Nos ha parecido conveniente hacer y publicar una breve recopilación de citas y opiniones acerca de la música, y en particular, de su relación con la religión. Era nuestro propósito incluir también importantes citas del espíritu de profecía, pero su número nos obliga a dedicarles un espacio especial. Deseamos que estas citas sean de positivo beneficio para los ministros. El orden que se sigue es simplemente alfabético, no indica la importancia del autor.

“Cuando las palabras te falten, canta, hermano, canta”. —San Agustín.

“(La música)… me produce un profundo estado de devoción y una profunda contemplación del Primer Compositor. Hay en ella más Divinidad de lo que el oído descubre”. —Beethoven.

“El significado del canto es profundo. ¿Quién puede expresar en palabras lógicas el efecto que la música produce sobre nosotros? Una especie de lenguaje inarticulado insondable que nos conduce al borde del infinito, y por momentos nos permite contemplarlo”. —Carlyle.

“El arte de la música tal cual lo conocemos pasó una infancia serena y próspera al cuidado de la Iglesia. Fue educado virtuosa y cristianamente, y podemos adivinar al azar que una cuarta o la tercera parte de la mejor música de que disponemos hoy es en cierto modo música religiosa”. —Sir W. Davie.

“Entre gente que canta, siéntate con toda confianza; los perversos no tienen canción”. —Goethe.

“Algunas personas cultas pueden ser ahuyentadas de una iglesia que rehúsa elevar el nivel de su música religiosa. Sería muy infortunado para la iglesia el presentar un nivel musical inferior al que el público educado no creyente espera encontrar en ella. La iglesia de nuestros días no debe quedar rezagada en lo que concierne a su música”. —H. Hannum.[1]

“El objeto de la música es el estado del alma. Conmueve el alma como ningún otro arte porque penetra en ella mucho más profundamente”. —Hegel.

“La música tiene una facilidad admirable para presentar a la mente, con más penetración que cualquier otro medio sensible, los términos y variedades de todas las pasiones mentales; así que sin tener en cuenta las consideraciones materiales, la armonía misma de los sonidos es capaz de apaciguar el alma atormentada, y’ “de despertar con fuerza la devoción”. — Hooker.

“Para que la música eclesiástica pueda progresar, los ministros deben comprender la naturaleza de su acervo. Sobre todo, aquellos que son directamente responsables por los servicios de la iglesia, en el órgano, en el coro o en el púlpito, deberían conocer la historia y la explicación racional de ese medio que puede favorecer o perjudicar la función que desempeñan”. —Langford.

“Quien no gusta de la música, nunca podrá ser mi amigo”. —Lutero.

“La música es la expresión de ideas más grandes y más profundas que cualesquiera del mundo visible, ideas que se concentran en Aquel que es sede de toda la belleza, todo el orden y toda la perfección”. —Cardenal Newman.

“Ya a principios de la era cristiana se descubrió que la religión popular es modelada en gran parte por las ideas incorporadas en sus himnos. Los sermones a menudo pasan por encima de las cabezas de los oyentes; las oraciones ofrecidas en nombre de ellos a menudo no consiguen captar sus corazones y aun su inteligencia; pero sus canciones se apegan al recuerdo, colorean sus pensamientos y modelan su teología, mucho más que cualquier enseñanza deliberada”. —W. S. Ninde.

“Desde el comienzo mismo el espíritu de la religión fue más perfecto y completamente reproducido en su música, y hasta las varias fases por las que atravesó en muchos siglos sucesivos son exactamente cuadros del arte que con más claridad representa el aspecto espiritual del hombre”. —Sir H. Parry.

“La música, ese perfecto modelo de elegancia y precisión, no fue dada a los hombres por los dioses inmortales con el solo objeto de deleitarlos y agradar a sus sentidos, sino más bien para aplacar las penas de sus espíritus y las sensaciones de desasosiego que necesariamente deben padecer los cuerpos imperfectos”. —Platón.

“¡Oh música, tú que traes las olas de la eternidad al cansado corazón del hombre, cuando este se halla en la playa y ansia cruzar el mar! ¿Eres la brisa vespertina de esta vida o el aire matutino de la futura?”—Jean Paul Richter.

“La música despierta, inflama y entusiasma el alma, llenándola de aliento para las grandes acciones, de entusiasmo para las buenas obras, de piedad por las grandes miserias, de alegría por los triunfos alcanzados, de recogimiento por el propio pecado”. —Alfredo Rodríguez G.

“(La música)… es más convincente que todos mis libros de filosofía”. — George Sand.

“El arte de la música tiene su naturaleza propia y su función especial. El canto comienza donde terminan las palabras; lo inexpresable constituye el dominio de la música”. —Rabindranath Tagore.

“Fue en la actividad de la religión que la música se ha encontrado a sí misma. De ella surgió principalmente su ciencia, se desarrolló su técnica, se realizó su habilidad, se extendió su campo de expresión, se hizo evidente su fuerza trascendental y su contenido de belleza se impregnó de significado eterno.

“Porque si la religión es la actividad primaria y más necesaria del espíritu humano, y la música es la expresión más completa del espíritu humano, entonces cuanto más grande sea la música, más religiosa deberá ser.

“La música ayuda a los hombres a encontrar a Dios y los pone también en contacto con la simpatía de su prójimo”. —Bryan Wibberley.


Referencias:

[1] H. B. Hannum es un excelente organista adventista. Dotado de un gran talento y poseedor de extraordinaria cultura, se desempeña como profesor de órgano y teoría en “La Sierra College”.