No sé cómo planifica sus compromisos diarios, pero mi sistema es sencillo: mantengo una agenda que actualizo regularmente, pues de lo contrario me puedo distraer y dejar de hacer algunas cosas necesarias. La realización de cada asunto me da la sensación de misión cumplida.
Además de esa agenda diaria, me ayuda hacer otra más abarcadora. Contiene mis planes de estudio, lectura y relaciones con personas importantes de mi vida. De ella también se pueden retirar o incluir algunos temas. Principios de año parece una buena ocasión para revisar la agenda. ¿Qué incluirías en ella? ¿Cuán grande debe ser? No sé; pero compartiré algunas ideas que considero esenciales. Ellas son:
Lectura de la Biblia. Acostumbramos a usar la Biblia durante la preparación de sermones o la investigación. Pero es necesario pasar tiempo leyéndola para beneficio y crecimiento personal. Siempre escojo pasajes que, creo, me bendecirán. Sabemos que esta clase de lectura bíblica compite con otras actividades, pero es vital para nuestro bienestar espiritual.
Vida de devoción, juntamente con la lectura de la Biblia, también soy animado al estudiar otros escritos espirituales. Hay muchos buenos libros, pero durante algunos años he disfrutado de la lectura de El discurso maestro de Jesucristo. Este libro anima y fortalece la fe. Para mí, sus enseñanzas han sido valiosísimas.
Educación continua. Si ya hemos dedicado tantos años a nuestra preparación ministerial, ¿por qué sigue siendo necesario invertir tiempo en la educación continua? Porque el estudio adicional es realizado de manera disciplinada. Al desarrollarlo, interactuamos con su contenido, participando, preguntando y respondiendo.
De ese modo, agudizamos nuestra mente.
Planificación. ¿Qué le gustaría realizar el próximo mes, en los próximos seis meses o en el próximo año? ¿Qué plan tiene para sus congregaciones? En caso de que sea profesor, ¿le gustaría especializarse en algún área este año? La ausencia de planificación casi garantiza que, si bien estaremos ocupados, probablemente realicemos poco. La planificación es un camino seguro para el éxito pastoral.
Familia. ¿Qué decir de la familia? ¿Trabajará empeñado en hacer algo para que su familia sienta que es importante en su ministerio y su vida? ¿O se dedicará de cuerpo y alma al trabajo, indiferente a las necesidades de ella, suponiendo que ya sabe que la considera importante? Nuestra familia necesita saber, a través de hechos específicos de nuestra parte, que es muy importante para nosotros.
Colegas. Muchos colegas han sido una bendición para mí, tanto personal como profesionalmente. Algunos de ellos necesitan del ánimo que pueda transmitirles; otros, me animan. Para mantener saludable la relación, no puedo olvidarlos. Interactuar con ellos forma parte de mi trabajo y de mi vida.
Si lo desea, puede agregar a esta agenda lo que más desee. Ciertamente, la suya será diferente de la mía, pero espero que la tenga, a menos que no le importe terminar frustrado.
A comienzos de año, aproveche para revisar su agenda de actividades y personas. Concéntrese en ella. Funciona como una brújula. Con un líder que sabe de dónde parte, hacia dónde va y a través de qué camino, los miembros de iglesia se sienten seguros.