Cualquiera que sea su actividad: pastor, capellán, administrador, líder de departamento o profesor, tiene desafíos reales y, a veces, abrumadores. Pero esos desafíos son acompañados por su propio ritmo de esperanza y su entusiasmo. Este hecho es inherente al concepto de que Dios fue quien nos llamó. Es justamente por eso que dirige nuestros pasos y nos fortalece. Así, los desafíos pueden convertirse en oportunidades para experimentar esperanza y entusiasmo.
La Palabra. Encontrar tiempo para estudiar la Biblia es un desafío para muchos. Pareciera que otras cosas importantes requieren nuestra atención, pero la cuestión permanece: ¿cómo encontrar tiempo para el estudio profundo de la Palabra de Dios? Durante muchos meses, pensé que tenía loque parecía una explicación razonable para no invertir más tiempo en el estudio de la Palabra: mi oficina estaba en reforma y los libros estaban desorganizados.
Durante este período, leí superficialmente la Biblia; pero justamente porque muchos libros no estaban disponibles para investigar y el ambiente no era motivador, el estudio se me hacía difícil. Hice algo de espacio, ajusté algunas cosas y dediqué tiempo ala Palabra. Nada de disculpas. No tenía acceso a todos los recursos, pero tenía bastante para enriquecer mis investigaciones. Tal actitud me bendijo muchísimo. ¿Cuál es su obstáculo para pasar tiempo con la Biblia? Tome una determinación y cree ese tiempo. Usted y su congregación serán bendecidos.
Predicación. Recuerdo haber escuchado, años atrás, predicciones acerca del fin de la predicación. Se nos decía que otros medios más eficaces de comunicación sustituirían a la predicación. Algunos de esos profetas estaban en lo correcto, pero con respecto a su propio ministerio. Para quien le apasiona la predicación, no es vista como una reliquia del pasado. Su mensaje todavía desafía, transmite ánimo y esperanza a los oyentes. No hace mucho tiempo, conversé con un colega que experimentaba serios desafíos. En lugar de mostrarse desanimado, me dijo que tenía una renovada pasión por la predicación. Cada sermón se ha convertido en una jornada estimulante para él.
Evalúe su predicación. Cuando se levanta ante el pueblo, ¿tiene el intenso interés de dar un mensaje de esperanza? Recuerdo la reciente experiencia en un país en el cual las personas enfrentaban desafíos aparentemente insuperables. A pesar de eso, querían escuchar ansiosamente la Palabra de Dios. Su respuesta me entusiasmó. Creo que, con respecto a la predicación, no deberíamos hablar del predicador como transmisor del mensaje, sino del predicador y de la congregación como partícipes conjuntos del mensaje de Dios.
Fidelidad. Aun cuando algunos lo nieguen, el problema del abuso practicado por clérigos existe, y transpone barreras denominacionales. Sin embargo, ¿no se supone que son hombres que respondieron al llamado de Dios? ¿Qué sucedió, entonces, con la idea de santidad? A pesar de ese y otros problemas, no podemos olvidar a los pastores que permanecen fieles a su vocación divina. Y algunos de ellos ministran bajo circunstancias desafiantes.
Recientemente, tuve el privilegio de reunirme con 19 pastores en Sudán. Ese país ha sido el centro de noticias por causa de los conflictos allí existentes. Durante los 12 días en que estuvimos juntos, fui impresionado por su compromiso ministerial y la ausencia de quejas. Uno de esos pastores viaja normalmente 10 días en varios medios de transporte para trabajar. Muchas iglesias están diseminadas a lo largo de un vasto territorio del país, de modo que muchas veces permanecen lejos de su familia durante varias semanas. No les faltan razones para quejarse; en lugar de eso, enfatizan, con alegría, las oportunidades que el Señor les da. El entusiasmo de ese grupo es sencillamente contagioso.
¿De qué fuentes has recibido y de qué modo has mantenido la llama de la esperanza y el entusiasmo?
Sobre el autor: Editor de Ministry.