La fase investigativa del Juicio divino es parte de la obra expiatoria de Cristo
En su libro La visión apocalíptica y la neutralización del Adventismo,[1] George Knight llama la atención hacia la progresiva pérdida de la visión del Adventismo y el consecuente debilitamiento en el cumplimiento de la misión. Él también realiza un llamado para que el Adventismo se concentre en la urgencia de priorizar la comisión evangélica centrada en el amor de Cristo en estos últimos días; especialmente, en los tres mensajes angélicos (Apoc. 14:6–12). Yo le agregaría el mensaje de Elías (Mal. 4:5, 6).[2]
Sin embargo, quiero analizar un poco más detenidamente algo que él abordó sobre Daniel 8:14 que, desde mi punto de vista, podría fortalecer su mensaje general.[3] Después de afirmar su creencia en que la profecía fue cumplida en 1844, Knight continúa diciendo que no consigue ver un juicio investigativo o previo al advenimiento de los santos en Daniel 8:14; sino solamente un juicio sobre el cuerno pequeño y la “purificación del Santuario en relación con ese poder al final de los 2.300 días”.[4] Él encuentra un juicio previo al Advenimiento contra el “cuerno pequeño” y para los santos en Daniel 7,[5] pero solamente es posible verlo comenzando en 1844 si se toma como base el paralelismo entre Daniel 7 y 8.[6]
El contexto de Daniel 8:14
Pienso que Knight está en lo correcto en su análisis sobre el Juicio en Daniel 7; es decir, la existencia de un fuerte paralelo entre los capítulos 7 y 8, y la necesidad de llegar a conclusiones por medio de una interpretación sólida, y no apenas por la lectura de un texto con otro. Es verdad que el paralelo entre los capítulos es suficiente para asociar el Juicio previo al Advenimiento (Dan. 7) con la purificación del Santuario (Dan. 8), de modo que el momento del segundo se aplique al anterior. Pero ¿qué hay en relación con Daniel 8:14? ¿Será que el texto se refiere apenas a un juicio preadvenimiento del “cuerno pequeño” en los finales de los tiempos, pero que no contiene un juicio investigativo o previo al advenimiento de los santos?
En realidad, Daniel 8:14 tampoco menciona explícitamente al “cuerno pequeño”. Apenas dice: “Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado [justificado]”. Esto no suena como un pensamiento completo porque está respondiendo la pregunta del versículo 13: “¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?” De esta manera, justificar al “santuario” al final de los 2.300 “días” (vers. 14) soluciona el problema levantado en el versículo 13. No podemos entender el significado de justificar el Santuario sin comprender la naturaleza del problema que él pretende solucionar.
La cuestión presentada en el versículo 13 tiene cuatro partes: (1) la regularidad (diario), (2) la transgresión asoladora, (3) un santuario y (4) ser pisado.[7] Pero esta lista enigmática no nos dice mucho por sí misma. ¿Qué aconteció con “la regularidad” y “el santuario”? ¿Quién es el responsable por la “transgresión asoladora” y por “pisotear el ejército”?
El versículo 13 es un resumen de los puntos clave de la visión descrita en Daniel 8:1 al 12.[8] A la luz de la interpretación posterior, en ese mismo capítulo (vers. 15–26), la visión cubre los períodos de Medopersia (vers. 3, 4, 20) y de Grecia, con sus cuatro reinos helenísticos (vers. 5–8, 21, 22); los que son sustituidos por otro imperio mayor, simbolizado por un “cuerno” que comienza pequeño, pero que se expande horizontalmente en l Tierra como poder político y después verticalmente en dirección al cielo, como fuerza religiosa (vers. 9–12; 23–26).
La expresión “¿hasta cuándo durará la visión?”, significa: ¿Cuál será el punto final de la visión como un todo (a partir del tiempo del imperio de Medopersia); ¿cuándo los males perpetrados por el “cuerno pequeño” serán corregidos? Los principales ataques incluyen (según el orden del vers. 13): (1) remover la regularidad (en la adoración y en el ministerio) del Príncipe del ejército del cielo, es decir, Cristo (vers. 11; cf. Jos. 5:13– 15); (2) atribuir/nombrar, de manera hostil, otro contra esa “regularidad” (Dan. 8:12); (3) derrumbar el local del Santuario que pertenece al Príncipe del ejército (vers. 11) y (4) derrumbar y pisotear a algunos del ejército celestial (vers. 10).
El cuerno pequeño, obviamente se destaca, pero ¿dónde está el pueblo fiel a Dios (los santos) en todo esto? El “pueblo santo” aparece descrito en el versículo 24 (cf. vers. 25), retratado como objeto de destrucción por el poder simbolizado por el cuerno pequeño. Visto que el pueblo santo pertenece al Dios del cielo y, por lo tanto, al Príncipe de las huestes celestiales, parece que destruirlo literalmente expresa la misma idea que pisotear a algunos del ejército celestial (vers. 11; cf. vers. 13). Sea como sea, Daniel 8 identifica explícitamente dos partes opuestas: (1) el poder rebelde del cuerno pequeño y (2) el pueblo fiel de Dios, a quien este cuerno persigue.
Descubrimos que Daniel 8:14 responde la pregunta concerniente a un determinado escenario (vers. 13) que tiene su desdoblamiento en lo restante del capítulo, tanto en una visión anterior como en su interpretación. De esta manera, el todo del capítulo 8 de Daniel se concentra en el versículo 14: “Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado [justificado]”. Ahora sabemos lo que esto significa: En el final de un largo período de 2.300 “días” (obviamente, mucho más que días literales), que van desde el Imperio Medopersa hasta el fin del período de dominación del cuerno pequeño, un santuario sería justificado. Este evento del tiempo del fin (vers. 19, 26) repararía los problemas causados por el cuerno pequeño, el que interrumpió la adoración al Dios verdadero, levantó oposición, se contrapuso al sistema de adoración, atacó el local del Santuario de Cristo y atentó contra algunos de sus súbditos.
Naturaleza del Juicio
¿De qué manera el hecho de justificar el Santuario solucionó esas cuestiones? Es verdad que el ataque del cuerno pequeño contra el Santuario de Dios fue apenas uno de sus crímenes, pero los otros crímenes también interfieren en el Santuario, porque allí es el local en el que los fieles súbditos de Dios regularmente realizan su verdadera adoración. El “santuario” celestial (literalmente: lugar de santidad, en Dan. 8:14) se refiere al Templo del cielo, la sede del gobierno divino, la representación de su administración, así como la “Casa Blanca” representa el gobierno de los presidentes de Estados Unidos o el “Kremlin” la administración de la Federación Rusa. Por lo tanto, justificar el Santuario de Dios, el lugar real en el que él reside en el Cielo (Sal. 11:4; Apoc. 4), comprende nada menos que vindicar su santa forma de gobierno, en oposición al sistema del cuerno pequeño.
“Será purificado” o justificado (Niphal de tsdq), en Daniel 8:14, es un lenguaje forense que indica un proceso judicial, que demuestra que la administración de Dios, representada por su Santuario, está correcta. [9] El mismo verbo hebreo (con sus variantes) es utilizado en otros contextos legales (incluso teniendo a Dios como juez), y en ese sentido, refiriéndose al juicio en favor de alguien (por ejemplo, Gén. 38:26; 44:16; Deut. 25:1; 2 Sam. 15:4; 1 Rey. 8:32; Sal. 51:4 [hebreo vers.6]; Isa. 5:23; 43:9, 26). Obviamente, el resultado de haber sido justificado el gobierno divino fue benéfico para el “pueblo santo” (vers. 24), sus súbditos leales. Pero el resultado del poder del “cuerno pequeño” fue decididamente negativo. Él fue condenado por la vindicación del Santuario de Dios y, finalmente, será “quebrado” /destruido, no por la acción de ningún poder humano, sino por el propio Dios (vers. 25).[10] Esta ejecución del Juicio implica, a priori, un proceso de investigación previo al Advenimiento, que Daniel 8:14 describe en términos de demostración que la administración divina está correcta.
Observando Daniel 8 y su contexto verificamos que la vindicación del Santuario de Dios, en el tiempo del fin (vers. 14), involucra un proceso de justicia que resulta en beneficio para su pueblo fiel y en la condenación de los rebeldes. Por lo tanto, después de todo esto, existe un juicio que involucra a los “santos”, aunque el texto no mencione esto con esas palabras.
El background del Día de la Expedición para Daniel 8:14 es evidente. Él indica una relación tipológica: el Día de la Expiación típico apunta hacia un futuro juicio atípico en el fin de los tiempos. El Día de la Expedición anual era un día de juicio en Israel, cuando el ritual de limpieza del Santuario terrestre representaba la vindicación de la justicia divina, la cual confirmaba a los fieles (Lev. 16:29–31), pero condenaba a los infieles (Lev. 23:29, 30) de su pueblo.
Todos aquellos cuyos pecados ya habían sido perdonados en un momento anterior de expiación (Lev. 4:20, 26, 31, 35, etc.) y que habían demostrado continua lealtad en el Día de la expedición (Lev. 16:29, 31; 23:26–32), quedaban moralmente “puros” (libres de cualquier impedimento en la relación divino-humana) como resultado de la purificación del Santuario (Lev. 16:30).[11] Estamos comenzando a descubrir qué hay más de lo que parece en Daniel 8, incluyendo un juicio que envuelve al pueblo leal a Dios.
Daniel 8 no detalla el proceso investigativo por medio del cual el “pueblo santo” del Señor es considerado así, y por el cual el “cuerno pequeño” es irremediablemente considerado culpado de alta traición. Los episodios de letanías tétricas de los crímenes del cuerno pequeño dejan claro las acusaciones contra él. Por otro lado, el comportamiento del “pueblo santo” no es explicitado. El énfasis no está en lo que ellos hacen sino en el Príncipe a quien pertenecen (Dan. 7:13, 14; cf. 9:25; 1 Juan 5:11–13). El hecho que ellos y el cuerno pequeño estén en lados opuestos implica que el pueblo del Señor está haciendo exactamente lo opuesto al trabajo realizado por el cuerno, manteniendo una adoración verdadera, centralizada en el verdadero Santuario del Señor (cf. Heb. 8:1, 2).
Relación entre Daniel 7 y 8
De acuerdo con Knight, es en Daniel 7 que el proceso de investigación judicial (para seres creados), y la demostración (por Dios, que no necesita ser investigado), es descrito con algunos detalles. Él también reconoce que hay un estrecho paralelo entre Daniel 7 y 8 (refiriéndose en 8:1 a la visión del capítulo 7), lo que demuestra una correspondencia entre el Juicio previo al Advenimiento y la purificación del Santuario respectivamente.
Daniel 8 repite el mismo período histórico cubierto por Daniel 7 (excepto Babilonia, que ya había pasado y que, por lo tanto, no era más relevante). Los imperios son los mismos y la naturaleza del problema del poder del “cuerno pequeño” es la misma. El hecho de que el mismo símbolo sea usado (aunque el cuerno en Daniel 8 incluya la expansión horizontal por Roma pagana e imperial en el vers. 9) refuerza lo estrecho del paralelo. Después de las depredaciones del cuerno, hay una solución divina en cada capítulo, que es reglamentada en favor de los santos y en contra del poder que los oprimió.
Los perfiles proféticos correspondientes en Daniel 7 y 8 (purificar el Santuario como obra del Juicio [Lev. 16:23]) muestran que el Juicio previo al Advenimiento y la justificación del Santuario de Dios son maneras diferentes de describir el mismo evento: la vindicación de Dios delante de sus seres creados a través de un juicio del Día de la Expiación, en el tiempo del fin, que demuestra su justicia en condenar a los desleales, pero salvar a su pueblo leal y santo.[12] Eso refuerza la conexión entre Daniel 7 y 8, y confirma que el evento que comienza al final de los 2.300 “días” proféticos nos involucra, como concluyeron los pioneros adventistas.[13]
Tenemos el privilegio y la responsabilidad de llevar la última invitación del evangelio de la salvación a todo el mundo (Apoc. 14:6–12) durante la fase final de la expiación, mientras Cristo está realizando una obra especial por la humanidad. ¿Qué es más importante y urgente que eso? Este es el mayor emprendimiento de la historia de la humanidad y es imposible solamente por el esfuerzo humano. Como nunca antes, necesitamos buscar y recibir con humildad el poder del Espíritu Santo (Hech. 2; cf. Joel 2), que viene del lugar más santo del Santuario celestial, donde Cristo está ministrando ahora (Elena de White, Primeros escritos, p. 55). Ese poder nos impele a salir de nuestra zona de confort y alcanzar a personas para Cristo, a fin de que ellas tengan la oportunidad de ser rescatadas y disfrutar la vida eterna.
Continuemos respondiendo el desafío de Knight de explorar, ¡vivir y proclamar nuestra visión apocalíptica en lugar de neutralizarla!
Sobre el autor: Profesor de Hebreo y Lenguas del Antiguo Oriente Medio, en el Seminario Teológico de la Universidad de Andrews.
Referencias
[1] George R. Knight, La visión apocalíptica y la neutralización del Adventismo (Buenos Aires: ACES, 2010), pp. 10, 11. Ver Gerhard Pfandl en Reflections, Nº 27, (julio 2009).
[2] Roy Gane, Who’s Afraid of the Judgment? The Good News About Christ’s Work in the Heavenly Sanctuary
(Nampa, ID: Pacific Press, 2006), pp. 126–128.
[3] Clinton Wahlen, “The Pathway into the Holy Places (Hb 9:8): Does it End at the Cross?”, Journal of Asia
Adventist Seminary, Nº 11 (2008), pp. 47–51.
[4] George R. Knight, La visión apocalíptica y la neutralización del Adventismo (Buenos Aires: ACES, 2010), p. 68.
[5] Ibid., pp. 68, 69.
[6] Ibid., p. 69.
[7] Roy Gane, “The Syntax of Tēt Va…in Daniel 8:13”, en J. Moskala, ed., Creation, Life, and Hope: Essays in
Honor of Jacques B. Doukhan (Berrien Springs, MI: Andrews University, 2000), pp. 367–382.
[8] La palabra “visión” en Daniel 8:13 es hazon, que aparece varias veces en conexión con esa interpretación (Dan. 8:15, 17, 26; 9:21, 24).
[9] Job 9:15, 20; Sal. 19:10; 51:6; 143:2; Isa. 43:9, 26, etc. En Job 4:17, aquel que es “justo” (tsdq) delante de Dios, está “puro/limpio” (verbo thr), es decir: “vindicado”.
[10] 2 Tes. 2:8, destrucción de los impíos en la segundo venida de Cristo.
[11] Roy Gane, Cult and Character: Purification Offerings, Day of Atonement, and Theodicy (Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 2005), pp. 305–333.
[12] Roy Gane. Who’s Afraid of the Judgment?, pp. 40–45.
[13] Sobre Daniel 8 y las buenas nuevas del Juicio en el tiempo del fin, ver Roger Gane. Who’s Afraid of the Judgment?, y fuentes citadas por el autor.