“Hoy es inevitable que se espere calidad en la obra pastoral. Pero eso debe ser un incentivo para depender cada vez más del Espíritu Santo”.

Nacidoen Catende, en la zona boscosa de Pernambuco, Rep. del Brasil, hace cuarenta años, el pastor Ranieri Barreto Sales se trasladó a Sao Paulo cuando tenía 6 años. En esa metrópolis, conoció y aceptó el mensaje del evangelio por medio de su hermano mayor (el pastor Ronaldo Sales, actualmente en la Asociación de Bahía), y se bautizó en 1983.

En 1991 terminó su formación teológica en el antiguo Instituto Adventista de Ensino, actual Centro Universitario Adventista de Sao Paulo, UNASP, campus 1. Fue pastor de distrito en Sao Paulo y en Curitiba, director de Jóvenes en la Asociación de Río Grande del Sur y en la Unión del Norte del Brasil, donde también dirigió el departamento de Ministerio Personal. En noviembre de 2003 asumió la presidencia de la Asociación del Amazonas Occidental, AAMO, que abarca los Estados de Rondonia y Acre, con 36 distritos pastorales, 14 escuelas, un internado y un equipo de aproximadamente 50 pastores. Él mismo describe esta función como “la experiencia más desafiante” de su ministerio hasta este momento.

El pastor Sales está casado con Mara Nubia Sales, también con títulos en Teología y Pedagogía. El matrimonio tiene dos hijos: Renán y Renata. Luego de ser nombrado secretario asociado de la Asociación Ministerial de la División Sudamericana en el último congreso mundial de la iglesia, llevado a cabo en Saint Louis, Missouri, Estados Unidos, en julio del año pasado, se da a conocer por medio de esta entrevista a todos los pastores de América del Sur.

Ministerio: Al no haber sido secretario de la Asociación Ministerial antes, ¿cómo se siente frente al nombramiento para esta función en todo el continente?

Pastor Sales: Realmente no es difícil imaginar que esa fue la primera pregunta que yo mismo me hice cuando me informaron que había sido nombrado. Pero, hay que considerar lo siguiente: el secretario ministerial de un campo, una Unión y hasta de la División es solo eso: un “secretario” El director, o presidente, de la Asociación Ministerial es el presidente de la Asociación o la Misión, de la Unión o la División. El secretario ministerial es un ayudante de la presidencia, para atender asuntos y necesidades que tienen que ver con los pastores y los ancianos, y con sus familias. Por lo tanto, se espera que, como presidente, esa persona tenga algo de experiencia con respecto a la dinámica de las actividades de ese sector de la iglesia. Pero, debo confesar que ese nombramiento me sorprendió. Sé que los desafíos y las exigencias de esta función sobrepasan mis posibilidades personales, y me siento en total dependencia de Dios para desempeñar esta tarea. Otro factor de tranquilidad y privilegio es trabajar junto con el pastor Alejandro Bullón y bajo su dirección; él es el secretario titular de la Asociación Ministerial.

Ministerio: Hay quienes creen que existe cierta tensión entre la tarea del administrador y la del secretario de la Asociación Ministerial. ¿Qué diría usted a los que piensan de esa manera?

Pastor Sales: Creo que puede haber alguien con una idea completa acerca de la tarea del administrador y de la del secretario ministerial con respecto a la atención de los pastores, especialmente cuando estos se encuentran en situaciones de crisis familiar, de trabajo o de procedimientos ministeriales. En esas situaciones, le cabe al secretario atender en todos sus aspectos al pastor. Eso implica visitas personales, consejo, oración, orientación y demás. En muchos casos, todo se resuelve de esta manera. Pero hay situaciones en las que la solución no es tan fácil como se esperaba. Entonces, resulta necesaria la intervención del administrador. Por supuesto, él no repite lo que ya hizo el secretario. Cuando eso ocurre, siempre le cabe al presidente la dura tarea de encaminar el asunto por las vías administrativas. Por eso, hay quienes creen que existe cierta tensión entre las tareas del administrador y la del secretario.

Ministerio: Hay una idea según la cual el secretario ministerial debe tener un pie en la casa del pastor y el otro en la oficina del administrador. ¿Cómo equilibrar la situación para poder dar satisfacción a ambas partes?

Pastor Sales: Algunos consideran al administrador como alguien encargado de imponer la “ley” y castigar a los culpables, y al secretario ministerial como el abogado que defiende a cualquier costo a la persona que se encuentra en medio de algún problema. Las cosas no funcionan así. Como ya lo dijimos, el presidente es el dirigente máximo de la Asociación Ministerial. Es el más interesado en el bienestar del pastor y su familia. Más que nadie, desea ver felices a los pastores, desempeñando bien su trabajo. La cuestión es que el peso de la administración insume gran parte del tiempo y las energías del presidente; y aquí comienza la función del secretario ministerial. Nos podemos dedicar exclusivamente a la atención de los pastores y sus necesidades. Por esta razón, naturalmente, estamos más cerca y más dispuestos a escuchar, aconsejar, sugerir y ayudar. Pero también podemos y debemos colaborar con la administración en las situaciones delicadas en que puede estar implicado un pastor. Lo hacemos ayudando a interpretar ciertos hechos y hasta sugiriendo alguna solución menos traumática, con vistas a la completa restauración de las personas comprometidas en el problema, y la preservación de los principios y las normas de la iglesia. Después de todo, el secretario ministerial es un pastor consejero tanto del pastor como del administrador.

Ministerio: ¿Qué desafíos específicos percibe usted en su nueva función, y cuáles son sus expectativas frente a ellos?

Pastor Sales: Desde que inicié mis actividades en la División Sudamericana, me he concentrado en dos desafíos. El primero es adaptarme a la pluralidad cultural de la iglesia en América del Sur. Ocho países componen nuestro territorio. Es imprescindible que todo lo que planificamos, producimos, escribimos y predicamos sea pertinente, comprensible y útil para todos, ya se trate de los pastores de Río de Janeiro, Buenos Aires, de las comunidades ribereñas del Amazonas o de los Andes bolivianos. El segundo desafío, mucho más grande que el primero, es contribuir de alguna manera para que el ministerio pastoral adventista en América del Sur crezca y mejore, y por extensión, ayudar también a los ancianos y a todos los dirigentes de la denominación. Creo que ya estamos enfrentando la crisis de los últimos días, anunciada proféticamente, y que la iglesia, como en ningún otro momento de la historia, necesita experimentar un verdadero reavivamiento y una verdadera reforma. El ministerio pastoral debe desempeñar una parte importante y esencial en este proceso. Por eso, como ya lo dije, me pongo en manos de Dios, porque los resultados dependen mucho más de la obra del Espíritu Santo que del desempeño del ser humano.

Ministerio: ¿Qué tareas desempeñará usted como secretario ministerial asociado?

Pastor Sales: Mi tarea principal consiste en apoyar y ayudar a los secretarios ministeriales de las uniones y, junto con ellos, desarrollar las siguientes actividades en favor de los pastores y los ancianos: preparar y dirigir seminarios de capacitación; producir y proporcionar materiales para las tareas de evangelización; organizar y promover el Ministerio Adventista y la Revista del Anciano; llevar a cabo el proyecto Preach (seminarios para pastores de otras denominaciones); colaborar con el programa de educación permanente promovido por las uniones y los campos; participar en concilios y reuniones de entrenamiento para pastores y ancianos. Además, estoy colaborando con un proyecto de producción de materiales electrónicos (vídeos, CDs y DVDs), a fin de ayudar a los pastores a enfrentar algunas dificultades doctrinales ocasionadas por los movimientos disidentes, con un enfoque ético, cuidadoso y preventivo.

Ministerio: ¿Cómo evalúa usted la calidad del ministerio frente a las exigencias del mundo posmoderno?

Pastor Sales: La palabra de moda, en el ámbito de las relaciones humanas, es “calidad”. Se habla de la calidad de la administración, del comercio, de la producción industrial, en la prestación de servicios, etc. Es inevitable que se hable de calidad, y que se la espere en la tarea del pastor. La gente va a la iglesia deseosa y necesitada de orientación, motivación espiritual y consuelo. Además, también le corresponde al pastor motivar y enseñar a los miembros a compartir su fe en la comunidad en la que viven. Creo que esa realidad impone al ministerio pastoral adventista una responsabilidad gigantesca, y se la debería ver como una motivación para que trabajemos cada vez más bajo la dirección del Espíritu Santo.

Ministerio: Es innegable que las ideas y los conceptos posmodernos han ejercido influencia sobre el comportamiento de algunos miembros de iglesia, lo que provoca cierto conflicto. ¿Cómo debería enfrentar el pastor esta situación?

Pastor Sales: La mente posmoderna ve el mundo desde una perspectiva sumamente relativista. La subjetividad está demasiado valorizada, y siempre se cuestiona la autoridad. La iglesia tiene que considerar esta realidad y elaborar las estrategias necesarias para avanzar con la predicación del evangelio. Eso fue lo que hizo Cristo: alcanzó a la gente donde estaba, y le ofreció algo superior. Lo que no debe suceder es que, en el afán de alcanzar a la gente donde está, rebajemos las normas. Debemos adaptar el envase sin alterar el contenido. El evangelio que vivimos y predicamos es el evangelio eterno. Para enfrentar esa realidad tan compleja, el pastor tiene que estar sumamente bien preparado. Desde el punto de vista profesional, no existe ninguna actividad que exija tantas calificaciones y habilidades como la obra pastoral. El pastor necesita desarrollar características de líder, administrador, consejero y orador, entre otras. Por eso, necesita estar siempre aprendiendo, leyendo, investigando y estudiando.

Ministerio: A su modo de ver, ¿qué modelo de evangelización deberíamos adoptar en esta era posmoderna?

Pastor Sales: El capítulo 4 del Evangelio de Juan revela una estrategia que, para mí, es la mejor. La pueden poner en práctica todos los miembros de la iglesia, sin distinción de clases, ni cultura ni talentos. La mujer samaritana tuvo un encuentro con Jesús, y su gracia la transformó. Inmediatamente salió para dar testimonio de Cristo entre sus vecinos. Creo que esta continúa siendo la estrategia de evangelización más eficaz. Cada creyente debe tener una relación personal y auténtica con el Salvador, y compartir esa experiencia con sus familiares, vecinos, compañeros de trabajo y con todos aquellos con quienes entra en contacto. Esto es poderoso, contagioso, revolucionario y eficaz. También creo que la mejor manera de promover este estilo de vida entre los miembros de la iglesia consiste en organizados en Grupos pequeños, para que tengan oportunidad de compartir sus experiencias, orar los unos por los otros, estudiar la Biblia, y recibir entrenamiento y materiales adecuados.

Ministerio: La idea del pastor entrenador es la característica principal del pastor del siglo XXI. ¿Cuál es su orientación, a los fines de que lo haga sin descuidarla atención de las congregaciones que están bajo su cuidado?

Pastor Sales: No podemos cerrar los ojos a esta realidad. Es verdad que muchos pastores, en la mayor parte de nuestro territorio, atienden varias iglesias, y eso acarrea dificultades. De ahí la necesidad de que planifiquen su trabajo de tal manera que le den prioridad a la formación de líderes. Es la famosa lección del suegro de Moisés: el liderazgo compartido. Solo así les sobrará tiempo y energía para atender las situaciones en las que su presencia sea indispensable. Y aprovecho para enfatizar el punto anterior, es decir, organizar a los miembros en Grupos pequeños. Así resultará posible hacer frente a esta situación.

Ministerio: Un nuevo método de evangelización es “La Caravana del Poder”. ¿Cómo resultó en su ex campo esta experiencia, la primera de este tipo en el Brasil? ¿Se puede aplicar este método en cualquier lugar?

Pastor Sales: La Caravana del Poder que llevamos a cabo en Rondonia funcionó de la siguiente manera: al empezar el año, todos los miembros de las iglesias participaron de un programa intensivo de oración intercesora. Cada persona anotó, por lo menos, cinco nombres en el altar de oración, que se erigió en cada congregación. A partir de ahí, comenzaron las vigilias mensuales en cada iglesia, con testimonios, estudio de la Biblia y seminarios de entrenamiento. El objetivo era que cada miembro se relacionara con las personas cuyos nombres habían sido anotados en el altar de oración, para ofrecerles estudios bíblicos o invitarlos a las reuniones de la iglesia. Ese proceso duró siete meses. Hubo un aumento importante de bautismos, diezmos y asistencia a los cultos. En la última semana del proyecto, hubo una reseña de todo lo que sucedió durante los meses anteriores. Esas celebraciones fueron los congresos que se llevaron a cabo en las diversas ciudades. El orador fue el pastor Bullón, y los temas que se presentaron fueron de reavivamiento y de cosecha. Fue la parte festiva del programa. En las palabras del propio orador, los congresos en cada ciudad fueron solo “la guinda que adornaba la torta”. He tenido noticias de que se han llevado a cabo caravanas de poder en varios otros campos. En algunos lugares, se redujo a congresos en diversas ciudades. Creo que eso puede ser bueno para la iglesia, pero no estoy seguro de que sea lo mejor. Porque donde los programas han motivado a la iglesia a orar, estudiar la Biblia y llevar gente a los pies de Cristo, los resultados han sido mucho más concretos y duraderos.

Ministerio: Nunca está de más que reafirmemos la importancia de la unidad familiar pastoral, frente a las sutiles “sugerencias”-y a veces no tan sutiles- a la desintegración. ¿Cuál es su consejo en este sentido?

Pastor Sales: El primer paso para conservar la unidad de la familia pastoral es que ambos, el esposo y la esposa, hayan sido llamados al ministerio. Algunos jóvenes talentosos se sienten llamados pero, desgraciadamente, no adoptan criterios correctos al elegir la compañera de la vida (y lo mismo les sucede a algunas chicas). Pero, incluso aunque ambos tengan afinidad y talento ministerial, corren algunos riesgos. Un factor fundamental para el bienestar familiar del pastor es la administración del tiempo. El pastor corre el riesgo de abstraerse tanto en las actividades y las demandas de la iglesia, al punto de no tener tiempo para atender debidamente a su esposa y a sus hijos. Otro peligro son los medios de comunicación: la televisión, los vídeos, la computadora, Internet. Lo que puede ser bueno para obtener información, para la comunicación y la investigación, y aun para la recreación, a veces se convierte en una trampa envolvente y perniciosa, que consume tiempo, debilita la vida espiritual y disminuye la utilidad. Profundizar la vida espiritual del pastor y de su esposa es uno de los desafíos de la Asociación Ministerial.

Ministerio: ¿En qué términos define usted la importancia del anciano de iglesia en el contexto actual de la misión y del mundo?

Pastor Sales: Después del pastor, el anciano es el principal líder de la iglesia local. Sus obligaciones comprenden, entre otras, la predicación, las visitas, la supervisión de los departamentos de la iglesia y la administración de la Santa Cena. Como se ve, actúa en el área ministerial. La Biblia prescribe la ordenación con imposición de manos para los ancianos. Todo esto resalta la importancia de los ancianos delante de la iglesia local. El Manual de la iglesia afirma que el pastor es la principal autoridad, y que el anciano es su ayudante. Un anciano dedicado y consagrado es consciente de su importancia en la atención de la iglesia, y es el brazo derecho del pastor. Su obra, sin embargo, tiene algunas limitaciones. Entre ellas, podemos destacar el hecho de que no está autorizado para oficiar en una ceremonia de casamiento, que corresponde exclusivamente a un pastor ordenado. En cuanto a la ceremonia bautismal, en ausencia de un pastor, el anciano puede ser autorizado por el presidente del campo a bautizar, si fuera necesario.

Ministerio: En este primer contacto, ¿qué mensaje especial dejaría a los lectores?

Pastor Sales: De todo lo que he aprendido en el ministerio, la mejor lección, y tal vez la más difícil de aprender, es la siguiente: el ministerio solo será productivo si el pastor se deja guiar por el Espíritu Santo. Por eso, la oración continúa siendo el factor más importante en la vida del pastor. Cuando el pastor es un hombre de oración, la iglesia lo nota.

Sobre el autor: Zinaldo A. Santos es director de Ministerio edición de la CPB. Ranieri Barreto Sales  es secretario ministerial asociado de la División Sudamericana.