En la obra pastoral y evangelística se me pidió muchas veces presentar un seminario en cuanto a las creencias de los adventistas. Un libro, aun cuando sea tan excelente como Las veintisiete creencias fundamentales de la misma Asociación Ministerial, parecía demasiado pesado. También observe los resúmenes doctrinales que vienen en la parte de atrás de varios boletines y pensé que muchos solo dan una base de información de un solo versículo de prueba que hace que se pierda el aspecto dinámico relacional de nuestra vida en Jesús.

Luego encontré una excelente tarjetita en el Hinsdale Hospital titulada Jesus the Essence of Life (Jesús, la esencia de la vida). Me gusto su enfoque cristocéntrico y lo adapté libremente para mi propio uso. Si bien no se pretende que este resumen reemplace la declaración de las 27 creencias fundamentales del Manual de la Iglesia, nos da una visión amplia de nuestra fe centrada en una relación con nuestro Salvador. Por favor, siéntase libre de compartirla con aquellos cuya sincera búsqueda merece una respuesta cristo-céntrica.

La Palabra de Jesús es la Santa Escritura. Fue dada por Dios a los profetas a través de un acto de revelación divina y de inspiración. La infalible revelación de la amante voluntad de Jesús para la humanidad está registrada tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, y contiene el conocimiento necesario para la salvación.

La encarnación de Jesús fue el acto de Dios para hacerse completamente humano. Jesús el Hijo de Dios, el Padre y el Espíritu Santo son una unidad de tres personas coeternas. Jesús, nacido de una virgen, es el Creador y Redentor.

La muerte voluntaria de Jesús en la cruz fue un sacrificio sustitutivo por causa de nuestros pecados. De acuerdo con el evangelio (¡las buenas nuevas!), cuando aceptamos por fe su vida perfectamente obediente y su muerte vicaria, somos contados como justos ante el Señor, independientemente de cualquier obra nuestra.

La resurrección de Jesús evidencia su conquista del poder de Satanás y el poder de la muerte. Es la seguridad dada a su pueblo de resucitar en el momento de su venida y de vivir con por toda la eternidad. En la resurrección nuestra naturaleza mortal recibirá de Dios la inmortalidad o la vida eterna.

La mediación de Jesús en el santuario celestial es una intercesión en favor de la raza humana, entronizada a la derecha del Padre. Su obra como Mediador es ahora también de juicio, vindicando la justicia de Dios y vindicando a su pueblo delante de todo el universo.

El carácter de Jesús es una revelación de la amante naturaleza de Dios. La percepción de su carácter ha sido distorsionada por Satanás, resultando en una controversia que ha traído a la existencia el pecado e inenarrable sufrimiento. Uno de los propósitos del plan de salvación es desenmascarar al engañador y restaurar el verdadero reconocimiento del inmensurable amor y la compasión de Cristo.

La vida de Cristo se manifiesta hoy en su pueblo a través de la agencia del Espíritu Santo. Él es el representante de Cristo en la tierra, el agente del nuevo nacimiento, y quien capacita al pueblo de Dios para vivir victoriosamente. Ellos ordenan a través de su poder su comportamiento cristiano sobre la base de los principios bíblicos y se convierten en mayordomos de Dios. El dota a la iglesia de dones espirituales, incluso el espíritu de profecía.

La obediencia de Jesús a la ley de Dios reveló una vida perfecta, libre de pecado. Esta vida justa que nos ofrece es nuestra por la fe. Su obediencia provee un ejemplo a sus seguidores para guardar los mandamientos de Dios por gratitud y amor por lo que Dios ha hecho por ellos.

La misión de Jesús se realiza hoy mediante su pueblo. Ellos están proclamando el evangelio eterno a la gente de toda nación, con una invitación a adorar al Creador y un llamamiento a demostrar lealtad total a él.

El día de Jesús ocurre cada semana en el séptimo día (sábado). Jesús se llamó a sí mismo Señor de este día y lo observe fielmente. Instituido en la creación, es un monumento apropiado del poder creativo de Dios, pero también un día de deleitosa comunión con él y de unos con otros. Formalizado en los diez mandamientos, es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de nuestra santificación, un símbolo de nuestra lealtad, y un anticipo de nuestro eterno descanso en el reino de Dios.

La iglesia de Jesús está compuesta por todos aquellos que confiesan a Jesucristo como Salvador y Señor. Los creyentes se reúnen para la adoración, el compañerismo cristiano, la instrucción en la palabra, la cena del Señor, y la proclamación del evangelio. La entrada a la iglesia es a través del bautismo por inmersión como una expresión visible del nuevo nacimiento. En los últimos días Dios ha seleccionado de entre la comunidad cristiana a un remanente que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús, e invita a todos los pueblos a prepararse para la segunda venida del Señor.

Se asegura la venida de Jesús. La proclamación profética de la Biblia indica que estamos viviendo en los últimos días y que su venida se acerca rápidamente. Esta venida es personal, literal, física y visible. Inicia una serie de eventos que culminarán en la destrucción de las fuerzas del mal, —incluso a Satanás—, la renovación de este planeta y el establecimiento del reino de paz.

La invitación de Jesús es para usted. Él quiere ser su Salvador y el centro de su vida. Él lo capacitara a usted para vivir una vida abundante ahora y tener la seguridad de la vida eterna con Él en su reino venidero.