La homosexualidad en 1 Corintios 6:9

    El Nuevo Testamento tiene varios textos que abordan directa o indirectamente la cuestión del comportamiento sexual entre personas del mismo sexo, un asunto ampliamente discutido actualmente. Entre estos textos, los más importantes son la discusión de Jesús sobre el casamiento heterosexual en Mateo 19 y Marcos 10; las declaraciones de Pablo registradas en Romanos 1:26 y 27, en 1 Corintios 6:9 y en 1 Timoteo 1:10. En este artículo analizaremos el texto de 1 Corintios 6.

    La versión Reina-Valera 1995 (RVR 1995) traduce los versículos del siguiente modo: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Cor. 6:9, 10).

    Hoy se utiliza la palabra “homosexual” para describir la relación íntima entre personas del mismo sexo. Muchos traductores entienden que hay dos términos griegos en 1 Corintios 6:9 que se refieren a ese comportamiento. Por ejemplo, La Biblia de las Américas, la Dios Habla Hoy, la Nueva Biblia en Lenguaje Actual, la Biblia La Palabra Hispanoamericana, la Reina-Valera 1995 y la Biblia de Jerusalén traducen, todas, estos términos como “afeminados” y “homosexuales”. La Reina-Valera Antigua y la revisión de 1960 habla de los “afeminados” y “los que se echan con varones”, y la Traducción en Lenguaje Actual se refiere a los “afeminados” y a “los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres”. La Nueva Versión Internacional, por otro lado, hace referencia a “los sodomitas” y “los pervertidos sexuales”; la Nueva Traducción Viviente habla de los que “son prostitutos” o que “practican la homosexualidad”. Y la Palabra de Dios para Todos dice: “Ni los hombres que se dejan usar para tener sexo con otros hombres, ni los hombres que tienen sexo con ellos”. La sociedad moderna no acepta parte de este lenguaje, pero al menos parece haber algún consenso entre los traductores de la Biblia en cuanto a que 1 Corintios 6:9 describe la práctica homosexual.

    Sin embargo, muchos afirman que Pablo no se refiere a las relaciones homosexuales monogámicas en las que hay respeto mutuo, sino que condena la pederastia, la prostitución homosexual y las formas de homosexualidad exploradoras y deshumanizantes.[1] Si esto fuera verdad, no todas las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo estarían prohibidas.[2] Por lo tanto, debemos considerar con mayor cuidado el texto para entender lo que Pablo tenía en mente.

El contexto

    Antiguamente las personas no solo conocían a los “homosexuales contingentes” (personas que no son homosexuales pero que están aburridas de la heterosexualidad y se involucran con parejas del mismo sexo) y a los “homosexuales situacionales” (personas que, por falta de encuentros heterosexuales, recurren a actos homosexuales), sino también tenían alguna noción con respecto a la “homosexualidad constitucional” (homosexualidad a la que se considera permanente y puede formar parte de la constitución de las personas). A esta idea se la encuentra en el mito del andrógino de Platón. Jenell Paris afirma: “La literatura y los artefactos antiguos de griegos y romanos muestran relaciones duraderas, amorosas y sexuales entre personas del mismo sexo que pertenecían a la misma clase social”.[3]

    El contexto inmediato del pasaje en cuestión incluye 1 Corintios 5 al 7, cuyo asunto es la sexualidad humana. En el capítulo 5 Pablo menciona un caso de incesto en Corinto. Él considera obligatoria la legislación de Levítico 18, que discute el incesto y la homosexualidad, e insta a la iglesia de Corinto a desglosar al miembro involucrado en una relación incestuosa con su madrastra.[4]

    Al final del capítulo, el apóstol presenta en una pequeña lista de vicios cuatro categorías diferentes (vers. 10), donde “inmoral” (NVI) sería la primera. Amplía esa lista en el siguiente versículo con dos grupos adicionales. Los cristianos deben separarse de los miembros de iglesia que practican esos vicios. En 1 Corintios 6:9 y 10 Pablo expande la lista de vicios del capítulo anterior a diez grupos.[5]

    La lista de 1 Corintios 6:9 y 10 indica que “los injustos [que] no heredarán el reino de Dios” son los mismos señalados en los diez grupos subsiguientes. Es posible dividir este listado en dos partes, porque cuatro de los cinco primeros grupos cometen pecados sexuales y el que resta comete idolatría. En 1 Corintios 5 al 7 se discute acerca de estos pecados.

     En el versículo 9 dos grupos parecen estar involucrados en una conducta heterosexual, mientras otros dos grupos se refieren a personas involucradas en una conducta homosexual. “Adúlteros” se aplica a personas casadas, mientras que “impuros (inmorales)” [pornoi, “fornicadores”] puede referirse a los solteros si el término no es utilizado en su sentido más amplio, abarcando los demás tipos de mal comportamiento sexual. El resto del capítulo 6 alerta sobre el involucramiento sexual con prostitutas.

    En 1 Corintios 6:16 Pablo cita Génesis 2:24 al fundamentar la discusión sobre sexualidad en la Creación y en el ideal divino para el casamiento y las relaciones sexuales. El capítulo 7 continúa describiendo el casamiento heterosexual, el celibato y el divorcio.[6] A fin de evitar la porneia, que “cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido” (1 Cor. 7:2). No hay espacio para la homosexualidad. “Pero si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión” (vers. 9, NVI). Pablo se refiere claramente al matrimonio heterosexual.

El texto

    El pasaje de 1 Corintios 6:9 y 10, como parte de este contexto mayor, se basa en Levítico 18, en el relato de la Creación y en la exposición de Jesús sobre el casamiento y el divorcio (Mat. 19:3-12; Mar. 10:1-12). Aunque sea citada la iglesia de Corinto, con sus problemas relacionados con la sexualidad, la cuestión es más amplia: la interconexión de los capítulos 5 a 7, con su telón de fondo del Antiguo Testamento, implican una dimensión universal, no limitada a tiempo, cultura o solo a ciertas formas de homosexualidad. Todo el pasaje es prescriptivo y no solo descriptivo. Por lo tanto, Thiselton sugiere que 1 Corintios 6:9 y 10 es “un texto aún más importante y fundamental que Romanos 1”.[7] Practicar la homosexualidad, así como cualquier otro vicio mencionado por Pablo, excluirá a las personas del Reino de Dios.

    Los dos términos que tratan la homosexualidad en 1 Corintios 6:9 son malakoi y arsenokoitai. [8] Malakoi es traducido como “afeminado”, “aquellos que hacen de sí mismos mujeres”, “prostitutos”, “homosexuales (pervertidos)” y “catamitas”. La palabra normalmente significa “suave” o “lujoso” y aparece cuatro veces en el Nuevo Testamento (Mat. 11:8 [dos veces]; Luc. 7:25; 1 Cor. 6:9). Las referencias en los Evangelios corresponden al mismo evento y describen a personas en vestiduras delicadas. El significado de la palabra debe determinarse por su contexto. Jones señala la literatura cristiana posterior (1 Corintios 6. Policarpo), donde el término describe una persona indigna y que podría fácilmente ser vista como afeminada.[9] Sin embargo, él admite: “Nada de esto, es claro, niega la posibilidad de que el término malakos incluya el comportamiento homosexual masculino”.[10]

    Los malakoi no son solo hombres delicados, suaves o débiles. La mayoría de los intérpretes concuerda que en 1 Corintios 6:9 ese término se refiere a homosexuales, especialmente a hombres que desempeñan el papel femenino en una relación homosexual.[11] En el versículo 9, malakoi está cercado por otras palabras referidas al comportamiento sexual y homosexual, lo que indica que este también tiene un significado sexual y debe ser entendido como algún tipo de comportamiento homosexual.[12] Gagnon observa que esto se confirma en la literatura extrabíblica, por ejemplo en Filón, en el primer siglo de la Era Cristiana.[13] Sin embargo, restringir malakoi a niños y pederastia, como lo hacen algunos, no es solo una interpretación especulativa, sino insustentable.[14]

    El término arsenokoitai ayuda a definir malakoi. Es una expresión única, que solo se encuentra en los textos de Pablo.[15] De hecho, el apóstol pudo realmente haberla inventado. La palabra procede de Levítico 18:22 y 20:13 (LXX). Allí se encuentran separados los términos arsēn y koitē que Pablo unió formando una sola palabra.[16] Una traducción literal podría describir a un hombre acostado con otro en la cama, teniendo relaciones homosexuales. Su significado no se limita a la pederastia.[17] El arsenokoitai de 1 Corintios 6:9 puede ser el compañero activo en una relación homosexual.[18]

    La severa penalidad por ser un malakos o un arsenokoites (exclusión del Reino de Dios), indica que los dos términos se refieren a hombres adultos que por libre y espontánea voluntad, ya sea por orientación innata o no, mantienen relaciones homosexuales.[19]

    Malick observa: “Aunque la elección de las palabras arsenokoitai y malakoi permita una aplicación al abuso de la pederastia en sus días, las palabras realmente denotan un campo de referencia más amplio, que incluye a todos los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Los presupuestos ilógicos de que (a) todos los tipos de relaciones sexuales son iguales ante Dios, (b) las descripciones de Pablo apuntan a prácticas excesivas y (c) la homosexualidad es una expresión de la sexualidad aprobada bíblicamente, son prerrequisitos necesarios para la conclusión popularizada de que Pablo estaba discutiendo tan solo ‘abusos’ en el comportamiento homosexual. El apóstol Pablo condenó todas las relaciones homosexuales en su lista de vicios de 1 Corintios 6:9, al abordar la necesidad de que los corintios juzgaran a aquellos que estaban entre ellos”.[20]

Conclusión

    La enseñanza del Nuevo Testamento es comparable a la del Antiguo Testamento. Ambas partes de las Escrituras están de acuerdo entre sí. El Antiguo Testamento contiene textos que claramente abordan la homosexualidad; lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento. Estos textos, en ambos casos, no se limitan en alcance ni edad e incluyen todas las actividades homosexuales. Explican que el comportamiento homosexual es un pecado que demanda arrepentimiento y perdón.

    Al analizar 1 Corintios 6:9 y 10, concluimos que el telón de fondo de la Creación y de Levítico 18 y 20 en 1 Corintios 6, así como el estudio de su vocabulario (vers. 9), sugieren que, en este pasaje, la homosexualidad incluye todas las formas de actividad homosexual y trasciende una aplicación limitada solo a la iglesia de Corinto.[21]

    También es importante notar que la Biblia no está interesada en discutir las causas o los diferentes tipos de comportamiento homosexual. Se concentra en el propio acto sexual entre personas del mismo sexo biológico y declara que ese comportamiento se opone a la voluntad de Dios. No aborda el tema de la atracción homosexual mientras la persona se mantiene célibe, pero reconoce que es posible pecar con pensamientos impuros.[22]

    En 1 Corintios 6:11, Pablo agrega la siguiente declaración respecto de las personas involucradas en uno o más de los vicios listados anteriormente: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. El apóstol concluye que algunos miembros de la iglesia de Corinto habían estado envueltos en esas actividades pecaminosas, incluyendo la homosexualidad, pero desistieron de ese comportamiento y comenzaron a vivir de un modo diferente.

    Thiselton escribe: “Con base en la distancia entre el primer siglo y el siglo XX muchos preguntan: ‘La situación abordada por el autor bíblico ¿es genuinamente comparable a la nuestra?’ Cuanto más detenidamente examinan los escritores la sociedad grecorromana y el pluralismo de sus tradiciones éticas, más parece reflejar nuestra situación la situación de los corintios. […] Lo que queda claro en la conexión entre 1 Corintios 6:9 y Romanos 1:26 al 29 es su telón de fondo en el Antiguo Testamento y el apoyo de Pablo a la visión de que la idolatría, o sea, permitir que la autonomía humana construya valores por sobre los compromisos de la alianza con Dios, lleva a un colapso de los valores morales en una especie de efecto dominó”.[23]

    Aunque los cristianos respeten a todas las personas, sean heterosexuales u homosexuales, intentan estar lejos del pecado.

Sobre el autor: Director asociado del Instituto de Investigación Bíblica.


Referencias

[1] Andreas J. Köstenberger, God, Marriage, and Family: Rebuilding the Biblical foundation (Wheaton, IL: Crossway Books, 2004), p. 216.

[2] James B. De Young, Homosexuality: Contemporary claims examined in the light of the Bible and other ancient literature and law (Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 2000), pp. 10, 11.

[3] Jenell Williams Paris, The End of Sexual Identity: Why sex is too important to define who we are (Downers Grove, IL: InterVarsity Press Academic, 2011), pp. 57, 68.

[4] El Concilio de Jerusalén (Hech. 15) reconoció la obligatoriedad de Levítico 18 incluso para los cristianos gentiles.

[5] En todas esas listas, porneia se menciona en primer lugar.

[6] Anthony C. Thiselton, The First Epistle to the Corinthians (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2000), pp. 447, 451.

[7] Ibíd., p. 447.

[8] Ver, por ejemplo, David F. Wright, “Homosexuals or Prostitutes: The meaning of arsenokoitai (1 Cor 6:9; 1 Tim 1:10)”, Vigiliae Christianae, 38/2 (1984): 125-153; William L. Petersen, “Can arsenokoitai be translated by ‘homosexuals’ (1 Cor 6.9: 1 Tim 1.10)”, Vigiliae Christianae, 40/2 (1986): 187-191.

[9] John R. Jones, “‘In Christ there is neither…’: Toward the Unity of the Body of Christ”, en David Ferguson, Fritz Guy e David R. Larson (eds.), Christianity and Homosexuality: Some Seventh-day Adventist perspectives (Roseville, CA: Adventist Forum, 2008), parte 4-9.

[10] Ibíd., parte 4-10

[11] Joseph A. Fitzmyer, Romans (Nova York, NY: Doubleday, 1992), p. 287; Ronald M. Springett, O Limite do Prazer (Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2007), pp. 177-179

[12]William Loader, Sexuality in the New Testament: Understanding the Key Texts (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2010), p. 30.

[13] Robert A. J. Gagnon, “The Scriptural Case for aMale-Female Prerequisite for Sexual Relations: The New Testament Perspective”, en Roy Gane, Nicholas Miller e H. Peter Swanson (eds.), Homosexuality, Marriage, and the Church: Biblical Counseling, and Religious Liberty Issues (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2012), p. 84.

[14] Thiselton, The First Epistle to the Corinthians, p. 449.

[15] En su libro, De Young dedica un capítulo entero a la discusión del término (pp. 175-214).

[16] Köstenberger, God, Marriage, and Family, p. 216.

[17]Gagnon, “The Scriptural Case”, p. 87.

[18] Thiselton, The First Epistle to the Corinthians, p. 448-450; Dan Via y Robert Gagnon, Homosexuality and the Bible: Two views (Mineápolis, MN: Fortress Press, 2003), p. 83.

[19] Ibíd., p. 82.

[20] David E. Malick, “The Condemnation of Homosexuality in 1 Corinthians 6:9”, Bibliotheca Sacra 150 (1993): 492.

[21] Thiselton, The First Epistle to the Corinthians, p. 452.

[22] Ver Mat. 5:27-30.

[23] Debe recordarse que en Romanos 1:26 y 27 no solo se menciona la actividad homosexual masculina, sino también la femenina.