constituyen desventajas para el matrimonio, no importa cuánto dinero ganen. Además, la manera como ha recibido su dinero tiene que ver con su habilidad para asumir responsabilidades. ¿Lo ganó o se lo dieron? El hijo de una familia acomodada no debe permitir que su fortuna lo debilite y convierta en una persona indigna e irresponsable. Puede ganar todo o parte de su dinero por sus propios esfuerzos y habilidades.
Quien puede asumir responsabilidades mejora sus talentos y con ellos procura ayudar a otros. No los entierra, o emplea para su propia diversión. Trata de utilizarlos donde puedan realizar la mayor cantidad de bien.
6. ¿Lo ama a él o la ama a ella?
¿Lo ama a él o a su dinero? ¿Está Ud. interesada en él o en sus posesiones? El amor maduro se interesa en la persona y emplea las cosas materiales para expresar ese amor. El amor inmaduro está interesado en las cosas y usa a las personas para conseguirlas. La abuelita ama al nieto y manifiesta su interés en él dándole bizcochitos. El nieto aprecia los bizcochitos y utiliza a la abuelita para que se los prepare. ¿Se complace Ud. en hacerlo feliz, en ayudarle en su trabajo, en contribuir a su éxito, o su preocupación principal consiste en hacer que él la haga feliz y que contribuya a su éxito? ¿Se goza Ud. ante sus éxitos, o su popularidad la enoja?
El interés que siente por él, ¿es amor o infatuación? El amor procede de Dios y acerca más a Dios. La infatuación es de Satanás y conduce más cerca de él. El amor nunca gula hacia el pecado, nunca es contrario al “así dice el Señor”. La infatuación tienta al mal y conduce al pecado. Según 1 Corintios 13:4-8, el amor es sufrido, benigno, todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta; pero la infatuación es envidiosa, hace ostentación de sí misma, es engreída, se interesa en sí misma, busca su propio bien, es provocada fácilmente, piensa el mal, se goza en la iniquidad, fracasa.
7. ¿Se aceptan los parientes y los amigos del otro?
Cuando dos personas que se aman se hacen una sola por el matrimonio, los padres de él también son los de ella, los hermanos y las hermanas del esposo llegan a ser los de la esposa. Los hijos de la pareja heredarán algunas características de los tíos paternos y maternos. En un sentido de la palabra, uno se casa con la familia.
¿Se siente ella inferior a los parientes de él? Si es así, nunca llegará a ser la compañera ideal, ni se sentirá cómoda ante la presencia de sus parientes. ¿Se siente ella superior? En tal caso nunca aceptará a su compañero como un igual, porque él es pariente de ellos. Se puede juzgar a una persona por los amigos que elige. Rechazar a los amigos, en parte equivale a rechazar al compañero. En el matrimonio, cada uno toma al otro tal como es, con los antecedentes familiares y todo.
8. ¿Aceptan a la otra parte los parientes y amigos de una parte?
Los parientes tienen cierto derecho de decir quién debe formar parte de su familia. Es su deber proteger su buen nombre y mantener las normas familiares. A menudo los parientes pueden ver más objetivamente que quien está emocionalmente afectado. Su consejo es digno de consideración. Algunas culturas durante siglos han seguido la costumbre de colocar la mayor parte de la responsabilidad en la elección del compañero en los padres o en algún pariente cercano, con resultados muy satisfactorios. Nuestra cultura occidental no acepta estos métodos extremos, pero debemos evitar el otro extremo de ignorar las opiniones y deseos de los parientes. Después de todo, el matrimonio que cuenta con la aceptación y la bendición de los parientes tiene más probabilidades de tener éxito que aquel que carece de ellas.
9. ¿Tienen ambas partes los mismos intereses?
Es realmente una desgracia cuando una pareja se da cuenta de que no tienen nada en común, ningún interés mutuo. Para ser compañeros deben ser parecidos, y tener los mismos deseos, los mismos propósitos, los mismos blancos. Para recorrer hombro a hombro los caminos de la vida deben estar juntos y viajar en la misma dirección y a la misma velocidad.
A) Deben tener la misma religión. La religión es un modo de vida, y cuando los caminos son diferentes no es posible andar juntos. El Fundador del hogar amonesta a todos: “No seáis unidos en yugo desigual”. “Unirse con un incrédulo es ponerse en el terreno de Satanás. Ud. agravia al Espíritu de Dios y pierde el derecho a su protección. ¿Puede Ud. incurrir en tales desventajas mientras pelea la batalla por la vida eterna?” (Joyas de los Testimonios, tomo 5, pág. 122)…
B) Deben estar en el mismo nivel social, hablar en el mismo idioma, tener los mismos hábitos y costumbres. Cuando se casan dos personas procedentes de distintos medios culturales, es probable que una de ellas adquiera un sentimiento de inferioridad. Los compañeros deben ser ¡guales. La hija del millonario no debería casarse con el hijo del jardinero, ni tampoco el capitalista con una campesina. Cuanto más semejante sea la condición económica, tanto mejor será.
C) No debe haber entre ellos una gran diferencia de edad. Ni al esposo ni a la esposa les conviene convertirse en segundos padres para el otro. Como compañeros deberían estar en condiciones de marchar al mismo paso a medida que cambian los intereses de la familia: el cuidado del primer hijo, la edad escolar, los problemas del adolescente, el casamiento de la hija, el cuidado de los nietos.
D) Deben tener los mismos gustos y las mismas aversiones. La activa señorita que disfruta de la vida al aire libre podría encontrar algunas veces muy aburrido a su compañero que gusta de estar en casa. Y la esposa apegada a su hogar encontrará muy difícil tratar de vivir con un esposo callejero. Una persona ultramoderna tiene poquísimo en común con una persona ultraconservadora.
E) Deben ser compañeros en su trabajo o profesión, pero no competidores. Ambos pueden ser profesores, pero no deberían serlo de la misma materia; uno puede enseñar Biblia y el otro inglés. Ambos pueden ser músicos, pero no los dos violinistas; uno puede tocar el órgano y el otro el piano. Ambos pueden tener preparación médica, pero los dos no deben ser cirujanos; uno puede ser ginecólogo y el otro pediatra. A menudo es deseable que los esposos posean profesiones complementarias, tales como: evangelista y concertista, pastor e instructora bíblica, director departamental y maestra, médico y enfermera, administrador y secretaria.
En la elección de un compañero con intereses similares, no debemos incluir en ello ciertas características físicas que no influyen en el matrimonio. Las siguientes están sujetas únicamente a preferencias personales: que la otra parte sea rubia, trigueña o pelirroja; que tenga los ojos azules, negros, grises o castaños; que el joven sea alto, bajo o de la misma estatura; que la esposa sea un poco mayor, un poco menor, o haya nacido en el mismo día que el esposo. Estas diferencias individuales no deben confundirse con los intereses capitales de la vida.
10. ¿Quiere y acepta el uno al otro tal como es?
Si Ud. cree que su misión en la vida consiste en reformar a su compañero, corregir su castellano, vigilar su comportamiento y hacer de él un hombre, debería pensar en adoptarlo y no en casarse con él. El matrimonio es únicamente para personas adultas, para aquellas que ya están formadas, cuyo período de preparación está en el pasado. ¿Lo admira Ud. tal como es, y se siente cómoda con él? ¿Puede Ud. descansar y sentirse segura en su presencia? ¿Trata él de protegerla, de cuidar su salud, su dinero, su carácter, su buen nombre, su felicidad? ¿La inspira él a dar lo mejor de Ud. y a ser lo mejor? ¿Es más fácil para Ud., al estar con él, ser más dulce, agradable, noble y pura? Entonces tómelo como es y sea su amante compañera durante toda la vida.
Sobre el autor: Archa O. Dart fue director asociado de educación de la Asociación General.