Ser pastor en comunidades cuyos miembros son cada vez más exigentes, cultos y conscientes de las tendencias contemporáneas se ha transformado en un desafío enorme. La facilidad de acceso a Internet popularizó la información, haciéndola común tanto en las metrópolis como en las ciudades menores. Como consecuencia natural, la criticidad de las congregaciones, independientemente de su localización, aumentó en grado considerable; y nosotros, los pastores, estamos siendo desafiados a elevar también nuestro nivel de conocimiento y nuestra capacidad de articulación de ideas. Los sermones necesitan ser inteligentes, originales, profundos y accesibles, todo eso al mismo tiempo; y las opiniones respecto de las condiciones del mundo necesitan ser mucho mejor fundamentadas.

La preocupación por tener pastores bien preparados desde el punto de vista intelectual no es reciente. En 1894, Elena de White escribió: “Nuestros ministros tendrán que rendir cuenta a Dios por el enmohecimiento de los talentos que él les ha dado para que los desarrollaran mediante el ejercicio. Podrían haber hecho inteligentemente diez veces más obra si se hubieran interesado en llegar a ser gigantes intelectuales. Toda su experiencia en su elevada vocación es empequeñecida porque se contentan con permanecer donde están. Sus esfuerzos por adquirir conocimiento no obstaculizarán en lo más mínimo su crecimiento espiritual si estudian con motivos correctos y blancos adecuados” (Testimonios para los ministros, p. 194).

Las demandas de la iglesia pueden conspirar contra nuestra preparación intelectual. Por lo tanto, necesitamos ser intencionales en la búsqueda de conocimiento útil que potencialice nuestra capacidad de servir mejor a Dios. Para esto, me gustaría compartir cinco consejos a fin de desarrollar con eficacia este proceso.

Tiempo

El tiempo para el crecimiento intelectual debe ser parte de la agenda de las actividades pastorales. La recomendación ha sido que los pastores dediquen las mañanas para esta actividad. Tú puedes separar regularmente entre dos y tres horas diarias para el estudio sistemático. Tal vez alguien, en este momento, esté pensando: “Es fácil para él decir esto; a fin de cuentas, no trabaja en un distrito”. Sin embargo, esta era mi práctica mientras servía a la iglesia como pastor distrital, y continúa siendo mi rutina hasta hoy, cuando llego a casa después de mi trabajo en la editora. Aprendí que necesitamos ser señores de nuestra agenda y dictar el ritmo de nuestras actividades si queremos desarrollar un ministerio integral y equilibrado.

Contenido

Tú puedes definir el contenido a partir de dos perspectivas: (1) explorar una disciplina por vez o (2) mantener una variedad temática a lo largo de la semana. Por ejemplo, puedes investigar durante un mes (puede ser más o menos tiempo) sobre un determinado asunto o estudiar cada día de la semana un área de la Teología. Durante algún tiempo utilicé el siguiente plan semanal de estudios: lunes, temas de la actualidad; martes, teología bíblica; miércoles, teología histórica; jueves, teología sistemática; y los viernes, una revisión de temas que serían presentados durante el final de semana. Durante el período de posgrado, maestría o doctorado, el plan de estudios, naturalmente, sigue las demandas del currículo académico.

Técnica de aprendizaje

Cada persona tiene una técnica de aprendizaje preferida. Por ejemplo, a algunas les gusta subrayar el material que están leyendo; otras no logran aprender casi ningún contenido sin realizar anotaciones. Existen aquellas que se llevan muy bien con mapas conceptuales y también hay quienes aprenden por medio de discusiones orientadas (tormentas de ideas y técnicas similares). Si todavía no sabes cuál es el método más eficaz para ti, intenta identificarlo por medio de pruebas confiables del área de la psicología.

Información

Debes mantenerte informado acerca de las más importantes y recientes publicaciones en tu área de interés o de la teología como un todo. Acompaña las redes sociales de las principales editoras cristianas, lee periódicos teológicos, visita bibliotecas y librerías cristianas, investiga los programas de los seminarios de Teología de tu país (y del extranjero), accede a buenas páginas de Internet que presentan discusiones teológicas.

Producción

Ten el propósito de producir materiales como resultado de tus estudios; pueden ser sermones, seminarios, artículos, blogs, estudios bíblicos, guías de Grupos pequeños y/o libros. Esa producción honra a Dios, solidifica tu conocimiento y es una bendición para la iglesia.

Recuerda que “los tiempos actuales exigen un ministerio inteligente y educado” (El ministerio pastoral, p. 45).

Sobre el autor: editor de la revista Ministerio (edición de la CPB)