Un estudio estructural, sintáctico y semántico de Colosenses 2:16.

    En su carta a los creyentes de Colosas, Pablo les advirtió: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo” (Col. 2:16, 17).[1] Muchos han concluido que el “sábado” de este pasaje se refiere al séptimo día, y que este día ya no es obligatorio para los cristianos.[2] Más recientemente, quienes promueven las fiestas levíticas han afirmado de manera similar que Colosenses 2:16 aborda el sábado semanal, pero que debería ser observado junto con las fiestas y las lunas nuevas. Sin embargo, los adventistas han mantenido, generalmente, que el contexto muestra que se refiere a los sábados ceremoniales. En el emblemático Tratado de teología adventista, el profesor Kenneth Strand hace un abordaje estructural de la trilogía de “fiestas, luna nueva, sábado”: “También es posible que Pablo estuviera usando el recurso literario del paralelismo invertido [es decir, un quiasmo], yendo así de las fiestas anuales a las mensuales, y luego otra vez a las anuales”,[3] afirmando así la visión de sábado ceremonial del adventismo. ¿Dónde yace el peso de la evidencia bíblica?

    Aparentemente, mientras Pablo estaba en prisión en Roma,[4] lo visitó Epafras (Fil. 23), y le informó del crecimiento espiritual de la iglesia en Colosas (Col. 1:3-8; 2:5), al igual que de las enseñanzas heréticas que se estaban introduciendo (Col. 2:1-23).

    Esta herejía no es identificada en ningún otro lado, por lo que se han propuesto docenas de teorías con respecto a ella.[5] Sin embargo, desde 1966, los eruditos han concluido que “ya no es más correcto discutir una posible influencia del ‘gnosticismo’ en la religión de Colosas, o su refutación”.[6] En recientes décadas, los investigadores bíblicos serios han concluido que el desafío en Colosas estuvo relacionado con “patrones de pensamiento con los que Pablo se sentía muy familiarizado; es decir, alguna forma de espiritualidad judía, más que especulación mística o religiones de misterio”.[7]

    El mayor eje teológico de esta epístola es una correcta visión de Cristo: “la manifestación visible del Dios invisible”[8] (Col. 1:15); una cristología contundentemente relacionada con la salvación (Col. 1:13,14; ver 2:11-15), con profundas implicancias para una vida ética (Col. 3:4-4:6). Así, el único mayor mensaje de Colosenses puede ser resumido en la declaración: “Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros” (Col. 3:11, NTV).[9] De manera astuta, Charles Talbert señaló que es “en el trasfondo de esta narración salvífica que los argumentos de la Carta a los Colosenses se desarrolla”.[10]

ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA DE COLOSENSES 2

    Colosenses 2:16 comienza con un “Por tanto”, indicando que la advertencia que se está lanzando surge a partir de lo que está delineado antes;[11] y tal como lo reconocen los comentadores, “los versículos 12 y 13 son centrales al llamamiento de la carta”.[12]

   Ian Thomson ha demostrado que esos dos versículos son la cumbre de un quiasmo que se extiendo a lo largo de casi todo Colosenses 2 (ver cuadro 1).[13]

    Al reconocer que “ese quiasmo permea Colosenses”,[14] y al “apreciar las divisiones y el desarrollo de estos pensamientos dentro de esta carta significativa, se puede seguir el pensamiento de Pablo con mayor claridad”.[15]

INTERPRETACIÓN DE CHEIROGRAPHON TOIS DOGMASIN

    La estructura quiástica revela que “el acta de los decretos” (del vers. 14) corresponde lingüísticamente a la “circuncisión no hecha a mano” (del vers. 11).[16] Así, es preferible traducir formalmente cheirographon como un “manuscrito”, o su equivalente.[17] Esta “acta de los decretos” se hace eco estructural y contextualmente de la regulación ceremonial de la circuncisión.

    Este término único, cheirographon, es inmediatamente calificado por tois dogmasin. Dado que fue escrito por el mismo autor, abordando temas similares y enviado a la misma región, algunos han concluido que el “dogmasin” de Efesios 2:15 arroja luz sobre Colosenses 2:14, [18] haciendo así “referencia a la ley mosaica”.[19] Contemporáneamente, Josefo y Filón usaron igualmente dogma para la ley mosaica.[20] Varios eruditos coinciden[21] en señalar que esto es apoyado por la mayor parte de los padres de la iglesia, y es “correcto gramaticalmente”.[22]

    Si bien con frecuencia emplea nomos para la ley del Antiguo Testamento, aparentemente Pablo no lo usa aquí, para a) evitar la impresión de que toda la ley mosaica ha sido abrogada o b) para centrar la atención directamente en la ley ceremonial;[23] elementos ambos que están mencionados en 2:16.[24] Tal como David Pao concluye en su comentario exegético, “si bien no se puede hacer una identificación estricta con la Torá mosaica”, el cheirapraphon “debería ser comprendido en relación con la ley mosaica”.[25]

    Colosenses 2:14 ha sido recientemente reconocido como “una de las descripciones más vívidas en el Nuevo Testamento de lo que le sucedió a Jesús cuando murió”.[26] “Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz” (Col. 2:13, 14, NVI). John Heil señala que “la metáfora es en‐ revesada, pero presumiblemente refleja de nuevo la idea de la muerte de Cristo como una ofrenda por el pecado”.[27] En resumen, al formular esta osada metáfora,[28] Pablo conectó directamente el perdón por medio de Cristo (vers. 13b) con “el acta de los decretos” (vers. 14), que requería sacrificios por el perdón de los pecados, al igual que la muerte de Cristo, por la que estos requerimientos rituales fueron “cancelados” (del griego exaleipsas. Es decir, “aboliendo la ley”[29]). Por su muerte, Cristo consumó el sistema ritual; “anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz” (Col. 2:14). En palabras de Elena de White, “el sistema ceremonial se componía de símbolos que señalaban a Cristo […] Tal es la ley que Cristo quitó de en medio y clavó en la cruz (Col. 2:14)”.[30] Estos “decretos” que “había contra nosotros” aluden a las leyes del Antiguo Testamento que eran “por testigo contra ti” (Deut. 31:26),[31] a las que Pedro llamó un “yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar” (Hech. 15:10).[32]

    Empleando correctamente una hermenéutica cristológica, el libro Seventh-day Adventists Believes: A Biblical Exposition of Fundamental Doctrines resume: “En la muerte de Cristo, la jurisdicción de la ley ceremonial llegó a su fin. Su sacrificio expiatorio proveyó perdón de todos los pe‐ cados. Este acto ‘anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz’ (Col. 2:14; Deut.31:26)”.[33] El versículo 15 revela, entonces, tal como Dermot McDonald lo señala, “que Cristo el crucificado es Señor; y que todos los poderes hostiles del universo han quedado sujetos a él. En la cruz de Cristo, las huestes demoníacas del mal encontraron su Conquistador”.[34] Con este trasfondo, ahora podemos avanzar al versículo 16, que comienza: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida”.

REFLEXIÓN ACERCA DEL “JUZGAR” Y “COMIDA O EN BEBIDA”

    Colosenses 1:21, 22 y 27, y 2:13 dan la clara impresión de que la iglesia de Colosas era predominantemente gentil, si bien los judíos estaban ciertamente presentes[35] y, al parecer, conformaban “un elemento judío significativo dentro de la iglesia”,[36] dado que la historia registra que “Colosas tenía una población judía significativa”.[37] Basados en las similitudes con Gálatas,[38] varios intérpretes han concluido que los “herejes” colosenses eran judíos o judaizantes,[39] si bien el capítulo 2:21 sugiere que las restricciones propuestas iban mucho más allá de la ley judía.[40] David Garland declara: “Los recientemente constituidos cristianos gentiles de Colosas están siendo acosados por su fe por parte de judíos agresivos”,[41] y “están siendo incitados a observar los tiempos y las estaciones como algo necesario para su salvación”.[42]

    El consejo de Pablo es fuerte: “No permitan, pues, que nadie los juzgue” (RVC). La palabra juzgar (o condenar, krinetō) contextualmente significa “emitir un juicio desfavorable”.[43] Tal como la Nueva Traducción Viviente lo ha parafraseado: “Por lo tanto, no permitan que nadie los condene […] porque no celebran ciertos días santos”.[44]

    Antes de considerar los términos fiesta, luna nueva y días de reposo, se necesita hacer un comentario con respecto a “comida o bebida”. Si bien brōsis y posis pueden designar “comer” y “beber”, son mejor traducidos contextualmente con los sustantivos “comida” y “bebida”, como en las versiones más formales.[45] Dado que “comida y bebida aparecen en el contexto de la circuncisión y la observancia de días especiales”,[46] es probable “que estas palabras sin duda se refieran a la comida y la bebida presentadas como ofrenda por los israelitas”.[47]

EL SIGNIFICADO DEL TÉRMINO GRIEGO SABBATA

    La palabra sábado en los idiomas originales tiene varios significados, incluyendo el sábado semanal y los sábados ceremoniales anuales; todos estos identificados por vínculos lingüísticos, al igual que contextuales.[48] Dado que algunos textos del Nuevo Testamento, incluyendo Colosenses 2:16, “pueden ser entendidos solo por medio de una comprensión exacta de su contraparte del Antiguo Testamento”, es vital tomar en cuenta estos asuntos.[49]

    1. ¿Una tríada “anual/mensual/semanal”? A primera vista, pareciera que la secuencia “días de fiesta, luna nueva o días de reposo” deriva de varios pasajes donde el término hebreo šabbāt (precedido por un artículo definido) se refiere al sábado semanal.[50] Sin embargo, la exégesis indica otra cosa.[51] Por ejemplo, ninguno de estos pasajes tiene los tres términos cruciales en singular, como los tiene Colosenses 2:16;[52] todos tienen al menos cuatro partes (no tres, como en Col. 2:16); y todos incluyen un sacrificio diario (que no se encuentra en Col. 2:16).[53] A pesar de la tradición erudita de que Colosenses 2:16 depende de una supuesta secuencia del calendario, la evidencia textual demuestra que Pablo no estaba usando aquí ninguno de los pasajes mencionados antes.

    2. Vínculos intertextuales con Oseas 2:11. Oseas 2:11 puede funcionar como un vínculo intertextual: “sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo”. Note estas áreas en común: tanto Colosenses 2 como Oseas 2 consisten en una agrupación en tres partes; ambos tiene la misma secuencia (primero, “fiestas”; luego, “nuevas lunas”; finalmente, “días de reposo”); ambos expresan los términos clave en singular colectivo/genérico;[54] ambos abordan los días en sí, y no los sacrificios diarios; ambos carecen de vínculos cruciales como para identificar el “día de reposo” con el séptimo día; y ambos tienen un contexto negativo para el uso erróneo de estos tiempos sagrados.[55]

    El análisis lingüístico muestra que “fiestas” (ḥag), en Oseas 2:11, se refiere a una o más de las festividades de peregrinación: la Pascua, Pentecostés y la Fiesta de las Cabañas. Luego, aparecen las nuevas lunas (ḥōdeš); clave para determinar las fechas de las estaciones señaladas.[56] Finalmente, la frase “sus días de reposo” (šabbattāh) los identifica como los sábados ceremoniales de Israel, más que los sábados semanales; que nunca son mencionados de esta manera, sino que el Señor refiere como “mis sábados”.

    De igual manera, la investigación lingüística de Colosenses 2:16 muestra que el término griego heortē está limitado a las mismas tres fiestas de peregrinación. Mientras que neomēnia indica la observancia de las lunas nuevas, sabbata incluye los “días de reposo” que no eran de peregrinación del Día de la Expiación o, aparentemente, de las Trompetas. Por tanto, Pablo no estaba siendo redundante al mencionar ambos heortē (fiestas de peregrinación) y sabbata (“días de reposo”). En resumen, la secuencia de Oseas de fiestas de peregrinación, luna nueva y sábados ceremoniales se corresponde con la de Colosenses.

    3. Estructura quiástica de los tres términos. Es más, esta frase tripartita aparece como un quiasmo, yendo de las estaciones anuales a las mensuales, y luego hacia las anuales nuevamente (ver recuadro 2). Como un quiasmo de una sola cima, el centro (“B”) tiene un lugar esencial. En resumen, “la luna gobernaba las fechas de las demás fiestas religiosas”.[57] Esta posición central de la luna nueva, por la que los demás eventos religiosos eran calculados, corrobora la conclusión de que sabbata puede referir únicamente a los sábados ceremoniales, dado que los sábados semanales nunca eran determinados por el cómputo lunar.

    4. Implicancias del artículo definido con sabbata. Las versiones en castellano no indican que “días de reposo” deriva de dos diferentes raíces en griego (sabbaton y sabbata), tal como los estudios morfológicos lo atestiguan. La forma léxica sabbaton se utiliza unas cuarenta veces para el sábado semanal;[58] sin embargo, incluye un artículo definido en casi la mitad de estas apariciones.[59] Sin embargo, cuando la forma sabbata es utilizada para el sábado (al menos unas 18 veces),[60] la palabra precede a un artículo definido cada vez, excepto cuando el contexto inmediato lo hace lingüísticamente inapropiado (como en Hech. 17:2) o completamente innecesario (como en Mat. 28:1). De manera significativa, la forma léxica sabbata es utilizada en Colosenses 2:16. Si sabbata tuviera aquí la intención de identificar el sábado semanal, tendría un artículo definido adjunto, o alguna otra información contextual directa, tal como se ve consistentemente en el Nuevo Testamento. Este único uso de sabbata señala convincentemente, una vez más, a este como una referencia inconfundible a los sábados anuales.

EL “DÍA DE REPOSO” EN LA “SOMBRA”

    “Por tanto, nadie os juzgue […] en cuanto a […] días de reposo, todo lo cual es sombra [del griego skia] de lo que ha de venir; pero el cuerpo [del griego sōma] es de Cristo” (Col. 2:16, 17).

    De manera general, el consenso entre los eruditos es que skia no es una “sombra” literal, sino una “presagio”, un “anuncio”,[61] dado que la palabra está directamente vinculada a tōn mellontōn, que es “lo que ha de venir”. Paul Deterding indica que esta expresión “es casi un término técnico para la era mesiánica y para el reino que arribó con Cristo en su primera venida, que será consumado en su regreso. Por esta razón, Jesús pudo llamar a Juan el Bautista ‘aquel Elías que había de venir’ (ho mellōn erchesthai) aun cuando Juan, y Jesús, ya habían arribado (Mat. 11:14)”.[62]

   Francis Beare señala que “lo que ha de venir [tōn mellontōn] significa, por supuesto, las cosas que yacían en el futuro cuando las observancias fueron ordenadas; o cosas que todavía yacían en el futuro. Lo que ha de venir vino con Cristo”.[63] Tal como Gordon Clark lo articuló, “el apóstol emplea esti en presente [es decir, que es una sombra] […] porque el apóstol se traslada idealmente al período pasado del ritualismo”.[64] La International Children’s Bible [Biblia internacional para niños] traduce así el versículo 17 a: “En el pasado estas cosas eran como una sombra de lo que había de venir”.[65]

    Aquí es donde entra en juego sōma. El léxico describe sōma (literalmente, cuerpo), en este contexto, como “la cosa misma, la realidad”.[66] De aquí la traducción de la Nueva Versión Internacional: “la realidad se halla en Cristo”. Ian Smith señala con aptitud: “Dado que la realidad ha aparecido, no existe necesidad de deleitarse en las sombras que son proyectadas por la realidad”.[67] Es más, ellas “han llegado a ser completamente sin sentido”.[68]

    William Hendriksen señala: “Aunque no estaba mal para el judío, entrenado desde su infancia en la ley, durante un período de transición observar algunas de estas costumbres como meras costumbres, al no estar relacionadas con la salvación para nada, estaba ciertamente equivocado adjudicarles un valor que no tenían, y tratar de imponerlas a los gentiles”.[69] Sin embargo, tal como Robert Wall nota: “para el cristiano, participar en estas celebraciones judías era equivalente a la negación del mesianismo de Jesús”.[70]

    En resumen, Seventh-day Adventists Believes: A Biblical Exposition of Fundamental Doctrines nota que Pablo “dejó en claro que los cristianos no tenían ninguna obligación de guardar estos días de reposo anuales, porque Cristo los había clavado en la cruz”.[71] Curiosamente, varias personas que no guardan el sábado concuerdan con esta comprensión de Colosenses 2:14 al 17.[72] Estos sábados ceremoniales, que eran tipos que señalaban al Mesías, “finalizaron con su muerte en la cruz”;[73] pero el sábado del séptimo día, instituido en el Edén y consagrado en los Diez Mandamientos como una norma ética para todos, todavía debe ser guardado santo para la gloria de Dios.

Sobre el autor: Doctor en Teología y en Ministerio, es pastor en Portland, Oregon, Estados Unidos.


Referencias

[1] Nota: todas las demás referencias directas al sábado en sí están localizadas en las partes históricas del Nuevo Testamento (los evangelios y Hechos). Sin embargo, Colosenses 2:16 es el único lugar en la sección teológica donde se encuentra el término sábado. Aunque todas las Escrituras son aceptadas como inspiradas por Dios, es bien reconocido que la doctrina necesita ser establecida sobre una clara instrucción teológica, y no meramente sobre narraciones que, a menudo, pueden ser interpretadas de diversas maneras.

[2] Para un resumen de esta tendencia entre escritores tanto católicos como protestantes, ver el capítulo 1 de Ron du Preez, Judging the Sabbath: Discovering What Can’t Be Found in Colossians 2:16 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2008), pp. 1-16. Notas a pie de página, limitadas debido a consideraciones de espacio en este artículo, se encuentran en Judging the Sabbath.

[3] Kenneth A. Strand, “The Sabbath”, citado en Raoul Dederen, ed., Handbook of Seventh-day Adventist Theology, Commentary Reference Series, t. 12 (Hagerstown, MD: Review and Herald Pub. Assn., 2000), p. 506.

[4] Derek Tidball señaló en 2011 que Colosenses “fue probablemente escrito desde Roma”, In Christ, in Colossae: Sociological Perspectives on Colossians (London: Paternoster, 2011), p. 11. Ver también Elena de White, Hechos de los apóstoles, p. 375.

[5] Ver James D. G. Dunn, “The Colossian Philosophy: A Confident Jewish Apologia”, Biblica 76, N° 2 (1995), p. 153.

[6] Markus Barth y Helmut Blanke, Colossians: A New Translation With Introduction and Commentary, trans. Astrid B. Beck, Anchor Bible (New York: Doubleday, 1994), p. 32.

[7] Peter H. Davids, Colossians, Philemon, Cornerstone Biblical Commentary (Carol Stream, IL: Tyndale, 2008), p. 229.

[8] H. Dermot McDonald, Commentary on Colossians & Philemon (Waco, TX: Word, 1980), p. 14.

[9] Ibíd., p. 15, Ver también H. Wayne House, “The Doctrine of Christ in Colossians”, Bibliotheca Sacra 149 (April-June 1992), pp. 180-192.

[10] Charles H. Talbert, Ephesians and Colossians, Paideia Commentaries on the New Testament (Grand Rapids, MI: Baker, 2007), p. 181.

[11] Ver, por ejemplo, Curtis Vaughan, Colossians and Philemon, Bible Study Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1980), p. 81; N. T. Wright, The Epistles of Paul to the Colossians and to Philemon: An Introduction and Commentary, Tyndale New Testament Commentaries (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1986), p. 118.

[12] Bonnie Thurston, Reading Colossians, Ephesians, and 2 Thessalonians: A Literary and Theological Commentary (NewYork: Crossroad, 1995), p. 44.

[13] Ver Ian H. Thomson, “Chiasmus in the Pauline Letters”, Journal for the Study of the New Testament, Supplement Series 111 (1995), pp. 153-156.

[14][14] John W. Welch, “Chiasmus in the New Testament”, in Chiasmus in Antiquity: Structures, Analyses, Exegesis, ed. John W. Welch (Hildesheim: Gerstenberg Verlag, 1981), p. 222. Otros que han identificado el uso de un quiasmo en Colosenses incluyen Ralph P. Martin, Reconciliation: A Study of Paul’s Theology (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1989), p. 115; y Ekkehardt Mueller, “Focus on Scripture: The Firstborn (Col. 1:15)”, Reflections: A BRI Newsletter, octubre de 2005, p. 7.

[15] Welch, Chiasmus in Antiquity, p. 225.

[16] De hecho, “la referencia a ‘circuncisión’ puede indicar que la circuncisión estaba entre las prácticas que eran recomendadas por los falsos maestros; estas prácticas claramente incluían muchos elementos judíos (t. 2, pp. 16-23)”. McDonald, Commentary on Colossians & Philemon, p. 106.

[17] Basados en el uso de este término en la literatura extrabíblica, algunos han sugerido que el cheirographon es “el registro de una deuda”, o un “título de crédito”. Ver, por ejemplo, James D. G. Dunn, The Epistles to the Colossians and to Philemon, The New International Greek Testament Commentary (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1996), p. 164.

[18] Ver, por ejemplo, Francis D. Nichol et al., eds., The Seventh-day Adventist Bible Commentary, t. 6 (Washington, DC: Review and Herald Pub. Assn., 1957), p. 1.009, donde en Efesios 2:15 se explica: “Ley de los mandamientos. Se piensa generalmente que se refiere a la ley ceremonial”. Ver también Nichol, The Seventhday Adventist Bible Commentary, t. 7, p. 204.

[19] C. R. Hume, Reading Through Colossians and Ephesians (London: SCM, 1998), p. 44. Ver también Thurston, Reading Colossians, Ephesians, and 2 Thessalonians, p. 45; McDonald, Commentary on Colossians &Philemon, p. 102.

[20] Walter Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, trad. William F. Arndt y F. Wilbur Gingrich, rev. F. Wilbur Gingrich y Frederick William Danker (Chicago, IL: University of Chicago Press, 1979), p. 201. Este uso de dogma para la ley mosaica también aparece en 3 Macabeos 3:1, donde habla acerca de un “judío de nacimiento que más tarde cambió de religión y apostató de las tradiciones ancestrales”.

[21] Ver, por ejemplo, R. McL. Wilson, Colossians and Philemon: A Critical and Exegetical Commentary, the International Critical Commentary (London: T & T Clark International, 2005), p. 214; Murray J. Harris, Colossians & Philemon, Exegetical Guide to the Greek New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1991), pp. 107-109; Curtis Vaughan, “Colossians”, en The Expositor’s Bible Commentary, t. 11, ed. Frank E. Gaebelein (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1978), p. 201; House, “The Doctrine of Christ in Colossians”, p. 189.

[22] Barth y Blanke, Colossians, p. 328.

[23] Ver, por ejemplo, Gordon Haddon Clark, Colossians: Another Commentary on an Inexhaustible Message, Tyndale New Testament Commentaries (Phillipsburgh, NJ: Presbyterian and Reformed,1979), pp. 89, 90.

[24] Ver Wright, The Epistles of Paul, pp. 25, 26.

[25] David W. Pao, Colossians & Philemon, Zondervan Exegetical Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2012), p. 171.

[26] John Woodhouse, Colossians and Philemon: So Walk in Him (Rossshire, UK: Christian Focus, 2011), p. 140.

[27] John Paul Heil, Colossians: Encouragement to Walk in All Wisdom as Holy Ones in Christ, Society of Biblical Literature, n° 4 (Atlanta: Society of Biblical Literature, 2010), p. 119.

[28] Barth y Blanke, refiriéndose a la expresión “clavada a la cruz”, declaran que “podemos asumir fácilmente, con E. Percy (PKE, 91) que Pablo inventó la imagen ad hoc”. Colossians, p. 331.

[29] Vaughan, “Colossians”, p. 201.

[30] Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 380.

[31] Este uso de Dios que está “contra nosotros” o “contrario a nosotros” puede ser visto repetidamente en el consejo que Moisés dio a Israel antes de morir. Por ejemplo, Lev. 26:17, 21, 23, 24, 27, 28, 40, 41; Deut. 28:48, 49; 29:27; 31:17, 19, 21, 26.

[32] Elena de White afirmó que “Pedro se refería a la ley de las ceremonias, que fue anulada e invalidada por la crucifixión de Cristo”, Los hechos de los apóstoles, p. 157.

[33] Seventh-day Adventists Believes: A Biblical Exposition of Fundamental Doctrines (Silver Spring, MD: Ministerial Association, General Conference of Seventh-day Adventists, 2005), p. 274.

[34] McDonald, Commentary on Colossians & Philemon, p. 87.

[35] Ver Ralph P. Martin, Ephesians, Colossians and Philemon, Interpretation (Atlanta: John Knox, 1991), p. 82; Thurston, Reading Colossians, Ephesians, and 2 Thessalonians, 4; Clark, Colossians, p. 88.

[36] Tidball, In Christ, in Colossae, p. 27.

[37] Ibíd., p. 19.

[38] Por ejemplo, reconociendo varias similitudes entre los maestros de Colosas y los de Gálata, Michael Bird comenta: “En Colosenses y Gálatas, la libertad de los designios de los filósofos de Colosas y de los prosélitos de Gálatas se debe a morir con el Mesías y a ser bautizado en el Mesías (Col. 2:12; 3:3; Gál. 3:26, 27). Colosenses y Gálatas se refieren a la libertad del cristiano de la circuncisión y las fiestas (Col. 2:11, 12, 16; Gál. 5:2; 6:12-15; 4:10), y refiere a la liberación de los poderes del mal (Col. 1:13, 14; Gál. 1:4)”. Colossians, Philemon: A New Covenant Commentary, New Covenant Commentary Series (Eugene, OR: Cascade, 2009), p. 19.

[39] Ver Petr Pokorný, Colossians: A Commentary, trans. Siegfried S. Schatzmann (Peabody, M. A: Hendrickson, 1991), p. 113, que menciona varios, incluyendo a Alford y Peake.

[40] “Los detalles precisos de estas enseñanzas en Colosas no se pueden afirmar con certeza […] Incuestionablemente, contenían tendencias judaizantes […] Los falsos maestros de Colosas […] insistían en un ceremonialismo extremadamente legalista, siguiendo un patrón judío, y enfatizando la circuncisión […] y la observancia de las fiestas. […] Pablo no solo está preocupado por refutar el legalismo judaizante, sino también contiende con ciertos elementos paganos que buscan degradar o eclipsar el oficio de Cristo”. Nichol, Seventh-day Adventist Commentary, t. 7, p. 184.

[41] David E. Garland, Colossians/Philemon, NIV Application Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1998), p. 27.

[42] McDonald, Commentary on Colossians &Philemon, p. 88. Ver también Pokorný, Colossians: A Commentary, p. 143; T. K. Abbott, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles to the Ephesians and to the Colossians, International Critical Commentary, eds. C. A. Briggs, S. R. Driver, and A. Plummer, (New York: Charles Scribner’s Sons, 1897), p. xlviii; Wright, The Epistles of Paul, pp. 27, 119; Nichol, Seventh-day Adventist Commentary, t. 7, p. 204; John MacArthur Jr., Colossians & Philemon, MacArthur New Testament Commentary(Chicago, IL: Moody, 1992), p. 118.

[43] Bauer, Greek-English Lexicon, p. 121.

[44] Harris concluye: “Los colosenses debían resistir con firmeza todo esfuerzo de ciertos propagandistas […] que podrían restringir su libertad por medio de regulaciones legalistas”. Colossians & Philemon, p. 104.

[45] Ver Bauer, Greek-English Lexicon, pp. 148, 694; Barth y Blanke, Colossians, p. 337; Harris, Colossians & Philemon, p. 118.

[46] Allan R. Bevere, “Sharing in the Inheritance: Identity and the Moral Life in Colossians”, Journal for the Study of the New Testament, Supplement Series 226 (Sheffield: Sheffield Academic Press, 2003), p. 86.

[47] Nichol, Seventh-day Adventist Bible Commentary, t. 7, p. 2.050.

[48] Para un análisis abarcador de estas 180 apariciones de los términos “sábado” en la Escritura, ver du Preez, Judging the Sabbath, pp. 20, 21, 39, 155-168.

[49] Skip Mac Carty, “Responses to Craig L. Blomberg”, en Perspectives on the Sabbath: Four Views, ed. Christopher John Donato (Nashville,TN: B&H Publishing, 2011), p. 371.

[50] Estos son Núm. 28:2-29:39; 1 Crón. 23:29-31; 2 Crón. 2:4; 8:12, 13; 31:3; Neh. 10:33; Eze. 45:13-17;

46:1-15.

[51] El estudio cuidadoso de los especialistas ha mostrado que no existen evidencias de que Pablo haya utilizado 1 o 2 Crónicas, o el libro de Nehemías, en alguno de sus escritos. Si bien Pablo parafraseó un pasaje de Ezequiel y alude a otros dos pasajes, tampoco existen evidencias de que alguna vez haya citado de este libro. Ver Robert G. Bratcher, Old Testament Quotations in the New Testament, rev. ed. (London: United Bible Societies, 1961); Gleason L. Archer and Gregory Chirichigno, Old Testament Quotations in the New Testament (Chicago: Moody, 1983).

[52] Si bien algunos pueden cuestionar si el tema de los singulares o plurales tiene relevancia, el énfasis del mismo Pablo en el número del sustantivo demuestra su significancia, especialmente cuando aborda cuestiones cristológicas. Por ejemplo, considerar Gálatas 3:16: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente”. No dice: “Y a las simientes”, como si hablase de muchos, sino como de uno: “Y a tu simiente, la cual es Cristo”.

[53] Para más información, ver du Preez, Judging the Sabbath, pp. 55-70.

[54] Algunos alegan que el término final, sabbatōn, de la secuencia calendárica de Col. 2:16, no es ambigua, sino que es un genitivo plural, y no puede ser singular. Sin embargo, tal como ya se ha señalado, la investigación meticulosa de la Septuaginta, la Biblia moderna en griego, obras extra bíblicas (tales como Zenón, Filón y Josefo) y los escritos deuterocanónicos, claramente muestran que el término léxico sabbata fue usado regularmente como una palabra griega en singular, completamente intercambiable con el singular normal sabbaton. La única vez que sabbata es correctamente entendida como plural es cuando es seguida directamente por un numeral, como en Hechos 17:2. De ahí que, tal como varios eruditos han concluido correctamente, el término léxico sabbata (en Col. 2:16) debería ser entendido como genérico singular. Dado que los tres términos de Colosenses 2:16 son vistos así como singulares genéricos, esto fortalece la conexión entre los tres términos clave de Oseas 2:11, que también son singulares genéricos.

[55] Para más información, ver du Preez, Judging the Sabbath, pp. 135-137. Nota: Algunos se han preguntado acerca del significado de en merei del versículo 16. Bauer señala que en Colosenses 2:16 significa “con res- pecto a una fiesta” (Greek-English Lexicon, p. 506).

[56] Es más, la nueva luna es mencionada en el centro del quiasmo porque es crucial para determinar el momento de las fiestas de peregrinación (mencionadas primero en esta frase tripartita), al igual que los sábados ceremoniales (mencionados al final en esta secuencia calendárica de tres partes).

[57] Ronald F. Youngblood, ed., Nelson’s New Illustrated Bible Dictionary (Nashville, TN: Nelson, 1995), s. v. “Moon”. Ver también Hobart E. Freeman, “Festivals”, Wycliffe Bible Encyclopedia, t. 1, eds. Charles F. Pfeiffer, Howard F. Vos y John Rea (Chicago, IL: Moody, 1975), p. 601.

[58] Ver Mat. 12:2, 5, 8; 24:20; Mar. 2:27 [x2], 28; 6:2; 15:42 [prosabbaton]; 16:1; Luc. 6:1, 5, 6, 7, 9; 13:14 [x2], 15, 16; 14:1, 3, 5; 23:54, 56; Juan 5:9, 10, 16, 18; 7:22, 23 [x2]; 9:14, 16; 19:31 [x2]; Hech. 1:12; 13:27, 42, 44; 15:21; 18:4.

[59] Ver Mat. 12:5, 8; Mar. 27 [x2], 28; 15:42; 16:1; Luc. 6:5, 7, 9; 13:14 [x2], 15, 16; 14:3, 5; 23:56; Juan 5:18; 9:16; 19:31 [x2].

[60] Ver Mat. 12:1, 5, 10, 11, 12; 28:1; Mar. 1:21; 2:23,24; 3:2, 4; Luc. 4:16, 31; 6:2; 13:10; Hech. 13:14; 16:13; 17:2 (al igual que Luc. 6:9 en el Textus Receptus).

[61] Bauer, Greek-English Lexicon, p. 755.

[62] Paul E. Deterding, Colossians, Concordia Commentary: A Theological Exposition of Sacred Scripture (St. Louis, MO: Concordia, 2003), p. 113.

[63] Francis W. Beare, “The Epistle to the Colossians”, in The Interpreter’s Bible, t. 11 (Nashville, TN: Abingdon, 1983), p. 201. Ver también Bevere Sharing, p. 141; Vaughan, Colossians and Philemon, p. 83.

[64] Clark, Colossians, p. 97.

[65] De manera similar, la Versión Inglesa para Sordos traduce: “En el pasado, estas cosas eran como una sombra que mostraba lo que estaba por venir”.

[66] Bauer, Greek-English Lexicon, p. 799.

[67] Ian K. Smith, Heavenly Perspective: A Study of the Apostle Paul’s Response to a Jewish Mystical Movement at Colossae (London: T &T Clark International, 2006), p. 118.

[68] McDonald, Commentary on Colossians & Philemon, p. 89. Ver también Mac Arthur, Colossians & Philemon, p. 119.

[69] William Hendriksen, New Testament Commentary: Exposition of Colossians and Philemon (Grand Rapids, MI: Baker, 1965), p. 124.

[70] Robert W. Wall, Colossians & Philemon, IVP New Testament Commentary Series (Downers Grove, IL: Inter Varsity, 1993), p. 121.

[71] Seventh-day Adventists Believes, p. 287.

[72] Ver, por ejemplo, David W. Jones, Introduction to Biblical Ethics (Nashville, TN: B&H Academic, 2013), p. 165; Robertson McQuilkin, An Introduction to Biblical Ethics (Wheaton, IL: Tyndale, 1989), pp. 185, 186.

[73] Seventh-day Adventists Believes, p. 285.