La gente se siente atraída por líderes cuyos valores son iguales a los suyos, sin importarle si esos valores son positivos o negativos. “A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos” (Mat. 5:41).

     Uno de los más grandes desafíos que enfrenta el ministerio pastoral en la actualidad es la formación de buenos líderes que sean capaces de compartir las cargas de la tarea pastoral en sus diversos aspectos. El problema aumenta cuando entramos en contacto con la abundancia de material que existe sobre el liderazgo y sus técnicas modernas. Entonces descubrimos que los principios que se presentan son muy buenos para una empresa en la que el pragmatismo impone que si usted es jefe, y tiene un empleado que no cumple con las metas y las determinaciones establecidas, sencillamente puede despedirlo y contratar a otro con un perfil que esté más de acuerdo con sus propósitos.

     Esta idea es muy clara en el mundo empresarial y en los campos de deporte, donde se cambia al jugador y al técnico en el momento mismo en que las cosas salen mal. Pero en el liderazgo pastoral las cosas son bastante diferentes. No siempre el pastor dispone de libertad para sencillamente descartar al primer anciano, al director de Ministerios Personales o cualquier otro colaborador. Los oficiales de la iglesia trabajan voluntariamente. Además, hay principios éticos que determinan la relación que debe existir entre el líder cristiano y sus dirigidos, que no pueden pasarse por alto.

    No es posible tratar a la gente como si fueran objetos descartables. Lo que debemos hacer es formar líderes eficientes, calificados y comprometidos con la misión de la iglesia. ¿Cómo puede alcanzarse ese objetivo? Ese es nuestro desafío. Pero existen algunos principios relativos al liderazgo que pueden ayudarnos a desempeñar esta tarea. Vale la pena considerarlos.

LA LEY DE LA ATRACCIÓN

     Imaginemos que todos los líderes escogidos para desempeñar una función aceptaran todos los desafíos propuestos. ¿No sería maravilloso? La buena noticia es que, de acuerdo con el escritor John C. Maxwell, pastor y especialista en liderazgo, podemos alcanzar ese ideal por medio de la llamada ley de la atracción.[1] En las palabras de Maxwell, “quién es usted, define a quiénes atrae”[2]

     Este magnetismo se encuentra claramente ilustrado en los llamados que les hizo Jesús a sus discípulos Pedro y Andrés. Les dijo: “Venid en pos de mí” (Mat. 4:19). A Santiago y a Juan “los llamó” (Mat. 4:21). Y respondieron inmediatamente. “Ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron” (4:22). El evangelio de Marcos nos informa que Jesús tenía a su lado “a los que él quiso” (Mar. 3:13). El Maestro conocía este principio del liderazgo y lo usó con éxito.

     Los discípulos, “movidos por un impulso irresistible, siguieron a Jesús”[3] primero; después siguieron sus ideas. Antes de aceptar lo que usted enseña, la gente necesita aceptarlo a usted. Los grandes proyectos o las ideas grandiosas no conseguirán que la gente lo siga. No seguirán su discurso; lo seguirán a usted. La gente no se compromete primero con las ideas, sino con las personas. “No es lo que usted quiere lo que decide a la gente a seguirlo, sino lo que usted es”.

LA ATRACCIÓN DE LO SEMEJANTE

     Lino de los pensamientos interesantes de Maxwell es que “en la mayor parte de las situaciones, usted atrae a gente que tiene sus mismas cualidades. Los líderes atraen a gente parecida a ellos”.

    La máxima popular según la cual “los polos opuestos se atraen” debe considerarse sólo cuando se refiere a temas amorosos. Cuando se trata del liderazgo, en la mayor parte de los casos las personas que atraemos tienen más semejanzas que diferencias con nosotros. Analice las siguientes características y, probablemente, descubrirá que usted y los que lo siguen tienen mucho en común en varios de los siguientes aspectos fundamentales

     Actitud. A la gente que tiene una actitud positiva no le gusta estar junto a los pesimistas; no importa cuánto tiempo pase, esa relación no dará resultados.

     Edad. Tenemos la tendencia a rodearnos de gente que tiene más o menos nuestra misma edad. “Usted atrae a gente que es como usted”, enseña Maxwell.

     Pasado. Leí hace poco la biografía del director de programas de televisión Silvio Santos.[4] Era un muchacho pobre que, después de muchas dificultades, mucho trabajo, más honestidad y seriedad, y un increíble talento para los negocios, llegó a ser uno de los hombres más ricos del Brasil. Durante toda su vida se rodeó de gente especial para dirigir sus empresas y presidir sus conglomerados financieros. Hombres de su entera confianza, que en la mayor parte de los casos habían tenido un pasado semejante al suyo.

     Valores. La gente se siente atraída por líderes cuyos valores son semejantes a los suyos, sin importar si esos valores son positivos o negativos. Basta considerar el ejemplo del ex presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, que fundó los equipos de las Fuerzas de Paz, y para invitar a la gente a servir acuñó la famosa frase: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta más bien qué puedes hacer tú por tu país”. En los días que siguieron a esa invitación, miles de jóvenes idealistas se presentaron como voluntarios.

     Como contrapartida está el caso de Adolf Hitler, cuyo idealismo tenebroso tuvo multitud de seguidores, entre los que se encontraban Hermann Goering, Josef Goebbels, Heidrich Himmler y otros, que fundaron la Gestapo, abrazaron el antisemitismo y provocaron el holocausto del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial. Es probable que usted encuentre su propio carácter entre los que dirige, con sus aspectos positivos y negativos.

     Experiencia. Es decir, un sentido común semejante desarrollado a lo largo de la vida. Los líderes que usted atrae se parecen a usted en estilo y en capacidad.

DESDE EL PRESENTE Y HACIA EL FUTURO

     Es probable que al llegar a este punto su mente haya proyectado ya una película de sus liderados. Imaginemos que usted notó algo que no lo complació, que no estaban funcionando como a usted le gusta- Una revista para pastores ría, o que se habían vuelto demasiado pesimistas, y habían echado a perder los planes trazados. Si le rece que la gente que lo rodea podría ser mejor, es posible que haya llegado la hora cuando usted mismo debería cambiar.

     Recuerde que “según es usted, será la gente a la que atrae”. Mucho depende sólo de usted. Por lo tanto, levántese, lea, invierta en su crecimiento, ore, intente algo nuevo, trate de ser mejor. Someta sus planes a Dios, permita que él desarrolle en usted todo el potencial que le dio. Verá los resultados.

Sobre el autor: Pastor de las iglesias del distrito de la Asociación Mineira del Sur, Rep. Del Brasil.


Referencias

[1] John C. Maxwell, As 21 irrefutáveis Iris da lideran (a (Sao Paulo, SP: Editora Mundo Cristao, 1999).

[2] lbíd., p 107.

[3] Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 112).

[4] Arlindo Silva, A fantástica historia de Silvio Santos (Sao Paulo, SP, Editora do Brasil, 2000).