“Plantar iglesias no es algo que debe ser abordado como una obligación impuesta por los lidere Tiene que brotar de una visión en nuestro corazón, que debe ser realizada con naturalidad”.
El pastor inglés David Cox es alguien que conoce la misión, de forma teórica y práctica. Trabajó durante 25 años en el ministerio evangélico y pastoral en varias ciudades del Reino Unido, y fue misionero en África Occidental, en Sierra Leona, durante cuatro años. Luego, fue director del departamento de Escuela Sabática y de Ministerio Personal de la Asociación Sur de Inglaterra y de la Unión Británica. Se desempeñó en esa función durante diez años. Actualmente, trabaja como pastor y plantador de iglesias en la isla de Chipre. Es el autor de los libros Piense en grande, piense en grupos pequeños y La iglesia del futuro. De su casamiento con Velda Cox, nacieron dos hijos: Andrew y Bryan.
En esta entrevista, el pastor Cox nos habla de la importancia de la plantación de nuevas iglesias, lo que él define como una actividad intencional para “alcanzar a personas que no podría alcanzar personalmente”, y la relación de este ministerio con los Grupos pequeños.
Ministerio: ¿Cuál es la importancia de plantar iglesias como un estilo de vida?
Pr. Cox: Objetivamente, la importancia de plantar iglesias es que se procura alcanzar de manera intencional a quienes no podrías alcanzar de forma personal. No es lo mismo fundar una iglesia como extensión o división de otra; es decir, más de lo mismo. Mi definición preferida es la de plantar intencionalmente nuevas iglesias para alcanzar a personas nuevas.
Ministerio: ¿Cuál es su experiencia en la isla de Chipre, trabajando con Grupos pequeños, discipulado y plantación de iglesias?
Pr. Cox: Es muy difícil comparar la isla de Chipre con Sudamérica. Sería comparar algo muy pequeño con algo muy grande. La iglesia en Chipre consta de 60 a 70 creyentes en toda la isla. Perdimos a unos 45 miembros y 12 niños en los últimos años; se mudaron por razones económicas. La Unión del Medio Oriente, que originalmente estaba en Chipre, ahora se encuentra en el Líbano. La iglesia de Chipre no refleja la población del país. El área en (a que trabajamos es griega ortodoxa. La mayoría de los miembros viene de afuera de Chipre: filipinos, africanos, europeos occidentales: muchas nacionalidades diferentes. Tenemos un desafío especial, pero estoy feliz por el hecho de que tenemos dos grupos griegos ortodoxos, en dos ciudades, que se reúnen cada dos semanas y que aún no están preparados para estudiar la Biblia con seriedad. Sin embargo, están desilusionados con su iglesia y ahora discuten abiertamente sobre temas espirituales, sobre la vida. Tal vez sea un camino largo que hay que recorrer, pero es una semilla excelente, que está comenzando a crecer. Nosotros tenemos dos iglesias que atienden a personas que hablan inglés, en la que yo tengo mi Grupo pequeño.
Ministerio: ¿Qué piensa sobre el proyecto de la División Sudamericana para plantar iglesias en 2011?
Pr. Cox: Creo que es interesante y maravilloso; es algo que todas las iglesias adventistas en el mundo deben promover y hacer. No como una obligación, no como algo que viene de la Administración de la iglesia, sino como una visión inspiradora en nuestro corazón y que debe realizarse de modo natural. La mejor parte de mi ministerio han sido los últimos quince años, en los que estuve involucrado en un nuevo movimiento de plantación de iglesias en el Reino Unido, antes de venir a Chipre. La belleza de este movimiento consistió en que era dirigido por líderes laicos. Los pastores actuaban como capacita-dores o supervisores. Dios había puesto esta visión en el corazón de varios jóvenes antes de que se la presentáramos. Es bueno tener la visión, pero también es importante tener pasión. Eso es lo que, en mi opinión, debemos desarrollar primero: un deseo natural de amar a las personas.
Ministerio: ¿Qué opina sobre los Grupos pequeños y la plantación de iglesias? ¿Puede identificar alguna relación entre las dos cosas?
Pr. Cox: Creo que la respuesta está en la pregunta. Hemos visto varios ejemplos de nuevas iglesias que son plantadas de forma espontánea por Grupos pequeños. Un grupo de adultos jóvenes comenzó a sentirse “santamente disconforme”. Hay muchas personas en la iglesia, especialmente jóvenes, que aman la iglesia, pero sienten que quieren algo más, algo que está faltando. Percibimos grupos de jóvenes con esas características, que se reúnen espontáneamente para orar, discutir, adorar y estudiar. Ellos constituyen un Grupo pequeño; no saben que lo es, pero reciben el entrenamiento y forman uno. Entonces, ellos mismos sienten el llamado para plantar una nueva iglesia. Esa es la mejor forma para que esto suceda. Creo que la visión de plantar una nueva iglesia se estimula por medio de un Grupo pequeño saludable. Es como si los componentes de ese grupo dijeran: Tenemos algo tan bueno aquí que lo queremos compartir.
Ministerio: El Grupo pequeño ¿es un buen ambiente para desarrollar el concepto de plantar iglesias?
Pr. Cox: Es una incubadora. Sí, es como una incubadora. Sería un error decir que todo Grupo pequeño debe plantar una iglesia, porque cada Grupo pequeño es, en realidad, una iglesia, y tal vez ellos no hayan sido llamados por Dios para hacer específicamente eso. Ellos pueden reavivar a la iglesia madre, y tal vez esa sea su función. En este proceso, es muy importante que los grupos, ya sea una iglesia local o un Grupo pequeño, sientan que Dios los está llamando para ese trabajo, y que sean plenamente conscientes de eso. En este punto, no nos referimos a un llamado hecho por el presidente del Campo; se trata de un llamado de Dios para plantar iglesias.
Ministerio: ¿Cuál es lo importancia de los grupos pequeños para el discipulado?
Pr. Cox: La idea de los grupos pequeños fue originada por Jesús. Este proyecto es idea de Dios. Cristo es el modelo para nuestro ministerio. Su grupo pequeño de doce hombres era la esencia del proceso de reproducirse a sí mismo en la vida de aquellos hombres. Esto es discipulado. Es reproducirse en otros, en la medida que uno sigue a Jesús y ejerce una poderosa influencia en la vida de otras personas que acaban siguiéndolo a uno. Por lo tanto, el grupo pequeño y el discipulado son inseparables. No se pueden separar. El discipulado no ocurre de forma aislada; el grupo, la comunidad, es el lugar donde ocurre, porque el Reino de Dios es totalmente relacional. Todos los profetas destacaron estos dos aspectos: amor a Dios y amor al prójimo. Uno no puede ser un discípulo sin esas dos cosas, y sin ellas tampoco existe la comunidad. Entonces, el grupo pequeño, aunque uno lo llame de otra forma, es esencial tanto para la fundación como para el producto del crecimiento. Y no termina; el discipulado no termina. El crecimiento no tiene fin. Es más que un ciclo; es una jornada que perdura, que nos lleva al Reino que está más allá. Nosotros no nos detenemos, sino que crecemos. Por eso, el pastor necesita ser miembro de un Grupo pequeño; un presidente necesita ser miembro de un Grupo pequeño; si es que realmente desean seguir creciendo en su experiencia con Cristo. No es algo que apenas se le dice a otra persona que haga.
Ministerio: ¿Cómo es posible hacer que el discipulado sea algo más práctico en la vida de las personas?
Pr. Cox: Lo espiritual y lo práctico no deben ser dos cosas diferentes. Yo debo comenzar mi día con Dios, pidiendo que él me ayude a tener un oído abierto a lo que sucede a mi alrededor y para oírlo a él. Entonces, vaya donde vaya, estaré sensible a las personas que me rodean y atento a la conversación que podré entablar con ellas. Una señora rusa ortodoxa, que conozco hace cuatro años, era nuestra corredora de propiedades y nos ayudó a encontrar casa cuando llegamos a Chipre. Ella era atea, a pesar de ser ortodoxa. No creía en Dios, pero yo, de alguna manera, sentí que era receptiva a las cosas espirituales. Entonces, cuando estábamos manejando, buscando departamentos, hablábamos de la vida, no sobre Dios, pero sobre cosas importantes de la vida. Ella misma tomó la iniciativa de hablar sobre temas espirituales. Intento visitarla cada tres meses, para no perder el contacto. Hace algunos meses, aun sin haber hecho algún estudio bíblico, ella me dijo: “Siento que debo empezar una vida nueva. Quiero ser limpia de corazón. Ustedes ¿bautizan en su iglesia?” Le respondí afirmativamente. Ella preguntó, entonces: “¿Me bautizaría?” Esto ocurrió como fruto de una situación corriente con una corredora de propiedades. Esto sucede muchas veces. Estas personas aún no están bautizadas, aún no son miembros de iglesia, pero soy un padre espiritual para ellas. Soy un pastor espiritual y ellas me llaman “papá”; si esto es lo que consideran como práctico. Pero también existe el interior de la persona. Necesitamos contemplarnos antes de emprender cualquier actividad o ir a cualquier lugar. Todo lo que hacemos o decimos lo hacemos como discípulos. Cada uno de nosotros necesita entender lo siguiente: esa es nuestra identidad.
Ministerio: ¿Qué consejo les daría a las personas que quieren plantar iglesias?
Pr. Cox: Si en sus corazones está el deseo de plantar iglesias, pídanle a Dios que les dé la seguridad de que eso es lo que pide de ustedes. Que no sea solo una ambición personal. Si esa pasión crece, entonces necesitarán encontrar a dos o tres personas que también compartan esa pasión, y comiencen por ahí. Permitan que Dios los guíe. Encuéntrense de forma periódica para orar y someterse a la voluntad de Dios. Eso será lo más emocionante que podrán realizar jamás.
Sobre el autor: David Cox es pastor en la Isla de Chipre y Felipe Lemos es periodista y asesor de Comunicación de la División Sudamericana.