Desempeñan un papel fundamental en las vidas de sus respectivos esposos. Su manera de trabajar varía de acuerdo con la personalidad y los dones recibidos. Algunas se notan más; otras no tanto. Todas, sin embargo, son leales y eficientes compañeras, responsables de una gran parte del éxito de su esposo. Generalmente ellos reciben todo el crédito, pero ellas también se destacan como consejeras, evangelistas, mujeres de oración y misioneras en el más importante de los campos: el hogar. Encarnan a la perfección el repetido adagio según el cual “detrás de cada gran hombre hay siempre una gran mujer”.

Merecen realmente mayor reconocimiento. Indiferentes a eso, sin embargo, siguen siendo diligentes, fieles a la vocación para la cual fueron llamadas por Dios, seguras de que el premio más notable lo recibirán de las manos de su Señor y Maestro. Con el fin de oír algo más con respecto a las esposas de los pastores, sus luchas, sus expectativas y su misión, Ministerio Adventista entrevistó en Foz de Iguazú a la Sra. Sharon Cress, líder mundial del área femenina de la Asociación Ministerial, es decir, AFAM.

A continuación transcribimos los principales acápites de esta entrevista:

Ministerio: ¿Cómo se originó AFAM?

Sharon Cress: En 1940 algunas esposas de pastores comenzaron a escribir artículos acerca de su papel en la iglesia. Y durante cuarenta años lo siguieron haciendo, hasta que en 1980 los dirigentes de la iglesia decidieron oficializar un departamento que atendiera las necesidades de las esposas de los pastores. Mary Spangler, la esposa del pastor Robert Spangler, fue la primera coordinadora mundial de AFAM, y trabajó en las oficinas de la Asociación General durante medio período. Fue reemplazada, después que su esposo cumplió su mandato como secretario ministerial, por Ellen Brezee, esposa del pastor Floyd Brezee, y su período de trabajo fue integral. Hoy AFAM es un servicio cada vez más reconocido por la iglesia.

M: ¿Cuáles son los principales objetivos de AFAM?

SC: AFAM tiene como propósito fundamental atender a las esposas de los pastores, ayudándolas a entender los valores de la iglesia y a desempeñar con eficiencia sus funciones en el contexto de la tarea ministerial.

M:¿Qué relación existe entre AFAM y el Ministerio de la Mujer?

SC: Los dos servicios atienden a dos grupos diferentes de mujeres. En verdad, actualmente existen tres grupos diferentes en la iglesia: las capellanas, atendidas por la Asociación Ministerial; las obreras voluntarias, a quienes ayuda el Ministerio de la Mujer y las esposas de pastores, administradores, directores de departamentos, estudiantes de Teología, profesores de Teología, viudas y jubiladas, a quienes atiende AFAM. En cuanto a su funcionamiento, estos servicios no se vinculan entre sí debido a que actúan en diferentes áreas.

M: ¿Qué significa para usted ser esposa de pastor?

SC: Es probable que cada mujer reaccione de forma diferente al respecto; pero considero que es un gran privilegio participar en la causa de Dios. Si él llama al esposo, lógicamente ese llamado se extiende a la esposa. Por lo tanto, el Señor tiene un lugar especial en su obra para la esposa del pastor.

M: ¿Cuáles son, según su parecer, los mayores desafíos que enfrentan actualmente las esposas de los pastores?

SC: Creo que el mayor desafío es la expectativa del campo y de la congregación. Todos esperan mucho de la esposa del pastor, aunque no sea obrera de tiempo completo. Pero creo que debe considerar en primer lugar lo que Dios espera de ella. El Señor le dio talentos a cada esposa de pastor, y ella los puede usar para colaborar en el crecimiento de la iglesia. No necesita deprimirse por la evaluación a que la sometan los hombres. Debe estar consciente, en cambio, de las habilidades que le dio Dios para usarlas y estar en paz con el Altísimo.

M: Hemos notado que la mayor parte de los discursos y las publicaciones dedicadas a las esposas de los pastores se refieren a la estima propia. ¿Será que una de las características del grupo sea un bajo concepto de sí mismas?

SC: Lo que se espera de la esposa del pastor y de la mujer adventista en general puede producir una baja estima propia. Si la iglesia espera y hasta insiste en que yo debo ser una gran oradora, por ejemplo, y no tengo ese don, ciertamente voy a comenzar a pensar que hay alguna deficiencia en mí, cuando en realidad se trata de un don que no recibí. Y ya se sabe que Dios no le da todos los dones a la misma persona. Tal vez él me capacitó para atender a los niños o para colaborar con la música, pero la gente espera que yo me dedique a la evangelización. Al sufrir esas presiones, termino preguntándome qué soy o qué no soy, qué sé y qué no sé. Y en esas circunstancias la estima propia ciertamente puede menguar.

M: ¿Debe aceptar cargos en la conducción de la iglesia la esposa del pastor?

SC: Algunas congregaciones están más abiertas al hecho de que la esposa del pastor debe tener una actuación más visible. Otras no piensan de la misma manera. Y esto también depende de la esposa del pastor. ¿Se siente bien desempañando un determinando cargo? ¿Le parece que debe ocupar un puesto sólo por qué es la esposa del pastor? Pero tampoco es justo excluirla sólo porque lo es.

M: En algunos lugares le resulta difícil a la gente aceptar que la esposa del pastor trabaje fuera de casa. ¿De qué manera puede ella encarar esta situación?

SC: La Sra. White dice que la esposa del pastor, que trabaja lado a lado con él, debe recibir salario. “Estas mujeres dan todo su tiempo y no reciben nada por su trabajo, porque sus esposos reciben salario. Esa decisión se debe revisar. La Palabra del Señor dice que ‘digno es el obrero de su salario’. Mientras no se tome una decisión al respecto, protesto en nombre del Señor… Sé que esas fieles mujeres deben recibir salario en proporción a lo que reciben los ministros. Llevan el peso de las almas. Y no se las debe tratar injustamente” (Manuscrito 5:29). Note que ella no dice que eso tal vez se debería hacer; es mucho más definida. Si no se le paga por trabajar al lado de su marido, nadie tiene derecho de criticarla porque trabaja fuera de casa en una ocupación honrosa. Por supuesto, estoy pensando en una tarea cristiana, que la edifique y que por medio de ella pueda edificar también a los demás.

M: ¿Qué inversión se ha hecho para lograr el crecimiento intelectual de las esposas de los pastores?

SC: Es evidente que tenemos que valorizar más a las esposas de los pastores en todos los aspectos, y eso requiere más actividades prácticas. Le damos muy poco o ningún entrenamiento especial, y de repente esperamos todo de ella, como si estuviera obligada a ser especialista en todo. Me gustó la palabra que usó usted: “Inversión”. Porque gastamos dinero en muchas cosas, sin que eso represente una inversión. Cuando empleamos dinero en favor de la esposa del pastor podemos estar seguros, como iglesia, de que estamos haciendo una inversión cuyos frutos se cosecharán tarde o temprano.

M: A veces los traslados son momentos críticos para la esposa del pastor y otros miembros de la familia. ¿Se la debería escuchar en esas circunstancias?

SC: Es obvio que en cada familia alguien debe decir la última palabra y tomar la decisión final respecto de algún asunto. Me parece que la esposa y su marido deben conversar y orar, y decidir cuáles son las prioridades. Después de eso deben compartir sus sentimientos y preocupaciones, si las hubiere, con los dirigentes del campo. Si fueran de peso, es una cuestión de bondad y amor cristiano tomarlos en cuenta. Muchas veces hay cuestiones complicadas, relacionadas con el trabajo de la esposa o la educación de los hijos. Ciertamente es mejor considerar el tema de los hijos y de la posibilidad de que reciban una educación cristiana, que explayarse en los adultos que no tienen ese problema. Hay algo, sin embargo, que no debemos olvidar: Dios está controlando todo. Él dirige la obra, guía y orienta las decisiones que necesitamos tomar, estará con nosotros en cualquier lugar y en cualquier función. No necesitamos temer. Lo que debemos hacer es estar en comunión con él para poder discernir su voluntad en nuestra vida.

M: ¿Cómo considera usted la participación femenina en la misión de la iglesia?

SC: Las mujeres están muy activas hoy, en la mayor parte del mundo. No veo que haya discriminación en la participación de las esposas de los pastores, como tal vez la hubo hace cincuenta años. Las cosas han cambiado. Siempre que se habla de la situación de la esposa del pastor, me acuerdo de que Elena de White fue una esposa de pastor especialmente dotada por Dios y muy activa en la causa. Al comparar la visión cultural de sus días con la nuestra, ella es el mayor ejemplo de que la esposa del pastor puede hacer mucho en favor de la misión de la iglesia.

M: ¿Cómo pueden ayudar a la esposa del pastor la iglesia local, el esposo pastor y la iglesia como institución, de modo que se sienta respaldada, realizada y feliz en el desempeño de su papel?

SC: Me parece que una de las maneras de lograr esto es precisamente lo que hace la División Sudamericana al llevar a cabo concilios con la presencia de las esposas, invitando a participar a personas capaces de nutrirlas y orientarlas bien. En esas ocasiones ellas pueden intercambiar ideas, entender los problemas y percibir las soluciones. Eso constituye una base para servirlas mejor. La iglesia local las puede aceptar como consejeras y amigas, y entenderlas, respetarlas y amarlas como personas. Del esposo pastor basta decir que la debe amar “así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella”. Eso implica todo lo que él debe hacer.

M: ¿Qué opina usted acerca de la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral?

SC: Personalmente me gustaría que se le diera más reconocimiento a la mujer en el contexto ministerial. Antes de llegar a la Asociación General como coordinadora de AFAM, yo trabajaba normalmente en la iglesia y para la iglesia. Antes y ahora la ordenación no habría producido la menor diferencia en mi participación. Seguiré trabajando con la misma asiduidad con que siempre lo hice. Sé que Dios sabe cuáles son mis intenciones, mis propósitos y mi trabajo, y a él le corresponde otorgar el reconocimiento. Creo que en general las esposas de los pastores sienten lo mismo. Seguirán trabajando con dedicación, porque sienten el llamado de Dios, estén ordenadas o no. Lo más gratificante para mí es saber que el hecho de no ser ordenada al ministerio jamás desanimó a ninguna esposa de pastor en la realización de su trabajo.

M: ¿Qué consejo le daría usted a una esposa de pastor que por alguna razón esté siendo objeto de críticas?

SC: No importa qué hacía Jesús, siempre había alguien que lo criticaba. Y hasta creo que muchos miembros de iglesia valorizan como corresponde a la esposa del pastor. Pero siempre hay individuos que critican todo. Si la esposa del pastor hace algo, dicen que se quiere hacer ver y que manda al marido. Si es discreta, dicen que es incapaz. Si se viste con sencillez, dicen que es desaliñada. Si cuida bien de su apariencia, es vanidosa. Es una situación realmente difícil. Felizmente los que le dan apoyo como persona y como sierva de Dios son muchos más que los que critican. Es muy bueno que la esposa del pastor encuentre a alguien que la valorice. Pero creo que debe enfrentar la crítica, primero mirando a Jesús, cuyo ejemplo acabo de citar. Él es nuestro modelo en todo. Y debemos seguirlo por donde vaya. También puede contar con el apoyo del esposo, el confidente más importante que tiene en la Tierra. Él sabrá oír, entender y fortalecer. Sin duda hay también una amiga, esposa de pastor, con quien puede orar y conversar. Tenga la seguridad de que le crítica nunca se terminará aquí en la Tierra, pero es posible enfrentarla con calma y sin desanimarse.

N\: ¿Qué es, según su manera de ver, lo que más amenaza a la familia del pastor?

SC: Creoque una de esas amenazas es de naturaleza financiera. Observe: el pastor vive 24 horas por día tratando con la gente y sus problemas. La mayor parte de los profesionales que desarrollan ese tipo de trabajo son médicos, psiquiatras, hombres de negocios, etc. Y la recompensa financiera de estas personas es muy alta: ganan mucho dinero. Sus familias se sienten materialmente bien, la esposa no necesita trabajar fuera de casa para colaborar con el presupuesto de la familia; algunas tienen empleados a su disposición dentro de la misma casa; pueden comprar lo que quieran. El enemigo se puede aprovechar de esa situación, induciendo a la esposa del pastor a hacer comparaciones inapropiadas. Su marido trabaja sin horario fijo, se implica en los problemas de los demás, a veces invirtiendo demasiado tiempo, que debería dedicar a la familia, y la recompensa financiera es insuficiente para satisfacer de manera adecuada todas las necesidades de la familia. Si no hay una convicción muy fuerte acerca del llamado de Dios, si no existe un sagrado sentido de misión^ de compromiso con Dios, sin duda habrá dificultades en ese aspecto.

N\: Según usted, entonces, ¿la cuestión financiera es la única y gran amenaza para la familia del pastor?

SC: No es la única, pero podría ser la raíz de todos los demás problemas que surjan. Por ejemplo, en ese contexto, la esposa y el esposo tienen preocupaciones diferentes. El esposo tiene la convicción del llamado de Dios, pero la esposa cuestiona la recompensa de su trabajo. Cansada de estar en casa supuestamente pasando necesidades, sale a buscar trabajo afuera. Los intereses llegan a ser diferentes, hasta que un día el uno contempla al otro y dice: ¿Dónde está la felicidad en todo esto? Si esa situación se produce en cualquier familia de la congregación, ya es bastante triste. Si pasa en el seno de la familia del pastor, adquiere ribetes de tragedia, porque afecta a toda la iglesia.

M: ¿Qué le sugeriría usted a un pastor para desarrollar un programa de trabajo que no le produzca carencias a la familia?

SC: Darle a cada cosa su prioridad. Y creo que la familia es prioridad, especialmente si el pastor tiene hijos pequeños. Cuando ya están crecidos, en edad escolar y hasta se encuentran en un internado, el pastor se puede dedicar un poco más a la evangelización, pero sin olvidarse de ellos, por cierto. De nuevo me acuerdo aquí que los dirigentes del campo deben ser más sensibles a la situación del pastor. Las ciudades, los pueblos y los caseríos necesitan que se los evangelice; hay que construir templos también. Son grandes proyectos para los cuales posiblemente se podría encargar a hombres que no tengan hijos pequeños. El mismo pastor necesita que se lo instruya para que programe sus actividades de manera que disponga de tiempo con el fin de estar con la esposa y con los hijos. Lo menos que se puede esperar de un pastor es que organice sus actividades. Puede haber imprevistos; ciertamente lo son, y la familia sabrá comprender, siempre y cuando como regla general el pastor les preste la debida atención.

M: ¿Qué cree usted que es lo más importante en el programa de actividades del pastor?

SC: Nada debe de estar por encima de la relación con Dios. A muchos pastores les cuesta encontrar tiempo para cumplir esa tarea indispensable, que de

fine su éxito o su fracaso profesional, familiar y personal. Las herramientas del pastor son la Biblia y la oración. Debemos animar a los pastores para que tengan su momento de devoción personal. En segundo lugar está la familia, acerca de la cual Elena de White dice que es el primer campo misionero. Y es bueno recordar que el hecho de que la familia sea prioridad no justifica la falta de atención a los otros aspectos de la tarea pastoral. Debe haber tiempo para cada cosa. El pastor debe trabajar con denuedo, sin olvidarse de atender a la familia en ningún momento del día, ni un día en la semana, y durante las vacaciones también. Si el pastor mantiene buenas relaciones con Dios y su familia, estará en excelentes condiciones de atender los demás aspectos de su trabajo.

M: ¿Cuál es el perfil ideal de la esposa del pastor?

SC: En primer lugar, no existe la esposa de pastor perfecta, porque nadie es perfecto. Pero cada una de ellas debe fijarse un ideal que espera alcanzar. Cada personalidad es diferente, y por lo mismo cada esposa será diferente, sin que eso signifique que sea deficiente. El ideal es que esté siempre unida a Dios, en comunión con él, feliz con su llamado, sintiéndose realizada en el cumplimiento de la misión que el Señor le confió. Si la esposa del pastor cree que está en el lugar correcto, cumpliendo la voluntad del Altísimo, y que él la usa a pesar de sus limitaciones humanas, ésa es la esposa ideal.

M: Un último mensaje, por favor, a las esposas de los pastores sudamericanos.

SC: Manténganse en comunión con Dios, porque es la base de todo lo que realmente vale en la vida. Desde los comienzos de mi vida pastoral al lado de mi esposo (el Pr. James Cress), trabajé con gente maravillosa: esposas de pastores con más experiencia que me ayudaron a crecer. También trabajé con administradores a los cuales me gustaría haber prestado un servicio mejor. Pero todo fue útil, puesto que aprendí que la única cosa que realmente importa es la relación con Dios, independientemente de lo que piense o diga la gente con respecto a nosotras. Saber que Dios nos ama y nos acepta como hijas es todo lo que necesitamos para vivir saludablemente tranquilas y ser felices.

Sobre el autor: Es editor asociado de la Revista Adventista, edición portuguesa.