Hasta aquí hemos estado considerando los pecados imperdonables de Israel, ya sea en casos generalizados de apostasía como también en actos individuales de rebelión que debían ser castigados con la muerte del culpable. Debemos preguntarnos ahora si los ritos del Día de la Expiación tenían algo que ver con esta clase de pecados.[1] En otras palabras, si los sacrificios del Día de la Expiación purificaban el santuario sólo de los pecados perdonables o también de los pecados no perdonables como, por ejemplo, los que requirieron la muerte de Nadab y Abiú (Lev. 10).

Ya hemos visto, en un artículo anterior, que el restablecimiento del culto luego de una apostasía que produjera su interrupción o aun la destrucción del templo, jamás se efectuaba en los lugares interiores del santuario. En el Día de la Expiación, por el contrario, se cumplía un ritual establecido para concluir un culto que no se había interrumpido durante el año, y se realizaba en el interior del santuario. Era un “estatuto perpetuo” que debía realizarse “cada año” (Lev. 16:29, 31, 34; 23:31; Heb. 10:3), y que nunca fue utilizado para reiniciar el culto luego de un estado de ruptura total e irremediable de la nación con su Dios.

Por otra parte, debo destacar que nunca se ofrecían sacrificios por el pecado no perdonables (1 Sam. 3:14; cf. Heb. 10:26, 27).[2] Al contrario, la ejecución misma de los culpables es en tales casos considerada como un sacrificio (Isa. 34:6; Jer. 46:10; Eze. 39:17-20; Sof. 1:8). Cuando el Santuario era contaminado por pecados de rebelión y de rechazo deliberado hacia los sacrificios prescriptos para los pecadores, la única solución ofrecida era la pena de muerte de los culpables (Lev. 15:31; 20:3, 4; 21:12, 23; Núm. 19:13, 20, etc.). Todo esto es destacado enfáticamente en la Biblia por el uso de varios términos hebreos que no deben pasarse por alto.

II. Valor teológico de algunos términos hebreos relacionados con la pena de muerte

  • La pena de muerte y la palabra kiper.

Esta es la expresión usada por excelencia en relación con el sacrificio por el pecado (Lev. 4, 5, 16, etc.).[3] Sus significados más comúnmente aceptados son “frotar, borrar”, con la idea de “purificar”,[4] y “expiar”.[5] Es verdaderamente significativo que se lo use también para describir la purificación del pueblo y de la tierra mediante la ejecución de los rebeldes.[6] Se enseña así que los pecados no perdonables no pueden ser expiados por un animal sustituto (1 Sam. 3:14; Cf. Isa. 47: 11: kpr).[7]Esto es tan cierto para el culpable como para la tierra o el pueblo afectados en el crimen (Núm. 35:33). Los sacrificios del Día de la Expiación debían pues purificar el santuario y al pueblo de otro tipo de contaminación; específicamente, la que tenía que ver con pecados perdonables (cf. Lev. 16:30).

Es también interesante observar que la tierra contaminada con sangre ¡nocente era “la tierra… en medio de la cual” Dios habitaba (Núm. 35:34), y su expiación es descripta a veces como realizándose “delante de Jehová” (2 Sam. 21:6, 9).[8] La introducción a las principales expresiones compiladas en Levítico. 20 para describir la condenación a muerte de los culpables, revela también que el santuario y el nombre de Dios podían ser profanados en la contaminación de la tierra (vers. 3).[9] Si el pueblo no limpiaba la tierra de tales pecados mediante la pena capital, la consecuencia podía ser peor (vers. 4, 5), pues tarde o temprano la tierra los vomitaría, como había vomitado a los pueblos anteriores mediante los juicios de Dios (cf. Lev. 20:3, 22, 23; 24-30).

  • La pena de muerte y la palabra ba’ar.

A este vocablo se lo traduce como “quemar”.[10] Cuando está ubicado en relación con la pena de muerte, tiene más bien el sentido de “exterminar”,[11] “purgar” o “quitar”.[12] Se “destruye/quita” por ese medio el “mal” (ra’a’).[13]o la “sangre inocente” (dam naqi).[14] La asociación de ba’ar con la expresión kiper se puede percibir claramente en el testimonio de inocencia requerido cuando no se sabía quién era el autor de un asesinato (Deut. 21:8, 9).[15] El mismo acto que hacía expiación (kpr)por el pueblo quitaba (ba’ar)la sangre inocente de Israel.[16]

Ba’ar aparece también en paralelismo con karath, “cortar” (1 Rey. 14:10; 21:21).[17] Esta última asociación nos trae de nuevo al Día de la Expiación, y nos ayuda a entender mejor el valor que tenía la pena de muerte en ese día para los que no participaban del espíritu de contrición requerido (Lev. 23:29; cf. Sal. 109:14, 15: karath).[18] Se ha visto también en el uso de estas leyes “una contraparte en la serie del moth yumath (que significa: debe ser ejecutado ) en Éxodo 21:12-17”.[19] Los condenados a muerte debían, en efecto, ser “quitados” del altar para ser ejecutados (vers. 14),[20] no tenían derecho alguno a participar del culto a Jehová.

Otro detalle tiene que ver con su construcción semántica. El mal debía ser “quitado/exterminado” de “en medio de ti” (miqirebeka: Deut. 17:7; 19:19; 21:9, 21; 22:21; 24:7); “de en medio de Israel” (miysra’el: Deut. 17:12; 19:13; 22:22; Juec. 20:13). Este mismo contenido se presenta también cuando se usa el término kiper, según ya se ha visto (Núm. 35:33, 34). Esto es importante, pues numerosos pasajes presentan a Dios como morando “en medio de su pueblo”,[21] y su santuario figura como santificando toda la tierra de Israel (Núm. 14:21; Isa. 6: 3). La tierra en la cual los israelitas vivían era ante todo “la tierra de la posesión de Jehová” (Jos. 22:19; Lev. 25:23; Sal. 24:1; cf. Deut. 23:14). Por esta razón, y aunque con diferentes grados de tolerancia, sin embargo,[22] los pecados cometidos en la tierra afectaban el santuario, y la exterminación de los rebeldes debía realizarse “para que Jehová se aparte del ardor de su irá, y tenga… misericordia” (Deut. 13:17; cf. 19:a7-20). Esto también está anunciado en muchos pasajes escatológicos del Antiguo Testamento, y en particular en Isaías 4:3, 4, en donde el término ba’ar aparece de nuevo. Mientras que un remanente cuyos nombres están inscriptos entre los vivientes en Jerusalén escapa de la condenación, la ciudad es purificada de su sangre –símbolo de los crímenes allí cometidos (Isa. 59:3; cf. 1:15; Eze. 24:6, etc.)– mediante la “exterminación” (ba’ar) de los culpables.[23] “La idea básica de esta expresión es definidamente la purificación de la comunidad tribal o nacional: el malhechor debe ser rechazado”.[24]

  • La pena de muerte y la palabra sur.

A este vocablo se lo traduce generalmente como “apartar”,[25] “quitar” una cosa de otra (la cabeza de Goliat: 1 Sam. 17:46); una persona de otra (Saúl de David: 2 Sam. 7:15); el oprobio de Israel (1 Sam. 17:26), la iniquidad o la culpa (Isa. 1:16; 6:7), etc.[26] Su uso en relación con la pena de muerte es especialmente significativo en 1 Reyes 2:31, puesto que lleva el mismo sentido que ya se ha visto en Deuteronomio 19:12 y 21:9 en relación con la expresión ba’ar. “La sangre inocente” es “quitada” en ambos casos por la pena de muerte. Esto muestra una vez más que mientras no se ejecuta al culpable, la responsabilidad de la acción pesa sobre los demás, y que sólo la pena de muerte puede vindicar del crimen a los inocentes.

En este contexto debe observarse que la sangre inocente, derramada en un asesinato, debe caer sobre el asesino. Esto se debe a que la muerte de un hombre inocente no es aceptada como sacrificio (Gén. 9:6; cf. Exo. 20:13). En cierto sentido, la sangre del ¡nocente carga provisoriamente la falta del asesino y contamina así a la tierra y al pueblo (Núm. 35:33; Deut. 21:8, 9; Sal. 106:38). Debido a esto, el mal debe ser “quitado” de los inocentes, estén vivos o muertos, y puesto sobre el culpable en señal de condenación (1 Rey. 2:31-33; 8:32; Sal. 94:21, 23; cf. Jos. 2:19).[27] La expresión misma, “sangre inocente”, habla de un rechazo sustitutivo. La sangre así derramada no es culpable, no puede expiar o justificar al asesino. El sentido mismo de la venganza de la sangre parece ser así el de “quitar” el mal de la tierra y del pueblo inocente, haciéndolo recaer contra los culpables (Joel 3:21; cf. vers. 7; Apoc. 6:10).[28]

  • La pena de muerte y la palabra nasa.

Este verbo significa “llevar, cargar”, y se lo utiliza a menudo en conexión con el culto y el sacrificio, razón por la que volveremos a él más adelante. En relación con la pena de muerte, se lo construye con ‘awon, “iniquidad” (Lev. 20:17, 19); con jata’t, “pecado” (vers. 20), y con zenut, “prostitución (idolatría)” (Eze. 23:35; cf. Núm. 14:33). Los pecados imperdonables no debían ser “llevados” por nadie más que por los responsables. Estos no podían encontrar ningún medio legal para descargar el mal. La aplicación de la pena podía demorar (Núm. 14: 34),[29] pero la muerte sería al fin el resultado que alcanzaría a todo rebelde, como se desprende de la expresión: “Vuestro pecado os alcanzará” (Núm. 32:23).

Mientras la pena no se ejecutara, las consecuencias negativas del pecado también podían ser “llevadas” por los inocentes (Núm. 14:33). Aunque a veces era evitada la exterminación de los descendientes, ellos podían, llegado el caso, “llevar” las consecuencias del pecado de sus padres, en la privación de una bendición o de un privilegio especial (Eze. 44:10-14).[30] Esta privación podía durar ya sea todo el tiempo de vida de los culpables (Núm. 14:33), tres generaciones (Deut. 23:8, cf. Exo. 20:5), diez (Deut. 23:2, 3),[31] o indefinidamente (Eze. 44:10-14). Todo esto prueba una vez más que la muerte de los rebeldes no sólo “expía”, “extermina” o “quita” el mal de la tierra y del pueblo, sino que también libera –salvo casos excepcionales– a los inocentes de las consecuencias del pecado cometido.

Conclusión: El uso de todas estas expresiones bíblicas nos permite afirmar, sin equivocarnos, que los pecados no perdonables que contaminan la tierra y el pueblo, en medio del cual Dios mora, no pueden ser expiados, ni exterminados, ni extirpados, ni liberados de la nación mediante el sacrificio por el pecado. La única solución que se conoce, es la pena de muerte de los culpables, lo que además, en casos extremos, podía repercutir en ciertas privaciones que padecerían sus descendientes. Esta es la realidad de fondo que contienen también ciertas oraciones extrañas, donde se pide que los pecados de los malvados no sean ni “expiados” (kpr)ni borrados “de delante de tu rostro” (Jer. 18:23), sino que permanezcan “siempre delante de Jehová” (Sal. 109:14, 15), esto es, hasta su expiación por la muerte de los culpables (Isa. 22:14: kpr). La idea de que los ritos de sangre del Día de la Expiación purificaban al pueblo y su santuario de los pecados no perdonables, carece pues de todo fundamento (1 Sam. 3:14).[32]

III. La contaminación del santuario y su purificación por el sacrificio

Una de las mayores dificultades está relacionada con el Día de la Expiación y con la purificación de los pecados ya perdonados durante el año, pues no se ve la razón de una nueva purificación sobre algo ya purificado.[33] Esto se debe a que no se ha percibido claramente la diferencia entre los ritos efectuados durante el año y los del Día de la Expiación al final del mismo.[34] Debemos determinar mejor qué es lo que era “expiado” durante el año, y qué es lo que era expiado en el Día de la Expiación.

a) El uso de la palabra, kiper en los sacrificios por el pecado.

Este verbo aparece en la Biblia 101 veces, y su uso más frecuente se da en relación con el culto.[35] Como se ha observado,[36] los dos significados básicos más comúnmente aceptados son “frotar” y “borrar” con la idea de “purificar” y “expiar”, como un pago hecho para borrar el pecado. Por esto su relación con el verbo mahah, “borrar”.[37]

“Los textos cúlticos”, según algunos autores, “interpretaron el verbo kiper, fundamentalmente, en un sentido técnico o funcional: ‘llevar a cabo ritos de expiación’ ”.[38] De esta forma no se concibe la idea de la expiación como un acto circunscripto exclusivamente a un detalle particular del ritual de sacrificios, sino como englobando la totalidad de los ritos efectuados.[39] Estos ritos podrían, en efecto, durar a veces toda una semana antes de lograr el resultado deseado (Exo. 29:36, 37; Eze. 43:26). No puede entonces negarse el valor de la ministración sacerdotal en el acto de la expiación (Lev. 4:20, 26, etc.).[40]

Por otro lado, un análisis del uso del verbo kiper en el sacrificio israelita muestra que la expiación no era automática. El resultado de los actos rituales era la purificación (thr: Lev. 12:7; 14:53), o el perdón del oferente (slh: Lev. 4:31, 35; 5:10, 13, 16, Núm. 15:28, etc.), pero “es Dios quien garantiza” este “resultado deseado”.[41] Así también, la expiación se relaciona con la santificación (qds)y la purificación (titt’)cuando se trata de personas y objetos no consagrados aún para un servicio o una misión especial (Exo. 29:36, 37; Lev. 8:15, 33, 34).

Se puede ver así que, ni los sacrificios por el pecado del sacerdocio o del pueblo ofrecidos durante el año (jata’t: Lev. 4), ni los sacrificios por la culpa (asam: Lev. 5), ni los que eran llevados a cabo por las impurezas físicas (tm’: Lev. 12, 14, 15), tenían como objeto directo el santuario. Esto resulta claro en el uso de ’et, el objeto directo, el cual es usado sólo en la purificación final del santuario en el Día de la Expiación (Lev. 16:20, 33).[42] La misma idea es reforzada con el uso de la preposición min, “de” partitivo, indicando que durante el año los pecados eran extraídos únicamente del oferente (Lev. 4:26, 35; 15:30, 31; Núm. 6:11, etc.), mientras que en el Día de la Expiación eran quitados del santuario (Lev. 16:16).[43] No debe pues confundirse el objeto directo del rito de sangre (hizza)[44]con el propósito de la expiación.[45]

Todo esto permite hacer una distinción importante entre los ritos expiatorios realizados en el santuario durante el año, y los que se realizaban en el Día de la Expiación. Sin embargo, debe ahora determinarse la manera en que los pecados perdonados al pueblo durante el año podían contaminar el santuario.-(Continuará).


Referencias

[1] Véanse las notas 7 y 9 del primer artículo de esta misma serie.

[2] J. Milgrom reconoce que “…unrepented impurities… cannot be purged by the offender’s jata’t (cf. Núm. 15:27-31)”, pero su conclusión es totalmente gratuita:”…but must await the annual purgation of the sanctuary and nation on the Day of Atonement”, “Sacrifíces…”, pág. 766; “Day of Atonement”, col. 1.385.

[3] Sólo en Levitico 16 aparece 16 veces. Cf. F. Maass, “kpr pisühnen” (sic), in THAT, I, col. 849; R. Martin- Achard, Essai biblique sur les tetes d’ Israel, Labor et Fides Genéve, 1974, pág. 107.

[4] Del akadio kuppuru. Véase B. A. Levine, In the Presence…, pág. 59. Este autor desmerece la relación hecha por Wellhausen con el árabe kpr, “cubrir”, pues es muy posterior, y no refleja ni la verdadera significación bíblica, ni el hebreo postbiblico, ni tampoco el arameo tardío (ibid.). La LXX nunca traduce tampoco kpr por “cubrir”; S. H. Langdon. “The Hebrew Word for ‘Atone’”, in The Exp. Times 22 (1911), pág. 324, n. 2. Esto no quiere decir que la idea de “cubrir” los pecados no existía en la Biblia (Sal. 32:1; 85:3; Prov. 10:12, etc.)

[5] Kpr provendría así del antiguo sustantivo koper, “rescate, expiación, don”, Cf. E. Jacob, Théologie de l’Ancient Testament, Delachaux & Niestle, Neuchatel, 1968. La idea es “a payment made for the purpose of era- sing or “wiping away’ guilt incurred by the offense”, B. A. Levine, In the Presence…, pág. 61. Jacob prefiere también “le sens d” effacer’… a celui de couvrir’“, Théologie…, pág. 236.

[6] Números 16:47; 25:13; 35:33; Deuteronomio 32:43; 2 Samuel 21:3, cf. Deuteronomio 21:8, 9. Sobre este último pasaje, véase la nota 15. Véase además Isaías 22:14; 27:9 y 28:18 (kpr).

[7] S. Lyonnet,” ‘Expiation in the Old Testament”, en S. Lyonnet-L.Sabourin, Sin, Redemption, and Sacrifice…, Biblical Institute Press, Rome, 1970, pág. 130, n. 31;”’.. .the evil which you cannot expiate’ (Isa. 47:11)”.

[8] Se ha mostrado que la expresión: ’akaperah tanayw (Gén. 32:21), o yekape- rennah (Prov. 16:4) (sic), existe también en acadio con la idea de “borrar la ira del rostro”, B. A. Levine, In the Presence…, pág. 60. La ira de Dios parecería ser así borrada ya sea por el sacrificio o por la pena de muerte de los rebeldes. Es interesante leer en este contexto expresiones como la de Isaías 65: 3, “…pueblo que en mí rostro me provoca de continuo a ira”.

[9] Véase la nota 3. El crimen en Números 35:34 mancha la tierra; en Levítico 20:4 el santuario. (Cf. Sal. 106:38.) Aunque la relación de estos dos lugares de contaminación es a veces bien evidente, hay que tener cuidado de no identificarlos completamente. La relación es más estrecha aún entre el campamento y el santuario (cf. Lev. 13, 14; Núm. 5:3). Véase la nota 2 del primer artículo de esta serie. Los límites de tolerancia para la presencia de la impureza no son en efecto los mismos en cada uno de estos lugares. Véase A. Treiyer, Le Jour des Expiations et la Purification du Sanctuaire, tesis doctoral, Estrasburgo, 1982, págs. 135-137.

[10] H. Ringgren, “b’r…”, in TDOT, II, pág. 201.

[11] Idem, pág. 203.

[12] W. L. Holladay, A Concise Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament, E. J. Brill, Leiden, 1971, pág. 44: “get rid of”; “root out, extirpate”; A. Phillips, Deuteronomy, University Press, Cambridge, 1973, pág. 95; P. Buis-J. Leclercq. Le Deutéronome, París, 1963, pág. 132: “…tu extirparas…”; F. Brown, The New Brown-Driver-Briggs-Gesenius Hebrew and English Lexicon…, Indiana, 1978, pág. 129: “e. fig. consume, utterly remove, partic. of evil and guilt…”; L. Koehler-W. Baumgartner, Hebraisches und Aramaisches Lexikon zum Alten Testament, E. J. Brill, Leiden, I, 1967, pág. 140.

[13] Deuteronomio 13:5 (6); 17:7, 12; 19:19; 21:21; 22:21, 22; 24:7; Jueces 20:13. Ra’ah, “mal”, está relacionado con jata’t, “pecado”, en 1 Reyes 14:22, y con la idolatría en pasajes como Deuteronomio 4:25; 1 Reyes 11:6, etc.

[14] En los casos donde hay crímenes (Deut. 19:13; 21:9).

[15] S. R. Driver, A Critical and Exegetical Commentary on Deuteronomy, T. & Clark, Edimburgo, 1896, pág. 242: “It is not regarded as a proper sin-offering, and accordingly it is not slaughtered with any especial ritual (Lev. 4:1 ff), but merely put to death by having its neck broken (Exo. 13:13; 34:20; Isa 66:3)”. Cf. A Phillips, Deuteronomy, págs. 138, 139; R. Rennes, Le Deutéronome, Genéve, 1967, pág. 98. El desnucamiento de este animal no redime al asesino, sino que atestigua la inocencia del pueblo. H. Ringgren, Sacrifice in the Bible, Lutterworth Press, Londres, 1962, págs. 36, 37: “…the elders of the community are to protest their innocence of the murder and pray: “Make atonement (RSV: Forgive) O LORD, for thy people Israel”.

[16] ,6J. Milgrom, Blood guilt”, in EJ, IV, 1971, col. 1.118: “The concept of blood guilt on the Bible pervades all sources, legal, narrative, and cultic and entails the following system of graded punishments for homicide”.

[17] Este uso paralelo es visto por varios autores. G. Von Rad, Theologie des Alten Testaments, Chr. Kaiser Verlag, München, 1957, I, pág. 263, n. 174. H. Ringgren, “b’r…”, pág. 204, sin embargo, hace la siguiente observación: “The karath formula expresses the punishment itself, whereas the ba’ar formula… comes after the announcement of punishment. Karath is used to express the idea of excommunication, while ba’ar is used to express the idea of purifying the community”.

[18] Para un estudio reciente de karath, ver G. F. Hasel, “karath”, in TWAT, IV, 1982, col. 382.

[19] R P. Merendino, ‘Das Deuteronomische Gesetz..in BBB 31 (1969), pág. 336.

[20] En 1 Samuel 2:33 se usa krt, y en Exodo 21: 14 b’r, en una construcción semejante con la misma preposición: me’im.

[21] Exodo 25:8; 33:3, 5; 34:9; Levítico 26:11, 12; Números 11:20; 14:42, 44; Deuteronomio 2:14, 15; 4:3; 6:15; 7:21; 16:11; 19:17; 31:17; Isaías 12:6; Oseas 11:9; Sofonías 3:15, etc. J. L’Hour, “Une legislation criminelle dans le Deu- téronome”, en Bibl. 44 (1963), pág. 10: “…la communauté (qrbk) est certainement Israel en tant que Peuple de lAlliance”. Esta designación revela una “dimensión religieuse”. (Cf. pág. 15.) Este autor traduce: “et tu feras dispara’itre le mal du milieu de toi”.

[22] Véase la nota 9.

[23] H. Wildberger, Jesaja (1-12), Neukirchener Verlag, Vluyn, 1972, pág. 159: “Die eschatologische Gemeinde wird durch einen Reinigungsakt zube- reitet. Dieser vollzieht sich durch den Geist… No debe olvidarse sin embargo que esta palabra cobra un significado especial en relación con el derramamiento de sangre y la destrucción de los culpables.

[24] H. Ringgren, “ba’ar”, pág. 204.

[25] W. Gesenius, Hebraisches und Aramaisches Handworter- buch 17– Springer-Verlag. Berlín, 1962, págs. 539, 540: “weichen”.

[26] Especialmente significativo es aquí su uso con la preposición min, “de” (ibid.)

[27] G. Von Rad, Theologie…, pág. 263: “Súnde war also ein Verstoss gegen eine sakrale Ordnung”, Con el acto malo, todo un poder maléfico era liberado, “das sich frúher Oder spáter gegen den Táter oder seine Gemeinschaft wenden musste”, ídem, pág 264. Sólo las represalias podían restablecer el orden social y religioso, ibid.

[28] Naqi, “inocente”, es usado paralelamente con sdq, “justo”, en Éxodo 23: 7 y Salmos 94: 21. Es interesante notar además que una forma cercana a naqi es naqam, la cual tiene el sentido de venganza (Isa. 34:8; 63:4), y es usada al menos una vez en relación con el término kipper (Deut. 32:35, 41).

[29] Un arrepentimiento sincero habría cambiado la sentencia de llevar la iniquidad en el desierto por cuarenta años, como lo muestra más tarde el caso de Nínive (Jon 3) Dios perdonó al pueblo como pueblo (Núm. 14:20; cf vers. 12). pero no a los culpables. La capacidad de arrepentimiento de esa generación rebelde debía verificarse después. Véase E. G. de White, Patriarchs and Prophets, PPPA, California, 1958, págs. 391, 392, 407: “Yet the only records of their wilderness lite are instances of rebellion against the Lord”.

[30] Los levitas culpables de idolatría aparentemente murieron en el cautiverio. El servicio posterior aceptado de ellos, aunque en una escala inferior, es una referencia a sus descendientes, quienes no tendrían el privilegio de otros sacerdotes y levitas (vers. 15) El número de levitas que regresó de la cautividad fue así realmente pobre (Esd 2:40; 8:8-19), ya sea porque fueron castigados por Dios, y el número de sus descendientes fue entonces menor; O porque las indicaciones de Ezequiel los indispusieron para volver. Puede verse también en otros casos que ciertos pecados privan a las generaciones futuras de ciertas bendiciones (cf. Gén. 49:5. Rubén; Jos 9:22, 23: gabaonitas).

[31] El principio de no entrar en la generación del pueblo de Dios hasta la décima generación serla “para siempre aunque tampoco debía interpretárselo de una manera inflexible. (Véase la nota 56.) Derecho, Rut la moabita fue aceptada más tarde “en la congregación de Jehová” (Rut 1:4, 16, 17, 22), y entró además en la genealogía del Redentor del mundo (Mat. 1:5; Luc. 3:32). Isaías 56 anuncia también otra época de aceptación más extensa. Si Nehemías hizo aplicar la ley más tarde (13:1-3), fue porque la unión con

los moabitas y amonitas estaba alejando al pueblo de Dios, y se corría el riesgo de perder la identidad misma de Israel (vers. 4, 5, 7-10, 23-30). (Véase Jer. 18:7-10.)

[32] Véase la nota 1.

[33] J. Milgrom, “Sacrices…”, pág. 767.

[34] Este es el problema básico de Milgrom, quien como se verá luego en detalle, piensa que el rito de sangre siempre purifica el santuario, lo cual es rechazado por B. A. Levine. In the Presence. .. pág. 64, n. 29; H. Ch. Brichto. “On Slaughter and Sacrifice…”, pág. 29.

[35] Maass, “kpr pi. suhnen”, col. 844. 38.

[36] Véase las notas.

[37] La relación de kiper con mahah se ve en pasajes como Jeremías 18:23. Sobre el uso de mahah en contextos como “borrar”, véase Isaías 43:25; Jeremías 18:23; Salmo 119: 14, etc. Véase Levine. In the Presence…, págs. 58, 59.

[38] Idem, pág. 64.

[39] Idem, pág. 65, n. 29; H. C. Brichto, “On Slaughter and Sacrifice…”, págs. 29, 30. Estos dos autores están contra la idea de Milgrom en el sentido de que la purificación del rito de sangre no purifica a la persona, sino sólo el lugar donde la sangre era puesta.

[40] Brichto ha hecho justamente la observación de que kiper aparece ligado al rito de sangre en relación con los selamin, “sacrificios de paz” (Lev. 17; 11; cf. vers. 5, 6). En los sacrificios por el pecado, en cambio, kiper aparece después de cumplirse todo el rito, y no sólo el de la sangre (Lev. 4:20, 26, 31, 35, etc.) En este sentido, la comida ritual juega un papel importante en la expiación (Lev. 10:17).

[41] B. A. Levine, In the Presence…, págs. 65, 66.

[42] G. F. Hasel, “Studies in Biblical Atonement II…”, pág. 118: En Levítico 16:16, “ the construction kiper + ‘al, expressing a spatial process, is identical with kiper + direct object of vers. 33”. Fuera de las leyes levíticas, en un contexto de inauguración, se usa el objeto directo sólo en Ezequiel dos veces: Ezequiel 43:26; 45:20.

[43] Pararás detalles en la construcción del verbo kiper en el sacrificio israelita, véase A. Treiyer, Estudios teológicos y rituales relación tíos con el Día de la Expiación, trabajo enviado al Biblical Research Institute of the General Conference, 1983, págs. 9, 10.

[44] Vriezen, “Hizza: Ilustration and consecration”, in OtS 7 (1950), pág. 233. Este autor ve en el término hizza, “asperjar”, sólo una función consagratoria. Sin embargo, Levítico 16:16 rompe su idea de que la sangre era consagrada o presentada a Jehová cada vez que era asperjada delante de Él. Lamentablemente, en lugar de adaptar su teoría al texto bíblico, recurre al camino más fácil: el versículo en discusión se alejaría, según él, del texto original, el cual sería probablemente el mismo que el del rito hizza de Levítico 4:31.

[45] Véanse las notas 34 y 39 H. C. Brichto, “On Slaughter and Sacrifice…”, págs 29, 30, concluye, luego de presentar una lista de las dificultades de Milgrom para decir que la sangre purifica el santuario, con las siguientes palabras: “…to modify drastically Milgrom’s formulation that the blood of sacrifices other than that of the jate’t serves as agent of ritual kiper”.