Es maravilloso lo que se puede lograr cuando hay unidad de propósito y sobre todo cuando se moviliza la gran fuerza de la iglesia: los laicos capacitados y orientados por sus pastores.

Durante la primera parte del año 1982 se realizó en Colombia un evento único llamado CAMPAÑA NACIONAL DE EVANGELIZACION, que consistió en una campaña unida que abarcó todo el país. Estuvieron involucrados cuatro campos locales, la Unión Colombo- Venezolana y el Instituto Colombo-Venezolano. Para la campaña se utilizaron el mismo temario, la misma propaganda y la misma organización en 600 lugares simultáneamente.

Todos predicaron

En la Campaña Nacional todos predicaron. El presidente de la Unión, pastor Luis Flórez, dirigió uno de los ciclos de mayor éxito. Asimismo predicaron todos los departamentales de la Unión y todos los administradores y departamentales de los campos locales, más 187 ministros y 422 predicadores laicos como evangelistas e instructores bíblicos, quienes prepararon la mayor parte de los candidatos, entrenados y supervisados por sus pastores.

Organización eficiente

La campaña fue dirigida por una comisión nacional presidida por el presidente de la Unión Colombo-Venezolana, pastor Luis Flórez. El secretario ministerial y evangelista de la Unión, pastor Norberto Carmona, actuó como coordinador general de la campaña y encargado del material. Cada campo local tenía una comisión de evangelización nacional para dicho campo. Lo mismo ocurría en cada distrito y en cada iglesia.

Se trazaron planes minuciosos que contemplaban cada detalle de la campaña, presentados en un folleto de 52 páginas. Cada pastor y cada iglesia tuvo una copia de esos planes.

Como consejero general de la campaña actuó el secretario ministerial de la División Interamericana, pastor Carlos E. Aeschlimann.

Cuidadosa preparación previa de la campaña

La preparación previa a la campaña comenzó un año antes de la primera conferencia. Hubo reuniones especiales en las que se explicó detalladamente el plan a todos los obreros. Luego se celebraron reuniones con los laicos predicadores con el mismo propósito.

Durante cinco meses se preparó el terreno mediante los siguientes métodos:

1. Escuelas sabáticas filiales.

2. 300 clases bautismales.

3. 25.000 cursos “Fundamentos de una Vida Mejor” casa por casa.

4.Reuniones dirigidas por laicos en barrios y centenares de hogares.

Todo este trabajo previo permitió que al comenzar la campaña hubiera miles de interesados, muchos de los cuales ya asistían a los cultos de sábado.

Gran victoria

El resultado final de la campaña de seis meses fue de 4.560 bautismos más 3.500 interesados que serán bautizados a lo largo del año. Se organizaron 100 nuevas congregaciones y grupos a través del país. Se usaron 25.000 Biblias y 20.000 cursos “Veinte Pasos a la Salvación”.

En Bogotá culminó la campaña con una concentración de 7.000 hermanos y un bautismo de más de 300 almas. También hubo una concentración de varios miles de hermanos en la ciudad de Bucaramanga. En todo Colombia hubo bautismos el mismo sábado y la semana que le siguió.

Tal vez el resultado más positivo fue la unión de obreros y laicos hombro a hombro en la predicación y preparación de candidatos. De esa manera se reactivó en la feligresía el amor por las almas, y los hermanos descubrieron que son capaces de dirigir campañas y ganar almas para Cristo.

La campaña resultó en una bendición tan grande que la Unión Colombo-Venezolana ha decidido lanzar desde el 15 de enero de 1983 una campaña unida que abarcará todo el territorio de la Unión, es decir Colombia, Venezuela, y las Antillas Holandesas. Serán siete campos locales unidos en una campaña simultánea en la cual esperan ganar por lo menos 7.000 almas para Cristo.

La Unión Colombo-Venezolana ha resuelto trabajar arduamente durante los Mil Días de Cosecha de tal manera que esperan bautizar 25.000 almas.

Es maravilloso lo que se puede lograr cuando hay unidad de propósito y sobre todo cuando se moviliza la gran fuerza de la iglesia: los laicos capacitados y orientados por sus pastores.

Sobre el autor: Carlos E. Aeschlimann es secretario ministerial y evangelista de la División Interamericana.