Entrevista del pastor Carlos Aeschlimann al Dr. Mario Veloso

Dr. Mario Veloso

  1. La primera pregunta que quisiéramos formular es: ¿Qué significa koinonía?

Respuesta: Koinonía es una palabra griega que tiene diversos significados. Entre ellos el más comúnmente conocido es “comunión”. Pero también significa “grupo”. No un grupo cualquiera. Se trata de un grupo especial que se forma cuando diversas personas reciben un regalo en común.

Al recibir ese regalo que debe ser distribuido entre todas esas personas, inmediatamente se agrupan y el conjunto permanece hasta que cada uno ha recibido la parte que le corresponde. Ese grupo momentáneo, poseedor de un regalo en común, se llamaba koinonía.

Los que aceptaron a Cristo como el Don de Dios, según San Juan 3:16, formaron un grupo y de esa manera fue integrándose la koinonía cristiana que, más tarde, al crecer, llegó a constituir la ekklesía o iglesia cristiana.

Además de esto, en el libro Servicio Cristiano, página 44, existe específicamente una instrucción acerca de que los jóvenes debieran organizarse en pequeños grupos para estudiar la Biblia, orar y hacer obra misionera. Nosotros hemos reunido toda esta información y sobre esa base desarrollamos un programa según el cual los jóvenes se organizan en pequeños grupos para proclamar el Evangelio. A esto llamamos koinonía.

  • ¿Cómo se organizan las koinonías?

R. Se comienza con un retiro espiritual. Se invita a todos los jóvenes de cierta iglesia a asistir a un retiro espiritual de fin de semana que comienza a la puesta del sol del viernes y dura hasta el mediodía del domingo. En ese retiro se repasan nuevamente todas las prácticas de la vida cristiana y lo que verdaderamente significa vivir con Cristo.

Se comienza determinando dónde se asienta realmente el pecado y la actitud pecaminosa, y cómo se desarrolla en la mente de las personas, para luego estudiar, en la Biblia, la manera de abandonar la mente enemiga a fin de alcanzar la mente de Cristo o una mente amiga que pueda aceptar la voluntad de Dios y también relacionarse favorablemente con las demás personas.

En ese retiro espiritual, además de reiniciar la vida cristiana total, los jóvenes aprenden cómo compartir la experiencia obtenida en la comunión con Dios y en el estudio de su Palabra.

Luego se organizan los pequeños grupos y los jóvenes quedan listos para regresar a sus iglesias con una nueva experiencia cristiana y con una organización que les permita compartir su fe.

  • ¿Cómo trabajan después las koinonías en la iglesia?

R. El trabajo de las koinonías en la iglesia es semejante al de las unidades evangelizadoras. En realidad, no son otra cosa que unidades evangelizadoras de jóvenes. Con una diferencia: Estos grupos de jóvenes, además de estar organizados por barrios, se reúne una vez por semana en la casa de uno de sus integrantes.

El propósito de esta reunión es doble. En primer lugar, para estudiar las Sagradas Escrituras y conocer mejor su contenido. En segundo lugar, para compartir la fe con personas no adventistas que son invitadas a esas reuniones. Al estudiar la Biblia, van tomando decisiones. De este modo las personas invitadas se van integrando poco a poco al grupo para terminar finalmente decidiéndose por Cristo y uniéndose a la iglesia.

  • ¿Realizan las koinonías algún otro trabajo además de estudiar la Biblia?

R. Sí, a medida que los jóvenes se van conociendo y van intentando vivir la vida cristiana en forma más efectiva, se comprometen también a ayudarse unos a otros en todas las dificultades que enfrentan diariamente, sean éstas de carácter espiritual o no. Por ejemplo, si un joven, miembro de la koinonía, tiene problemas en el colegio donde estudia, sea por causa de sus estudios o de la observancia del sábado, o de cualquier naturaleza, la koinonía lo ayuda a resolverlos utilizando todos los medios que estén a su alcance. Si ninguno de los miembros de la koinonía puede contribuir a la solución del problema, entre todos buscarán alguna otra persona que pueda prestar una ayuda real para alcanzar la solución. Podría ser también que alguno de ellos quede sin trabajo. Entonces la koinonía entera lo ayuda a buscar empleo.

  • ¿Significa eso que la koinonía también se interesa en los problemas económicos de la iglesia?

R. Efectivamente, porque consideramos que la vida cristiana lo abarca todo, no sólo lo que se relaciona con asuntos que comúnmente llamamos de carácter espiritual. En realidad, la vida cristiana comprende todo el ser en todos los aspectos de la vida. Si un hermano está en dificultad, los otros hermanos deben ayudarlo en todo lo que sea posible. De ese modo se establece una unidad, una comunión, una armonía cristiana en el grupo y la práctica de la religión se transforma en algo muy agradable.

Podría ocurrir también que otros hermanos de la iglesia afrontaran dificultades. Que alguien se enferme, por ejemplo. Si una hermana se enferma y no tiene forma de resolver los problemas que se crean en su familia porque el esposo tiene que salir a trabajar y ella no puede cuidar la casa y los hijos, entonces alguna koinonía toma eso como oportunidad para prestar ayuda y por turno sus miembros socorren a la familia que está en dificultad, todo el tiempo que dure el problema. Si la koinonía no puede resolver por sí sola todas las cosas, busca a otras personas que también colaboren. Así, además de predicar el Evangelio a los no adventistas, ayudan a los adventistas en las dificultades que tienen para que la vida cristiana resulte práctica y real.

6.        La koinonía parece ser, entonces, algo más que un plan de trabajo misionero. ¿Cómo definiría usted el programa de la koinonía?

R. Lo definiría como un modo de vida. El modo cristiano de vivir que practicaban los primeros creyentes adventistas. Creo que es la única manera de vivir que nos ayudará en nuestro esfuerzo por involucrar a los jóvenes en la obra de la iglesia. Ellos tienen una manera de pensar, muy propia de la juventud y de esta época, que en muchos sentidos es mucho más auténtica y que demanda, por lo tanto, una expresión cristiana mucho más real. Desde luego que ésta era la manera de vivir de los cristianos del primer siglo y nosotros también debemos vivir así. Claro que somos los cristianos del último siglo. Sabemos que nuestro Señor Jesús vendrá pronto y debemos prepararnos de tal manera que estemos listos para recibirlo. Los cristianos del primer siglo tenían en mente el regreso de Cristo y se preparaban para ello. La manera de prepararse era vivir una vida cristiana efectiva y comunicar constantemente la fe. Por eso pudieron llevar el Evangelio a todo el mundo conocido en su generación.

  • ¿Hay, además, algún tipo de organización en las koinonías?

R. Sí, efectivamente. Tenemos dos tipos de koinonías. Uno que llamamos “koinonía de coordinación”, y otro que denominamos “kononía de base”. La koinonía de base tiene de cuatro a doce miembros. Nunca debe tener más de doce. Si sobrepasara esa cantidad, la koinonía debe dividirse en dos. Seguimos el ejemplo de Cristo cuando formó su grupo apostólico: Llamó primero a cuatro, pues los primeros integrantes del grupo apostólico fueron cuatro. Ese grupo fue creciendo hasta que llegó a doce. Ahí se detuvo su crecimiento, es decir, Cristo no añadió ningún discípulo al número de doce. Tomando esa cifra como base, organizamos koinonías con cuatro a doce miembros. Cada koinonía va creciendo, al conquistar nuevos miembros como resultado de su trabajo misionero interno y externo. Cuando se incorpora el número trece, la koinonía se divide en dos.

La koinonía de coordinación está integrada por un miembro de cada koinonía. Además, forman parte de esa koinonía de coordinación el pastor de la iglesia, el director de actividades laicas, el director de la escuela sabática juvenil (si la hubiere), y el director de jóvenes. Ellos constituyen la comisión coordinadora de todo el trabajo de las koinonías.

  • ¿No se presentan dificultades de relación entre las koinonías, la junta de la iglesia y los otros departamentos de la iglesia?

R. Realmente no se presentan dificultades debido a que al organizarse las koinonías los jóvenes han recibido instrucción de cómo deben relacionarse con los dirigentes de la iglesia.

El principio es que las koinonías no tienen dirección propia; sólo se les da un tipo de organización para que funcionen bien. Pero realmente la dirección corresponde a la junta de la iglesia. Por eso las koinonías obedecen en todo a la junta de la iglesia, al pastor, y a los directores de los departamentos de la iglesia.

Los miembros de la koinonía son los soldados del ejército. Los oficiales y los generales son los que elige la comisión de nombramientos de la iglesia. Es cierto que cada koinonía tiene un director y un coordinador. El coordinador es miembro de la koinonía de coordinación, y el director es el que dirige las actividades de cada koinonía. No obstante, él no dirige realmente, ni tampoco dirige la koinonía de coordinación. Quienes dirigen son los miembros de la junta directiva de la iglesia y las koinonías aceptan todas sus indicaciones.

Basados en este criterio, cuando la iglesia no tiene ningún programa misionero, la koinonía de coordinación y cada koinonía en particular establecen planes de actividad misionera en los cuales cada koinonía está involucrada. Sin embargo, cuando el director de actividades laicas de la iglesia presenta un plan de trabajo misionero, la koinonía lo acepta inmediatamente aunque tenga que abandonar el que ella tenía.

Puede suceder también que alguna koinonía tenga su reunión semanal en una hora cuando la iglesia no tiene ninguna actividad, pero si resolviera establecer alguna actividad en esa hora, la koinonía inmediatamente modifica su propio horario. Se reúne otro día y deja a todos sus miembros libres para asistir a la reunión o a la actividad que la iglesia haya programado para esa hora.

Todos los programas de la iglesia y las actividades que los oficiales de la iglesia quisieran desarrollar, tienen prioridad absoluta en el plan de las koinonías.

  • ¿Tienen las koinonías algunos principios que cada uno de los miembros debe seguir constantemente?

R. Sí. En general, todos los principios de la Iglesia Adventista son los principios de los miembros de las koinonías por el mismo hecho de ser miembros de la iglesia. Pero, específicamente, los miembros de las koinonías tienen cinco puntos que adoptan como obligación y que cumplen voluntariamente. Son los siguientes:

  1. Leer la Biblia todos los días.
  2. Orar “sin cesar’’, según el plan bíblico.
  3. Participar de todos los proyectos de la koinonía.
  4. Obedecer.
  5. No criticar.

Estos principios los hemos establecido porque son esenciales para el buen funcionamiento de las koinonías. En primer lugar, consideramos que no se puede dar lo que no se tiene; por eso necesitamos leer la Biblia. Además, la vida cristiana es una experiencia que debe compartirse y es imposible alcanzarla sin una comunión constante con Dios. A esto debemos añadir que vivimos en una época cuando la desobediencia se encuentra en la misma base de la sociedad y constituye un modo de vida imperante en todo el mundo, especialmente entre la generación joven. De hecho, ésta es una de las señales del regreso de Cristo. Según San Pablo, los hijos serían desobedientes a los padres. Los jóvenes adventistas han llegado a la conclusión de que ellos no deben cumplir esa profecía. Por el contrario, debido a que se están preparando para el regreso de Cristo, tienen que llevar una vida totalmente distinta de la que llevan los que cumplen la profecía de la desobediencia. Por lo tanto, deben obedecer: A los padres, a los dirigentes de la iglesia, y a los que estén en autoridad sobre ellos. Las koinonías tienen como principio que cada uno de sus miembros debe obedecer.

También se ha tomado en cuenta el asunto de la crítica. Es fácil criticar las actividades y acciones de otras personas. También es fácil que surja la crítica a los dirigentes de la iglesia, sean de la iglesia local o de otros niveles. Es principio de las koinonías descartar toda crítica. Más bien la koinonía acepta como oportunidad de trabajo las críticas que oye en la iglesia. Si sus miembros escuchan que se critica algo mal hecho, contribuirán para que eso se haga bien y por lo tanto se elimine la causa de la crítica. De ese modo, todo lo que surja como comentario de crítica, la koinonía lo toma como posibilidades y proyectos de trabajo. Si se critica la conducta de alguna persona, entonces la koinonía se acerca a esa persona para ayudarla, para orientarla, para que forme parte del grupo, para que sienta que la iglesia la ama y pueda retornar a una vida completamente cristiana, simplemente por la atracción que ejerce un grupo que expresa amor, simpatía y afecto cristiano.

  1. ¿Qué hacen las koinonías en las reuniones semanales?

R. Básicamente son reuniones para estudiar la Biblia. Se trata de un estudio dinámico. El director de la koinonía reparte los textos entre los miembros y luego cada uno de ellos, al leerlo, contesta la pregunta que tiene el estudio, aclarando el contenido del texto para que todos puedan aprenderlo. Luego compara su propia vida con el contenido del texto, y cuenta al grupo si está viviendo lo que el texto dice o no. Si practica lo que dice el texto, cuenta lo que pasa con sus emociones, en su mente, en su vida, si siente felicidad o no, cómo lo ayuda eso en su vida. Si no está viviendo el contenido del texto, también cuenta lo que pasa en sus emociones, cómo se siente psíquicamente por no estar viviéndolo, y luego concluye con la decisión que toma frente al contenido que leyó en el versículo. Después le toca el turno a otra persona que lee su texto de la misma manera, y así sucesivamente. De este modo todos comparten su experiencia, llegan a conocerse mucho mejor y, cuando se encuentran, tienen oportunidad de intercambiar con los demás sus luchas y victorias en la vida cristiana.

En relación con esto, se mantiene una constante comunicación entre los miembros de la koinonía. Por ejemplo, si alguien contó acerca de una lucha especial o de un problema que está enfrentando, los demás se comunicarán con él durante la semana para preguntarle cómo le va, para saber si está solucionando el problema que presentó, o venciendo en la lucha que está enfrentando. Al comunicarse con él, aunque sea por teléfono, tienen unos momentos de oración pidiendo a Dios que continúe ayudándolo hasta que obtenga la victoria definitiva.

La reunión semanal es la base del crecimiento espiritual del grupo y también la base del trabajo misionero, porque se realiza en la casa de uno de sus integrantes y en el barrio donde viven todos ellos. Así tienen la posibilidad de invitar a sus vecinos y van evangelizando el barrio poco a poco.

La primera misión del miembro de la koinonía es evangelizar su propia familia, sus vecinos y amigos, en fin, su propio barrio. Por último, también puede invitar a cualquier persona con quien se encuentre en cualquiera de sus actividades y que haya manifestado interés en la Palabra de Dios al conversar con ella. La invita, y juntos participan del estudio bíblico hasta que esa persona acepte finalmente el Evangelio o lo rechace.

  1. ¿A quiénes se acepta como miembros de las koinonías?

R. Todos los jóvenes entre quince y 35 años. Desde luego, si algún adulto desea participar en este programa de trabajo y asiste a un retiro espiritual, no se le cierra la puerta.

Sin embargo, creo personalmente que este tipo de trabajo sería perfectamente apropiado no tan sólo para los jóvenes, sino también para los adultos. Considero que todas las unidades evangelizadoras de la iglesia podrían trabajar usando este mismo estilo: estudiar la Biblia en grupos, organizados por barrios, y predicar el Evangelio a los vecinos en un ambiente de sincera comunicación espiritual, donde se enseña la doctrina en estrecha unión con la vida, y la vida de cada uno es un testimonio cristiano constante.