Cómo hacer del Plan de Cinco Días para Dejar de Fumar un plan de evangelización. ¡No abandone a los que han terminado el curso! Utilice un plan de seguimiento con el propósito de ganarlos para Cristo.

Después de mucho estudio y oración solicité hace algunos años a la Asociación de Potomac que me relevara en mis tareas pastorales. No, no estaba enojado con mi iglesia, ni tampoco pensaba salir del ministerio. Quería ir a un territorio de la asociación donde no hubiera una iglesia adventista, para comenzar a trabajar con el Plan de Cinco Días para Dejar de Fumar como medio de evangelización, con miras a formar una congregación.

Durante años había conducido planes de Cinco Días y a veces me había sentido avergonzado al ver a los participantes, tan receptivos al término del curso, “abandonados” cuando los cinco días habían concluido. Es un derroche trágico construir una relación tan favorable con esa gente y no hacer nada después para continuar con un plan bien delineado, a fin de interesarlos en otras áreas de servicio que ofrece la Iglesia Adventista, sin excluir su mensaje de carácter espiritual.

Unas pocas semanas después de mi pedido, la junta directiva de la asociación me dio el visto bueno, y sugirió que me trasladara a Williamsburg, Virginia, donde entonces había cuatro parejas adventistas, pero no había una iglesia en un radio de más de 56 km. Esbocé mis planes al pequeño grupo, y ellos coincidieron en que harían su parte para ayudar. Descubrimos que el administrador del hospital de la ciudad, quien hacía cinco años había dejado de fumar gracias al Plan de Cinco Días, estaba dispuesto a apoyar ese programa en Williamsburg. El 15 de noviembre de 1976 comenzamos nuestra primera sesión en el comedor del hospital.

Fui desarrollando diversos planes de seguimiento destinados a ayudar a los que asistían. Pronto descubrí que había un arraigado recelo ante cualquier intento de guiar los temas hacia el terreno espiritual. Había que enfrentar esta situación antes que se pudiera pensar en hacer progresos. Ahora, después de varios años de dirigir mensualmente Planes de Cinco Días, y de haber hecho numerosos cambios y ajustes, Dios me ha guiado a tener un programa que funciona y que resulta en bautismos.

Dos semanas antes de comenzar el Plan, hago llegar la noticia a todos los diarios y a las estaciones de radio y televisión de la zona para que anuncien el programa. Menciono que una gran parte del éxito del Plan se debe a un prolongado sistema de apoyo que incluye llamadas telefónicas, cintas grabadas especialmente para el Plan, películas y visitas personales. De modo que desde el principio los participantes cuentan con el seguimiento como una parte integral del programa. Los diarios informan que las personas interesadas pueden llamar a mi casa para inscribirse por anticipado, o bien pueden ir quince minutos antes de la apertura de la primera sesión para anotarse. Más o menos la mitad de los que asistirán llaman por teléfono para reservar su lugar, de modo que podemos hacer un cálculo estimatorio de la cantidad de personas

que concurrirán. En los anuncios se identifica claramente al programa con la Iglesia Adventista local, en cooperación con el hospital de la ciudad, la Asociación del Pulmón de Virginia, la Sociedad Americana del Cáncer y la Sociedad Americana del Corazón. Esas organizaciones nos han autorizado a mencionarlas como copatrocinadoras.

Dirigimos las sesiones propiamente dichas como en todas partes, con algunas innovaciones que tienen el propósito de suavizar el punto de transición al plan de seguimiento. Somos abiertos y francos en todo lo que hacemos. A nadie se le impone nada, ni tratamos de minimizar las implicaciones espirituales del programa.

Primera sesión

En la primera sesión cada participante recibe una tarjeta de identificación, en la que él o ella escriben su nombre de pila. Yo me paro en la puerta de entrada y soy el primero en saludar a cada uno personalmente. Les entrego mi tarjeta y les digo: “Es posible que la necesiten más adelante”. Después de la introducción de práctica, les explico que, para que las sesiones sean informales, usaremos solamente los nombres de pila. Me aseguro de recordar cuatro o cinco nombres, y esa misma noche los llamo para requerir de ellos alguna respuesta. Antes de la segunda noche confecciono la lista de todos los nombres, y usaré cada uno de ellos antes que concluyan las cinco sesiones. Esto me permite crear una corriente de simpatía con cada participante.

A continuación me introduzco en lo que será mi tema durante los días del Plan, y que es de interés para ellos. Les digo más o menos así: “Prácticamente todos los programas para dejar de fumar se inspiran en el signo pesos. Algunos procuran llenarse los bolsillos con su adicción al cigarrillo. Ustedes notarán que este programa es gratuito. No nació del signo pesos, sino de un interés profundo en nuestros prójimos y de nuestro deseo de ayudarlos”.

Un cartel gigante en el que se ve un cigarrillo con cuatro flechas, dos de cada lado, ilustra nuestro cuádruple ataque: psíquico, físico, de hábitos y espiritual. Como ministro no hago apología alguna del factor espiritual, les aseguro que, en gran medida, el éxito debe venir de un poder ajeno a ellos mismos.

Empleamos dos recursos, y les explicamos las razones para ello. El primero un botón grande con la inscripción “He Decidido Dejar de Fumar”. Les pedimos que lo usen cada vez que salgan de su casa. “Cuando la gente vea que usted está usando este botón -les digo-, ¡será muy difícil tener un cigarrillo entre los dedos al mismo tiempo!” El segundo, es mi tarjeta personal, en cuyo dorso se ha impreso este mensaje: “Amigo, usted puede dejar de fumar en sólo cinco días, ¡GRATIS! Para informarse, llame al teléfono que figura en el anverso de esta tarjeta”. Le pido a cada participante que tome por lo menos diez tarjetas y que ellos, a su vez, las entreguen a otros fumadores. Muy pronto se dan cuenta de que es muy difícil fumar y al mismo tiempo estar embarcados en una cruzada antitabáquica. La tarjeta les ayuda a ellos mismos y también anima a otros a dejar de fumar.

Al término de la primera sesión cito una promesa bíblica de poder para vencer, y les digo: “Como pastor, creo en el poder de la oración. Sin duda, alguno de los que están aquí esta noche participa de esta creencia. Por esta noche hemos terminado, pero si usted quiere permanecer para terminar con una oración, que haré inmediatamente, permanezca en su asiento. Los demás pueden retirarse ahora”. Todavía no he visto a nadie retirarse antes de la oración. Una vez que el grupo ha expresado su deseo de esa forma, las cuatro noches siguientes automáticamente cierro la reunión con una oración.

Revisamos los registros e incluimos en ellos el teléfono del hogar y del trabajo de cada uno. Además del llamado de sus compañeros, yo también los llamo diariamente.

Segunda sesión

La segunda noche, junto con otra literatura, que está a la disposición de los participantes, ponemos el librito Sus Amigos Los Adventistas. Les llamo la atención a esa publicación, diciéndoles: “Quizá alguno de ustedes nunca se haya relacionado con los adventistas. Si tiene curiosidad, puede llevar este folleto”. ¡Y corren a buscarlo!

Esta noche, en los minutos dedicados a la sección “De Mi Interés”, hablo acerca de Lucas 4:16-18, y destaco el hecho de que Jesús pasó más tiempo atendiendo las necesidades físicas de la gente que su bienestar espiritual. Y añado: “Los Adventistas tratamos de seguir ese ejemplo. Mientras hablo de la obra médica que la iglesia realiza en todo el mundo y la obra de caridad que sostiene, reparto informes de la Recolección. (El año pasado mandé un informe a cada uno de los que se habían graduado durante el año, sugiriéndoles que quizá quisieran ayudar. La respuesta fue buena.)

Tercera sesión

La sección “De Mi Interés”, en la tercera noche se basa en Mateo 25: 34-36. Les digo: “Evidentemente Dios tiene en cuenta el interés que los hombres manifiestan en las necesidades físicas de los demás, porque nuestro galardón o nuestro castigo, por lo menos en parte, está en proporción con el interés que en este sentido hayamos manifestado en esta vida. Por supuesto, ese interés debe ser una respuesta de amor al amor que Dios manifiesta hacia nosotros y no un medio para ganar nuestra salvación”.

Mientras se distribuyen las fichas de control para llenar, llamo la atención a un pequeño sobre marrón para monedas adosado a la ficha. “La última noche del plan -digo- recibiremos donaciones voluntarias para comprar publicaciones y películas, y para cubrir otros gastos. El programa del que ustedes están gozando ha sido posible gracias a las contribuciones de los que los han precedido. El programa es gratuito pero si usted puede ayudarnos para que ayudemos a otros, estaremos muy agradecidos. También les adelanto que la última noche serviremos un refrigerio, que incluirá un sustituto del café, pan casero y algunos platos vegetarianos. Traiga a su esposo o esposa y al resto de su

familia. Esa noche la película mostrará los efectos del cigarrillo en los no fumadores. De modo que si podemos tener con nosotros a algunos de sus no fumadores para que vean la película, ellos le ayudarán manteniendo la presión sobre usted para que permanezca alejado del cigarrillo. Como ustedes ven, nuestro propósito va más allá del refrigerio”.

Cuarta sesión

La cuarta noche “De Mi Interés” se centra en el amor. Utilizo Juan 3:16 para mostrar que el amor es en verdad la manifestación del interés profundo de Dios por nuestro bienestar integral, y leo Juan 13:35 para mostrar que nosotros también debemos manifestar el mismo interés en los demás.

Ahora viene el momento importante. “Cada noche hemos hablado acerca de nuestro interés en ustedes. Pero si nuestra simpatía se extendiera sólo durante cinco noches y después los abandonáramos como se hace a un lado lo que es de poca monta, ustedes estarían en lo correcto si creyeran que nuestro interés no es genuino, ¿no es cierto?” Ellos asienten con la cabeza, y yo continúo: “Para mostrarles nuestro genuino interés, seguiremos estando al lado de cada uno de ustedes por algunas semanas más. Queremos ayudarlos a sostenerse ahora que han dejado de fumar. He grabado en tres cassettes, seis charlas cortas basadas en el libro Psycho-Cybernetics (Psico-cibernética) del Dr. Maxwell Maltz, quien sostiene que antes que podamos cambiar nuestros hábitos debemos desarrollar una nueva imagen de nosotros mismos. He adaptado sus conceptos al hábito de fumar para ayudarlos ahora que comienzan a estar solos en su nueva libertad. Mañana de noche tendrán en su hogar la primera cinta, y durante la próxima semana los llamaré cada día. Cuando estén listos para recibir la segunda cinta, se las haré llegar y retiraré la primera. No estoy interesado en ver dónde viven, pero sí me interesa muchísimo saber cómo les está yendo y, si es posible, ayudarles en su lucha contra el hábito de fumar. Lo mismo haremos con la tercera cinta. Como ustedes ven, estamos realmente deseosos de hacer la segunda milla para ayudarles y para mostrarles que realmente estamos interesados en cada uno de ustedes”.

Además de proveerles ayuda para su lucha contra el cigarrillo, las cintas grabadas me dan la posibilidad de visitados en sus hogares, donde a menudo, en la intimidad de la conversación personal, me cuentan sus problemas y tengo la oportunidad de orar por sus necesidades.

Quinta sesión

La última noche en la sección “De Mi Interés” baso mi tema en Gálatas 6:2. “Sobrellevad los unos las cargas de los otros”, que expresa precisamente lo que hemos estado tratando de hacer. Al finalizar entregamos a cada participante una tarjeta en la que figura una lista de otros temas relacionados con la salud, y les pedimos que marquen aquellos en los que están interesados. La última línea dice: “Inclúyame en su lista de oración”.

Utilizamos nuestro plan de “buffet” esa última noche no tanto para tener una cena formal sino para poner un amistoso punto final. Esto me permite ir de mesa en mesa, observar la reacción de la gente a la comida que se sirve, así como al Plan en general. Yo no como en esa oportunidad. Tengo asuntos más importantes que atender.

En el programa de seguimiento, antes de ir a retirar la última cinta concierto una entrevista, diciéndoles que me gustaría poder pasarles una película que les ayudará a permanecer alejados del cigarrillo. El film es parte del servicio de apoyo, y verla demandará sólo unos pocos minutos. Llevo el proyector y la sexta lección de la serie “Encuentro” (sobre el sano vivir, en inglés). Cuando la película finaliza, les muestro la serie de lecciones del curso Encuentro y la Biblia que lo acompaña como obsequio, y digo: “Hemos encontrado que muy pocas personas, de las que han seguido este plan de estudio de películas-cassette, vuelven a fumar. Usted estará interesado en este plan adicional de apoyo, ¿no es cierto?” Más o menos la mitad manifiesta su deseo de participar de ese estudio. Como resultado del genuino interés manifestado hacia ellos muchos están deseosos de recibir ayuda espiritual, así como han recibido ayuda física. Tenemos más personas que desean estudiar de las que somos capaces de atender. Algunas están asistiendo a la iglesia y preparándose para el bautismo.

Sugerencias

Enumeramos a continuación algunas pocas sugerencias para mantener en forma continua- > da un Plan de Cinco Días:

  1. Póngase en contacto con los especialistas locales de pulmón, cáncer, y corazón. Trate de conseguir su colaboración, de modo que se los pueda mencionar.
  2. Escriba una carta a todos los médicos y dentistas de la zona, informándoles del Plan e incluyendo datos de seguimiento. Dígales que es gratuito y que pueden enviar a sus pacientes.
  3. En la última noche del Plan, pídales a los que han terminado que entreguen tarjetas de propaganda a sus vecinos y amigos.
  4. Continúe suministrando información a los medios de comunicación.

¿Cómo puede funcionar un programa así en una iglesia donde, por razones obvias, el pastor no puede dedicar mucho tiempo a los que terminaron el Plan de Cinco Días? Los miembros de la iglesia pueden hacer las veces de “consejeros” eficazmente. Esos voluntarios pueden participar en el Plan, llamando diariamente a un determinado grupo de fumadores mientras éste está en marcha y también durante el período de seguimiento y apoyo. Esos voluntarios pueden llevar y retirar las cintas grabadas. Ellos u otros miembros de la iglesia pueden dar los estudios bíblicos con el proyector y las lecciones del curso Encuentro. El asignar consejeros a un grupo específico durante un año, como parte del apoyo al Plan de Cinco Días dará valiosos dividendos. A medida que los consejeros, miembros de la iglesia, se relacionan con su grupo visitándolos en sus hogares, invitándolos a venir a los suyos y apoyándolos en sus esfuerzos para dejar de fumar, tienen evidencias del interés real que tenemos en ellos, y del cual les hablamos al principio. Mientras tanto, otro grupo de consejeros puede estar siendo entrenado para participar en el trabajo del siguiente Plan de Cinco Días. Se pueden organizar grupos de oración que oren específicamente por esas personas. Se ganarán almas y la iglesia se revitalizará.

Sobre el autor: Hollis W. Wolcott es pastor de la Iglesia Adventista de Williamsburg, Virginia, Estados Unidos.