El Ministerio Joven de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es centenario, y el año pasado estuvo de celebración en todo el mundo. De su humilde comienzo, en 1907, en Gland, Suiza, el Departamento abriga una potencia que no puede ser ignorada en el contexto misionero de la iglesia. “Los jóvenes tienen un ansia incontrolable, una verdadera pasión por participar en la misión”, afirma el líder mundial, el Pr. Baraka Muganda. Por esta razón, decir, hoy, que la juventud representa a la iglesia del futuro suena anacrónico; es la iglesia del presente en términos cuantitativos y cualitativos.
Dado que este segmento denominacional requiere cuidados especiales por parte de los pastores, Willie Hucks, editor asociado de Ministry, yel pasante Paul Mwansa entrevistaron al pastor Muganda y sus asociados en el liderazgo del Ministerio Joven: los pastores Jonatan Tejel e Hiskia Missah.
A continuación se reproducen los principales puntos de la entrevista:
Ministerio: ¿Qué responsabilidades desarrolla cada uno de ustedes en el departamento de jóvenes?
Baraka: Soy el director del Departamento. Y soy responsable de desarrollar estrategias para el Ministerio Joven mundial, haciéndolas funcionar en armonía con las demás áreas de la iglesia, teniendo en mente el cumplimiento de la misión. Además, desarrollo y coordino programas de liderazgo joven, realizo seminarios y trazo planes, juntamente con los otros líderes. Necesitamos estar seguros de que todos marchamos unidos, en la dirección de los blancos del departamento.
Missah: Mi trabajo está direccionado a los jóvenes adultos. Actualmente, intentamos implantar un nuevo programa: El club de Embajadores, para jóvenes que dejan los conquistadores (entre 16 y 21 años). Son muy activos; les gusta realizar proyectos comunitarios, participar de congresos, festivales, y trabajar con jóvenes de la misma edad. También está el “Proyecto Elias”, que integra a los jóvenes en la evangelización. El año pasado, por ejemplo, aproximadamente noventa mil personas fueron bautizadas como fruto del trabajo de los jóvenes.
Tejel: Mi área de acción está restringida a los Conquistadores y los Aventureros, además de la producción de la revista trimestral del Departamento. Viajo por el mundo, participando de camporís y otras actividades de los dos grupos. Es una experiencia maravillosa, porque da oportunidad de conocer las particularidades de cada campo.
Ministerio: ¿Qué escucha de los jóvenes, en esos campamentos? ¿Cuáles son sus expectativas y preocupaciones?
Tejel: Eso varía de un país a otro. En algunos casos, preguntan acerca de doctrinas, guardar el sábado, música. Es interesante y necesario escucharlos, porque cada uno tiene una preocupación diferente. Pero, al final, todos se encuentran en el mismo lugar, o en la misma persona: Cristo Jesús.
Baraka: Es verdad. Todos los jóvenes tienen los mismos problemas, y siempre digo que no existen demonios africanos, europeos o sudamericanos. Todos son los mismos demonios. La única diferencia es el ambiente, porque el mundo hoy se ha convertido en una aldea global. Los jóvenes ven las mismas películas, en Nairobi, Chicago, París o Lima. Cantan los mismos cánticos. Lo que nuestros jóvenes quieren es que se les preste atención. La razón por la que se visten diferente no es porque sean rebeldes, o no les guste la iglesia. Quieren aparecer. Está la cuestión de las drogas, las bebidas y el sexo prematrimonial. Como líderes, necesitamos redireccionar esas cuestiones, mostrándoles que tenemos las respuestas para ellas. Por eso estamos aquí. He percibido que, en todo el mundo, los jóvenes quieren servir. Muchos de ellos son óptimos predicadores y hacen evangelismo en todas partes del mundo, a su propio estilo; otros se dedican a proyectos comunitarios. El hecho es que muchas personas han sido llevadas a Cristo por su trabajo. Mientras participan, su propia vida es transformada. Tienen verdadera pasión por la misión, no quieren ser solo espectadores; y nosotros, como líderes, necesitamos encontrar el camino correcto para incluirlos.
Ministerio: Pasados cien años de Ministerio Joven, ¿cómo evalúan el crecimiento de este sector de la iglesia?
Baraka: El ministerio joven ha tocado muchas vidas, no solo la de los jóvenes sino también de los adultos, líderes de la iglesia. Muchos de nosotros estamos en la iglesia por causa de los Conquistadores. Hemos producido líderes, desarrollado cristianos fuertes, porque el Ministerio Joven está nutriendo a los jóvenes e incluyéndolos en la misión de la iglesia. A lo largo de estos cien años, historia tras historia, desde todos los rincones del mundo, se muestra el impacto causado por el Ministerio Joven en la vida de los miembros de iglesia, tanto en el sentido espiritual como en el social y físico también. Las investigaciones han mostrado que, cuando los jóvenes son incluidos en este ministerio, permanecen en la iglesia; cuando no son incluidos, se desaniman. Así, los cien años representan una celebración de lo que el Señor ha hecho por nosotros; al igual que fue una oportunidad para renovar nuestro compromiso y dedicación de nosotros mismos, mirando al futuro. Durante las celebraciones, los jóvenes fueron partícipes en programas evangelizadores, conciertos musicales, proyectos comunitarios y otras actividades, con el objetivo de hacer conocer el ministerio joven en las diversas comunidades del mundo.
Ministerio: ¿Cuál es la mayor recompensa o satisfacción que cada uno de ustedes ha experimentado en el trabajo con los jóvenes?
Missah: Hay un dicho muy popular según el que puedes ser joven dos veces. Si quieres ser joven todo el tiempo, la vida entera, necesitas trabajar con la juventud. Comprométase con los jóvenes, y siempre se sentirá como uno de ellos.
Baraka: Para mí, una de las mayores alegrías es ver a los jóvenes que entregan su vida a Cristo. A veces, después de veinte años, encuentras a uno que dice: “Estaba en ese congreso en el que predicó”. Cita un texto del sermón y dice: “Entregué mi corazón a Cristo como resultado de ese mensaje”. No hay nada que produzca mayor alegría. Otra preciosa recompensa es cuando uno de ellos ingresa al pastorado y te atribuye el crédito por la decisión tomada. En 1988, estaba en Egipto. Allí, durante un congreso, encontré a un joven que estaba terminando la enseñanza media. Cuando nos encontramos, me dijo: “Seré un predicador igual que usted. Estoy yendo al seminario”. Hoy, es el director del Ministerio Joven en Oriente Medio. Cuando veo esa clase de compromiso, a jóvenes que se entregan a Jesús, que deciden trabajar por su causa, que fueron influidos por el trabajo de nuestro departamento, me entusiasmo.
Tejel: Otra ventaja es que, cuando trabajas en el departamento de Jóvenes y todavía eres joven, puedes comprender mejor a tus hijos.
Ministerio: ¿Qué consejos darían no solo a los jóvenes que luchan con sus dificultades, sino también a los pastores que trabajan para conservarlos en la iglesia?
Baraka: Bien, considerando que esta revista está destinada a pastores y ancianos de iglesia, pienso que nuestro pedido a ellos es que busquen involucrarse con los jóvenes. Háganle saber a cada uno que, como pastor, lo aman y se preocupan por él. El Ministerio Joven no significa solo entretenimiento para la juventud, sino también conducir a cada joven a Jesucristo. Lamentablemente, veo en algunos lugares a pastores que no se comprometen con sus jóvenes: no asisten a los congresos, no participan de los camporís ni de los programas del sábado de tarde. Estoy seguro de que los jóvenes serán fortalecidos con la presencia del pastor. También, me gustaría ver o saber que toda la iglesia está proporcionando una oportunidad para que los jóvenes sean integrados a su misión. Los pastores también necesitan predicar sermones que desafíen a los jóvenes. No predique de tal manera que ellos duerman. Este es mi llamado a los queridos pastores, incluyéndome. Soy desafiado todas las veces que ocupo el púlpito. Los jóvenes que me escuchan son personas con problemas: drogas, alcohol, sexo prematrimonial, conflictos con sus padres, fracaso en los estudios, presiones de todas las formas. Entonces, cuando se sientan para escucharme, se están preguntando: “Baraka, ¿qué tienes para decirme?” Pastor, ellos quieren y necesitan escuchar lo que tienes para decir acerca de los problemas que enfrentan. Así, tu teología debe ser sencilla. Tus sermones necesitan convertirse en mensajes sencillos de salvación y orientación para la juventud.
Tejel: Cuando terminé mis estudios en el seminario teológico, algunos pensábamos que lo sabíamos todo. Hoy, el pastor necesita ser humilde, como Cristo Jesús. Vino aquí para servir a todas las personas, jóvenes o ancianas. Nuestros jóvenes necesitan ver, ante ellos, pastores humildes.
Baraka: También es necesario que el pastor pase tiempo con los jóvenes, recreándose con ellos. Deje que lo vean como un ser humano. Algunos de nosotros somos demasiado “santos”, y los jóvenes les temen a las personas “santas”. Puede ser que algunas personas adultas lo critiquen por pasar tiempo jugando con los jóvenes; pero es lo mismo que dedicar tiempo a jugar con sus hijos. Puede parecer un desperdicio de tiempo para algunos, pero el hijo lo agradecerá, y consolidará más y más la amistad con usted. Repito: Pastor, dedique tiempo a los jóvenes. De vez en cuando, descienda del púlpito y juegue con ellos.
Missah: Dar responsabilidades a los jóvenes es otra necesidad. Recuerdo cuando era joven y mi padre siempre me llevaba con él a sus actividades misioneras. Mi trabajo era operar el proyector de diapositivas. No se imagina cómo me sentía: el centro de las atenciones. Me hacía muy feliz. Así, tenemos que incluir a nuestros jóvenes en los diversos ministerios de la iglesia, de manera que piensen y sientan: “Soy importante. Alguien reconoce mi valor”. Entrénelos y confíe en ellos. Aun cuando, inicialmente, no sean capaces ni de orar como lo hace usted, déles tareas para que desarrollen su potencial.
Ministerio: ¿Qué pueden ofrecer los jóvenes de sí mismos a la iglesia y a la sociedad?
Missah: Los jóvenes están llenos de energía y fuerza. Las personas adultas se cansan fácilmente, pero los jóvenes no. Déles actividades para hacer durante todo el día y, por la noche, todavía estarán despiertos. No son como nosotros, que necesitamos un tiempo para descansar. De esta manera, es posible hacerlos participar con facilidad. Los jóvenes conquistarán a otros jóvenes. Los pastores no siempre consiguen esa hazaña. Pero, si los jóvenes hacen amistad con personas de la comunidad, las llevarán a la iglesia.
Baraka: No sé si lo ha percibido, pero mientras más anciana se vuelve una persona, más interesada está en leer los obituarios, para ver quién murió, por qué murió y a qué edad murió. Todos los días miro el noticiero, y veo soldados, de entre 18 y 22 años, que mueren en conflictos en Medio Oriente. El comandante del grupo puede tener 43 años. Eso nos dice que los jóvenes no temen dar la vida por una causa desafiante. En nuestro caso, no temerán dar la vida por Dios, si tuvieren la oportunidad y fueren utilizados en la misión. No tengo dudas de que esta es la mayor fuerza que posee la iglesia: tenemos más de diez millones de jóvenes adventistas, bautizados, con edad inferior a los 30 años.
Ministerio: Existe quien cree que los 30 no es una edad tan joven.
Baraka: Sí; pero algunas personas aplazan el límite hasta 35, y decimos: “Está bien”. El hecho es que la iglesia tiene fuerza. Hay que incluirlos en el ejército de la misión. ¡Es la fuerza de la iglesia!
Tejel: Los jóvenes son naturalmente apasionados. La cuestión es que podemos direccionar esa pasión para hacer cosas correctas o equivocadas. Como líderes, lo que tenemos que hacer es motivarlos a orientar su pasión hacia Jesucristo. Los adolescentes se apasionan por todo. Si puedes conquistarlos y redireccionar esa pasión, podrán trabajar efectivamente para la iglesia.
Baraka: Es por eso que siempre digo: Entrenen a los jóvenes. Elena de White sabía lo que decía cuando escribió tantos consejos al respecto.
Ministerio: ¿De qué manera este trabajo ha contribuido a su crecimiento espiritual personal?
Tejel: Creo que el Ministerio Joven me desafía. Los jóvenes siempre dicen la verdad. A veces, terminas de predicar un sermón no muy bueno, y un adulto te dice: “Oh, ¡pastor! ¡Fue maravilloso!” Pero, si predicas un sermón que no le gusta a un joven, dirá: “Pastor, lo siento mucho, pero no concuerdo con usted”. Por eso, trabajar con ellos me ayuda a crecer espiritualmente.
Baraka: Al trabajar con jóvenes, sentí que es necesario profundizar cada vez más en el conocimiento bíblico. Durante mis viajes, llego a predicar entre diez y veinte sermones, y nadie puede hacer eso sin poder; sin estar en comunión con Dios. Predicar a jóvenes es una tarea todavía más exigente, porque tienes que predicar algo que capte su atención y los entusiasme. Como Jonatan dijo, son desafiantes. Imagine terminar el sermón y, en lugar de recibir un cumplido que incentive, escucha a un joven: “No concuerdo con usted”. Eso te deja, al menos, confundido. Por eso, necesitamos estar ligados a Dios y a su Palabra, en oración, con el fin de obtener sabiduría para alcanzar a los jóvenes y ayudarlos en sus luchas, llevándolos a la Cruz.
Missah: Realmente, el trabajo con jóvenes exige que seamos mejores predicadores, cristianos vibrantes. Y los jóvenes perciben si somos sinceros o no. Esta es la razón por la cual debemos ser hombres de oración y estar bien familiarizados con la Biblia.
Baraka: Insisto en que necesitamos ser hombres de oración. He recibido muchos mensajes en los cuales los jóvenes agradecen una oración hecha en su favor. Además, cuando somos abordados por uno de ellos pidiendo que oremos, no debemos solo prometer que lo haremos en un futuro, en nuestra casa u oficina. En el mismo momento en que se nos pide, debemos hacer la oración. Los jóvenes aprecian ese gesto y se sienten fortalecidos. Y esa es la recompensa que podemos ver. Experimentamos una alegría mayor cuando vemos los frutos de nuestro trabajo en la eternidad.