Cada 3 minutos se bautiza una persona en el territorio de la División Sudamericana, y cada 5 horas se organiza 1 iglesia de 100 miembros. Ciertamente éste es un crecimiento notable. Actualmente la Iglesia Adventista tiene casi 2 millones de miembros en esta División, 9 uniones y casi 14.000 templos. “Durante los últimos años Dios hizo maravillas en Sudamérica, a pesar de los problemas socioeconómicos que enfrentan los países de esta región”, dice el pastor Ruy H. Nagel, presidente electo de la División para los próximos cinco años.
Nacido en Porto Alegre, Río Grande del Sur, Brasil, hace 61 años, el pastor Nagel se graduó en Teología en 1962, en el Instituto Adventista de Ensino, Sao Paulo, Brasil. Al año siguiente comenzó sus actividades ministeriales como pastor de distrito en Porto Alegre. Dos años después servía como director de departamentos en el sur del Brasil, desde donde fue como tesorero a la Misión Central de ese mismo país.
Después ocupó cargos similares en el Hospital Adventista de Sao Paulo, en la Unión Brasileña del Norte, donde fue al mismo tiempo gerente del Hospital Adventista de Belén. También fue gerente del Hospital Silvestre de Río de Janeiro. El pastor Nagel está casado con Evelyn Nagel, recientemente nombrada coordinadora del Área Femenina de la Asociación Ministerial (AFAM) y directora del Ministerio de la Mujer para la División Sudamericana. En esta entrevista él habla de evangelización integral y de las metas y expectativas para la iglesia que se encuentra bajo su dirección.
Ministerio: ¿Qué significa para usted su nombramiento como presidente de la División Sudamericana por un período más?
Pastor Ruy Nagel: Por encima de todo, significa una responsabilidad muy grande. La responsabilidad de representar a la iglesia y dirigirla, de acompañar su crecimiento y administrarlo, de responder a sus expectativas. Somos una iglesia que cuenta ya con más de 1 millón de miembros, y eso implica una serie de problemas y dificultades, por causa del momento solemne que atravesamos, de múltiples conflictos y controversias. Todo ello incide sobre la administración de la División. Quien asuma esta responsabilidad deberá ser consciente de que su participación en las tareas de la iglesia debe ser de 24 horas por día, para representarla en toda circunstancia y situación. Muchas veces tendrá que buscar respuestas para preguntas difíciles. Por otro lado, es una alegría poder trabajar con la iglesia, viviendo para acompañar sus intereses. La mayor recompensa es ver gente que se une al redil del Señor.
Ministerio: ¿Cómo evaluaría usted el período anterior?
Pastor Nagel: Fue interesante. Comenzamos el año 1995 con ciertas expectativas, y adoptamos un programa en cuyo transcurso vimos crecer la estructura de la iglesia. Dos años después introdujimos algunos cambios en lo que se refiere a la participación de los miembros en la evangelización. Evidentemente, ese cambio comenzó a producir resultados positivos, que se tradujeron en un crecimiento mayor a partir de 1997. Alabamos a Dios por eso. Nuestra expectativa es que en los primeros meses del año 2001 tengamos 200 mil nuevos nombres en nuestros registros de miembros. La importancia de esto no está en los números, sino en las personas alcanzadas con el mensaje de la salvación, en las vidas transformadas por la gracia de Cristo.
Ministerio: ¿Qué realizaciones son, según usted, las más notables de ese período?
Pastor Nagel: Quiero destacar una realización que considero fundamental: la participación de los miembros en la misión de la iglesia, en su programa misionero, que se basa en lo que escribió Elena de White: “Mientras los pastores y los laicos no estén unidos, no terminaremos la obra del Señor”. También tuvimos más materiales disponibles para trabajar. Muchas veces entrenábamos y motivábamos a los hermanos, pero no teníamos suficiente material para poner a su disposición, lo que por cierto ejercía influencia sobre el resultado final.
Ministerio: ¿Qué puesto ocupa la División Sudamericana en el contexto de la iglesia mundial?
Pastor Nagel: Gracias a Dios, la División Sudamericana se encuentra a la vanguardia junto a otras divisiones. Tenemos un programa agresivo de evangelización integral, para cumplir la orden de predicar el evangelio en todo nuestro territorio.
Ministerio: ¿Cuáles son las líneas generales del plan de evangelización integral?
Pastor Nagel: La evangelización integral no es otra cosa que todas las fuerzas de la iglesia organizadas y regimentadas para la predicación del evangelio. Muchas veces en el pasado hacíamos obra de evangelización, pero no de forma integral; o sea, todos orientados hacia el mismo objetivo, trabajando en todas las áreas de acuerdo con los dones recibidos, con un mismo pensamiento y una misma misión. Podemos comparar la evangelización integral con la construcción de una casa. Para esa tarea necesitamos albañiles, carpinteros, electricistas, etc. Todos trabajan con un solo objetivo. Cada uno tiene su tarea, pero la meta es común; y eso es integración. Las formas como usamos todos los segmentos son diferentes, pero la meta que se desea alcanzar es la misma: “la predicación del evangelio a todo el mundo en esta generación”. Eso es lo que deseamos, y en eso estamos integrados. No se trata de fuerzas que trabajan en sentidos opuestos y en direcciones divergentes. Estamos considerando como conjunto la meta a alcanzar. Ésa es la hermosura de la evangelización integral. Además, ya hace tiempo, Elena de White dijo: “La obra de Dios en la Tierra jamás se terminará mientras los hombres y las mujeres que componen nuestras iglesias no cierren filas y unan sus esfuerzos a los de los ministros y oficiales de la iglesia”.
Ministerio: El congreso de Toronto fue el último del milenio. ¿Cuáles son los desafíos más grandes, según su opinión, que la iglesia tendrá que afrontar en el próximo milenio?
Pastor Nagel: Sin duda necesitamos orar y trabajar para transmitir orientaciones sabias a un mundo confundido y sin rumbo. Pero ciertamente el gran desafío de la iglesia es concluir la predicación del evangelio en todo el mundo y, específicamente, en el territorio de nuestra División.
Ministerio: En un congreso mundial se toman muchas decisiones importantes. De las que señalaron el encuentro de Toronto, ¿cuáles son, según usted, las que harán que la tarea de la iglesia concuerde más con las exigencias sociales y religiosas del nuevo milenio?
Pastor Nagel: Estoy seguro de que la iglesia cuenta con un programa establecido y bien fundado en las Sagradas Escrituras y en la orientación provista por los escritos de Elena de White. Todo eso abarca y alcanza todas las situaciones de todos los tiempos, lugares y culturas. Bien edificados sobre esa base, individualmente y como iglesia, estamos listos para avanzar en el mundo.
Ministerio: Algunos críticos pretenden que la iglesia se está volviendo más ecuménica de lo que debería. ¿Qué dice usted al respecto?
Pastor Nagel: Seguimos conservando nuestra independencia con relación a otras iglesias, como siempre lo hicimos en el pasado. Es verdad que antes de los acontecimientos finales existirá la tendencia a que todas las iglesias se vuelvan semejantes y digan que están unidas. Pero nosotros conservamos firmemente nuestra independencia. También es cierto que la Iglesia Adventista ha conversado con otras iglesias sobre aspectos doctrinales y religiosos. En esos diálogos hemos discutido ciertos puntos comunes con el fin de verificar qué posibilidades tenemos de ayudar a alguna gente a considerar la Biblia de forma diferente de lo que está acostumbrada. Pero ese gesto de ninguna manera significa ecumenismo, o relacionarnos con ellas en el sentido de incorporar algunas de sus doctrinas o modificar nuestras creencias.
Ministerio: Díganos algo acerca de los documentos aprobados por el último congreso de la Asociación General sobre divorcio, nuevo casamiento, libertad religiosa, evangelización y proselitismo.
Pastor Nagel: Respecto del asunto del divorcio y el nuevo casamiento, la iglesia no asumió ninguna posición nueva significativa, más allá de lo que establece la Biblia y el Manual de la Iglesia. Había una tendencia, de parte de un pequeño grupo, para que se incorporara el asunto del derecho a un nuevo casamiento en el caso de que una pareja tuviera problemas de incompatibilidad de caracteres. Este tema contó con la defensa de algunos que argumentaban de la siguiente manera: si una pareja no puede vivir junta por incompatibilidad de caracteres, que la iglesia le conceda el derecho a divorciarse y volver a casarse. En el concilio anual del año pasado ese tema ya figuraba en el temario, pero ni siquiera allí se lo aprobó. Sigue en pie lo que enseñó Jesús y se encuentra en la Biblia. La libertad para casarse de nuevo sólo será posible si uno de los cónyuges ha sido infiel a sus votos matrimoniales.
En lo que se refiere a la libertad religiosa, la Iglesia Adventista ha establecido claramente que todo ser humano tiene derecho a escoger libre y conscientemente su religión. La libertad religiosa y de conciencia son dos derechos inalienables por los cuales todos debemos luchar para que se los mantenga. Sabemos, sin embargo, que antes del regreso de Jesús esas libertades desaparecerán. Debemos hacer todos los esfuerzos posibles para conservarlas, con el fin de facilitar la predicación del evangelio y terminar la tarea que nos confió el Señor. La predicación del evangelio es el motivo de nuestra existencia como iglesia. Es la misión que nos dio Cristo. Por eso, debemos crear condiciones de libertad para llevarla a cabo, y mantenerlas por tanto tiempo como sea posible y en cuanto sea posible.
Ministerio: ¿Cuál es su opinión acerca de la reciente declaración del Vaticano, titulada Dominus Iesus (Señor Jesús), mediante la cual la Iglesia Católica reafirma su supremacía?
Pastor Nagel: Creo que nosotros, los adventistas, estamos familiarizados con el creciente poder de la Iglesia Católica, y también sabemos que ella va a tomar cada vez posiciones más firmes. El hecho de que se declare suprema no nos debe sorprender. Hasta el regreso de Jesús ella manifestará una tendencia creciente a presentarse como única representante de Dios en la Tierra. Esto nos invita a considerar los acontecimientos profetizados que sucederán antes del regreso de Cristo. La declaración mencionada y otras actitudes similares son sólo evidencias de que la “herida de muerte” está sanando; y esa iglesia, con mucha fuerza, obrará en toda la Tierra. No creo que tengamos que preocuparnos. Después de todo, estamos al tanto de los momentos y días en que estamos viviendo, tenemos conceptos claros acerca de lo que va a suceder en el futuro. Es tiempo de prepararnos espiritualmente.
Ministerio: ¿Qué prioridades y metas definidas tiene usted para la División Sudamericana en este nuevo quinquenio?
Pastor Nagel: La gran prioridad sigue siendo alcanzar a los que todavía no han sido alcanzados por el mensaje. En ese sentido, la meta es Misión Global, con el fin de tratar de conquistar muchos municipios y provincias que todavía carecen de presencia adventista en Sudamérica. Dar oportunidad a todo el mundo para que tenga contacto con Cristo, para que lo reconozca y lo acepte como su Salvador personal. Ése es nuestro desafío. Hay países resistentes al evangelio. Existe el desafío de ciertos grupos minoritarios. Los tenemos que alcanzar en su contexto cultural y presentarles a Jesús. Para eso hemos usado diversos medios que están a nuestra disposición, como la radio y la televisión, por ejemplo. También necesitamos construir templos para albergar a los nuevos creyentes. Otro gran desafío consiste en obtener los medios financieros para emplear a suficientes pastores con el fin de que atiendan todas las iglesias que nacen cada día y cada semana.
Ministerio: ¿Cuáles son sus expectativas en este nuevo período al frente de la División Sudamericana?
Pastor Nagel: La iglesia crece cada día, y ese crecimiento produce mucha alegría por lo que Dios ha hecho en nuestro continente. Si realmente estamos dispuestos a seguir trabajando como lo hemos hecho hasta ahora, tratando de implicar cada vez más a las congregaciones, si hubiera unidad de propósito entre pastores, médicos misioneros, colportores, maestros y obreros voluntarios, ocurrirá lo que la Biblia menciona en el libro de Joel: veremos que grandes maravillas se producirán antes del regreso de Jesús. Habrá una reconciliación de corazón entre padres e hijos, hijos y padres, gente que trata de encontrar en Jesús a su Salvador. Cuando leemos en el libro de los Hechos que una vez se unieron a la iglesia 3 mil y 5 mil personas en muy poco tiempo, creemos que cuando se produzca el derramamiento del Espíritu Santo esas cantidades se multiplicarán muchas veces. Lo que veremos en un solo día, en cuanto a gente que acepta a Cristo, excederá muchísimo lo que sucedió en el pasado. Porque el número de creyentes es hoy mucho mayor que en aquellos días. Creo que ya comenzamos a experimentar los primeros chubascos de la lluvia tardía que están cayendo sobre la iglesia. Dios está desarrollando su programa final para este mundo, advirtiendo a la gente y mostrándole el camino de la salvación. Espero que cada uno de nosotros haga su parte, viviendo en función del regreso de Jesús, predicando y dando testimonio al respecto. Estamos aquí con el fin de ser una bendición para el mundo. Como Abraham, a quien Dios dijo: “Anda, y sé bendición”. Lo mismo nos dice hoy: “Sé una bendición” doquiera haya una obra que hacer.
Ministerio: ¿Cuál es su mayor anhelo para el ministerio adventista en Sudamérica?
Pastor Nagel: Que todos nuestros pastores tengan tiempo suficiente para estar en comunión con Dios. Ésa es una de las grandes preocupaciones que tengo. Creo que existen muchas cosas que nos roban el tiempo que deberíamos dedicar a estar en la presencia del Señor. Entre ellas incluyo especialmente la computadora e Internet. Creo que la comunión personal con Dios es el arma que carga las baterías espirituales de nuestro corazón con el fin de que podamos dar algo y ayudar a la gente con la que nos relacionamos. No podemos dar lo que no tenemos. Sólo podremos llenar el corazón de nuestros hermanos con la esperanza del regreso de Jesús cuando en nuestro corazón rebalse esa esperanza. ¡Qué alegría será, al llegar al cielo, encontrarnos con la gente a quien enseñamos acerca de Jesús y ayudamos a encontrar el camino de la salvación! Que el Señor nos conceda esta bendición.
Sobre el autor: Editor asociado de la Revista Adventista, edición portuguesa. / Presidente de la DSA