Creo que es importante que todo pastor se proponga introducir en su agenda anual la predicación de varios Salmos
Nacido en Lima, Rep. del Perú, en 1973, el Pr. Edgard Horna Santillán Es adventista de tercera generación, e hijo de pastor (Edgard Horna Salvatierra, jubilado). Fue bautizado en 1985, y en 1996 se diplomó en Teología en la Universidad Peruana Unión (UPeU), donde también terminó su maestría. Actualmente se encuentra en la fase de preparación de su tesis doctoral de Teología, especialidad en Antiguo Testamento, en la Universidad Adventista del Plata, Rep. Argentina. El Pr. Horna está casado con la profesora Gloria Lagos Moraga y tiene dos hijos: Sergio y Dareli.
Después de haber trabajado como capellán escolar, profesor de Biblia y pastor de iglesias en la Asociación Peruana Central, en 2001 fue llamado como profesor de la Facultad de Teología de la UPeU, actividad que todavía desempeña. Desde 2013, además, se desempeña como decano de esa Facultad. En esta entrevista, habla acerca del tema de su tesis y de su relevancia para el ministerio pastoral.
RM: ¿Cómo define la poesía hebrea, y por qué escogió especializarse en ella?
EHS: Desde pequeño me fascinaron las historias bíblicas del Antiguo Testamento: cómo hombres y mujeres comunes y corrientes eran utilizados por Dios para cumplir su voluntad o, simplemente, para recibir el amoroso cuidado de Yahvé; interés que conservo hasta el día de hoy. Mi aprecio por los libros poéticos y, particularmente, por los Salmos se desarrolló al ingresar en la adolescencia y la juventud. Frente a los problemas y los desafíos de la vida, cada oración y canto me otorgaron confianza y seguridad en el Señor. Una vez que me incorporé en el programa teológico, el estudio de idiomas bíblicos, la exégesis y la teología bíblicas, así como los estudios de maestría en Sagrada Escritura, me llevaron a comprender dos aspectos que creo que son las razones de por qué me decidí por un doctorado en Antiguo Testamento. Primero, la singularidad práctica de su mensaje teológico, aunque más profunda en la poesía bíblica. Y segundo, la forma en que se pueden explicar mejor otros textos bíblicos de las Escrituras, especialmente en cuanto a la doctrina de la salvación.
La poesía hebrea es la poesía escrita en lenguaje hebreo, y engloba la poesía bíblica, la poesía hebrea medieval y la poesía hebrea moderna. La poesía hebrea bíblica puede ser definida como la estructuración literaria densa de una idea, acontecimiento o experiencia de la realidad. Dicho de otra forma, la poesía bíblica es un ícono verbal de palabras o expresiones escogidas, que imitan o reflexionan sobre la realidad. De allí que su lenguaje atrape nuestra atención incluso sobre aspectos comunes de la vida.
RM: ¿Cuál es la relevancia del conocimiento de la poesía hebra bíblica para la actualidad?
EHS: La relevancia del conocimiento de la poesía hebrea radica, primero, en que al concentrarse en las imágenes y el simbolismo del mundo bíblico podemos conocer y hablar de Dios. Lo que no se ha visto puede ser comprendido mejor mediante comparaciones. Así, por ejemplo, podemos entender que Dios es confiable al ser comparado con una “roca”, metáfora ampliamente usada en las secciones poéticas del Antiguo Testamento (AT) (Deut. 32:4, 18; 2 Sam. 22:2; Sal. 18:2; 19:14; 28:1; 31:2; 61:2; 71:3; 89:26; Isa. 33:16). De hecho, Jesús mismo utilizó con frecuencia un lenguaje figurado, para grabar en la mente de sus oyentes su mensaje de salvación (Mat. 13:34, 35; Mar. 4:33, 34). Incluso esta forma de conocer a Dios es superior a la filosofía, porque podemos aprender más y mejor a través de las cosas que nos rodean.
Segundo, las imágenes, así como su estructura sencilla, no se pierden en la traducción, dándole un carácter universal, de forma tal que su mensaje puede ser comprendido por toda persona, en todo tiempo y lugar. Note que el tamaño y/o la extensión de los cantos, los himnos, los dichos, etc., permiten al oyente poder grabar y recordar mejor las lecciones que estos encierran.
Tercero, la poesía, y especialmente el canto, es la mejor forma de expresar la fe y la devoción a Dios. Las luchas y las derrotas, las alegrías y las victorias de los hijos de Dios de aquellos tiempos, expresadas en poesía, nos muestran que eran personas de carne y hueso, con las mismas luchas, tentaciones y problemas personales que atravesamos hoy nosotros; en este sentido, es del interés de los cristianos hoy. A esto se suma el hecho de que por este medio podemos adorar y alabar a Dios, reconociéndolo como nuestro Salvador y Creador.
Finalmente, el estudio de la poética bíblica es importante para la comprensión de la teología bíblica tanto del AT como del Nuevo Testamento (NT), así como de las doctrinas. La densidad de sus imágenes y su lenguaje figurado explican mejor la realidad de la experiencia cristiana, así como la naturaleza divina, su acción y su propósito respecto del ser humano. Un ejemplo de esto lo encontramos en la práctica de Jesús. En el estudio bíblico que dio a dos de sus discípulos camino a Emaús, incluyó “todas las Escrituras” (Luc. 24:27), y se remite a “los Salmos” (vers. 44) cuando apareció en el aposento alto a sus discípulos, para referirse a su misión y ministerio. Por estas razones, creo que deberíamos asignar más tiempo a su estudio e investigación, a la publicación de libros y en la predicación.
RM: ¿Cómo funciona la poesía hebrea? ¿Cuáles son sus características?
EHS: La poesía hebrea, a diferencia de la poesía occidental, no depende de un esquema de versos con acento y rima que se repiten de forma regular. Su acentuación es irregular y su rima, si es que existiera, parece ocasional o accidental. La base métrica más significativa consiste en la simetría equilibrada de forma y sentido, conocida como “paralelismo” de pensamiento. A veces, esto no es claro en la traducción, ya que para hacer más claras las ideas se puede modificar el orden de las palabras. A través de este tropo, el poeta dispone sus declaraciones en pares, como un sonido y su eco, pero como parte de un todo. Así, la poesía bíblica enfatiza el pensamiento y el mensaje.
Sus características pueden ser organizadas en dos aspectos. Primero, en relación con el mensaje: a) resalta la hermosura de la naturaleza, expresando su amor por ella; b) está saturada de la realidad de Dios y c) destaca la hermosura de la naturaleza humana. En este sentido se enfatiza la sabiduría, no la establecida en nuestro tiempo, que implica tener conocimientos, sino una que es práctica y que enseña a vivir rectamente (Ecl. 12:13). Segundo, con relación a sus aspectos constitutivos, se caracteriza por: a) su densidad. Es decir, la concentración de sentido que está ligada a un juego de relaciones en todos los niveles de significado: paralelismos (ideas similares u opuestas, y/o en relación gramatical, sintáctica y semántica); imágenes diversas (especialmente metáforas); juego de palabras y la falta de conjunciones. b) Es de carácter cíclico; es decir, es repetitiva. Se evidencia en todos los niveles: ritmo, sintaxis, fonético, paralelismos, etc. No es que repita lo mismo, sino que la segunda línea enfatiza la primera línea de forma creativa. En este sentido, esta es la característica más importante de la poesía hebrea. c) El uso de lenguaje escogido, que genera que varias expresiones aparezcan una sola vez en el texto poético.
RM: Bríndenos una visión de los Salmos, en el contexto de la poesía hebrea.
EHS: Desde muy antiguo, los libros poéticos, y particularmente los Salmos, son la sección de la Biblia más apreciada y citada por todos los cristianos. Esto se puede ver en la grande y variada cantidad de publicaciones que se venden en las librerías, tales como manuales sobre exégesis e interpretación, comentarios bíblicos, devocionales, himnarios, cantorales, etc. En relación con los Salmos, el interés ha sido puesto principalmente en la historia de su formación, su estructura, el género literario y su estilo literario; particularmente, la función formal del paralelismo y las imágenes (metáforas). A pesar de ello, existe poco interés entre los investigadores y los estudiosos de la Biblia en cuanto a la teología bíblica de los Salmos.
Primero, se ha discutido mucho en cuanto a la estructura literaria de los Salmos en cinco libros: Salmos 1 a 41; 42 a 72; 73 a 89; 90 a 106; y 107 a 150. Para la mayoría de los eruditos, representan distintas etapas en el proceso de formación de toda la colección. Para otros, los cinco libros siguieron el molde del Pentateuco, el que podría haber influido, incluso, en la temática de cada uno. No obstante, por ahora se reconoce que cada libro concluye con una doxología: 41:13; 72:18; 89:52; 106:48; 150, que sirve como doxología final para toda la colección. Al mismo tiempo, el análisis de términos sugiere un trabajo editorial para atar cada libro uno a otro.
Segundo, cada libro contiene una diversidad de géneros literarios que sugieren diversas formas de adorar a Dios, de forma pública y privada. Si estas formas son correctamente comprendidas, no solo se tendrá una mejor comprensión de su significado, sino también de su función. Hasta el siglo XIX se intentó dilucidar, mediante un análisis crítico, la autoría, el origen, el propósito y las fuentes de los Salmos. Pero resultó inadecuado, ante la falta de información provista por los Salmos. Un nuevo enfoque fue introducido por H. Gunkel, quien reconoció patrones establecidos, o categorías, para contextos específicos. El problema es que estableció que una forma de comprender los Salmos era a través de las expresiones religiosas de otras culturas del Antiguo Cercano Oriente (ACO). Después de Gunkel han surgido varios estudios en esta dirección, y se ha logrado reconocer diversas formas; varias están evidentemente bien establecidas, y otras caen en la conjetura y la inexactitud. Entre los géneros más destacados, están: los himnos, o salmos de alabanza; quejas individuales y congregacionales; salmos reales y sapienciales; etc.
Los estudios en relación con la parte formal, como son los paralelismos, las repeticiones y las imágenes, están muy extendidos por la riqueza que contienen los Salmos. Así, en los Salmos se encuentran paralelismos sintácticos, semánticos y gramaticales, que a su vez se entremezclan con repeticiones que enfatizan el mensaje que el autor quiere remarcar. En los últimos años, existe un interés renovado por las imágenes y las metáforas utilizadas como motivos teológicos en el Salterio. Por ejemplo, en las metáforas usadas para referirse a Dios encontramos que 146 veces se hace mención a alguna parte del “cuerpo” de Dios (ojos, manos, boca, etc.); 93 veces se refiere al Dios de los cielos; 51 veces se habla de Dios como rey; 47 veces se refiere a la casa de Dios. Y así, entre otras imágenes conocidas, Dios como guerrero, juez, roca, escudo y pastor. Esto ha abierto un nuevo campo de investigación, que es la interpretación comparativa iconográfica, método introducido por O. Keel en 1972, mediante el cual se busca comparar el pensamiento religioso de la Biblia con el pensamiento religioso del ACO. No obstante, este tipo de interpretación puede resultar arbitraria, si no existen criterios bien específicos que gobiernen la interpretación de imágenes. De hecho, la comparación entre imagen y palabra nos puede ayudar, si la Palabra inspirada tiene preferencia sobre la información iconográfica provista por el contexto del ACO.
Sin embargo, a pesar del gran interés entre los eruditos en los últimos años, no ha sido así con relación al estudio del mensaje teológico de los Salmos. Solo algunos temas como la Creación, el Juicio, el Mesías, la Ley de Dios, etc., han sido estudiados. Dicho de otra forma, ha habido más interés en la forma, y poco en el fondo o en su mensaje central.
RM: ¿Qué sugiere para que el pastor saque el mejor provecho homilético de los Salmos?
EHS: Creo que esta pregunta es muy importante. Patrick Miller, en su libro Interpreting the Psalms, reconoce que los Salmos tienen una función teológico-homilética. Él percibe que no es fácil entender la narrativa y la profecía bíblicas, porque nuestros mundos son distantes y diferentes. No obstante, con los Salmos eso no ocurre, porque son como una especie de puente entre el entonces y el ahora, entre el antiguo mundo y el presente, lo cual nos permite entender mejor las palabras de la Escritura. Siendo que la experiencia del Salmista es parecida a la nuestra, se hace más fácil ayudar a otros a comprender mejor los grandes conceptos espirituales.
En este contexto, creo que es importante que todo pastor se proponga introducir, dentro su calendario anual de predicación, varios Salmos: de hecho, algunos de ellos se prestan perfectamente para ciertas ocasiones (Sal. 1, 2, 19, 23, 75, 76, 90, 110, etc.); incluso, algunos de ellos bien podrían servir para una serie de sermones, y esto según el énfasis del Salmo (1, 23, 119, etc.). Otra forma de organizar el calendario podría ser sobre la base de las imágenes o las metáforas, o los motivos teológicos más distintivos: el Mesías Rey o Juez, la Creación, el Juicio Final, el Templo de Dios, la Roca, etc. Otra forma de sacarle el máximo provecho es a través de un estudio comparativo entre un Salmo y otros textos paralelos. Por ejemplo, el Salmo 33 y Génesis 1, o el Salmo 76 y Éxodo 14. Lo cierto es que podemos explotar mucho más uno de los libros más extensos y teológicamente diversos que tiene la Biblia.
RM: ¿Qué es lo que el concepto hebreo de pastor todavía tiene para enseñar al pastor de iglesia en nuestros días?
EHS: En hebreo, la palabra pastor es rô’eh; del verbo ra’ah, que significa “pastar”, “alimentar”, “pastorear”. Describe a quien se dedica a cuidar ovejas. A menudo, los pastores eran nómades o seminómades, especialmente si había que buscar agua y pastos para los rebaños (cf. Gén. 4:20; 13:2-6, 11, 18; Sal. 23:2); también tenían que proteger a sus ovejas de los ladrones y/o de los animales salvajes (1 Sam. 17:34, 36; cf. Juan 10:3-5). Contextualizar este término para nuestro tiempo no es fácil, porque la mayoría de nosotros no tiene relación con esta actividad. No obstante, la aplicación que se hace sobre Cristo puede ayudarnos a comprender nuestra función como “pastores de la grey”. En varios lugares, el Señor es presentado como un Pastor que conduce y cuida de sus “ovejas”; y lo hace con bondad y fidelidad (Sal. 23; 80:1; Isa. 40:11; Eze. 34:11, 12). Jesús se refirió a sí mismo como el Buen Pastor, incluso capaz de dar su vida por sus ovejas (Juan 10:11-15). De lo dicho, se puede extraer dos lecciones importantes para nosotros: 1) debemos cuidar de nuestra grey, proveyendo alimento de calidad y agua fresca a nuestras ovejas. Note que esta es una actividad no solo del fin de semana; es una tarea diaria. En ese sentido, no podemos dejar de visitar y atender a los miembros de nuestra iglesia; 2) el enemigo está buscando devorar y destruir a nuestras ovejas. Es nuestra tarea defenderlas y protegerlas de los falsos maestros, las ideas y las prácticas mundanas, y de todos aquellos que las arrebaten de nuestro redil; 3) Dios está en contra de los pastores que se apacientan a sí mismos (Eze. 34:2, 3, 8), que no cuidan de las ovejas y estas quedan errantes, heridas y son fácil presa de las fieras (vers. 4-10). La llamada de atención de Ezequiel debería ser suficiente para llevarnos a cumplir la tarea encomendada con dedicación, y pensando menos en el beneficio personal que podemos obtener.